Wednesday, August 27, 2008

Los Extremos Se Tocan

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 1
“LOS EXTREMOS SE TOCAN” P R E M I S A“Los extremos se tocan”. Foco de luz demasiado fuerte y potente y escalpelo sin misericordia de cirujano, que sin oír lamentos ni imprecaciones de sus operados a quienes quiere curar, ha esperado pacientemente catorce años en el archivo, viendo cumplirse las sentencias y profecías que en sus páginas se escribieron. Los diosezuelos, que en justicia sin apelación se vieron sentenciados al no ser, se complotaron y exigieron de su Rey-Dios-Oro, negar los medios para que se imprimiera. ¿Más que importaba eso, si las profecías y sentencias se habían de cumplir igual?. Los únicos que han perdido todo, son esos mismos diosezuelos que han visto su derrota y sido el payaso de hazmerreír; pues a pesar de su complot y negativa, hemos impreso y reimpreso entre tanto, 11 libros, que es la obra de la Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal” y decimos que la obra ha sido hecha y su edificio de doctrinas levantado con tal solidez, que en los siglos, nadie lo demolerá. También han sufrido pérdidas todos los hombres, que en su subyugamiento a los diosezuelos de toda laya, rinden supremo culto al Rey-Dios-oro: Dios real de los diosezuelos, porque, para hacer efectiva la negativa a nuestra causa, ha negado el Dios-oro su concurso a todos sus adoradores, de los que, al fin, por algún grado de progreso alcanzado, prestarían su ayuda a la causa que los quiere hacer libres. Dios-Oro, fué más noble que los diosezuelos que lo crearon, aunque en su oferta, envolvía su dominio sobre nuestra Escuela y sus causas y no lo admití. Con dolor, ha de recordar el Dios-Oro, cuando por el espíritu representante suyo, pidió “pactar”, bajo condición de servir enteramente a mi causa, si reconsideraba la Sentencia y se le dejaba libre su acción. No se le podía oír en su pedido y promesa, porque ella envuelve alargar la vida de las religiones y le fué contestado. “No ha lugar a Pacto. Debe el Dios-Oro servir incondicionalmente”. “Sin la reconsideración pedida, no serviré”, contestó. No se modificará la sentencia. El hombre verá que nada vales y serás reducido a la impotencia y al NO-SER. Pero antes de tu Caída y a tu pesar y de todos los dioses servirás a mis causas, porque así está sentenciado. “Mucho te pesará por los sufrimientos que tendrás y para evitártelos pido reconsideres esa sentencia”. No ha lugar, repito y queda abierta la batalla. Sé cuánto sufriré; pero, CON DINERO Y SIN DINERO HARE LA OBRA QUE TRAIGO: y te aseguro, que a tu pesar, SERVIRAS. “Siento los sufrimientos que te esperan; pero ya que así lo quieres, veremos quién vence”. Yo. Y ya he vencido, puesto que tu pedido es a causa de que ves tu trono rodar. ¿No es verdad?. “Queda la lucha entablada y no es mía la culpa”. Y yo cumplo con mi deber; y tú, a tu pesar, servirás. La médium despertó temblando, describiendo el boato y lujuria de esa figura del dominio y las pasiones. Sí. Tremendos han sido los sufrimientos. La negativa se ha cumplido en todo lo que ha podido. Agoté mis medios, pero vencí al monstruo en lucha abierta. Los hombres, a los que Dios-Oro se entregó, lo han reducido a humo de pólvora y de incienso y de gases asfixiantes y llegó el estallido que pone al Dios-Oro a la verguënza de la impotencia y ya, CASI NO ES. Otro pequeño empujón y su trono rodará al abismo, cuyo fondo será otro mundo primitivo; y en la tierra, EL ÚNICO DINERO SERÁ EL HOMBRE. Sí. La tremenda catástrofe bursátil de Norteamérica en cuyas manos se entregó el Dios-oro, es única en la historia. En estos momentos que escribo esta premisa, el espanto más terrible se enseñorea en “Wall Street”. Sumo las cifras de algunos periódicos (aunque bastante ocultada toda la verdad) y suma la pérdida bursátil, sobre el valor nominal de los valores accionarios, 75.000.000 de dólares: y las pérdidas totales del valor ganancial que tenían esos..... papeles.... es tres veces esa cifra o sean Doscientos veinticinco mil millones (225.000.000.000) y... siguen bajando los valores y BAJARAN HASTA NO VALER NADA PORQUE DESAPARECERAN. Norteamérica, debe saber si llevó a sus arcas esa cantidad, o más, por su comercio con la guerra Europea y la guerra mundial que con su participación en ella encendió, pues no habría sucedido nada de lo que está sucediendo en todo el mundo, si hubiera dejado que la conflagración Europea hubiera terminado con la toma de París por los alemanes, que era inevitable, sin la llegada de los auxilios de Norteamérica. Si llevó a sus arcas mayor cantidad que la perdida ahora, seguirá perdiendo hasta la suma igual, como aviso amoroso de la Suprema justicia, para que se espiritualice y considere a todos los estados (hasta Nicaragua y Haití), y todos los hombres (hasta Sandino, al que calificó de bandido), igual al mejor norteamericano. Si esto no lo consigue la Ley de justicia suprema con este amoroso aviso de quitarle todo EL ORO, PRECIO DE SANGRE Y VIDAS que amontonó, otra y otras catástrofes de otras índoles más ejemplares serán efectuadas y MUY PRONTO. Por esto, nos disponemos a dar a luz ahora “Los Extremos se tocan”, ya que, por almacenar Norteamérica la mayor cantidad del oro existente, no nos llegó a nosotros para publicar este libro saludable. Hemos subrayado “muy pronto”. Los que “tienen ojos y no ven”, “orejas y no oyen”, creerán que ese “muy pronto”, (como los que entienden lo bueno de la “Comuna de Amor y Ley” que anunciamos) ese “muy pronto”, digo, creerán que tardará siglos y, no se darán por aludidos y dirán: puede venir y vendrá; pero, yo ya no viviré y no tengo por qué mirar más que a mí. Los que vienen detrás, ya se arreglarán: y si me alcanza a mí, como no soy contrario, entonces todos seremos iguales.... Este es el pensamiento de muchos. Pero es un prevaricato que agrava el juicio de esos “ojalateros” (ojalá ganemos). Expresión historiada de los comodines que de palabra pertenecen a ideales y causas, pero que nada hacen en su favor. No deben, pues, engañarse en el “muy pronto” esperando que sean siglos, pues ahora, se profetiza para el tiempo presente y voy a probar esto. El día 20 de Septiembre del año en curso, aniversario 18o. de la “Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal”, en la Circular “Laudo Arbitral”, balance del “Año de Apelaciones”, resultó en Autos justificados, la declaración de “Quiebra” de nuestro mundo. Y, en rigor de justicia, así lo declaramos y elevamos al tribunal Superior, ese Laudo tremendo, para su aprobación y a la vez, lo repartimos en 10,000 ejemplares a nuestras 73 Cátedras catalogadas en el mismo documento, Universidades y Bibliotecas públicas, para público testimonio del tremendo juicio, por si aun podía alguien apelar, lo que nadie ha podido hacer. Sabíamos bien cierto, por donde empezaría la confirmación de la declaración de quiebra. Más si hubiéramos dicho que empezaría en Norteamérica, habríamos sido tachados de locos, por todos los que no entienden del gobierno del Creador y más que por nadie, por los mismos quebrados dueños del oro del mundo. Como si fuera aquel “Laudo” un cheque a treinta días, la Cobradora inexorable; la Ley de compensación, se presentó y cobró, porque en aquel “Laudo”, denunciamos el incalificable delito de un ... sabio ... Norteamericano, que se propone “crear hombres autómatas, para evitar las pérdidas que el capitalismo pierde por las huelgas y por el cansancio del hombre” y quiere hacer el máquina-hombre. Descabellada idea inhumana, que nuestra Escuela no podía pasar sin denunciarla al Padre Universal. Con el cobro que ha hecho la Ley, ese....sabio.... (que no sabía lo que la ley de justicia tiene decretado) ya le faltará el capital para crear el “Máquina-hombre”, salvo ser, que también sea “un hecho natural” ese descalabro, como son “hechos que siempre han sucedido” todos los extraordinarios que la tierra ha sufrido desde 1913 acá, aun cuando ya, muchos que un momento han pensado y comparado esos cataclismos y encuentran que ni “en violencias, extensión ni continuidad, la historia sismológica, atmosférica, volcánica, ni ninguna de las catástrofes registradas se iguala en los hechos de un siglo, a los de un mes de estos últimos años. Ahora también, se confirma, que entre todas las catástrofes bursátiles, no suman la igualdad de la de Wall Street. Podemos hacer un libro grande para probar que hoy se profetiza para el presente: pero basta ese cataclismo bursátil que es el que más duele a los hombres; y porque es hora de decirle al Dios-oro: Sí. Has cumplido tu venganza: pero, ¿quién venció?.... Y.... además.... a tu pesar, ¿has servido o no al hombre y sus causas?... Todo lo has regateado. Hasta has podido detener unas migajas que alguien suscribió y hasta hoy no pudo disponer. Pero, no harás más que ponerle una agravante en tu sentencia, que más te anulará. El mundo todo confirma ya, que “el dinero no alcanza”: y, LO QUE NO ALCANZA, NO SIRVE; NO REINA. ¿Quién ha vencido?.... Pero, no supliquen en su agonía los dioses y aun menos Dios-Oro. Tú, hasta en la agonía has de servir a la causa contra la que entablaste lucha de venganza, ordenada por los dioses religiosos que Isaías condenó y mi Escuela vino a sepultarlos y los hace sufrir la sentencia de Moisés, viendo caer sus castillos piedra por piedra y ladrillo por ladrillo. “Ojo por ojo y diente por diente”: pero sin venganza, en justicia verdad; porque, “con la vara que medísteis, sois medidos”. La vorágine comercial, sirviente del Dios-Oro, hizo en su obsequio, que este libro estuviera 14 años preso en el archivo; pues queriendo llevarlo a las manos de los hombres en lo más álgido de la guerra Europea, una empresa editora se lo quiso tragar todo, pagando al autor con unos pocos ejemplares, quedándose el libro en propiedad. Quien no aceptó las proposiciones de Dios-oro, igualmente rechazó la felonía, producto de las leyes absorbentes de ese Dios, amarillo, de bilis hepática. A cualquiera le haría la impresión de un rotundo triunfo del Dios-oro. Más teníamos y tenemos moneda sin precio, que se valúa en cada ocasión por los actos realizados. Aquello que a cualquiera le pareciera el triunfo de la venganza prometida y premeditada de los diosezuelos, era precisamente, la confesión de su impotencia. Estaba la guerra en lo más fragoso de los odios. Austria se asomaba por los Alpes, para descolgarse sobre Italia. Esta, luchadora secular por su libertad y unidad, conseguida en Porta Pia por el excomulgado Garibaldi; acude a impedir que el ejército austriaco pise sus lares y, a los Alpes lleva Italia todos sus ejércitos y detiene el peligro. Ignora Italia, que su enemigo único y rabioso lo tiene dentro de sí misma. Pero hay quien vela y nada descuida. En los palacios del preso de Garibaldi, se fragua la venta de Italia a Austria, la que si firma un documento que le será presentado por el que dará Roma al Vaticano, éste levantará la revolución con sus fanáticos que no podría ser detenida, pues todos los ejércitos están en los Alpes. Austria entraría sin tropiezos en la Italia indefensa y sus ejércitos tomados entre dos fuegos y el representante de Dios-Cristo, habría triunfado, como siempre, por la traición. Mas ese “falso profeta” desmentido valientemente por el obispo Strossmayer en el Concilio Vaticano de 1870 (que aun no ha terminado y que jamás ya terminará), si no fuera falso, debería saber algo más de los secretos de la justicia suprema, que para nosotros, no lo son. Vimos la traición. Vimos por qué caminos corrían los portadores de la propuesta Vaticana; y el Jefe de los ejércitos, general Cadorna, es impuesto, del modo que sabe el Vaticano cómo se puede obrar cuando se está en derecho de justicia y, Cadorna sabe el peligro de su patria, a pocas horas antes que el hecho sucedería. Fiel al aviso, ordena a uno de su cuartel general, perseguir a dos disfrazados peregrinos portadores del documento audaz y solo se logra detener a un pordiosero, bajo cuyos harapos se envolvía el general de una congregación religiosa. El otro no ha sido encontrado. Es portador de un duplicado. Ha podido llegar a los ejércitos austriacos y puede producirse el hecho traidor fraguado, e Italia caerá bajo el yugo del Vaticano, nuevamente. Hora mortal de agonía la de Cadorna. ¿Cómo ordenar la retirada del ejército, henchido de patriotismo? Y ¿cómo dejar que Italia sea vendida tan traidoramente? Lucha el honor del militar, pues sabe que será calificado de traidor, siendo en verdad el libertador. Vacila un instante. No hay tiempo que perder. Se obra el fenómeno, como en Covadonga. El ejército austriaco es aquella mañana el mismo del día anterior. Los soldados italianos, sin embargo, lo ven miles de veces multiplicado y las avanzadas italianas empiezan a retroceder con espanto. El general en Jefe, aprovecha la ocasión para ordenar la retirada; y también, por el mismo fenómeno, el ejército austriaco retrocede, causa por la cual el peregrino portador de la traición no ha llegado al cuartel austriaco; pero la confusión de los ejércitos ya no da lugar a detener el retroceso y se produce el “desastre de Caporetto” como lo llaman. Cuando el mártir Cadorna puede detener el ejército en el Piave, Italia se ha librado ya de la traición. Los hombres, bajo los prejuicios, no pueden entender de la acción del espíritu, porque en su fanatismo, petulancia e ignorancia de la verdad, se cubre con el cómodo epitafio de “Milagro” y “misterio” y, EL MISTERIO NO EXISTE Y EL MILAGRO NADIE LO OBRÓ NI LO OBRARÁ. Sólo hay efectos naturales, producidos por causas naturales también. Esos hechos, nos los han confirmado por repetidas veces, hijos de Italia que se encontraban en el lugar de los hechos. Pero puede también confirmarlo la congregación religiosa que no vió más a su general, que disfrazado de mendigo, fué tomado por el ... mandado de Cadorna, ya que era el mismo que sirvió de...Vidente. ¿Triunfaste Dios-Oro? ¿Triunfaron los dioses religiosos tus serviles y malos sirvientes de la verdad?.... Si en virtud de la justicia hubieras servido a la causa del gobierno universal, este libro no habría podido llevar esta premisa, que os presenta a los hombres hoy, impotentes, derrotados y envilecidos. Dura es la Ley, pero es Ley. Buenos Aires, 15 de Noviembre de 1929, día 27 del mes 2, año 19, Nueva Era.
Joaquín Trincado. P R E F A C I O————— “Porque pasarán los cielos y la tierra; pero no pasará la palabra de Jehová”, dijo Isaías; y repitió Jesús: ¿Y cuál es la palabra de Jehová, que significa Padre, y no Dios? Esa palabra la encontramos en el Sánscrito, la escribió Moisés y la predicó Jesús, justificando a Isaías. “Los hombres todos son hermanos”, dice el Sánscrito; “Ama al prójimo, como a tí mismo”, se escribió en el Sinaí. “Todos los hombres de todas las razas son de Jehová”, dijo Isaías. “Amaos los unos a los otros, como el Padre ama a sus hijos”, dijo Jesús: Y hoy se concreta en claro, en este mandato: Ama a tu hermano. Desde que el Sánscrito (1) fué hecho, y se sentó como axioma irrevocable e indestructible la Sentencia perdurable de: “Los hombres todos son hermanos”, hasta que hoy puede decírseles sin rodeos ni símbolos a los hombres: “Ama a tu hermano” y se les dice con carácter imperativo como mandato único, han pasado 57 siglos; en los cuales, los hombres (aun en estos momentos los más terribles de la historia de la humanidad) los hombres, digo, se han hermanado y proclaman la fraternidad universal, que se deja ver en hechos tangibles, aun en medio de la fratricida lucha. Y es que luchan el bien y el mal; el polo positivo y el negativo; las tinieblas y la Luz; la humildad y la soberbia y ha llegado el momento que se tocaron los Extremos que ha producido el terrible corto circuito, porque los hombres no supieron regular la Resistencia intermediaria, que en ley matemática, la sabiduría de la ley de la creación, había puesto entre los dos polos; entre los dos extremos; y cuya resistencia, siendo bien regulada, produciría en primer término, calor; este, se convertiría en movimiento, progresando en su trabajo, hasta que cediendo en ley, por la ley de las fuerzas, por el equilibrio de las fuerzas, todo ese trabajo se manifestaría en luz; la Luz anuncia la Paz; la paz engendra la Libertad; y la libertad llama y pone el Amor en su asiento. He ahí en las más concisas palabras, todo el gran proceso de los mundos y los hombres, cuyo cuerpo, es el Universo; microscópico sí, pero completo, sin que en él falte el creador. Que porque está en verdad de verdad, triunfa en ley siempre y nunca se inmutó. Mas voy a dejar este punto que los hombres llaman abstracto; pero yo también soy hombre y aun así, antes de dejarlo, digo a los hombres, que no solo no es abstracto, sino material, muy material, en el sentido de que: se mide, se pesa y se cuenta; y es... lo diré. Es la realidad C. G. S. por el que el hombre hizo la matemática y esta es inacabable, porque su representado es infinito. Oigo el murmullo universal del hombre, ante ese axioma irrebatible; pero nadie lo controvertirá. Es lo que quiere la Ley; que el hombre se revulsione; y en esa revulsión os dejo, para entrar en la materia de este libro. Axioma el mayor que los hombres presienten y el último que debían descubrir para acabar la guerra; y yo lo senté, porque en este libro he de decir, lo que los hombres, en la individualidad, ignoran. (¿ ?) No, no lo ignoran; lo han olvidado, y son ellos mismos los que han hecho, los hechos, que he de relatar. Y esa afirmación del C. G. S. (centímetro, gramo, segundo), será el artículo de Fé, de la fé que los hombres tendrán en esta historia; que sí, será discutible por los que viven en el polo negativo o extremo menos; pero no les será rebatido ni controvertido, a los que viven y trabajan en el polo positivo, o extremo más; los que al fin triunfarán, aunque les hayan roto la resistencia reguladora: Y he dicho mal: nadie puede romper esa resistencia; pero sí pueden regularla mal y esto trae el encuentro brusco de las corrientes y se produce por el desequilibrio, el terrible corto circuito que funde el material más débil o delgado. Porque había ignorantes que no sabían regular su resistencia Alma, el hombre ha recibido instrucciones en tiempos oportunos; y al darle a la humanidad el Sánscrito, allí se le dieron las primeras lecciones para manejar esa resistencia; y si las dieron, es porque había hombres que vivían del polo positivo y extremo _ y hombres que vivían y eran del polo negativo y extremo _ sin cuya regularización en matemático equilibrio, la luz, no podía hacerse, porque la ley solo es una; crecer, sumar, el más inexorable; y nos domina, porque está dentro de nosotros mismos, hasta de los que están y viven en el polo negativo. Por esto nos domina haciéndonos libres y espiritualizando la materia, que es el extremo menos. El corto circuito se ha producido muchas veces y siempre fué cada vez mayor, porque las fuerzas, cada vez eran más sumados; y ahora hemos llegado al máximum de la potencia y de la intensidad y en la ruptura, la chispa había de ser igual a las sumas de todas las rupturas anteriores; pero el más, el positivo, triunfará por última y definitiva vez y más el desequilibrio no existirá. Los extremos son, el Bien y el Mal: Los polos son, la materia y el Espíritu y el Alma la resistencia. Cuando esta está llena de sentimientos de Justicia, no puede haber desequilibrio entre el cuerpo y el Espíritu del hombre; entonces el calor de la resistencia se convierte en lo que es desde un principio, en luz: Y a esta luz, el alma lee y ve la Ley y no puede faltar a ella, porque ama; y Amor es la Ley. “Los últimos serán los primeros”, dijo Jesús. Y lo dijo, porque los hombres se creían unos más que otros, a pesar que en el Sánscrito se dijera: “Todos los hombres son hermanos”; y en verdad que los primeros son los últimos, porque el último que se descubre es el espíritu, que es la ley del más, el polo positivo, que para dominar a la materia, en ella se envuelve, sirviéndole de protección aisladora y por tanto resistencia reguladora , el alma, en la que va depositando toda la conciencia, la que no es más que los instintos dominados y en su ley de amor, los pone en el más, sin destruir el más mínimo; a cuyo efecto, Víctor Hugo dijo la única palabra que traía: “Sí se destruyera una hormiguita, temblaría Sirio” (2) Mas aun que veamos en la apariencia cosas diferentes, son solo en formas y no en la realidad, porque “solo una substancia existe”, ha comprobado química y físicamente Kroques; y Campoamor ha dicho: “Todo es del color del cristal con que se mira”. Y estas afirmaciones, y todos los dichos de las verdades que los hombres presienten (pero que han olvidado), fueron dichas en el Sánscrito y repetidas por Moisés y dadas forma en parábolas, por los profetas, Jesús y posteriores Apóstoles y misioneros de la verdad, que por las ciencias, las artes y hasta por las guerras, los hombres buscan y la Ley prepara y pone las cosas en el punto que los hombres las utilicen y quiten los estorbos que les cubre su desideratum. Hoy, el sumando es mucho mayor que el minuendo y la Ley es, restar lo heterogéneo para poder dividir lo homogéneo, dando a cada cuenta lo que matemáticamente le pertenece; lo que (llamámoslo como lo entendamos), es un Juicio; una liquidación de una sociedad, en la que ha habido trabajadores y parásitos; ahorrativos y pródigos; libres y libertinos; equitativos y malversores y se produce el encuentro de todo ese maremagnum que presenciáis a diario, en las sociedades que tienen más Debe que Haber y en ley, son despojados y aun inhabilitadas; es decir, sacados de la Ley, porque desarmonizan la moral y equidad de la Ley (3) Mas he aquí, que la sociedad en Juicio de liquidación es toda la humanidad de la tierra y es por esto que todos sienten sus efectos, porque todos estamos en entredicho; los acreedores, porque necesitan cobrar lo que es suyo; y los deudores que fueron de mala fé, acaban por negarse a pagar y atacan aun a los acreedores y es justo que éstos repelan el ataque; y como son todos los hombres los deudores y acreedores y el Juez es la Ley Suprema que no puede equivocarse, pero que tampoco puede cohibir al deudor y tiene que amparar al acreedor, la ley dicta su sentencia de Inhibición a los deudores y su ejecutor la Justicia, obra, sirviéndose de los Elementos de Juicio que encuentra en los autos y sentencia, que no son otros esos Elementos, que el progreso de la Sociedad que se liquida y tiene que poner cada elemento en su puesto, contra la protesta de los malversores; de ahí el ruido estentóreo, ensordecedor, que hoy hiere todos los oídos y a unos les arranca blasfemias y maldiciones; a otros suspiros y ayes de dolor y a otros alabanzas y esperanzas. Pero nada de esto hiere ni doblega a la ley que obra. Ella es como un ser sin entrañas ni sentimientos y da a cada cuenta lo que le corresponde matemáticamente, sin que le duela el descalabro de unos, ni le ufane las alabanzas de los otros; ella es la Ley y nada más. Expuesto sucintamente, cual corresponde, el fundamento de mi enojosa excursión a través de 57 luctuosos siglos, descubriendo lo que al hombre le ha ocultado el polo negativo (materia espesa y pesada, como es el cuerpo que usamos para obrar las formas de la belleza de la Eterna Creación) réstame pedir al hombre, calma; mucha calma en el estudio razonado de los casos que le parecerán raros, abstractos y aun imposibles; para lo cual digo, que no hay razón de negar las cosas por el solo hecho de no estar en razón con su sentir; porque si medís a todos los hombres, veréis que no hay dos iguales en sus dimensiones. En el Espíritu del hombre sucede igual; pero todos vamos al más irreductible; y como el número es inacabable, porque su raíz, su principio, es infinito, así el progreso y sabiduría del Espíritu tiene grados infinitos: Cada uno siente, según su grado positivo descubierto; pero todos ascendemos en cada instante y en cada momento sentimos mejor, lo que desde el grado negativo presentimos, viéndolo diferente cada vez, no porque sea diferente lo que miramos, sino que nuestro sentimiento, nuestra conciencia cambia, según que aprendemos cada instante a regular nuestra resistencia alma, la que no es más responsable que el cuerpo, porque ésta y aquel, materia son y única, porque, solo una substancia existe; como existe una sola ley que hace responsable sólo al espíritu, porque él sólo puede entrar en la Ley Suprema del más, por su naturaleza y procedencia; que aunque sea “Angel o Demonio” (usando las palabras de Abraham en su testamento-concierto) todos proceden del mismo origen y tienen la naturaleza de su padre, que no es Dios que significa Idolo; sino Padre, que significa Autor, Creador: Por hoy, conténtense los hombres con llamarlo Padre, porque pronto sabrán el sustantivo universal con que lo llama todo el universo. !Qué profundidades sublimes y horrorosas se abren a los pies del hombre, ante los puntos anteriores...Y tiene que penetrar en ellos y es la hora; pero hay estorbos que no lo dejan y son el prejuicio de religión, de patria, de sociedad, de familia y de ciencia. Pero ha de quitarse todo lo que estorba y lo justo es que lo han de quitar los mismos que lo han puesto. Este es el secreto de esta guerra mundial, que es la suma de todas las guerras habidas en la vida de los hombres de la tierra, porque estamos en la Liquidación; el liquidador es nuestro mismo autor, nuestro mismo padre que como tal no puede sostener las desigualdades causadas por los hijos malversores y pródigos, que habiendo consumido su parte, quieren consumir los ahorros de los ahorrativos; de los trabajadores que engrandecen la sociedad y que la han hecho progresar para su bienestar y en su defensa, luchan y contestan con las armas que los deudores les presentan. ¿Presentan la guerra? Justicia es contestar con la guerra; la que no acabará aunque los hombres quieran por su dolor, por su cobardía, por su indigencia extrema a la que llegaron por el escandaloso despilfarro. La guerra continuará hasta matar la guerra; hasta la completa liquidación y la ley lo anunciará. “Porque todo lo que te estorbe será quitado”. “Y aparecerán los nuevos cielos, las nuevas tierras y el nuevo Sol y te redimiré sin Dinero, ya que sin precio fuistes esclavo”: “Entonces sabrán los hombres, que fuera de mí no hay otro Dios”, dijo Isaías y hoy es su cumplimiento. Por esto, los hombres buscan soluciones y no las encuentran y el hambre entristece los hogares, hasta aquí en América, tierra.... prometida!!!.... y granero de José; porque también aquí llegó la baba de Anestesio de la causa primera y única de la guerra; los dioses, contra quienes Adán y Eva y su hijo Shet, autor del Sánscrito, Noé y su familia, Jacob y sus hijos, Moisés y los profetas y Juan y Jesús vinieron a condenar y condenaron. Hoy van a triunfar en ley y justicia y la guerra acaba con la guerra y su causa y se salvarán los efectos (que son los Espíritus de los hombres aberrados) porque la ley, a nadie deshereda porque todos son hijos del Padre Común, que es el que hace esta liquidación. !Hombres¡ examinemos sin prejuicio nuestro archivo y no nos ocultemos la verdad cada uno individualmente; seamos Jueces inexorables cada uno de sí mismo, por sus obras, que solo éstas son fe viva y esas obras son las que recoge la ley; otra fe, es muerta y es rechazada por la ley eterna, que es Vida Eterna y Continuada. No hemos de entrar ahora en las profundidades de la sabiduría; pero en todos los puntos que se han de examinar, hemos de llegar hasta el borde de la sabiduría; para luego que la guerra habrá matado a la guerra, seguir sin estorbos el camino de la paz, por la paz de la conciencia, bajo la dirección de la justicia, conducida la humanidad por los jalones que la misma justicia impone iluminados por la antorcha del amor, hasta que la tierra, siendo la misma tierra, parecerá otro Planeta. He de seguir mi examen, por números correlativos y ascendentes en forma de versículos, señalando en cada uno lo que corresponda, sin importarme que esté o no en la historia: porque ésta, contiene mucho que no fué y no tiene lo mejor que sucedió. Mas un día se dará la historia de la tierra, desde el nacimiento de su germen Telúrico y aun se dirá cuánto le falta para terminar su carrera y los hombres no se asustarán de saber su aparición sobre el terrón hoy ahogado en sangre humana, que llega (como ha sido dicho) “hasta la boca de los caballos” de los ejércitos que luchan. Y es que, sonó la voz del quinto ángel del apocalipsis y está en acción el de la flamígera espada y no la dejará de su boca hasta que grite el sexto diciendo: “Caída, caída es Babilonia la grande”. Esta es Europa en parte y otras partes de la tierra; y ver, cuán corto puede ser el tiempo, puesto que apenas pueden ser años, lo que la guerra actual puede sostenerse; pero será lo bastante, para que la tierra toda sienta sus efectos, su frío roce de muerte y el peso de la justicia, con las más grandes calamidades causadas por los arroyos de sangre derramada. Entre tanto, los que son llamados por la ley, háganse justicia a sí mismos, por lo que aquí leerán y en su conciencia se retrate, como se retrata la imagen del que se mira al espejo y regulemos bien la resistencia individual, que unidos son la resistencia universal, hoy en mayoría para pedir justicia.
Joaquín Trincado. P R O L O G O————— Bajo la luz de la antorcha de la razón y del calor que origina el amor, única y Suprema Ley; y con la fuerza del progreso máximo material reasumido en la mágica trinidad C.G.S. de la inacabable matemática, se da al público conocimiento del presente libro, como Indice de la obra que el hombre va a recibir, en la que está la verdad suprema y absoluta expuesta y codificada; por la que el hombre se conocerá a sí mismo y no podrá reinar más la injusticia, porque pronunciará el hombre, en fruición, el nombre único que debió haber entre los hombres: “Hermano”. Es este libro un juicio inapelable. Mas nadie ha de ver en él acusación individual ni colectiva a los hombres, sino como es en verdad, acusación, juicio y sentencia a las causas del mal mundial, que llegan a su fin, porque los tiempos se han llegado y la evolución máxima que la humanidad de la tierra espera, marcó su límite de espera y la justicia inflexible de la creación, empezó a sanear esta morada del Creador, porque es llegado el tiempo de pasar EL por esta morada del universo, a confirmar a sus hijos en su mayoría de edad. Es dura la lección; acre la lectura, aun para los iniciados en la metafísica, porque les faltaban las llaves de muchos secretos; y al abrirlos esos mismos iniciados han de ver el equívoco de sus prejuicios y que, si no estaban ciegos, eran miopes, porque les faltaba valor para tan titánico esfuerzo de romper los fuertes sellos del libro de la vida. Y si para los iniciados aun será dura la verdad, ¿qué será para los no iniciados? ¿para los que solo ven las cosas por un prisma fantástico y viciado, por cualquiera de las causas del mal mundial?. Mas es hora que todos sepan preferir lo útil a lo agradable y empezaran a tomar, del mal, el menos y sabrán pronto sacar bien, del mal, hasta que por la ley, el mal no exista y cuyo día está más cercano que lo que se puede creer y aun desear. Pues bien; antes de abrir la primera página de “Los Extremos se tocan”, pido a todo ser, hombre, mujer, trabajador, parásito, religioso o escéptico (porque todos deben leerlo sin escándalo) mucha calma; mucha atención a su conciencia y, mucha y sin límites libertad a su razón, desnudándose de todo prejuicio, religioso, social y científico; y entonces, su espíritu se iluminará para empezar a poner en orden su archivo: su conciencia. En todo, la culpabilidad y el mérito es de la causa que origina el efecto y no se debe confundir el efecto con la causa; pero para esto, es necesario ser sabios y solo se puede empezar a serlo, no teniendo prejuicios, porque entonces desaparece el Egoísmo; no teniendo este, el antagonismo cesa y la pasión muere, quedando la razón libre para pesar las cosas y apreciarlas en su justo valor. Nadie es ofendido, ni nadie se tenga por tal, porque la ley es la ley y nada más; ella en su justicia, sólo recoge la Fé producida por las obras, sin mirar si éste es un obrero manual o de la ciencia, o el otro es mandatario o dignidad, porque en su balanza, lo mismo pesa la obra del obrero, que la del magnate; pero cada una lleva el sello del que la realizó y el valor del esfuerzo hecho. La ley suprema sólo sabe que hay hombres y que todos igual son hijos del creador único, común y universal, y es ese solo, el sustantivo o título que figura en el Indice del libro de la vida, el hombre. Para la ley, todos esos hombres (comprendidos los dos sexos que completan las humanidades) son obreros de la Eterna Creación y no sabe, ni quiere ni puede saber de títulos, dignidades ni clases, porque éstos son efecto de una causa, que hoy, la ley de Justicia vino a quitar: la ignorancia. Cuanto más sabio es el hombre, menos egoísmo tiene y más delata su amor, demostrado en su humildad, sin rebajamiento; y el sabio se le ve entre los humildes, porque sabe que allí tiene deberes y que también allí encuentra la vida real y el trabajo digno que eleva el progreso, del que, el sabio, queriendo y sin querer, es maestro. Esta es la dignidad que la ley da en premio. Que nadie, pues, en su individualidad ni colectivamente, se tenga por ofendido ni aludido, porque aquí se ataca y se demuelen las causas que no están en la ley divina, natural, ni humana; causas que sólo son efecto de la Ignorancia; por lo que, si el lector es sabio, aquí será el más sabio y empezará a ser maestro; y se le pide, que se declare en nombre del Creador nuestro Padre: Si aun no es sabio, aquí empezará a serlo; a éste se le pide, que observe las tres cosas del prudente: oír, ver, y callar, que aquí son leer, pensar y comprobar. Si yo buscara la discusión, diría como todos los hipotéticos: “Así veo yo la verdad”. Mas ya no es tiempo de discusiones sino de razonamientos y a razonar son llamados los hombres: razonando, acabará el ansia, la agonía y la incertidumbre, que a los hombres agobia, anublándolos y sin poder encontrar solución a los más fáciles problemas de la vida. Esto ha puesto al mundo todo, en la gran tragedia, que no puede acabar hasta que la ley haya quitado todo lo que estorba la armonía de la vida, que en la nueva era que ya empezó, solo puede ser de bienestar, por la paz sin armas, por la justicia sin reproches y por el amor sin pasión. Así digo y veo yo que es la verdad. Le queda al hombre en sus manos la primera página de la nueva doctrina de su día séptimo, que es de usufructo; y se continuará dándole todas las páginas, hasta la sabiduría; y entre tanto, en “Los Extremos se tocan”, hágase cada lector, cada hombre (porque todos lo tienen que leer u oírle) hágase cada hombre, repito, la resistencia entre sus dos polos y la luz se producirá; a cuyo resplandor, lea, piense y compruebe y cada vez será más natural, porque habrá roto los prismas y colores que le mistificaban la verdad.
Joaquín Trincado.
“LOS EXTREMOS SE TOCAN” oLOS DOS POLOS ————— CAPITULO PRIMERO
LEY FUNDAMENTAL Y ÚNICA: “EL AMOR” 1.—El Amor, es la Ley única que rige el universo; es la ley madre de todas las demás leyes, que son fatales, por que son por justicia, de necesidad. 2.—El Amor que el Creador ha impreso en el espíritu su hijo, es la fuerza omnipotente que todo lo vence y domina; y con él, el espíritu, cuando ha logrado convencer a la materia de su cuerpo del beneficio de esta ley, llega a ser su omnipotencia, omnímoda; porque entonces, ya no obra el espíritu individualmente, ni aun solo colectivamente con la familia del mundo a que pertenece, si no que, por la misma ley que es universal, se solidariza con el universo y es un sumando de mayoría, abrumador y dominante. 3.—El conocimiento de la ley de Amor, implica el grado máximo relativo al mundo en que actúa el espíritu encarnado en el hombre, en cuyo estado, hace la vida de creador de formas, por mando expreso y exclusivo del creador su Padre y es esta, la causa por la que triunfa siempre en el tiempo. 4.—El Amor, está escrito imborrable en todas las cosas de la naturaleza; y cada ser de los tres reinos, mineral, vegetal y animal, es una página y la demostración del amor en hechos reales, tangibles y visibles, de todo lo que es autor y artífice el espíritu, llamado humano, porque bajo ese nombre se individualiza, como conviene a la armonía y justicia del pensamiento del Creador su Padre. 5.—Donde más se compendia el amor, es en el matriarcado; ahí está viva y tangible la ley suprema, porque la concepción de un ser, entraña una función que mueve todo el complicado engranaje de la máquina del Universo infinito; y jamás esta función divina, puede ser desconocida del autor universal, porque queda impresa en su índice y es un valor numérico en su haber; y aquel ser, hasta en su parte material, ya no puede ser que no sea. 6.—Pero donde la Ley Suprema hace mayor alarde de su grandeza, es en la aparición del hombre sobre la tierra; pero al igual de todos los mundos y se le dirá pronto al hombre; pero adelanto, que el hombre, apareció hombre y no animal; y que no es Adán el primer hombre. (4) 7.—La Ley de Amor, no tiene castigo para nadie; pero sí tiene corrección y llega hasta el mayor rigor, que es cuando precisamente es el grado supremo del amor; porque, muchos, como hombres y como Espíritus querían no ser; y la ley les dice: No puede ser que no seáis y hasta los llamados demonios: se corrigen y se curan de sus locuras y concupiscencias. 8.—El amor carnal (mal llamado así porque es sagrado deber para la continuación de la eterna creación) es un deber ineludible, que en justa medida a todos obliga y es la base del amor puro, al que se llega por fin, en un grado relativo en cada mundo, cuando se han afinizado todos los Espíritus; y no hay otro medio de conseguirlo sino por la unión de cuerpos, en la eternidad de los tiempos, en infinitos mundos. 9.—Por esto, el error de creer el más sublime amor el de familia, que en realidad es una imperfección; es sólo el primer grado de amor, por el que hemos de ascender al amor universal, único perfecto, relativamente a cada mundo. 10.—El amor de patria, entendiendo que por él se afinizan todos los hombres de una nación, es mayor que el de familia, porque extiende más sus vínculos; pero no se puede llegar a él sin el de familia, base también de la nación, pero éste, hoy llegó a ser un crimen; no por el amor mismo, sino por los detractores del amor, que nos llevan a la guerra. 11.—El Amor Universal del mundo todo, es la perfección relativa, aunque máxima para la humanidad; y consiste, en no ser extranjero nadie, en ninguna parte; teniendo cada uno en todas partes la obligación del trabajo y derecho del usufructo y no por imposición, sino por convicción, en sabiduría de que cada hombre es su hermano. 12.—Lo que quiere decir, que se necesita borrar fronteras, abolir castas y clases y unificarse por un sólo código de amor; y a esto se llega detrás de esta guerra mundial obligada por la ley de amor, para quitar todo cuanto estorba a su implantación, porque es decreto del Creador y llegado el momento de su cumplimiento. 13.—Los hombres han dicho “Caridad”; y ésta, en vez de una virtud, es un baldón de la humanidad, porque ha pospuesto el amor que es justicia, por el que todo ser tiene derecho a la vida con todos sus accesorios, sin que se lo den por limosna que denigra al hombre y hace temblar al que la da, cuando puede hacer conciencia del acto que realiza; por lo que, a todas luces, la caridad, es injusticia. 14.—La Beneficencia ha suplido en los pueblos la falta de amor de los hombres; pero la beneficencia, establecida ya en el sánscrito, era hecha ley comunal, obligatoria, por convicción y aun se cultiva donde el sánscrito se descubrió hace 57 siglos, en la India; y porque es hecha ley, la beneficencia es justicia; en la beneficencia, los hombres no piden; toman lo que es suyo por ley. 15.—El amor es sacrificio, porque exige abnegación y preferir el bien ajeno al propio; pero cuando se ama, todo es llevadero; y os lo explica, que la madre, se sacrifica hasta en su vida por el hijo que salió de sus entrañas; la joven, entrega su más preciado tesoro y su alma, al que late en su corazón; y el mancebo y hasta el viejo, no vacila en derramar su sangre por la patria que adora; y sin embargo, todos estos amores, son una imperfección y hasta un crimen, si en ello hay fanatismo(5). 16.—El amor es omnipotente y todo lo allana e iguala y quita todo lo que se opone a su desarrollo; pero el amor no puede existir, sin estar sentada la afinidad (tratándose de los seres hombres), porque tratándose de la ley, ella es perfecta y tiene como administrador, su subalterna de ella derivada; la ley de afinidad. 17.—Por fin, nada existe, sin la ley de amor; y no está exento de amor, ni aun el crimen, por el hecho mismo de hacerlo antagónico con el amor; pero es un amor propio y egoísta, que es una imperfección; pero no dudéis que ese amor se purificará, porque así lo quiere el imperio indómito, de la ley de amor. Nota al pie 1: Entiéndese, que al decir, “desde que el Sánscrito fué hecho, significamos el Código de Shet, conocido hoy, por “Leyes de Manú”. Nota al pie 2: Tenemos el deber de ilustrar al lector hermano, que “Sirio”, así conocido por la astronomía, es el “Sión” que en nuestras obras encontraréis y es el mundo central de nuestro plano. Nota al pie 3: Hacemos esta llamada sobre la catástrofe bursátil de “Norteamérica, que recopilamos en la Premisa”. Nota al pie 4: Ya se lo dimos en el “Conócete a ti mismo” en toda su amplia prueba. Búsquelo allí. Nota al pie 5: Para su buena inteligencia, debe leer ”Los Cinco Amores” ya impreso.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 2
CAPITULO SEGUNDOLeyes FatalesAfinidad, Justicia, Igualdad y Compensación18.—De la máxima ley de amor, se derivan estas cuatro leyes fatales, porque son justicia de necesidad, las que se cumplen y ponen al fin la armonía en cada ser y por ende, cuando la mayoría de los hombres están en su armonía individual, aparece la armonía universal que hace leyes armónicas y de justicia; lo que no puede ser, en tanto los hombres no aman. 19.—Mientras que en la conciencia, los hombres no sientan amor, cada hombre es un gallinero con un raposo dentro; esto, si los hombres están un tanto educados; que si no han llegado aun al primer grado de educación, entonces los instintos están cada uno en su individualidad y cada uno quiere ser el primero en saciarse. En ese momento, el hombre es realmente como una jaula donde están encerrados juntos todos los seres irracionales del mundo, imponiéndose el más feroz, que aniquila a los inferiores; ya podéis comprender qué algarabía horrible y qué actos terribles habrá en aquel enjambre. 20.—Es en realidad esa jaula cada hombre y ha cometido los destrozos que allí podéis imaginar, con la agravante, de que el hombre, aunque sea muy obtuso, tiene razón desde su primer instante y por lo tanto, piensa y premedita el hecho, lo que constituye malicia y agrava el hecho; que no siendo mayor (materialmente mirado) que el que hace una fiera, en aquélla, no es falta, en tanto que en el hombre es un crimen; y es porque, en el hombre, hay razón porque lleva dentro de sí el índice de la ley de amor que está en su espíritu, por el cual puede pensar. 21.—Todo ese terrible enjambre, con su horrible barahúnda está en realidad de verdad en cada hombre, porque el hombre es la realidad del símbolo del arca de Noé. Esto es lo que representó Moisés, en aquella figura que nadie ha podido comprender. 22.—Y por más terrible que sea el cuadro y horrible su desconcierto, el espíritu ha de dominarlo sin destruir ni un asqueroso piojo; y ha de archivar con orden y concierto, en ley de amor, cada uno de esos infinitos instintos, en su alma, formando el más apreciable tesoro de conocimientos y sentimientos unificados y esto es su conciencia. 23.—Pero el espíritu (no olvidarlo) es en la individualidad, la fuerza potente de la ley de amor; en colectividad, es plenipotencia; y en comunidad universal, es omnipotencia; y llega a ser omnipotencia omnímoda, cuando descubre sus tres entidades de Cuerpo, Alma y Espíritu y cada una obra en concierto de la ley siendo el jefe el espíritu, como le está mandado por la indómita ley que en sí lleva impresa, sin poder tirarla y sin poder él dejar de ser. 24.—La ley es el mismo Creador y está dentro de cada hombre y espíritu, aun que lo retraten de demonio. Por lo que, a su vista, el hombre obra el crimen y la virtud y la ley, el Creador no se inmuta. Sabe que el hombre ha de triunfar siempre y ha de ser todo por el trabajo de creador de formas, que lo es, por expreso mandato de su padre, que va sentado dentro de cada hombre, presenciando la labor de cada instante. Pero el que es la armonía, en su potencia, se oculta de su hijo el espíritu, para no cohibirlo: mas se le hace sentir continuamente, por la vibración constante de las terribles leyes fatales. Es este el secreto de que hasta el hombre más fiera, en la postración, salga de sí, un ¡Dios mío! ¡Padre mío! Por esto es error, ignorancia y malicia, buscar al Creador en lo abstracto, viviendo, porque vive en toda su grandeza, dentro de cada hombre. 25.—No os espante esa afirmación que es verdad como la vida; pero sea sí, el freno que últimamente se les entrega a los hombres, explicado en su mecanismo; porque decirlo, ya se dijo en el sánscrito. Lo que sí, ahora, habéis de prestar atención a las leyes fatales, que no podemos eludir. 26.—La ley de Afinidad, es la administradora solícita y exacta de la ley madre o de amor; y es tal el cúmulo de trabajo de esta ley fatalísima, que nada suceder puede, sin que ella haya reunido en la exactitud matemática de peso, medida y tiempo, todos los átomos causa que han de producir un efecto. 27.—Pero el efecto mayor que se produce, es el hombre en todos los mundos; y es natural que este efecto supremo requiera el todo y el máximum de la sabiduría para producirlo la primera vez, cuando aún no hay mujer, ni hombre que lo engendren y lo produzcan. 28.—No es este libro el lugar de decir cómo apareció el hombre sobre la tierra; necesítase saber, primero, cómo se creó la tierra; en la historia de la tierra se dará este punto, el más trascendental de la Creación. Pero sí digo, que la tierra inició su vida individual, hace (incompletos) 123 millones de siglos: 55 millones de siglos, que la tierra sufrió un parto del que procede la luna: y 45 millones de siglos, que apareció el hombre, en la forma más maravillosa, racional y sencilla y lo mismo que todos los demás seres, porque sólo hay una ley. 29.—Pero sí tengo que decir, que desde la aparición del hombre, donde la ley de afinidad tuvo el más intenso e inmenso trabajo de reunir la quinta esencia de la materia y la quinta esencia de esta esencia, para formar el alma humana del alma animal, amasada, diremos, con el alma universal; el Eter, que es la única sustancia; en cuyo momento, repito, de la aparición del hombre, la tierra madre, se despojó del germen procreador de la especie humana, depositándolo en el hombre su criatura y su señor a la vez. Parecerá que la ley de afinidad, no tuviera ya mayor trabajo en la procreación y no es así; sino que tiene aun mayor y más complicado trabajo. 30.—En efecto; como habéis visto, el terrible cuadro que presenta el hombre hasta que logra hacer un buen archivo de instintos y sentimientos bien ordenados que forman la conciencia, el hombre, se enceguece en el antagonismo que tienen todos sus instintos y no cumple como sabio. Aquí la ley de afinidad, se ve precisada a reunir mil y mil veces, las causas que deben producir el efecto hombre; pero al fin triunfa, porque el hombre llega a hacer conciencia y cumple su fin en la Creación. 31.—Mas no por eso termina la ley de afinidad su trabajo, porque es de ella el deber, de poner siempre juntas todas las causas que han de producir todos los efectos, con precisión matemática, de peso, medida y tiempo; pero entonces y cuando ya el hombre tiene conciencia, produce los efectos en voluntad y la ley es cumplida y cumplimentada y todo marcha ya en armonía; desde ese momento, acaba el maremagnum horrible de aquella jaula horrorosa, que hemos contemplado. 32.—En la naturaleza, del hombre abajo, todo cumple y cumplimenta la ley; pero es porque, cada ser, sólo tiene una función que desempeñar; en tanto que el hombre, como hombre, tiene las funciones de todos los seres; ya comprendéis lo heterogéneo de tantas funciones, por lo que, el hombre es, como todas las cosas de la naturaleza y así requiere también el auxilio de todas las leyes y lo tiene, aun cuando no lo comprende. 33.—Cada vez que ha de haber una concepción de un hombre (y ya véis cuántos hay) el espíritu que ha de ocupar aquel cuerpo, antes de la concepción, tiene ese espíritu que pedir autorización al maestro espíritu correspondiente y ha de presentar la justicia que le asiste; la obra que se propone realizar; el sexo que elige; los padres que escogió; los hijos que engendrará; los medios probables que se prepara; el país en que actuará y todos los pormenores requeridos por la creación; y si está en la justicia, le es concedido. Y... ¡allá va el espíritu, pidiendo los medios a la ley de afinidad y esta, prepara lo que es justo para todo el petitorio concedido! 34.—La ley de afinidad, tiene como agente inexorable la ley de justicia; y son los dos brazos dignos de la ley de amor, cabeza única de este concierto, o gobierno supremo del Creador. 35.—La ley de justicia, es como un ser sin entrañas ni sentimientos y todo lo iguala sin miramiento, porque no ve más que obras, que es lo que tiene que presentar a la armonía de la creación. Esta es la fé, que ha de presentar del cumplimiento de la ley. 36.—Esta ley, no ve si uno es ciego, sordo, manco o tullido, o robusto, sabio o ignorante, como si es dignidad o mendigo, porque ella sabe, que no hay más que hombres y que cada uno, en su estado y condición, tiene un hecho que cumplir y éste exige. 37.—La ley de justicia (riguroso índice de la creación), hace su oficio sin mirar que se produzca una catástofre humana, como la actual guerra mundial; o una hecatombe, como las de Martinica, Messina y San Francisco, o se hunda un continente como la Atlántida, levantando otro al mismo tiempo como las Américas; o hace un parto en la tierra y nace un satélite como el que nos alumbra las noches. Esto lo va a repetir en la ley de Justicia otra vez, muy presto. 38.—Cierto es que esos cataclismos están en la ley; pero si los hombres cumplieran su deber, serían civilizados y por tanto sabios y no los ignorarían y serían esperados; lo que se espera, no causa espanto aunque cause dolor, que es el fin que cumple la ley; porque sólo por el dolor se dominan los instintos, los antagonismos y las pasiones y en ese estado, los hombres caen en la postración, y ante su impotencia llaman al padre y reconocen su error. Ved aquí cómo la ley de justicia en su mayor rigor, es el máximo amor. 39.—Porque los hombres han delinquido más que lo tolerable, empleando el progreso de los trabajadores en armas de destrucción de los mismos progresistas, ha surgido la sin precedente guerra actual, suma igual al desconcierto levantado y no acabará (porque es ley que no acabe) hasta que los mismos hombres quiten todos los obstáculos que han puesto a la ley de justicia y son las fronteras, tras de las cuales, los hombres son extranjeros. Esto fué y se toleró en los tiempos de las religiones, que eran tiempos de ignorancia, de antagonismo, de pasión, de supremacías y, en fin, el tiempo de la terrible y horrible jaula, que os mostré. 40.—Como tolerar no es consentir, sino dar tiempo a que llegue el límite de tiempo (esperando que se corrijan los tolerados por el saciamiento de sus instintos), llegado ese límite que Isaías llamó “el tiempo, los tiempos, y la mitad del tiempo”, pero que Abraham, había escrito en su testamento, siglos concretos que se han cumplido poco hace, tan pronto que se han llenado esos tiempos, la tierra hizo sus demostraciones con repetidos movimientos sísmicos casi diarios durante todo el año 1913(6), en el que las inundaciones fueron muchas, las tempestades y cambios atmosféricos no igualados, allanamientos de ríos, surgimientos y hundimientos de islas, falta de cosechas, crisis generales y por corona, la conflagración universal, que es igual al sumando habido en la ley de justicia. 41.—¿Tiene en cuenta esta ley, las religiones y las dignidades? “Mejor es no menearlo”. Ya dije que, la ley sabe que no hay más que hombres iguales. Pero tenéis una regla infalible para juzgarlas: “por el fruto conoceréis el árbol”; que si la usáis en clara razón, hallaréis que todas las guerras, y todo el malestar mundial, proviene del parasitismo. ¿Qué más he de decir? 42.—Que la ley de justicia, obra en justicia y revulsiona a los hombres sacándolos del marasmo y de la postración en que han caído y, lleva a la guerra a los hombres, para matar la guerra y sus causas. Causas que no son de la ley, sino faltas cometidas contra la ley; y esto es lo que persigue la fatalísima justicia en este único sacudimiento, cual no han visto los hombres desde que están sobre la tierra; y ya lo dijo Isaías y en el apocalipsis se advirtió que “la sangre haría ríos y llegaría a las bocas de los caballos”. 43.—Aunque parezca despiadada la ley de justicia, sólo hace cumplimentar a la ley invariable de afinidad, que prepara los caminos a la igualdad de la ley para todos los hombres; y como el fin justifica los medios, el fin que persigue la ley de justicia es la igualdad de los hombres y ésta es buena; luego los medios, por terribles que sean, son buenos; y no hay otros, porque, para quitar los efectos, es necesario quitar las causas. 44.—Habéis visto y véis, que los hombres de estado, buscan, rebuscan, vuelven y revuelven cuanto da en sus manos, está a su alcance y no aciertan a regular la situación. Y lo más grande es, en esta tierra prometida, repleto granero de José, no encontrar sus hombres el medio de matar el hambre espantosa, que se alberga en casa de los que todo lo producen, llegando en estos días, al vergonzoso cuadro de tener que ir hombres robustos, a saciar su necesidad, con un plato de bazofia, dado a la afrenta del público y, esto, antes, la ley lo toleró; pero hoy no lo tolera, porque es una injusticia y estamos en el día de la Justicia, para llegar a la igualdad. 45.—Por estos actos, se ha manchado también la tierra de promisión; la Justicia la limpiará y bien limpia, compensando a cada cual, por sus obras; pero deshago el mayor error y digo repitiendo: que la caridad es injusticia; y si queréis juzgarla, mirar que tal es el árbol que la dió. 46.— La beneficencia es de ley; pero entenderla bien; porque ésta, en las tierras donde aun prevalece el sánscrito que legisló la beneficencia hace 57 siglos, se hace admitiendo en casa al beneficiado, tratándolo mejor que miembro de la familia: así es sublime; casi se iguala al amor; pero,... esto... está demás dicho, sobre todo para las dignidades y grandes ... muñecas, o damas, que tienen el corazón en la boca y en las carteras del gacetillero, que lleva sus obras a la prensa, donde sirve su acción... caritativa, para describir su insultante traje y joyas, que no labró ni tejió, en tanto que los hijos del artista van descalzos y duermen en inmunda lechonera. 47.—Pero ya se van a igualar los platillos de la balanza, con la acción de la Justicia; y quisiera, que mi acerba palabra, (que no es más que amor), fuera el saludable sinapismo que necesitáis para la circulación saludable y llaméis primero la Justicia, para que se os dé la igualdad por añadidura, en el primer momento. Este sería el bautismo verdad para entrar en la ley, de la que os han sacado los que viven divorciados de ella. 48.—La ley de igualdad y compensación, es la exacta balanza que usan la de afinidad y de justicia; con tal rigor y precisión, que no queda un residuo, de un mil millonésimo; esto debía haber puesto a los hombres en gran cuidado, porque es verdad que hemos de pagar nuestras deudas a la Creación, hasta el último cornado; y hoy estamos en la liquidación de ley, pero que para los morosos y malversores, es una liquidación forzosa, porque son obligados por la justicia. 49.—Y no se coarta la libertad del hombre, como hombre y como espíritu, forzándole a pagar sus deudas a la Creación, porque, la libertad consiste en hacer todo lo que la ley manda sin causar daño a un segundo ni a un tercero; y si se causa el daño por ignorancia, la justicia tolera, porque sabe que el hombre será sabio y pagará en voluntad; mas sin embargo, queda la balanza en desequilibrio, pero lo mantiene la ley. 50.—Mas no tolera la ley el libertinaje; y este es el que ha imperado en los hombres y por esto, el terrible flagelo que aterra al mundo todo; el libertinaje sólo pueden hacer y tener, los que a sabiendas causan el daño; y sea este punto el examen de los hombres, mostrándose valientes en su escudriñamiento y desinteresados en pagar su deuda en voluntad; y sí lo hacen los hombres que tienen educación, se verá el mundo lleno de misioneros predicando la igualdad y quitando el escándalo que pusieron a los humildes. 51.—Es tan rigurosa la igualdad y la compensación por las leyes de afinidad y justicia, que en el tiempo, nos obliga a desempeñar la misma cantidad de trabajo, a cada uno de los seres; a desempeñar todos los cargos, a ocupar todas las posiciones y consumir la misma cantidad de productos; y todo, al centímetro, al gramo y al segundo; porque la ley no puede equivocarse. 52.—Pero como hay morosos, malversores y perezosos en el trabajo, llega a amontonarse tal cantidad de faltas en la creación, que los mundos de expiación llegan a tambalear y marchan por su órbita, como un beodo, hasta desregularizar los períodos de sus estaciones; porque el platillo de las deudas está repleto y el del haber falto, que la misma tierra que la han creído insensible, pide justicia para su señor el hombre y aún se niega a producir frutos, que sólo empleó el hombre en su destrucción, por el libertinaje, que no es de la ley; y he aquí el por qué no responden las cosechas al pedido de los hombres. 53.—Porque el hombre faltó a sus deberes de hermandad, se le previno que llegaría el momento de rendir cuentas, por la fuerza de la justicia; y aun se le amenazó terriblemente, porque sólo temía el hombre, al hombre y a Dios, en tanto que la ley sólo es amor y amor exige a los hombres, sin temor; y hasta se llegó a sentenciar al hombre, por Santiago Apóstol, diciéndole: “Juicio será hecho sin misericordia al que no hizo misericordia”; y añadió: “pero la misericordia se gloria contra el Juicio”; y en otro lugar, él mismo, dice: “Estad preparados como si en el momento habíais de ser juzgados por la ley de libertad”, donde véis que sólo se reprende a los libertinos. 54.—En la tierra, sólo ha habido libertinaje y no se conoce la libertad, y sólo se ha legislado en favor del libertinaje; por lo que, todas las constituciones de los estados, tienen la guerra declarada, en las palabras más sagradas que han entendido de patria, por las que se matan los derechos de los hombres. 55.—Y como la ley se sirve de las armas que los hombres le prepara, le preparó armas de guerra y con la guerra llega la justicia, a matar la guerra, descalabrando a los hombres. 56.—Han hablado los hombres de civilización, no siendo siquiera educados y menos ilustrados; y lo tenemos probado hoy, con la civilización demostrada por esos grandes estados, que se han llamado “cerebros del mundo” y “centro de la civilización” y son, en realidad, la jaula terrible y horrible que vimos al principio. 57.—Como los mismos que han desequilibrado el mundo, son los que hoy quieren buscar soluciones y no se han curado de su locura, pretenden hacer edificio nuevo con materiales viejos y viciados, y esto no entra en la ley; y por esto no encuentran solución en nada de lo que ensayan, y tenéis el ejemplo que ofrece la América, retrocediendo cinco siglos atrás, en la cazuela de sopa que se ve forzado a ir a buscar, para entretener el hambre. 58.—Y es que el lobo pierde los dientes y el pelo, pero jamás pierde las mañas, ni su instinto y al fin hará una lobada. 59.—Llegamos, pues, a la conclusión de que, las leyes fatales no lo son por ellas, sino por los hechos de los hombres, puesto que ellos producen efectos naturales, de causas naturales. 60.—Y como los hombres no han cumplido la ley de afinidad, que les puso en todos instantes las causas justas para producir efectos justos, y los hombres, en vez de paz, promovieron guerra; en vez de libertad, tuvieron libertinaje; en vez de beneficencia, hicieron caridad-limosna; y en vez de amor, tuvieron odio, resulta que el bienestar que debió disfrutar la humanidad está aun totalmente almacenado, y el hombre sólo ha tenido infortunios, luto, ignorancia, guerras y desolación. Por lo que, la ley de justicia ve que todos los hombres han consumido todo el dolor que la ley de compensación obliga, por los hechos dolorosos y la igualdad, sólo ha podido también dar esos mismos efectos, en el tiempo tolerable y de tregua; por lo que, hoy que es el tiempo marcado en la ley de amor, que es cuando el progreso, por el trabajo de los dolientes (subyugados por la maldad de los malversores), ha llegado ese progreso al máximum relativo; y es entonces de justicia, espiritualizar ese progreso, porque es efecto de la causa espíritu, cuya es la ley de amor y sus agentes, las leyes fatales que hoy ponen el remedio. 61.—Los hombres protestan del remedio que la Ley Suprema impone (que es matar la causa error), para hacer triunfar la sabiduría, que consiste en tomar del mal el menos y sacar bien del mal, compensando el dolor y sufrimiento, por el goce del bienestar, igual y equitativo; a lo que no se pueden avenir los que sólo saben infringir la ley de amor, manteniendo fronteras, supremacías y clases, que es lo que la ley toleró en el tiempo de expiación; pero no lo puede tolerar, desde que marcó la regeneración, con el advenimiento de Adán y la familia regeneradora. 62.—Hemos llegado, pues, al límite matemático del progreso material, que puede existir en la dualidad del hombre de cuerpo y alma; pero la ley obliga a seguir adelante y no es posible seguir sin la tercera entidad descubierta por el hombre; el espíritu; que aunque es la primera piedra y única responsable de todos los hechos, estaba envuelto, oculto en su alma, para no desarmonizar con su luz, la rusticidad y pesadez de la materia; e hizo así en sabiduría el espíritu, siguiendo el ejemplo de su progenitor, el Creador, que estando presente y latente en el hombre, se oculta, para no cohibir a su criatura en los comienzos de su carrera, sin inmutarse de las travesuras de los niños, porque sabe que es ley, que la materia se sacie de su ley; pero impone, dar al cuerpo lo suyo y al espíritu lo que le pertenece. 63.—La materia, el cuerpo ni el alma que materia es, no tienen el discernimiento y la razón, porque ésta es potestad sólo del espíritu; y mientras el espíritu no se descubre (momento terrible), en el que el hombre debe pasar de la dualidad a la trinidad en conciencia, hay una contracción tan terrible, como la que podéis suponer en una potente máquina que corre con una velocidad de 100 kilómetros y queréis, sin perder un instante, se dé contramarcha con la misma velocidad; ¿suponéis lo que pasa ? Todos los que viajan en ese tren se descalabran unos contra otros; están en el extremo peligro del descarrilamiento, de la explosión de la máquina y todo se ha perdido materialmente. Esa es la situación. 64.—Este es el caso práctico de lo que pasa en la tierra; y todos somos descalabrados, sin que lo podamos remediar en lo material; y no quedará un palmo de la tierra sin conmoverse al terrible efecto de la contracción; porque la ley, el espíritu, dió contramarcha a la máquina del error, que llegó justo, al límite del abismo, donde se iba a despeñar y la tierra saldría de su órbita, si el error pudiera prevalecer; pero... “pasarán los cielos y la tierra, y no pasa la palabra del Creador” escrita en cada espíritu, que es la ley del más, el polo positivo (que es la vida real y única) y ha equilibrado la resistencia alma y la tierra se transforma, se regenera. Nota al pie 6: Y siguen y seguirán hasta el fin.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 3
CAPITULO TERCEROAdán y Eva65.—El Adán bíblico ha traído a los hombres dando cabezadas de incredulidad, y ha sido a causa del dogma, arma terrible del libertinaje, con el que pretendieron poner un valladar al pensamiento humano; no sabían que el pensamiento es solo del espíritu, el que a nada se somete más que a la ley del más; al positivo polo, del que el espíritu es la corriente, la potencia y la intensidad. 66.—El espíritu es luz, porque es consubstancial con su Padre el Creador, por el que vive en la omnipotencia, llegando a ser omnímodo en ley de justicia. Es el creador de formas con las que demuestra la vida del autor de la vida; y es a éste a quien los libertinos no quieren concederle vida y menos acción, siendo sólo la vida y la acción del espíritu, porque él es la voluntad ejecutora del Creador, del que no vemos más que su eterno e infinito pensamiento de vida eterna y continuada, representada en el éter que todo lo llena y es la única sustancia. 67.—En el sánscrito se escribió las evoluciones del mundo y las del espíritu, en el tiempo de Adán y Eva, hace en años justos 5,674 ahora; y fué entonces, por todo lo que sigue (simplificado por hoy, y explicado en su mecanismo, en la historia de la tierra, que el mundo recibirá) (7). 68.—El sol, padre de todos los mundos de su sistema, en lo material; y que sus hijos son hoy más de 8,000, costándole cada uno un parto. Hizo 122 millones 250 mil siglos en la época de Adán y Eva, que tuvo un parto, del que nació la tierra. 69.—Aquel germen telúrico corrió todo el sistema de su padre, durante 23 millones de siglos, cargándose de todos los gérmenes de las especies de sus hermanos y de vida gestativa, para 100 millones de siglos; y a su hora, la ley lo sujetó, aprisionándolo en su órbita, que habría de ir ensanchando y ascendiendo cada instante. 70.—El espíritu maestro la regía en todas sus evoluciones, gestó todas las especies y las desarrolló a su plenitud en 45 millones de siglos, estando ya entonces todas las especies adueñadas del germen generatriz de su especie, y la tierra no podía darlos otra vez; pero sabe la ley de progreso, que tiene que renovarlos con sus mismos materiales, extrayendo la esencia de todos para engendrar al Señor de la naturaleza, al hombre. 71.—En ese estado que se marcaba en su rol, llamó a la ley para preparar el máximo acontecimiento; y por la potencia del espíritu maestro del mundo, hinchó aquel germen telúrico que del sol saliera y que sirve de entraña a este armazón y rompe la cáscara, envolviendo en ella todos los seres de la tierra, del líquido y de la atmósfera y las aguas todo lo cubrieron. El hombre quedaba concebido y se hizo el silencio, en tanto que un pedazo de la tierra bogaba en el espacio hasta donde la ley le ordenaba para estabilizarse y para reflejar la luz del sol; esa es la luna, que alumbra nuestros coloquios de amor y nuestras cuitas de párvulos y adultos. 72.—Y es que el hombre es algo y necesita ya en los mundos de expiación, luz continua; la que al propio tiempo mata la ferocidad de las bestias, que en su instinto acometen al menor y la ley, nada descuida ni olvida; el hombre, animal más débil, como tal, que los otros animales irracionales, no podía defenderse de las fieras en su niñez; pero la semi-luz del satélite era la defensa del hombre que la ley le da; por eso, el hombre, cuando razona, llena de luz su vivienda, sus calles y quiere llenar también los campos; y es justicia y lo alcanzarán pronto; en otro parto de la tierra que muy próximo está. 73.—El espíritu maestro, con la potencia de la ley, exprimió las esencias de los cuerpos y las esencias de las almas animales, depositándolas en los puntos adecuados y aparecieron de sus mismos gérmenes y semillas, todas las especies del reino vegetal y animal y no parecían las mismas, porque se habían metamorfoseado todas; perdieron los arbustos en exuberancia leñosa, pero lo ganaron en flores, frutos, fortaleza y belleza; y los animales perdieron su corpulencia y lo ganaron en finura, movimiento e instinto. 74.—Un árbol nuevo que antes no existió apareció; hacía ya 10 millones de siglos del parto de la tierra, cuando cayó y dejó al descubierto al hombrecillo, envueltos en sus bienzas verdes y holgadas y el sol los reanimó. 75.—Tenían esas bolsitas, como unos cuatro o cinco centímetros y el gorrión las desgarró, dejando libres aquellos hombrecillos, machos y hembras, que alcanzaron como dos pies (50 centímetros) de desarrollo. A su hora, la ley los llevó a procrear; esos son los primeros pobladores de la tierra, que aparecieron en todas las partes sólidas del mundo, siendo los nacidos de los árboles, la cuarta parte de la familia, que por ley ascendía a cultivar la tierra. 76.—Aquellos hombrecillos y los hombres grandes que engendraron, no conocieron leyes de restricción y eran libres como las aves y el reino animal; el suelo y los frutos era común y vivían como niños, amparados por la ley. 77.—Pero la beatitud no es vida; es sombra de muerte; los instintos hay que unificarlos; y cuando el hombre cayó vencido por la fiera, oyó el otro hombre el clamor y sintió el dolor del zarpazo; llamó la ayuda del hombre y vió que era buena la compañía. Así nació la tribu; el hombre progresaba. 78.—Mas cayó un hombre, herido por el hombre; y al sentir la tierra la sangre que tanto le costó, derramada por otro de sus hijos, gritó a la ley pidiendo justicia y el hombre vió el volcán y la tempestad y en su horror, pidió al sol, las estrellas, a los hombres, hizo imágenes, naciendo las religiones, tantas como tribus y aún como familias y ya la guerra sentó sus reales sobre la sangre del primer caído por el odio y lo han perpetuado las religiones. 79.—El odio pasó de tribu a tribu; se recurría al mayor número para más defenderse, pero creando ídolos y dioses y, todos esos ídolos y dioses pedían siempre ofrendas tomadas al otro pueblo, al otro dios. Así, la concupiscencia llegó en las religiones, a pedir dioses vivos, que no se hastiarían de carne de doncellas, y de sangre de mancebos. 80.—Mas la humanidad progresaba, porque el espíritu no para; pero el despotismo, nacido primero en la fuerza bruta y luego consagrado por la astucia religiosa, pondría la división entre el sacerdote y el guerrero; y del continente más poblado (la China) partió una división, acaudillada por Peris, que en siglos llegó al Egipto. 81.—Peris trabajaba ya el oro y los metales, y era a los 40 millones de siglos de la aparición del hombre en las bolsitas y llevaba Peris las fuerzas sanas, los trabajadores, e hizo el gran Imperio que aún dura, desmembrado hoy; la Persia. 82.—Con sus industrias, Peris iba invadiendo territorios, y llegado a Egipto, se encontró con una adoración que él no conocía. Fulo (el fuego) y pactó con él, porque era el todo para sus oficios. 83.—Su llegada a Egipto representaba el flujo del progreso; y encontrado el fuego, refluyó hasta su origen primero, la China; componiendo bajo un aparato que producía el fuego, el Krisna, al que Agnis no vaciló en ceder su puesto; y el Krisna reinó y aún sigue siendo el dios de aquellas religiones. 84.—Pero a pesar de todo y sobre todo, mantuvieron los sacerdotes la supremacía, y ellos no habían hecho el progreso, sino los trabajadores; y para asegurarse como divinos, hicieron nacer la casta guerrera, que dominara por la fuerza a los trabajadores que protestaban ya entonces del sacerdote, y cayó la humanidad en la esclavitud, subyugada por la fuerza bruta. 85.—Bajo el Krisna creció el boato, y la concupiscencia llegaba al paroxismo, a la locura; hasta que valía cualquier cosa, más que un hombre trabajador; y una serpiente, más, mucho más que una mujer, por lo que Shet escribió: “Que la mujer aplastaría la cabeza de la serpiente”. Y en el Sánscrito, la serpiente no es otra cosa que la religión. 86.—Había cumplido la tierra 122 millones de siglos; 44 millones de siglos los hombres en ella y la carne no parecía saciarse y, aún los hombres eran, Unos. No habían descubierto su Dúo Alma. Y si en toda la tierra la concupiscencia era la ley, en un continente, en la Atlántida, era el apoteosis de la lascivia; y la Atlántida se hundió cubriéndola las aguas y descubriendo las Américas, que sólo ostentaban el costillar de los Andes. Aquel hundimiento rompió una colina que unía la hoy España, con el Africa, e inundó el Jardín de la tierra, cuyas ciudades guarda el Mediterráneo; y fué, hace ahora sólo 87 siglos. 87.—Las aguas del Atlántico, en sus olas, llevaron contingentes al hoy México y Norte América; y las del Mediterráneo a la Calabria y éstos son los puntos más culminantes que se deben insertar aquí de la prehistoria para la humanidad de la tierra, y vamos a entrar en el tiempo de la historia y la doctrina escrita. 88.—Por más que los hombres quieran ver historias y doctrinas bibliográficas antes de Adán, sólo encontrarán afiches y jeroglíficos supersticiosos; pues si los sacerdotes hubieran hecho un cuerpo de doctrinas, no hubieran podido contener el progreso y habrían acabado antes de Adán, porque su fuerza está sólo en la ignorancia del pueblo y en la superstición; y a acabar con esto llegó Adán y su familia, cuyos espíritus procedían de un mundo mayor del sistema solar, que apenas lo ha descubierto la astronomía; no lo dudéis. 89.—Una es la ley; la tierra está hoy en la liquidación de sus cuentas a la creación, como hace 58 siglos, un mundo hermano, sufría esa liquidación y la ley a nadie deshereda; pero pone a cada uno en su lugar, conforme a su grado de progreso y sus afecciones; y esto, sólo puede ser, transportándolos a otros mundos, que son las moradas de que habló Jesús, escritas en el sánscrito, repetidas por Moisés e Isaías, y últimamente descritas y retratadas por el Dante. 90.—De aquel mundo fueron expulsados muchos millones de espíritus, por malversores y morosos y fueron destinados a la Tierra, donde sufrirían la contracción que sufriríamos nosotros, si de momento nos encontráramos traspasados de la belleza y comodidad de las ciudades modernas, a vivir la vida de las cavernas de las primeras tribus, teniendo conciencia de la belleza que perdemos. 91.—Son éstos los medios que tiene la ley de amor para corregir y curar a los ciegos, sordos, y locos de voluntad y los corrige; en lo que podéis ver y se comprueba mi afirmación de que la ley, en su mayor rigor, es el máximo amor. 92.—Pero entendamos, que esa corrección lleva necesariamente, los terribles sufrimientos de tener conciencia de lo que perdemos; lo que debe poner en gran cuidado a los hombres, ahora que la tierra está en su liquidación y en espíritu, han de salir de ella todos los que estorban a la implantación de la ley de amor, que ha de estar en su primer apogeo, durante el paso de tres generaciones presentes; por lo que, la guerra actual, no acabará en todo el mundo, hasta quitar las causas de la guerra, y por lo tanto, hasta matar la guerra, con la guerra misma. 93.—Los desterrados no van solos; la ley manda un investigador de justicia, que será el legislador y ha de proceder del mismo mundo, para ser conocido de los desterrados, porque han de llamar muy presto, muchos de ellos; y esos serán los primeros misioneros de la doctrina que no quisieron aceptar en el mundo de donde fueron quitados, porque estorbaban. 94.—Este investigador no era Adán y Eva; éstos y 26 seres más, eran afines del investigador y con él, habían sido ya misioneros en el mundo Juzgado de donde salieron los desterrados; y estos afines, espíritus de grande amor, no quisieron dejar solo al investigador y legislador; y con la venia del maestro superior, descienden a regenerar un mundo que la ley reclamaba en el concierto de las armonías; el espíritu que encarnado en la tierra se llamó Eva, rompió marcha y le siguieron los otros, haciéndose en voluntad solidarios con el investigador, del trabajo que había que hacer en la tierra. 95.—En ley, se eligió lo mejor de la tierra, en clima y costumbres; y en consejo se acordó unir desde el primer momento, las dos potencias que estaban divididas, para así tenerlas en su mano y para que el legislador pudiera, por ese medio, dar la doctrina salvadora. 96.—Al efecto, en la India, y en la hoy ciudad de Haiderabad, nace una niña hermosa, como no habían visto las madres, y era en la casta de los guerreros y la llamaron Eva; al propio tiempo, nace un varón en la casta sacerdotal, fuerte, robusto y hermoso y lo llamaron Adán; y estos dos casos hacían pensar y temer a los primitivos, por su superstición. 97.—Hay que hacer notar que para entonces habían ya encarnado los desterrados y con el progreso de sus espíritus habían ya mejorado un tanto la raza, como preparando la materia para aquel acontecimiento; esto pertenece a las leyes de afinidad y justicia, que obran incesantemente, en justa medida y compensación. 98.—Llegados Adán y Eva a edad conveniente al fin que traían, la ley que nada descuida y menos podría descuidar un caso tan trascendental, se vieron la doncella y el mancebo, se amaron porque sus espíritus estaban juntos y por añadidura el investigador, en espíritu, ordenaba. Mas un tribunal de grandes espíritus, que en ley se habían constituido para vigilar y advertir a la familia misionera y suplir al investigador en espíritu, cuando éste estaría encarnado para escribir la ley y la doctrina; cuyo tribunal, a los hombres, se le ha dado a conocer bajo los nombres de Gabriel, Rafael y Miguel. Se unieron, pues, Adán y Eva; y por su dominio sobre los demás causado por sus facultades y belleza, unieron las dos castas causantes de la eterna discordia humana; y por añadidura, ambos heredaban los derechos de sus padres, siendo Adán (así digamos) emperador y pontífice. 99.—Fué su primer hijo, Shet, que era el investigador y tuvieron otros más; todos eran de la familia misionera voluntaria que debían estar lo más posible, juntos, en la primera acción de reformar las castas y sobre todo la religión, escribiendo la doctrina, aun no bien estudiada hoy, del sánscrito. 100.—El Caín y Abel bíblico, es una figura que Moisés concibió, al tenor de la del Arca de Noé; y era en gran sabiduría, para anotar la historia ya pasada y aun no escrita, ni necesaria para el progreso material; pero sí necesaria para la sabiduría de los hombres, que nada han de ignorar. 101.—Así, pues, como representó Moisés en el símbolo del Arca de Noé, al cuerpo humano, que es la realidad de la figura, Abel y Caín, representan el estado del mundo entonces, donde sólo el derecho era del más fuerte; y al mismo tiempo, quedaba catalogado, el juramento de exterminio hecho por la raza primitiva, a la raza Adámica y redentora; por lo que, anota en el mismo capítulo, el dicho de: “que el que matare a Lamel, será vengado 7 veces; pero el que matare a Caín, 70 veces 7”; es decir, que juraban la destrucción de la nueva raza. 102.—Debo hacer una observación de paso, aunque no es de este capítulo y es que, el Génesis bíblico de Moisés, lo que llamaremos genealogía, no empieza sino en el capítulo 5º; siendo los cuatro primeros, como un índice de la historia pasada, que entonces no hacía falta saber , pero que Moisés sabía que llegaría el día de escribir la historia de la tierra y dejó anotada, simbólicamente la creación, en sus siete días. 103.— Es decir, que “Dios crió a Adán de un puñado de tierra y que sopló y le dió vida”, es decir, netamente, la procedencia del hombre: y aquello de sacar a la mujer de la costilla del hombre, no significa otra cosa en verdad, sino que las formas nacen de la sabiduría del espíritu, por su trabajo y por su amor, que es sacrificio, representado en el sacar de la costilla; y aunque hay muchas otras cosas que anotar de esos cuatro primeros capítulos del Génesis de Moisés, lo paso, por no ser necesarias a las funciones de este libro; ya tendrá tiempo el hombre, en la paz, de sacar en limpio el secreto de todos aquellos símbolos, aunque se le descubrirán en toda su verdad, en una obra titulada “Conócete a ti mismo”. 104.—Deshaciendo entuertos, pues, Adán y Eva, son realmente de carne y hueso, y son los progenitores de la raza que hoy cubre la tierra; y aunque nacidos de hombres de la raza primitiva, son los primeros hombres de una raza, regenerada, y son los jefes de una familia misionera que trajo el progreso todo, las artes y las ciencias de las artes y la sabiduría, a cuyo primer grado va a llegar la humanidad, tan pronto se acabe la liquidación, en la que está, sin que lo puedan evitar, religiones, emperadores, supremáticos, ni aún los libertinos; y termina el legislador las luchas, con su Doctrina universal y en él, Adán y la familia misionera, triunfa sobre todo el mundo y en conjunto, son solo 29; pero se deben anotar en justicia, cuatro más: Gabriel, Rafael y Miguel, tribunal permanente que auxilia al legislador y el Maestro, Espíritu de Verdad, que en amor, también toma cuerpo material en la tierra, muchas veces. 105.—El trabajo que haya tenido ese número corto de 29 misioneros, incluido el investigador, calcularlo por lo siguiente que es dato exacto (no os importe hoy de qué archivo sea sacado) y es que, a la tierra pertenecen de derecho y le fueron dados, dos billones de espíritus, que habían de exprimir las esencias de la tierra, para en su día, llevar en luz computado el peso; más los desterrados que llegaron a tres mil quinientos millones de seres espíritus. Estos eran supremáticos del mundo Neptuno que entonces liquidó sus cuentas; y a todo este número, tenían que iluminar y enseñar la ley de amor y con ella convencerlos, para llevárselos al Padre como lo habían prometido en su venida; tocando (en números redondos) ya descontados los poquísimos primitivos que habían en luz, pero que les había tocado, repito, a cada uno de esos 29 titanes, la respetabilísima suma de 70 mil millones; y han conseguido mayoría, puesto que la tierra está en liquidación y no ha perdido su órbita, aunque haya andado desequilibrada, por falta de obras de las que corresponden a los que han servido sólo, la vida del cuerpo y del alma (que es animal) y sólo han hecho lo que vimos en aquella terrible y horrible jaula, que es la viva representación de lo que la tierra era, cuando apareció en Adán y Eva, la familia misionera. 106.—Nunca faltaron en medio de los hombres algunos de esos 29, desde el principio de su misión; y han dejado siempre huellas y hechos y jalones nuevos puestos, del valor y seguridad de Abraham, de Confucio, Zoroastro, Juno, Antulio, Sócrates, Jacob, Moisés, Isaías, Elías y los otros profetas y Marco Aurelio y Servio Tulio, juntándose casi todos, para terminar la siembra de la regeneración y anunciar esta liquidación, cuando Juan el Solitario, decapitado por Herodes, y Jesús, crucificado por los sacerdotes; y creáis o no en la reencarnación (ya creeréis todos), los padres de Jesús, en la ley de la carne (única por la que la procreación puede existir), los padres de Jesús, repito, José y María, eran el mismo Adán y la misma Eva; y Jesús y Juan, eran de los 29; y en la familia de Jesús y uno de sus hermanos, estaba y era el investigador, que oía sus palabras; y hasta el Espíritu de Verdad (al que anunció Jesús), estaba presente en un cuerpo de hombre, para ser testigo irrevocable de los hechos de la supremacía. 107.—Más, ni Jesús, ni Isaías, ni Moisés, ni Sócrates, ni Confucio se salieron de la pauta del sánscrito, porque allí, ya quedaba el Jalón-mira, por el que habían de orientarse todos, hasta llegar a la liquidación, después de la cual se le podría descubrir al hombre, la verdad desnuda, porque se quitaría todo lo que estorbaba a la luz de la razón. 108.—¿Qué puedo decir más de esta familia misionera de amor? Diré sólo, que fueron de todo lo que al hombre aprovecha; que empezaron reformando las religiones, relegándolas siempre al último término y que ellos no crearon ninguna; que todos han sido sacrificados muchas veces por el poder religioso, y pocos, aunque algunos, por el poder civil; pero saber que éste siempre ha sido feudo de las religiones y por lo tanto, no ha habido aun en la tierra poder civil, porque aun no ha habido un gobierno plebiscitario, aunque fué ensayado, como se podía, en la naciente Roma y lo estatuyó Servio Tulio, que era nada menos que el Espíritu Maestro, Espíritu de Verdad. 109.—Por fin de este capítulo, diré: que allá, en la ciudad de Haiderabad, existen los cráneos y la tierra los guarda de Adán y Eva y de su hijo el investigador y legislador Shet; y que toda la obra de progreso de la tierra, es debido a ese puñado de Titanes; pero toda la historia ha sido adulterada por los malversores, que hasta el fin de la liquidación han promovido y sostenido las guerras, llegando al final a ésta, sin precedentes, por su magnitud, porque para ella han transformado en armas de destrucción, todo el progreso regenerador que se ha traído de mundos superiores para el bienestar de los regenerados, que por su esfuerzo y coadyuvando con los misioneros en el trabajo, están como hombres y como espíritus, en inmensa mayoría; por la cual, la tierra no ha perdido su órbita y ahora se asentará y regularizará su movimiento, agrandando su día y será alumbrado con luz ininterrumpida. 110.—Esto es decreto, para el día de la Igualdad; y, pueden pasar los cielos y la tierra, pero no pasa la palabra del Creador, padre de amor, del que el hombre es su demostración; y hoy, en conocimiento de la verdad, los hombres matan la guerra con la guerra, para poder decir en la paz: ¡Viva Adán! Y vivirá. Nota al pie 7: Esa historia, ya tiene sus bases puestas en la “Filosofía Austera Racional”, “Los Cinco Amores” y en el “Conócete a tí mismo”.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 4
CAPITULO CUARTOEL Sánscrito y su Autor. Ley de Shet. 111.—El Sánscrito es la doctrina de la verdad y lo suficiente claro para la secular epopeya de la regeneración de la familia de la tierra; aunque como era natural, se veló un tanto en símbolos y figuras, porque era demasiada luz para la inteligencia obtusa de la humanidad, que había pasado, más de 44 millones de siglos, en el reinado de las pasiones, que hasta las fieras, en su instinto, se escandalizaban. 112.—Pero era una raza fuerte, cuanto embrutecida; y esto, si le daría mayor trabajo a la raza regeneradora, descubría a la luz del investigador, que habiendo masa, puede hacerse pan sabroso; es cuestión de sobar más y sudar más y preparar bien el horno para su cochura. 113.—Tal ha sido el trabajo (bien medido y pesado y distribuido), que en simples 57 siglos han preparado el 99 por ciento de aquella masa informe, en sabrosos bollos, que al calor regulado del amor y tesón de los 29 misioneros, puede el legislador investigador, presentarle en fruto, amasado, sazonado y cocido a gusto de su padre, esta hornada homogénea y adornada por el progreso, en armonía a la magnitud de la mesa de un banquete. 114.—Por cuya labor, al presentarla al Padre el Maestro Espíritu de Verdad, pudo decirle, radiando amor y alegría él, ante los titanes de la hazaña, estas palabras: ““Y consumió en breve tiempo, la obra de muchos siglos”. Y el Padre, al recibir el presente, dijo: “Sea en la tierra la Paz y quitaré todo lo que te estorbe”: era repetir su promesa. 115.—Poco ha, fué realizado este acto; ya sabréis también la fecha; pero de edad de tres años arriba de los que en la tierra están, han sido testigos en su espíritu y os lo confirmará todo lo que pasa, sin que los hombres hayan podido encontrar soluciones, empeorando cada día, hasta sufrir esta terrible contracción de la contramarcha de la máquina, que ha originado la conflagración mundial, empezando a quitar todo lo que estorba para el reinado de la paz; y ya dije, que la ley, se sirve de los medios que el hombre le prepara; ¿le preparó la guerra?; pues la ley usó la guerra, para matar la guerra y sus causas; y nadie, ni nada, lo estorbará y la paz reinará y ya imperturbable. 116.—Vuelvo al sánscrito y digo: que toda la doctrina de EL, la recopiló Shet en su canto, llamado hoy “El canto del Señor”, donde está contenida la verdad suprema, que es la vida eterna y continuada; y sólo siendo así, vale la pena la vida de los cuerpos; y sólo así puede triunfar y triunfa la Suprema Ley. 117.—Pero es que, como en el sánscrito está dicho, el tiempo es una ficción (como pasado y futuro) y sólo existe el presente, por lo que la vida y el espíritu demostrador de la vida en formas, que es la única vida, por lo que, no puede ser que no sea, y no tiene ayer ni mañana, sino el eterno hoy; el presente infinito; que cuando llega a la sabiduría por la experiencia continuada del trabajo, comprende el infinito, no siéndole reservado más que una sola cosa, inherente y exclusiva de su padre; ese secreto es, sólo la esencia del ser sin ser, porque sólo El es increado. 118.—Mas de ahí abajo, el espíritu, pero encarnado, ha de saber como hombre toda la metamórfosis del éter, impalpable para el hombre, pero no para el espíritu; y es ese éter la única substancia con que el Creador llena el infinito, como arsenal para el espíritu de su hijo, del que ha de formar los mundos, los sistemas, las constelaciones, los planos, la cosmogonía y el universo todo, estando el hombre, como resistencia equilibradora, entre el Creador y el universo. 119.—Por lo que, el hombre es sobre el universo; y sobre él sólo está el Creador; y éste es su Padre. 120.—He aquí la verdadera Trinidad, ya descrita así en el “Trimurti” del sánscrito, pero que la malicia la mistificó; pero queda en el universo escrita y en el archivo del espíritu, está imborrable y la puede repetir eternamente, si eternamente la borrara el mistificador. 121.—Por esto, cuando el espíritu se hace luz dominando sus pasiones y ferocidades que habéis contemplado en aquella jaula, sufre una contracción tan horrorosa, que quisiera dejar de ser; pero no puede ser que no sea y en su aflicción, pide y es auxiliado; llama y le contestan y triunfa, siendo un obrero consciente más que trabaja enderezando sus entuertos y llega a ser un misionero, por convicción, adelantando el progreso con la suma que aporta al ya conseguido y esta es la vida eterna y continuada, siempre ascendente, siempre regulando mejor la resistencia alma, que se abrillanta por el pulimento del trabajo, participando de la luz del espíritu, al que le sirve de forma; y brilla aquella alma, más que un sol y que muchos soles, como le pasa al globo de una lámpara, que con la luz apagada es una masa opaca; y en cuanto la luz es encendida, brilla, por la luz que encierra y a la vez protege. 122.—Todo esto, está ya dicho en el sánscrito, con el velo o globo correspondiente, para que no dañara tanta luz a la débil vista de los que despertarían del sueño secular de su letargo, porque el legislador no podía desarmonizar; al igual han hecho todos los misioneros y mesías hasta Jesús; después de éste, ya se hablaría más claro; ya se dirían las cosas cerca de la realidad, porque llegaría a los hombres, el mágico C.G.S. con el cual, había el hombre de pesar y medir el pensamiento del Creador, que es el éter, materializado, en la aún incomprensible electricidad. Entraña y alma de la causa vida. 123.—Shet, hijo de Adán y Eva, en cuanto hombre; Investigador del Creador para la humanidad de la tierra, en cuanto espíritu; era mandado en Justicia, a regenerar aquella jaula desordenada; y, sólo acompañado, tenía el mandato ineludible de la ley, de poner orden y concierto a todo desbarajuste de aquellos fieros bípedos; pero que lo eran, sólo por el desequilibrio de su resistencia alma y había de empezar, en sabiduría, por ir haciendo soldaduras de los fragmentos rotos por los terribles corto circuitos; y ya he dicho, que su primer paso fué, unir, por sus padres, para recoger en el mismo, las fuerzas que se repelían por el antagonismo de principios y ambiciones; el sacerdote y el guerrero que se odiaban entre sí y llevaban siempre el pueblo a la guerra; para lo que puso un tercero que entendiese entre los dos y eran los Jueces, que habrían de ser más sabios que el sacerdote y el guerrero. 124.—Shet, por herencia, asumió (como lo había preparado) la representación de los poderes sacerdotal y militar; y así pudo fraternizar el pueblo, haciéndolo respetarse, empezando a gozar de un bienestar no soñado; y tanto fué, que aun no han querido cambiar de régimen en aquellas tierras, esperando al que les fué prometido; y no están equivocados; y tienen fé convicta en la promesa, por lo que si han sido sometidos por la Albion en lo material, no han podido someterlos en lo espiritual; y eso, que los sacerdotes, o Bracmanes, como cabras, han tirado siempre al monte, por lo que tienen, rituales irracionales que no dejó Shet, porque eran los que venía a quitar. 125.—En efecto: todo el mundo sabe que aquellos dioses exigían holocaustos de hombres; Shet los sustituyó por carneros. Los sacerdotes comulgaban con sangre y carne de las más bellas doncellas después de violarlas al pie del altar; Shet lo sustituyó por especies de licor y bollos; y estos dos actos solo, bastaría para la grandeza mayor de un hombre; pero Shet es desconocido, aunque no ignorado. 126.—Cierto que en buena lógica, no puede exigir reconocimiento para él, porque al fin, vino en justicia y el que cumple su deber, tiene bastante con la satisfacción propia del deber cumplido; no hay que olvidar que el amor es sacrificio y cuando éste es cumplido en justicia, harto galardón tiene en ser mandado por un superior y, en este caso, el Superior que mandó a Shet, es nada menos que el Padre común universal, el Creador; único ante quien todo el universo se inclina. 127.—Mas hasta hoy, el hombre necesitó, por su ignorancia y la imposición, figuras, símbolos, ídolos y dioses, ante quien se inclinaba pensando en lo abstracto; y hoy ya sabe el hombre, que el Creador, su Padre, lo lleva real y en toda su majestad, dentro de sí mismo; y por lo tanto, ha de comprender lo dicho en el Sánscrito: “Todos los hombres hermanos son”, y en consecuencia, sólo “amando al hermano”, podemos adorar en verdad a nuestro Padre Creador; y éste es el mandato que se practicará (no lo dudéis), detrás de esta guerra, que Shet empezó a matar. 128.—El odio de razas era tan intenso, por causa de que cada una tenía entonces y tiene hoy, un dios mejor que la otra y todos ellos reclamaban su derecho divino; y por ésto, basados los hombres en una regla científica y axiomática, de que, dos principios absolutos se anulan el uno al otro, los hombres, repito, les vuelven la espalda a los dioses y se abrazan a la ciencia; porque ésta, por la matemática, saca belleza de lo rústico, y hasta hace vida tangible por la combinación de fuerzas naturales, lo que no pudo hacer ningún Dios, ni todos juntos, porque todos son, la sin razón. 129.—Por esta verdad, que el hombre ha visto ayer, cuando se alejó del error por la terrible contramarcha que su mismo espíritu dió en su errada carrera, Shet, sustituyó todos los nombres por el de Brahma, Padre; y lo confirma Moisés, diciendo: “Y Adán conoció a su mujer Eva, y le parió a Shet, en el cual, los hombres empezaron a llamarse: de Jehová”. 130.—Todas las religiones han tomado reformas en el Sánscrito; y todos, más ridículos o refinados por sus tendencias, se han aplicado los que en aquellas doctrinas se llaman “Sacramento” que quiere decir, “medios”. Mas aquéllos fueron para mejorar, porque sustituyeron los sacrificios humanos y el banquete de antropófagos; en tanto que las religiones positivas y aun las hoy existentes modernizadas, viven a costa de esos sacramentos; lo que quiere decir en la lógica razón, que las religiones son incorregibles; porque Shet abolió el sacrificio y la bacanal, condenando a los Dioses que lo pedían y éstos se mantienen a costa de esos “medios” o sacramentos y dicen que es “para ofrendarlo a Dios”, al que piden su auxilio para la guerra; y no voy a probarlo con textos de escrituras, sino con lo que el Telégrafo nos trae, del cristianísimo Guillermo Segundo, y es lo que sigue: 131.—“La Prensa”, martes 8 de septiembre de 1914. Una oración del KáiserBerlín.— Septiembre 7.— El Emperador Guillermo, ordenó al Consejo supremo de la Iglesia Evangélica, incluir en la Liturgia de todos los servicios religiosos, durante este año, la siguiente oración: “Dios omnipotente y misericordioso, Dios de los Ejércitos, pedímoste humildemente tu ayuda todopoderosa para la patria alemana; bendice a nuestras fuerzas militares y guíanos a la victoria; danos la gracia de mostrarnos cristianos con nuestros enemigos y también permítenos llegar pronto a la paz que eternamente salvaguarde nuestra Alemania libre e independiente”. 132.—Esa oración no es del Sánscrito; allí solo se pide paz universal y Amor de Hermanos y no le pide a Brahma, sino a los hombres, que son los que hacen las guerras. Y si no fuera esa oración un insulto al Creador (suponiendo que el cristianísimo Káiser evoque al abstracto), es el deseo del mal de los que él mismo ha arrastrado a la guerra; y esto, en la Ley de Justicia fatal, se paga con la pena del talión. 133.—Por lo que, los que el Káiser llama enemigos, han contestado adelantándose a esa oración, juramentándose, Inglaterra, Francia y Rusia, a no pedir ni aceptar la paz, ninguno de los tres, por separado, ni sin que las condiciones ofrecidas o pedidas por uno de los tres, sean refrendadas por los otros dos gobiernos; lo que equivale al más terrible decreto de borrar del mapa a Alemania. Y pregunto yo: ¿En qué estado quedará el Dios del Káiser, si no le hace caso a su oración? Y si pudiera y le concediera el triunfo, derrotando y hundiendo a los otros, ese todopoderoso ¿no sería un monstruo? ¡Pobre humanidad, y pobres dioses de los hombres! 134.—La paz será, porque la mayoría de los hombres de progreso presentó méritos al Padre, por el investigador y no porque se imponga con las armas, ni con dogmas; es eso lo que estorba; y esa guerra es, para quitar todos esos estorbos. Meditad por qué la guerra no acabará, hasta que se haya quitado la causa de la guerra; y ya sabéis, que la ley de justicia no reconoce más que hombres iguales y sólo toma por fé, las obras. Esto sí está en el sánscrito y lo escribió Shet, hace 57 siglos. 135.—Shet escribió: “unidad en el universo”, unidad en el Creador, y una sola ley común, que es Amor; y todo eso se consigue, sólo por el trabajo; todo lo que se opone a esto, es error; y los que lo mantienen, malversores del común y transgresores de la ley y rebelados contra su padre, porque rompen la armonía de su gobierno y no le inmuta, pero corrige con las leyes fatalísimas, por las que han sido promovidas las guerras, hasta el tiempo del sánscrito, que era el tiempo de tolerancia, dándose una tregua de 57 siglos, para que los hombres se corrigieran; y en vez de corregirse, llegamos a la liquidación, con un terrible depósito de causas y armas de guerra, que la Justicia los utiliza en justicia. ¿Por qué se quejan los hombres amantes de la guerra, cuando la ley justicia viene a saciarlos, con una guerra que es la suma igual a las causas preparadas? 136.—La doctrina de Shet, es de paz; y la paz sólo puede ser estable arrancando la raíz de la guerra y ésta la arranca la Justicia Divina; y ya veremos si hay “hombres con derecho divino” que sean capaces de torcer ese decreto, del único Divino, que al recibir el presente ofrecido por Shet y los suyos, dijo: “La Paz sea en la tierra y quitaré todo lo que te estorbe”.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 5
CAPITULO QUINTODesde Adán hasta Moisés137.—Ya va en marcha pujante la raza Adámica; ya llevan por todas partes la doctrina de Shet, llamada luego, Vedanta; Veda, o de Adán y Eva, permitido en ley, porque Shet era su hijo; y lo que es de los hijos, es de los padres; como lo de los padres, es de los hijos en ley natural. 138.—Mas se iniciaron matanzas de odio, porque los primitivos (esto fuera de la India) en cuanto veían un ejemplar de la raza nueva, era su bocado codiciado para sus dioses y servidores, por lo que, en ley, el Investigador, autorizado para ello por sus poderes y previa venia del Consejo del Padre, prohibió la reencarnación de los espíritus primitivos; hasta que hubieron encarnado y dejado semilla metamorfoseada, todos los desterrados, que aunque eran supremáticos, eran sabios y comprendían la ley Veda, o Shética, porque no era otra que la que no habían querido acatar en el mundo del que fueron desterrados, al tiempo de su liquidación. 139.—No ignoraba el Investigador, que aquellos espíritus eran supremáticos, pero tenían conciencia de lo que habían perdido y de que eran más fuertes los primitivos de la tierra en fiereza supremática, y llevaban siempre la fija de perder, si no acataban aquí tampoco aquella ley; y así, encarnaron y procrearon los caídos, muchas generaciones, hasta cubrir la tierra, estando entre ellos siempre, como hombres, los misioneros; que para no desarmonizar, tenían que ir reformando costumbres por el progreso, sin abolir religiones e instituciones, sino debilitándolos, tanto como reforzaban la raza nueva y el imperio de la justicia. 140.—Se podría objetar aquí, que se coartó la libertad a los primitivos; pero no es así, porque lo que se hizo fué prohibir el libertinaje que era lo que tenían; del que aun tenemos restos que afean la obra del progreso; tal era el desarrollo del libertinaje; y además, el Investigador, si había de regenerar a la humanidad, en el tiempo que le marcaba la ley, muy perentorio por cierto, comparado con más de 44 millones de siglos que existían sobre la tierra aquellas figuras de hombres, que cada vez se refinaban más en el libertinaje. No podía la ley negarle ningún medio conducente al fin deseado e impuesto por la misma ley; y sobre todo, se había venido a investigar la liquidación y esto, en toda ley, pone en entredicho a los investigados. El entredicho, es la suspensión de garantías sociales y constitucionales; y en esos casos, sólo hay por ley, las disposiciones del Investigador. Registrar todos los códigos de la tierra y veréis escrita esa doctrina y apoyada por el pueblo. 141.—Se les retuvo, pues, por un bien mayor para ellos, puesto que así, aunque conservaban en su espíritu todas las tendencias, efecto de la causa materia, que se las originó; purificada un tanto esa materia (por el uso de los desterrados), cuando volvieran a encarnar y con lo que se les había enseñado como espíritus y la mayor malicia que habían de heredar en sus cuerpos, se llegó a la convicción, de que la tierra, la humanidad de la tierra, matemáticamente, en el tiempo marcado en su rol, estaría en mayoría el número de regenerados y Shet, previo consejo de familia, así se lo ofreció al Padre, durante la existencia de Noé, cuyos hijos, hermanos, mujer y nietos, eran los mismos 29. 142.—Por este hecho, pudo Moisés decir, que el Padre le prometió a Noé que no habría más diluvio; y que podía dar suelta a los animales que guardaba en el arca, lo que quiere decir, que se había puesto orden, por dominio, en la jaula que estudiamos al principio; y por tanto, se habían sujetado las aguas del diluvio de las pasiones; y entender que, sujetar, no es dominar; sino retener los efectos, de sus causas, dando tiempo a preparar el dique que las contenga en equilibrio con la menor presión posible, como hace el ingeniero en sus tanteos, donde ha de fundamentar un dique importante y luego, toma todas las medidas y por fin, elige científicamente los materiales; es este paso, el que quiere representar Moisés, en Noé y su familia. 143.—Que fué acertado el plan del Investigador y aceptado por los consejos del Padre, lo dice el hecho histórico y material del Testamento de Abraham; cuyo documento, alianza entre el Padre y sus hijos de la tierra, le fué dictado a Abraham, por el Maestro Espíritu de Verdad, donde le promete, que en su hijo, multiplicará su simiente, sobre toda la faz de la tierra. 144.—Ese documento fué escrito por Abraham, en una piel de cordero y sabréis donde luego lo quedó con otro instrumento; pero será en su día aunque muy pronto; pero os aseguro (lo que ya sabéis), que ese documento pasaba sólo al primogénito jefe del pueblo que fundó Jacob, nieto de Abraham. 145.—Jacob, hijo de Isaac, no era en ley humana el primogénito en nacimiento; pero lo era en ley divina, por concepción, y aquí hay hondo misterio. Hay una coartada del Jefe supremático de los espíritus primitivos y no es de este libro; es mucho más profundo su estudio y donde corresponda romper ese velo, se romperá; por lo que dejo este caso, poniendo a vuestra consideración, tres casos de aquella familia, para que vayáis viendo, que algo anormal pasaba, para que de los dos gemelos, el primero fuera todo peludo y oscuro y el segundo rubio y blanco. Siendo Isaac joven, fuerte y blanco y Rebeca, hermosa y exuberante, blanca de carnes y cabello castaño; y el otro caso, que antes de llegar a sacar los pies el primero del vientre de la madre, saca las manos el segundo, asido del calcañal de Esau; y por fin, que antes de la mayor edad de ellos, Isaac queda ciego y así bendice a Jacob, como primogénito, preparado por su madre, que debe querer al igual a los dos; pero las madres tienen muy clara percepción de las cosas del Creador y sobre sus hijos, rara vez y ninguna vez se engañan; y Rebeca no se engañaba, porque Jacob era el Espíritu del mismo Shet, el Investigador. 146.—Es cierto, que Abraham subiese al monte a sacrificar a Isaac; porque habiendo recibido la promesa de multiplicar su simiente, cuando aun no tenía hijos de Sara, lo tuvo, haciendo lo que le había sido mandado en visión por Gabriel, uno de los del tribunal permanente espiritual y protectores y correos del Investigador y los misioneros, era necesario apurar la prueba de la fé, por las obras, antes de entregarle la alianza del padre con sus hijos pródigos de la tierra. 147.—No prevaleció la coartada jugada en el mismo acto de la concepción de Jacob, para ponerse delante de él en ley humana el espíritu jefe de la raza primitiva, venciendo así, a la raza Adámica; pero Gabriel y los del tribunal permanente, advertían en todo momento las emboscadas de los primitivos; y esta vez, Rebeca, desde el acto de la concepción, vió lo que había y obró luego en Justicia, anteponiendo Jacob, a Esau, que luego legalizó ante las leyes y costumbres humanas, comprándole el derecho de primogenitura, por la que Esau pidió un plato de lentejas guisado por Jacob, lo que indudablemente indica una supremacía, aunque pobre. 148.—Esau, Jefe supremático de los espíritus primitivos, si salió derrotado por el poder de la justicia divina, habíase vencido a sí mismo y se rehabilitó en la raza Adámica; pues no en vano había tomado en su alma, la parte correspondiente en la ley de la creación, de el alma de sus progenitores Isaac y Rebeca, pasándole una cosa semejante a aquella metamórfosis que hemos observado en la fusión de todos los seres de la tierra, en el cataclismo que ésta sufrió para engendrar al hombre, que todos perdieron en exuberancia y lo ganaron en finura y belleza; y Esau, quedó por esta fusión, con su alma, soldadas las roturas; y por la educación recibida y el ambiente de familia, sabría ya regularla y gobernarse a sí mismo y ser jefe de sus actos. 149.—Mas hay que notar, que los resabios, no se quitan en mucho tiempo; y ahora cuando meditaba su derrota, se enfurecía contra su hermano; pero Rebeca, que vigilaba, mandó a Jacob retirarse a Padam-Haram, para tomar mujer, de la casa de Labam, según el designio de la Justicia; porque allí estaban hechos carne, espíritus de los 29, porque las leyes divinas todo lo preparan al centímetro y al segundo con todo lo necesario, por más complicado que sea el engranaje de este mecanismo; y de esto, luego darán fe todos los hombres, una vez que hayan roto los valladares que hasta hoy han tenido. 150.—Salió Jacob, ya investido de los adminículos de Primogénito, consistentes, en un frasco de aceite, báculo y bordón, llegando en su primera jornada a Luzza y durmió al campo raso, teniendo la visión de la enigmática escala, que partiendo del suelo, se perdía en las alturas del espacio y por ella subían y bajaban continuamente, seres, estando en la cima, un ser superior, que en lo humano llamaban Jehová, que le prometió a Jacob , como a su abuelo, multiplicar su simiente, sobre los cuatro puntos cardinales de la tierra. 151.—El espíritu en luz, no se espanta; pero en cuanto está encerrado en un cuerpo que le opaquiza la inteligencia un tanto (lo mismo que sea el hombre, ángel o demonio), la materia teme y se espanta; y al despertar, Jacob tembló, por haberse dormido en la casa de Jehová; y comprendió lo peligroso que era para el hombre el sueño de su alma y la ignorancia de no saber el hombre en todo instante, dónde sienta sus pies y espantado dijo... ¡Cristo!... 152.—¡Cristo! ¡Palabra terrible que ha traído a mal andar a la humanidad, durante una veintena de siglos! Porque, saber, que la palabra Cristo, en el Hebraico, significa peligro; y Jacob, para no olvidar este peligro, ungió con aceite la piedra sobre la que durmió y la alzó y la llevó consigo y la entregó después a su primogénito, con el secreto en la palabra “Cristo” que les serviría a todos los hijos de Israel, de santo y seña, para conocerse y prevenirse de los peligros; y esta piedra, es aquel instrumento que atrás dije, que Moisés dejó con el testamento: este instrumento está en un lugar prominente de la tierra, después de una tremenda odisea, que está ya historiada con grandes pormenores. 153.—Queda sentado cómo fué creado, y qué es el Cristo que tantos lutos había de dar a la tierra y hoy es el apoteosis de sus hazañas , por el error de los cultivadores de mentiras y malversores de la verdad y amantes del libertinaje y de la supremacía; aun no han descubierto la historia del Cristo, al que siendo el peligro de la humanidad, lo han hecho Dios; pero dios y los dioses ídolos, son insaciables en su concupiscencia, por el hecho de que son una quimera; no son personales y el Cristo, peligro anunciado, e imagen de espanto, hoy sacudió su espinazo, su cola y sus cuernos y ríos de sangre corren, donde se baña; y tan abundante, que es cual nunca fué igual y llega a la boca de los caballos la sangre de los hombres, como había dicho el profeta: pues todos los que luchan son cristianos de todos los matices, cumpliéndose el peligro que Jacob anunció hace 40 siglos, cuando aun el Cristo no era ídolo. 154.—Ha vivido Jacob 16 años en casa de Labam su tío; pero notar que lo llama hermano; y es en sabiduría, respondiendo precisamente al cargo de primogénito que, aunque como tal puede mandar, obedece a las costumbres del lugar y sufre los engaños de Labam, hasta que era llegado el tiempo de formar un pueblo con su misma descendencia; y en espíritu, sus hijos, eran de los misioneros, de los desterrados y de los primitivos, porque en ley, tenía que regenerar y unificar a todos los seres de la tierra. 155.—A su vuelta, avisó a su hermano Esau, al que había donado toda la hacienda de sus padres y aun le ofreció un buen presente, del producto de su trabajo; esto, en ley divina, representa que el legislador, moral y materialmente, trabaja para todos, sin tener en cuenta diferencias ni menosprecios ni ultrajes personales; pero no transige, en lo que toca a su mandante. 156.—Jacob no hizo religión para su pueblo; donde quiera que hubiera de adorar a Jehová con actos exteriores (de que la materia y el alma necesitan para su expansión), allí levantaba altar, de momento, y no quedaba en la rutina. 157.—También, como hombre, Jacob se vió en el conflicto de haberse interpuesto un espíritu de los primitivos para su primogenitura, que según la ley y costumbre del lugar, el primogénito debería ser Rubén, nacido de Lea. 158.—Mas Lea, no es la mujer que Jacob ha elegido; es Raquel. Y en ley de justicia divina, que no se somete a leyes de capricho, el primer hijo que Raquel pariera, era el primogénito; y así fué en verdad, José, al que Jacob, por justicia, lo distinguía, no en lo personal para hacer diferencia de sus otros 11 hijos, sino porque hasta niño lo había requerido, revelando sus visiones, que sus hermanos comprendían y no se avenían a su superioridad, por lo que lo sentenciaron a muerte y engañado, lo sacaron al campo, tirándolo a un pozo, pero que por acuerdo lo sacaron y lo vendieron a unos comerciantes, los que lo llevaron a Egipto y lo revendieron, quedando Jacob en la tristeza. 159.—Mas nada ni nadie venció ni vencerá a los decretos del Creador y, ahora, la tierra no produjo lo necesario a la subsistencia; pero José, de esclavo, había ascendido a ministro del rey de Egipto, porque le explicó a Faraón un sueño que se cumplió; y por él, José, llenó los graneros para los años de escasez. 160.—Los hijos de Jacob (como todos los de aquella tierra), hubieron de bajar a Egipto por trigo; y presentados a José, éste los reconoció y supo (sin mostrarse), de su anciano padre y del hermano menor, y exigió que le llevaran el joven su hermano Ben-Jamín, porque sabía, que no queriendo su padre separarse del joven que le consolaba un tanto la pérdida del otro, no vacilaría en venir también el anciano; y aunque con muchas incidencias, así pasó, triunfando aquí también la justicia y acabó Jacob sus días, bendiciendo el primogénito de ley divina y quedaba fundado un pueblo, que llevaría la ley a su término, venciendo todos los obstáculos de la raza primitiva. 161.—Aquel pueblo cayó esclavo, una vez que faltó José, porque la supremacía olvida los beneficios, tan pronto pasa el peligro; pero la esclavitud precisamente, los unía en más compacto haz y se multiplicaban por sus leyes, hasta el caso de que, desde Jacob a Moisés (cuatro siglos escasos) de aquellos 12 varones que se distribuyeron en tribus, pero bajo un solo régimen de gobierno y de doctrina, la Veda, que era el mismo sánscrito y con su secreto testamento, más el santo y seña “Cristo” y el instrumento que lo motivó y lo recordaba, la piedra, que más tarde, otros la llamaron Fatídica, en esos cuatro siglos, repito, de aquellos 12 hijos de Jacob, sólo en Egipto, sumaban dos millones de seres y, Faraón temblaba, porque nunca pudo conseguir doblegarlos, ni empobrecerlos. 162.—Llegó Faraón a temer tanto a Israel su esclavo, que pensó en aniquilarlo, por una ley tan arbitraria como inhumana; y esa ley fué; que “todo varón nacido de los Israelitas, fuese muerto al nacer”; la justicia divina, tendría que poner remedio inmediato a este inminente peligro y lo puso; primero, por el valor y sabiduría de Israel, que estaba dispuesto a defenderse a toda costa; pero el jefe, que era el primogénito de la Casa de Levi, dió las órdenes concretas, para que toda mujer Israelita se encerrara en su casa, desde el sexto mes de su embarazo; que los varones nacidos, se ocultasen hasta ser mayores de 15 años; sólo en algunos casos excepcionales en que no fué posible ocultarlos, fué cumplida la inhumana ley faraónica, que cara le había de costar más tarde. 163.—Fueron llamadas las parteras de Israel, porque el número de varones crecía, a pesar de la ley de matarlos al nacer; pero en poco estuvo que no tuviera Faraón que indemnizarlas, puesto que, “no eran llamadas (dijeron) y si acaso, las llamaban tarde”; pero además dijeron: “como las mujeres Israelitas no son como las Egipcias, sino más fuertes y robustas, paren antes de que llegue la partera y besan a sus niños. ¿Quién será capaz de quitarles su cría después de besarlo?” ¡Oh qué sabiduría y santa altanería encierra esa contestación! Es verdad. ¿Quién es capaz de arrancarle de sus brazos su niño a una madre, después de haberle dado el ósculo de amor y su vida por sus pechos? Sólo las madres pueden contestar y sólo el amor puede dar tal valor a las madres. ¡Bendito amor, por el cual todo es grande y todo se regenera! Clamemos al Padre, porque pronto el amor reine. 164.—Mas esperaba Israel su liberación con la fé de las promesas hechas a sus padres; y bajo esa ley brutal, nace un niño en la casa del jefe de Israel y éste, no puede ocultarlo, porque el pueblo, en la individualidad, no compromete a la nación; pero un hecho del jefe compromete a todo el pueblo y el niño, había que sacrificarlo, o exponer al exterminio a todo el pueblo; pero hay el Consejo del Tribunal permanente y Jacabel, madre del niño, recibe de Gabriel las instrucciones y ella misma calafateó una cesta y en ella lo puso; y esperó la hora en que la princesa, hija de Faraón bajaría al río a bañarse y entonces puso la cesta en las aguas, que la corriente llevó río abajo: al entrar la princesa, vió la cesta y oyó lloros y al abrirla, dijo: “de los Israelitas debe ser este niño, pero es hermoso y lo quiero para mí”. “Porque de las aguas lo saqué” que en Egipcio, toda esa oración se recopila en Moisés. 165.—Jacabel había mandado corriendo a su hermana María, para que le ofreciera a la princesa un ama para el niño y la princesa aceptó y, al niño le dieron por nodriza a su misma madre, burlándose así la ley divina, de la ley arbitraria del supremático, que aun le hace pagar el crianzo del que lo había de derribar para siempre, de su fama y orgullo. 166.—Pasemos por alto la vida del infante y sepamos sólo, que la princesa lo amaba y que por aquel acto, quedaba sin efecto el decreto inhumano (aunque no derogado), y entre tanto, nació otro hijo de la misma Jacabel, y fué Aarón, que no pretendió la Primogenitura, porque, por Jacabel su madre, sabía que Moisés era el primogénito y jefe y libertador del pueblo. 167.—Un hecho sacó a Moisés del palacio de Faraón a la edad de 40 años. Salió de paseo y vió reñir a un egipcio y un israelita; intervino con tan mala suerte, que de un golpe de vara, mató al egipcio y lo enterró; más fué visto. 168.—Pocos días después, vió otra riña y quiso mediar; pero uno de los contendientes le dijo: “¿Qué, viene a matarme a mí también y a enterrarme como hizo ayer con el egipcio?” Ante este peligro, Moisés se marchó de Egipto y no a escondidas, sino previo consejo de su hermano Aarón y los ancianos, hasta que Jehová ordenara el momento de la libertad, para lo que acordaron que, “toda casa de Israel, fuera marcada con una señal que era una estrella de 6 puntas, formada por dos triángulos, llamada Estrella de Jacob”. 169.—.—Moisés, se dirigió a la Siria; pasando el Mar Rojo y al pie del Sinaí, encontró unos rebaños que guardaba una joven, hija de un sacerdote egipcio, que no estaba conforme con los ídolos faraónicos y sí lo estaba con la doctrina de Israel; por lo que se había retirado de Egipto y estableció su tienda, en la cima del Sinaí. 170.—Moisés, abrevó las ovejas y la joven; ésta subió a la tienda y dijo a su padre el encuentro del mancebo y cómo había abrevado el ganado; y Jettro, cuyo era el nombre de aquel sacerdote, reprendió a la hija, porque no le hubiera pedido que subiera a comer pan; la hija corrió y subió de la mano a Moisés, al que Jettro conoció y sabía quién era, ofreciéndole su hogar, dándole su hija por mujer, con la que tuvo dos hijos. 171.—Moisés, recibía frecuentes visitas de Aarón y esperaba el momento que Jehová ordenaría la libertad del pueblo; entretanto, escribió el Génesis, ayudado por Jettro; pues ambos tenían facultades medianímicas, además que sabían la Kábala y eran doctos y sabios de la escritura; pero Moisés, tenía el Testamento Secreto de Abraham, el que, ni aún Jettro conoció hasta el momento de partir Moisés, pues lo dejaba tutor de su mujer y sus hijos, y debía saber ese secreto; mas Jettro en su espíritu, era uno de los 29 en la familia misionera. 172.—Pasamos por alto las plagas y conversaciones o promesas y negativas de Faraón para dejar salir voluntariamente al pueblo de Israel, que sólo era a causa de las grandes riquezas que se había de sentir Egipto, de la fortaleza y laboriosidad del pueblo de Israel, vacilando, entre dejarlo marchar, o declararlo libre; pues en ambos casos, era la destrucción del Egipto fuerte y poderoso, como nación faraónica. 173.—Con la salida de Israel, se marchaba la fortaleza y la producción y Faraón, de grande, quedaba pigmeo; y dándole libertad, su reino había acabado y sería reino de Israel, del que Faraón no podía ser su rey. 174.—En Consejo Político, se veía este difícil dilema y no se atrevían a abordarlo; entretanto, Moisés preparaba la marcha del pueblo, porque era llegado el momento mandado y fué acordado hacer la salida el día de la Pascua, para no despertar sospechas al primer momento; al efecto, quedarían en la ciudad los varones más robustos, aleccionados, para que cuando Faraón llamaría a los varones de armas tomar para salir en persecución del pueblo fugitivo; y para el caso, fueron aleccionándose en el santo y seña Cristo para que por él, no se hiriesen unos a otros, cuando llegase el momento de la batalla. 175.—Las mujeres de Israel tenían por costumbre, en las pascuas, pedir a quien tuviera copas, vasos y vajillas de oro, plata y metales, para el servicio de la pascua; y ese año, lo hicieron igual, aunque sabían que no los devolverían; pero dejaban sus casas y sus aperos y sus tierras cultivadas y sembradas, que valían mucho más, que las vajillas que llevaban; pero aun ésto lo repudió Moisés, porque enardecía el odio de los egipcios. 176.—Todo preparado, echaron por delante la impedimenta de las mujeres, niños y ancianos y los ganados, dejando sus puertas marcadas con la sangre del cordero de la pascua, por cuya señal, los que quedaban, sabían la salida definitiva del pueblo, sacudiendo la esclavitud. 177.—Como pasó el día sin que volvieran de la fiesta, los ministros de Faraón, corrieron los campos y vieron que también los ganados se habían llevado con ellos; publicaron un bando llamando a las armas a todos los varones de la ciudad, para perseguir a Israel y devolverlo prisionero y castigarlo y no faltaron los disfrazados jóvenes que habían quedado, a enrolarse; y estando preparados los carros a los tres días, salieron en persecución. 178.—Contaba Moisés con este tiempo de delantera, llegar a tiempo y pasar sin impedimento el Mar Rojo, quedándose él y los varones fuertes en la playa, para presentar batalla; pero la mucha impedimenta, y al encontrar el mar, en pleamar, le obligó a acampar, por no dar muchas horas de rodeo y prefirió esperar el baja-mar. 179.—Ya había empezado a pasar, cuando fué avistado el formidable ejército, con el estrépito de los carros que se acercaban con gritería infernal; y a la señal convenida, Moisés hizo vibrar su bocina y Aarón, acomete terrible con los suyos. Los ejércitos de Faraón se ven acometidos por los de sus mismas filas que, a la voz de “Cristo”, formaban pelotones que deshacían el plan de batalla y así fueron derrotados, no con facilidad, sino en tremenda y larga lucha, que se enardecía, cada vez que Moisés vibraba la bocina. 180.—Hubo un momento terrible, en que parecía que Faraón triunfaba; y Moisés, en previsión, enterró en la arena el Testamento de Abraham, poniendo por señal en medio de la playa, la piedra ungida por Jacob, lanzándose él hacia el ejército, para dar tiempo a que la impedimenta toda pisara tierra Asiria, donde Faraón no tenía acción ni derecho; allí ya estaba Jettro y los hijos de Moisés: aunque los demás cayeran, el pueblo era salvo. 181.—Pero fué tal el pánico del ejército, ante el terrible aspecto de Moisés agitando su vara y vibrando la bocina y tan impetuoso el asalto de Aarón, que cuando Moisés temía un desmayo de los suyos por el cansancio y los muchos que habían caído, Aarón se vé rodeado de grandes pelotones salidos de las filas de Faraón, con la palabra “Cristo”; y, de un poderoso empuje, hacen retroceder las avanzadas, atropellándose e hiriéndose unos con otros, quedando en cuadro y con terreno de una hora, por medio. 182.—Aprovechando esta circunstancia y que la marea empezaba a subir, Moisés hace vibrar su bocina en retirada y pasa el mar; lo que visto por el ejército de Faraón, un tanto rehecho de su derrota, tiene la intuición de la venganza y salen en persecución; pero al llegar a la playa, había subido ya mucho la marea y se vieron cortados; lo que, en la superstición, los hizo creer, que el poder de Moisés, había separado las aguas y había pasado por medio de ellas (cuyo relato de esto en Egipto, lo hizo verídico), aprovechándolo Moisés, para amedrentar a los reyes, por cuyos territorios había de pasar. 183.—Mas en su retirada, no se acordó Moisés del testamento y la piedra; pero no le importaba, puesto que más tarde, después que los Soldados de Faraón se retiraran, le sería fácil pasar a recogerlo; y en verdad, que fué triste y terrible el olvido. 184.—Los soldados de Faraón, al llegar a la playa y no poder pasar, y porque aunque hubieran podido tenían que pedir permiso al rey de aquella parte de la Asiria, donde ya se encontraba el pueblo de Israel, se vió en toda su derrota y el príncipe se negaba a volver a la ciudad y al igual los capitanes, por temor a las iras de Faraón y más de los sacerdotes, que no podían soportar, que el Dios de los esclavos, fuera más fuerte que el poderoso Dios de Faraón. 185.—En estas deliberaciones estaban, cuando ven la piedra (que conocían porque la llevaban los Israelitas a sus fiestas) y un griterío infernal se movió de todas las bocas. ¡Hemos vencido! ¡Hemos vencido! ¡Cayó Israel, que lo abandonó su poderoso Dios! Y ya no se acordaron de la derrota vergonzosa; ¡tanto podía en ellos la superstición por causa de sus ídolos y sacerdotes, que todo lo atribuían al poder de sus dioses e ídolos, que sólo han hecho lanzar los hombres a la guerra, llenos de odio!. 186.—En verdad, era la piedra ungida por Jacob, al pronunciar la palabra Cristo en Luza, desde entonces, ciudad de Bhethel; los egipcios que habían oído repetir tantas veces “Cristo” durante la lucha, y conocían la doctrina de Israel, por tanto tiempo su esclavo, que siempre esperaba su libertad, recabada tan de súbito aun contra la voluntad de Faraón y sus dioses, no vacilaron en creer, que tenían consigo el poder del más poderoso dios, en aquella piedra; su nombre no podía ser otro que el que pronunciaban los israelitas en la batalla: “Cristo” y que las doctrinas de los israelitas, eran la verdad que significa Evangelio. He aquí, históricamente, convertido en dios el Cristo con Evangelio y Figura, que tanto horror ha sembrado donde los hombres le han hecho trono, el cual, se ha regado siempre de sangre, como en medio de sangre fué proclamado: pero tiemblen los hombres, porque sangre pidió siempre y lo que nace de una causa, sólo puede dar efecto de la misma causa. 187.—Acordaron, pues, aquellos derrotados, no volver a dar explicaciones a Faraón (pues ya eran más poderosos que todos los reyes de la tierra con su nuevo Dios Cristo, tomado a los Israelitas) y, de todos aquellos restos del ejército, formaron una “Brigada”. Cruzaron el Africa, pasaron la Iberia y en su confín, fundaron un reinado, llamándose Brigantinos y fundaron Brigantium, que es hoy Santiago de Compostela, donde sentaron el trono que en fotograbado, aquí reproducimos, debido al estudio histórico de mister Rivert-Carnad. El trono más extraño del mundoEl asiento del trono que sirve para la coronación de los monarcas ingleses es de piedra, y esta piedra tiene una historia, o, mejor dicho, una tradición muy extraña. Refiere la Biblia que en Bethel el patriarca Jacob durmió apoyando la cabeza sobre una piedra. Esta piedra fué llevada a Egipto, a donde fué Gahelo, hijo de un rey de Atenas, el cual se casó con Scota, hija del Faraón. Eran los tiempos de Moisés, y, asombrados los príncipes por el poder creciente del jefe de los hebreos y por las plagas que cayeron sobre Egipto, huyeron de aquel país y se vinieron a España, trayéndose la piedra de Jacob que ya tenía fama de operar grandes prodigios y de dar suerte y protección a quien la poseía. Trono de la corona-ción de los reyes de Inglaterra, con la “Piedra del Destino”, No dice la tradición cuáles fueron las aventuras que corrió la piedra hasta el día en que fué arrojada a las costas de Irlanda, a donde la había llevado Simón Brech, el cual en una tormenta se había servido de ella como de ancla. La piedra debía ser conocida ya en todo el mundo, pues se la identificó fácilmente, se la recogió y veneró. Llamábanla entonces y todavía se le llama “Piedra del Destino” y durante largo tiempo fué utilizada en la coronación de los reyes de Irlanda, los cuales tenían que sentarse en ella durante la ceremonia. Había la creencia de que si el monarca era el legítimo sucesor al trono, la piedra permanecía silenciosa: pero si se trataba de un usurpador, la piedra lanzaba bramidos muy fuertes. La “Piedra del Destino” debió pasar luego a Escocia, llevada quizás por algunos guerreros de los que hacían incursiones en Irlanda. Lo cierto es que, según la tradición, la piedra desde 350 años A.C., estaba colocada en uno de los muros del castillo de Dunstaffnage, y todavía se enseña a los curiosos la cavidad o sitio que ocupaba. Por último en el año de1296, el rey Eduardo la llevó a Inglaterra e hizo que la colocarán como asiento de un sillón. La “Piedra del Destino” está actualmente y ha estado durante siglos en la Abadía de Westminster donde, como hemos dicho, sirve para las coronaciones. Cuando fué coronada la reina Victoria, se cubrió el sillón donde está la piedra con un paño de oro. El fotograbado que reproducimos, es tomado con todo el suelto de la Revista Popular del sábado 12 de Abril de 1919, la que lo toma a su vez de mister Rivert-Carnad. Nosotros lo habíamos leído en la gran Revista “Alrededor del Mundo” en julio y Agosto de 1902. 188.—No es de este capítulo, mucho de lo que va a seguir; pero es la confirmación histórica de lo que se ha descrito sobre la piedra de Jacob, la cual es Cristo y para desmentirme a mí, han de desmentir la verdad; y este relato que no es mío, será otro remache de oro de la total verdad de este libro, hasta en aquellos pasajes no explicados, porque no son de estas páginas más que su anotación; la aclaración es, para cuando el mundo esté en Paz. 189.—Leo y copio. Revista “Alrededor del Mundo”. Agosto 29 de 1902 página 147. “El trono de Inglaterra estuvo en España”. “Con el título de: “El Trono más extraño del mundo”, publicamos en nuestro número 91, un artículo refiriendo las leyendas y extrañas peregrinaciones de la piedra que hace las veces de asiento en el trono que usan los Reyes de Inglaterra, para la ceremonia de su coronación, y que se conserva en la Abadía de Westminster”. “En una comunicación dirigida a la Real Academia de historia, Mr. Rivert-Carnad trata el mismo asunto, aportando datos que son de interés para España. He aquí lo que expresa”. “Dice la leyenda popular, que esta piedra es la que sirvió de cabecera al Patriarca Jacob, cuando receloso de su hermano Esau, anduvo desde Besabee a Bethel con dirección a la ciudad de Haram en Mesopotamia. Jacob la llevó consigo a Egipto, y la tuvieron en su poder los hijos de Israel, hasta que acaeció el tránsito del mar Rojo”. “No todos los egipcios que perseguían a Moisés y penetraron en este mar perecieron ahogados. “Aitekes, hijo del griego Naulo se había casado con Scota, hija del Faraón o Rey de Egipto, y fué con éste en persecución de Moisés. Púsose al frente de los egipcios que no perecieron ahogados en el mar y apoderándose de la piedra fatídica, atravesó todo el norte de Africa, pasó a España y fundó un reino en Galicia, cuya capital fué Brigantium, que la leyenda identifica con la ciudad de Compostela”. “La piedra sirvió de trono a Aitekes y a los reyes Brigantinos, sus descendientes, los cuales eran sobre ella proclamados y coronados”. “Uno de éstos, con ocasión de enviar una colonia a Irlanda acaudillado por su hijo Simón Brec entregó a éste la Fatídica piedra, quien la colocó en Themor, hoy Dara, capital entonces de Irlanda donde moraban los escoceses. Fergus, hijo de Fergubar, se trasladó durante el siglo V desde Irlanda a la región boreal de la gran isla Británica con los Escoceses de los que era soberano y que dieron su nombre a Escocia, sirviéndole de trono para inaugurase Rey de su nueva conquista, la sagrada piedra del destino, que tantos había marcado, traída de Egipto a España y de España a Irlanda”. “A partir de Fergus I, fundador de la Dinastía escocesa, sucediéronse sin interrupción los Reyes entre los cuales se distinguieron Kenneth II, aniquilador de los Pictos, más y más acorralados que habían dominado antiguamente la región, y San Macolmo III, el esposo de Sta. Margarita, el cual el 13 de Noviembre de 1093 murió en la batalla que sostuvo contra Guillermo II el Rojo, Rey de Inglaterra. Entre San Macolmo y Juan Baliolo, que el 2 de Julio de 1296 se vió forzado a designar su cetro en manos de Eduardo I de Inglaterra, se cuentan 10 reyes soberanos de Escocia”. “Eduardo I previniendo la ocasión que podía tomarse de la piedra para alzarse otros con la corona de Escocia, trasladó este monumento a Londres aunque no fué medio tan eficaz como lo pensaba porque la muerte le asaltó (7 julio 1307) cuando estaba a punto de sofocar por completo la parcialidad de Roberto Bruce, que devolvió a Escocia la independencia y la serie de sus monarcas, diversos de los de Inglaterra, hasta que dos coronas felizmente se unieron en la cabeza del hijo e inmediato sucesor de María Estuardo”. 190.—Rivert-Carnad, con ese relato histórico que remitió a la Real academia de la historia, viene a apoyar con puntal de oro mis relatos, que no son leyendas, sino páginas imborrables en el espíritu; lo que no rememora Rivert-Carnad es lo que no le pertenece; que si la cuestión del Cristo y otras cuestiones más hondas y más interesantes le concerniera, también lo habría rememorado y lo habría dicho y hubiera encontrado leyendas, tradiciones y documentos con que comprobarlos, como he encontrado yo su relato, que confirma la odisea de la piedra, a la que Jacob llamó Cristo y sobre la cual Aitekes hizo los Evangelios por la doctrina Veda y las costumbres Israelitas; y vamos adelante. 191.—No era menos supersticioso el pueblo de Israel; por lo que, los ancianos, consentidos por Moisés, les hablaron al pueblo del maná y de tantas otras cosas que no estando en la razón, pero que se adaptan al ambiente en que hay que vivir y no hay daño en decirlas; pero el maná y las codornices, el primero, era harina traída de donde la había; y las segundas, la cosa es muy sencilla; como Moisés y los ancianos sabían que aquella era la época de la emigración de estas aves y que del cansancio de pasar el mar Rojo de un vuelo, caían en el campo tan cansadas que se podían y se pueden coger como si estuvieran muertas; y los israelitas cogieron para hartarse; la Política del Jefe de un pueblo consiste, en aprovechar las ocasiones de afirmar su autoridad. 192.—No así de fácil era el cumplimiento de dar la ley escrita por Jehová; para esto, es necesario tener otros medios que no fallen, porque dió los detalles preliminares al acto que sería una gran tempestad y el pueblo la había de ver y sucedió; pero era necesario para tener una fé absoluta en quien se cree, por que haya prometido; pero Moisés tenía para sí, sobradas pruebas para tener fé y conocimiento de dónde y de quién procedían las promesas. 193.—Asentado, pues, el pueblo, al pie del Sinaí, Moisés, le hablaba todos los días y entendía en los asuntos de su pueblo, ilustrándolo y matándole los prejuicios y las supersticiones, procurando recoger todos los pensamientos en un solo pensamiento, empleando muchos días, hasta que ya, si había de creer en la promesa revelada, pudo anunciar al pueblo, que él se retiraba a la oración, hasta que Jehová le dictara la Ley; pero le aseguró al pueblo, que sería el tercer día, contando desde la salida del sol del siguiente día en que hablaba. 194.—Subió Moisés al Sinaí y se encerró a solas con su fé y su conciencia; Jettro, que comprendía toda la terrible importancia de aquel acto, lo ayudaba en el recogimiento y temblaban todos, si la tempestad no apareciera, por que sería imposible contener aquel pueblo, que llevaba entre marcha y campaña, cerca de 50 días de penurias sobrehumanas, por lo que, por poca cosa se sublevaba. Pasaban ya los tres días prometidos; hasta la puesta del sol, nunca habían visto el cielo más azul y limpio; y sin embargo, Moisés no dudó; mas antes de hundirse el sol en el horizonte, Aarón y los ancianos, advierten una nubecilla y la muestran al pueblo, que ya se llamaba engañado y aun lo contuvieron. 195.—En breve, la nube tomó proporciones de gigante y se ensanchó densa y negra hasta cubrir el horizonte y el fulgor del relámpago y el horrísono trueno se acercaba y se mostraba omnipotente, avallasador y sublime a la vez, cuando el pueblo oye una voz desde lo alto del Sinaí, mira ansioso, vé a Moisés con los brazos levantados y en medio del mayor relámpago dijo: ¡”Salva, oh Jehová, a tu pueblo y bendice tu heredad”! Y como herido y fulminado por el rayo, cae de bruces sobre un pico de la roca, Jettro corre asustado; no le cree muerto por el rayo, pero sí por su terrible esfuerzo psíquico; mas se cerciora que vive, llora sobre él y también él cae en el sopor, ante la visión espiritual, de dos ráfagas inmensas que cubrían todo el horizonte y en ellos, ocho artículos se leían; era la ley, escrita por el espíritu Maestro. 196.—Ya el sol salía cuando Moisés se despertó, demudado, ansioso, sin poder coordinar lo que había visto; Jettro le indica la primera palabra que él vió y recordaba y un río de lagrimas salió de los ojos de Moisés diciendo a Jettro: “Callad, Padre mío, callad, todo lo recuerdo, todo está indeleble en mi espíritu”. Ambos entraron en la tienda para auxiliarse de la terrible noche y el pueblo estaba asustado y consternado. 197.—Repuesto un tanto Moisés, escribió lo que había visto; ocho artículos de los que sólo tres eran al Padre y cinco a los hombres; pero no debía darlos al pueblo sin meditarlos, sino aprender él primero, toda la intensa doctrina de amor de aquellos ocho artículos y de acuerdo con Jettro, mientras Moisés estudiaba, aquél esculpió en dos piedras, los ocho, más dos nuevos artículos, derivados del 7º y del 8º, para así dominar mejor el libertinaje de la mayoría de aquel pueblo indómito. 198.—En esta operación tardó tres días, durante los cuales, Aarón subió asustado de la actitud levantisca del pueblo que se disponía a adorar cualquier dios; y a pesar del aviso y exhortación de Aarón y de los ancianos, poco antes de descender Moisés, habían hecho un Idolo, un becerro, con el oro de los vasos de los egipcios. 199.—Tal fué el enojo de Moisés; tal la ira por aquella prevaricación, que en las palabras hirientes y mordaces que dirigía, de la boca y de los ojos le salían como llamas de fuego cuando levantó las manos con las piedras para romperlas sobre la cabeza de cualquiera; pero los prevaricadores, temblando, confesaron su falta, rompieron el becerro y el pueblo recibió la ley; el Decálogo, que desde aquel momento derogaba todas las leyes y marcaba el comienzo de una era fija que marcaba en siglos justos, el testamento secreto de Abraham en su última cláusula que dice así: 200.—”Y contarán los tiempos por siglos de cien años; y los siglos serán treinta y seis, desde que escribiré mi Ley, hasta que la tierra la sabrá; y de este siglo, mis hijos serán de Luz, porque verán la Luz de su Padre que les darán mis espíritus que ángeles llamáis”. 201.—Los 36 siglos, pues, se han cumplido; los espíritus han hablado y hablan y obran digo yo; y por que no los hemos oído, los hombres se descalabran en la más terrible lucha de fieras, y por esto, no puede acabar la guerra, hasta quitar las causas de la guerra, que son la causa del desconcierto reinante y los descalabros son muchos, por causa de unos pocos desconcertados por que están fuera de la Ley. 202.—Y como Moisés quiso romper las tablas sobre los prevaricadores, la ley que ha reunido todas las causas que originan los efectos desastrosos de un progreso, despreciado por los prevaricadores del progreso, les rompe con la ley, la cabeza; y no es culpa de la ley, si no de los que faltan a la ley. Y ésta, ya dije, que no tiene entrañas ni sentimientos, ni reconoce más hombres, ni recoge más fé que las obras que hacen fé; y el que no tiene obras que cumplimenten la ley, éste es arrancado porque desarmoniza la ley. 203.—Estos son los hechos culminantes de Moisés; y la verdad de estos hechos, es sencillamente como expuesto queda y hay la prueba de leyendas y tradiciones; pero está en el archivo del espíritu y todos los hombres lo rememorarán; y muchos y aun todos los presentirán al leerlos, porque están en ellos, cubiertos, muy cubiertos por el negro crespón del prejuicio secular y de la superstición y más, porque la malicia religiosa ha hecho esos hechos sobrenaturales, siendo sólo efectos naturales, de causas naturales; que para defenderse el malversor, el prevaricador, el que juró vengar la muerte de Caín (que es el error) 70 veces 7; es decir, siempre y en cualquier forma, se agarró como a tabla de salvación, a la superstición de los hombres y de los hechos de los misioneros, hizo milagros; pero hoy, la razón dice que, el milagro no existe, ni lo sobrenatural; y ved, que esos hechos parecidos milagros, se repiten a diario y la ciencia lo fundamenta diciendo que, “siempre que se reúnen las causas que producen un efecto, se repite el mismo efecto”; y yo he dejado expuesto, lo que es la ley de afinidad y su mecanismo en obrar, forzando al hombre al progreso; que hoy, por ese progreso, hace muchos efectos y mucho mayores aún que las dos ráfagas, en forma de inmensas tablas que Moisés vió en el espacio con los ocho artículos de la ley, que se reducen solo, al mandato, “Ama a tu hermano”. 204.—Es el amor el que obra las cosas, no sobrenaturales, aunque sean algo sobrehumano para los más ignorantes o atrasados prejuiciados y supersticiosos, que son los ejércitos que siempre tuvo la religión y la supremacía; y por esto, hoy, que aun no hay sabiduría, pero hay ciencia que hace progresos para llegar a la sabiduría, cuando adelanta el progreso, retrocede la religión y la supremacía; y estas dos entidades (que son una sola), con todos sus dogmas, con su secular engaño, con la continua matanza de progresistas, ya en las guerras interminables, ya en las horribles cruzadas y la Inquisición, no han sido capaz de detener el progreso y la ciencia del progreso; y este hecho, sí que es, no sobrenatural, pero sí sobrehumano; y lo es, porque jamás obra el hombre solo, porque no es ley; porque el espíritu inspira y aun puede y obra por cuerpos afines y esto también la ciencia lo comprueba y este secreto lo sabía Moisés, porque lo supo Jacob, porque lo supo Abraham, porque lo supo Noé, porque lo supieron Adán y Eva, porque lo sabían 29 misioneros regeneradores de una raza fiera. Es que lo traía en patrimonio y como arma el Investigador Shet; y con ella, que es un efecto de la máxima ley de amor, ha triunfado en su titánica lucha, cuyo apoteosis se está representando en la guerra mundial, donde los vengadores de Caín tienen que recoger su juramento de vengarlo 70 veces 7. 205.—He aquí el secreto de Moisés y él no lo oculta; pero le prohibe al pueblo que use de esas facultades, por que sólo son para sabios y fuertes, ya sean Angeles o Demonios, por que la ley es una sola para todos y sólo sabe la ley que hay hombres; los adjetivos, sirven para los hombres; para la ley, no hay más que el sustantivo hombre, y en la comunión espiritual, lo mismo es el ángel, que el demonio, participa y responde a la afinidad; sólo que, “los llamados Angeles y los que Demonios llamáis hombres fueron” (dice Hellí en el testamento de Abraham) los llamados ángeles, repito, llevan por arma y vehículo el amor, el cumplimiento de la ley que solidariza el universo y esta arma es invencible; y los llamados demonios, su arma y vehículo es el odio y la mentira; mas de esto, los hombres llegan a cansarse y desengañarse y son soldados perdidos para los demonios, que hoy están en cuadro. 206.—Sí, están en cuadro. Y aunque hoy haya en la guerra con las armas en la mano 20 millones de hombres, que hay, en voluntad real, sólo están el 10 por ciento, incluidos los jefes de estado y sus generales y oficiales; y eso, que hacen vibrar la palabra Patria, añagaza de la supremacía, carro despótico de los que juraron la destrucción de la Raza Nueva de los misioneros de Adán y Eva. 207.—Pero éstos, llevaron al Padre y propietario de esta heredad el fruto de su trabajo, en el tiempo justo de los 36 siglos que le señala Hellí a Abraham en el Testamento Alianza, que empezaron en Moisés; y al recibir el presente de una inmensa mayoría regenerada y acogida a la ley del trabajo, y regidos por la ley única de amor, al pronunciar el Espíritu de Verdad al entregar el presente, aquellas significativas palabras: “Y consumió en breve tiempo la obra de muchos siglos”; el Padre contestó: “Sea la paz en la Tierra y quitaré todo lo que estorbe”. Y lo quita. 208.—Ya saben pues, los hombres, la causa máxima de esta conflagración; pero la causa máxima es justa; las causas mínimas, son los estorbos del progreso y éstos son responsables del desequilibrio que originó la debacle y no es el pueblo; el pueblo quiere trabajo, justicia, paz, amor. ¿No se lo dan? Pues él es la fuerza y el poder soberano; y tan pronto quite la ley lo que estorba, lo tomará y no habrá represalias, por que, como Moisés, le basta que el prevaricador rompa sus ídolos y acate la ley y se reúne al pueblo; y entonces, que será muy en breve, la Paz será. 209.—¡Hombres de la ciencia! Aguzar vuestro escalpelo; desentrañar lo que encierran los números que anteceden y capitanear al pueblo que os da los medios para agrandar la ciencia del progreso. Vosotros no podéis prevaricar, porque medís, pesáis y distribuís la causa de la vida manejando ese mágico C.G.S. representación genuina material del omnipotente Padre común. Y si vosotros tampoco respondiérais, también la ley os quitará; pero no hay temor en la ley de que prevariquéis; sólo tenéis muy pequeños prejuicios naturales de la materia; pero hoy habla claro y se manifiesta al descubierto vuestro espíritu y ya, la luz es hecha y lo reveláis en vuestras obras que la ley recoge por fé viva; ésta vale y confirma vuestro valor y vuestro valer. 210.—Moisés ha luchado, ha sufrido, pero ha vencido. Ha mostrado, como hombre y como espíritu, el poder de nuestro ser, cuando estamos en concordancia con la ley del más, con el polo positivo; él empezó a regular la resistencia Alma, cuya manija es su decálogo, que depositó en un pueblo fuerte, cual ninguno, que las continuas matanzas no pudieron aniquilar; y es que, “pasarán los cielos y la tierra, pero no pasa la palabra del Creador” había escrito Shet. Ya la resistencia está equilibrada, por lo que pudo haber progreso y llegar la Electricidad alma y entraña de la vida y manifestación material del Creador que sólo pudo ser, cuando la resistencia alma del hombre estaba equilibrada; después de la liquidación. 211.—Por fin, Moisés recibe la promesa de la tierra de promisión, y murió, cargado de 140 años de vida azarosa y agitada, cual ningún hombre soportó (8); porque sobre Israel se agitó siempre el prevaricador y entre él se encarnó la familia primitiva, como era en ley; pero un tanto instruído en su espíritu y con materia mejor preparada que la que tenían cuando el Investigador los retuvo y prohibió la vida de hombres; pero recordar, que dije que los resabios duran mucho tiempo y sus tendencias resurgirían siendo hombres; pero en la razón, comparar lo que era el pueblo de Israel, con lo que era aquella horrible jaula de fieras que era la tierra cuando Adán y convendréis, en la gran sabiduría del Investigador y los suyos; y como había que regenerar a los primitivos, había que admitirlos en la nueva raza y contemporizar para ganarlos; esto pondría, necesariamente, máculas en el pueblo regenerador, hasta parecer corrompido y no es así; sino que, como el molinero tiene que llenarse de polvo si ha de atender la molienda hasta parecer, no un hombre, sino una figura de harina efecto de la causa en que opera, así el pueblo de Israel se desfigura en su ser, para dar el ser a los que en él se transformaban; en Moisés, queda la siembra abierta, que ha de terminarse, en Jesús y Juan.
Nota al pie 8: Aquí, sí se tratara de la biografía y hechos que corresponden al secreto de la sabiduría de Moisés, tendríamos que hablar de su retirada del pueblo que había libertado, siguiéndole unos pocos de los ancianos, pero justamente los más sabios, con los que funda la escuela Esénica; a la que cita, para comunicarse, a los espíritus Maestros, ya que había prohibido al pueblo ejercitar esas prácticas por el mal uso que hacían de sus facultades, por causa, justamente, de los Levitas, causantes también de los disgustos de Moisés por los que se retira para encerrar sus secretos y sabiduría en signos y números Kabalísticos, que nadie podría descifrar, sin la clave que dejaría, bajo juramento, a los que instituiría Maestros (Esenios) de la Escuela que fundaba, para depósito, donde los que seguirían viniendo al cultivo del decálogo, tomarían las enseñanzas que les corresponderían. Con esta nota, dejamos insinuada la creación y existencia de la Escuela Esénica, como punto mayor y extraordinario que las circunstancias obligaron a Moisés a aumentar su trabajo y alargar su vida 20 años más, que le fueron necesarios para educar maestros en sus secretos y además, ver por sí propio, el rumbo que los Levitas imprimían a la marcha del pueblo de Israel. No debemos decir más aquí de este asunto.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 6
CAPITULO SEXTODesde Moisés hasta Jesús212.—Terrible ha sido la etapa recorrida desde Adán a Moisés, 21 siglos (próximamente), para preparar la tierra para tender las semillas de redención; mas ya hay un pueblo a quien dirigirse y dar órdenes el Investigador y los suyos y se van cumpliendo las promesas del mandante de Shet y el pacto de Hellí y Abraham, está latente y en funciones. 213.—Mas el colegio está ya establecido y en él hay muchos discípulos aplicados; pero también hay muchos revoltosos, que sólo piensan en caricaturizar a los maestros, con perjuicio de toda la clase; pero hay que sufrir las travesuras de unos, la tartamudez de otros y la indolencia de todos; y los maestros no tienen más remedio que castigar (si la corrección la podemos llamar castigo, por que en realidad es Amor). 214.—Sabía Moisés lo volubles que son los adultos, y no otra cosa eran aún los ancianos de aquel pueblo naciente y legisló con rigor, por que era un pueblo de hombres de carne; y la carne (coloso animal), sólo obedece al látigo y a la fuerza mayor; y dejó preceptos que irían renovando los cultivadores que vendrían periódicamente a sembrar las diferentes semillas, cada una en su tiempo y estos cultivadores fueron, los profetas; que sin salirse de la pauta trazada en el pentateuco, irían aclarando conceptos y enseñando el cultivo a los primitivos, que en ley, tenían que ejercer cargos y categorías para ir adiestrándose como directores de la heredad; pero la voz de un profeta (Maestro que se hacía conocer) era mayor autoridad que los reyes aun entre los gentiles y paganos. 215.—Dolía a los Maestros, tener siempre que estar con el látigo levantado; mas era justicia, por que el tiempo estaba medido por la matemática pura del espíritu, que no deja un residuo ni de un mil millonésimo, y el Investigador, había recibido una inflexible “vara de hierro”, porque férrea era la tenacidad de la raza primitiva, la que había consumido más del 99 por ciento del tiempo de vida tomado por la tierra, para llegar a su perfección. Es de Justicia que haya noche, crepúsculo y día y éstas habían de ser en 45 millones de siglos que el hombre debe morar en esta parcela de la morada infinita del Universo. 216.—Cuando aparece el Investigador en Adán y Eva, el hombre de la tierra estaba aún en plena noche y apenas si algún punto de tenue luz había en algunos espíritus de la familia terrena; y eso, que habían recibido ilustres huéspedes de mundos de la familia solar que les dejaron nombres de sus mundos, consintiendo que los tuvieran por Dioses, por que al fin, era más racional esto, que las barbaridades de sus Dioses, que comulgaban con sangre y carne de doncella, estuprada a sus pies en el altar y sus ayes, eran para los asistentes, como la oportuna frase cómica de un hábil actor en el escenario, para el público consciente que lo escucha y aplaude la gracia y la oportunidad. 217.—Esa noche tremenda de la humanidad de la tierra, era absorbida por el libertinaje siempre creciente, y duraba ya, 44 millones 999,200 siglos (9) y la tierra marcaba en su rol, ya, sólo 800 siglos de tiempo, para llegar a su desarrollo, según la vida, que había cargado en ley de justicia. 218.—Y el caso es, que el hombre lo consumía todo y no embellecía la tierra, y él se embrutecía más y la tierra tambaleaba, causando el dolor de los mundos sus hermanos, porque los hombres de esta familia no rasgaban el tupido crespón y la horrible atmósfera que cubría la tierra ocultándola a la vista de sus mayores, estaba secuestrada y perdida, para la armonía del sistema. 219.—Yo quisiera, hermanos de la tierra, que pudiéreis percibir como yo percibo; digo mal: como yo siento y veo ese cuadro inenarrable por el idioma; sé que muchos, muchos, todos los que empuñáis herramientas, desde la balanza y la regla y el cartabón hasta el arado, lo presentiréis primero, sentiréis luego y lo desarrollaréis pronto y, de una potente mirada; de un gesto destructor; aniquilaréis el error y sus causas: y entonces comprenderéis (porque os habéis posesionado del gesto de Moisés al querer romper las cabezas con las tablas de la Ley) y hasta este acto de justa cólera, nos enseña, que todo lo hemos de destruir con la ley y ésta es la que hemos de oponer al error de la ley de opresión de la fuerza bruta. 220.—Ejemplo hemos recibido de fortaleza, de fe por las obras, de cordura por la razón, de maestros por el ejemplo y de amor por el sacrificio, de todos, de todos los misioneros, hasta del que quieren llamar humilde, Jesús; que lo fué en verdad, pero con los humildes; pero que ante los soberbios, fué el más rebelde e indómito, como hemos de ver al tocar su papel. 221.—Desencarnó Moisés (10), dejando legislado al pueblo de Israel, sin descansar ni encontrar la tierra prometida. Y “pasarán los cielos y la tierra, pero no pasará la palabra del Creador”; mas al expirar, le manda a su sucesor Josué, tomar la tierra prometida, de la cual, nadie podría echar a los hijos de Israel; y si fueron echados de la tierra que tomaron, es por que no era la tierra que Moisés recibiera en promesa; y por añadidura, desencarnaba luego de recibir la promesa: en su lugar he de fijar, que aquella tierra prometida, es la hoy América. 222.—De esta época de Moisés a Jesús, hay mucha historia; y fuera del cristianismo hay mucha verdad; mas todo ha sido embadurnado, para dar vida a las religiones, que desde Moisés, no podían sostenerse ninguna de las existentes entonces y menos crearse otra nueva, con fundamentos racionales; porque ya quedaba escrito “Ama al prójimo como a ti mismo”; que era continuar la oración del sánscrito: “Los hombres todos, hermanos son”. Y aun Moisés escribe que la adoración a Jehová era en “Espíritu y Verdad”, lo que han sostenido todos los profetas, misioneros y mesías, que si las religiones o la supremacía los sacrificó en sus cuerpos, viven y reencarnan sus espíritus; y aun por sus nombres, el pueblo los consagró inmortales, tanto que fueran misioneros moralistas, como científicos y astrólogos, que se convertirían hoy, en matemáticos, geómetras y astrónomos, por que han ascendido por la rigurosa escala del progreso que vió Jacob. 223.—Se ha asentado Israel en el Asia Menor, punto central de la tierra conocida, de donde, con facilidad podían extenderse por todas partes sus hechos y sus doctrinas y allí se había de desarrollar la gestación de la redención humana, dando principio a la ciencia del arte para sentar escalones a la belleza y poner jalones a la libertad del pensamiento, que era el objetivo principal perseguido como base indestructible del progreso, para llegar a la civilización. 224.—Mas ya, el campo roturado por los misioneros era vasto y no se descuidaba ninguna parcela; y había una, donde se habían reunido los sabios disidentes en religión de los desterrados y con ellos, por justicia, los engreídos de sabios y los irreductibles de tendencias individualistas, cuyo núcleo había de llamar la atención por su variedad de tendencias, altas, pero materialistas, que no son error si no se dogmatizan; pero por que estaban dogmatizados, no pudieron quedar en el mundo que liquidaba sus cuentas, de donde fueron sacados con los perturbadores, para implantar el reinado del espíritu, que es el de la razón, para sentar la paz, con la ley de amor; acto igual al que la tierra celebró, por cuya causa, la ley en justicia, está quitando todo lo que estorba, como en aquel mundo y como en todos en su día de justicia. 225.—Esa parcela, era Grecia; y si Moisés operaba en el punto más culminante, porque es de ley que el responsable de la acción esté en el punto más comprometido, otros de los 29, con los ya ganados a los expulsados y a los primitivos, daban sus batallas en las diferentes partes donde el progreso se iniciaba; y la Grecia, era atendida por sus hechos ya de hombres dúos o de cuerpo y alma; allí ya se les predicaba y se sostenía “la inmortalidad del alma y la vida del espíritu”, practicando la evocación al espíritu, cosa que había prohibido Moisés al pueblo de Israel, por las causas dichas en su lugar. 226.—Se avivaban en la Grecia, las artes y las ciencias de las artes; y se les dejaba lucir para que atrajeran a los que abrían los ojos en las otras parcelas, donde se había incubado el germen de las artes y las ciencias y allí cursarían y se ascenderían en el progreso material, iniciándose en la espiritualidad que se predicaba y se practicaba, para mantener a raya a los sabios de la materia, que no podían contrarrestar los principios de la vida del espíritu. 227.—A menudo se levantaban alargadas, por que el amor propio de los Medas, Persas y Egipcios, les picaba, y eran guerras, de supremacía sí, pero no exentas de guerras de principios y esto era despertar; pero en cuanto tocaron al pueblo de Israel, ya pasaban de la raya trazada por el Investigador; había que humillarlos y de la lección, se ganaban gran número de aquellos orgullosos; esa era la estrategia del legislador, por que tenía que mantener el fuego latente, para consumir en breves 57 siglos, la oscuridad creada en 44.999.200 siglos. Y dejemos la Grecia aquí hasta luego. 228.—Seguía Israel, organizando y conquistando las tierras predichas a Abraham y Jacob; se observaba de cerca al Egipto, por que había tomado un cariz peligroso después de la derrota infligida por Moisés; y con su influencia, no pequeña, hacía que Israel estuviera siempre en jaque, por los reyes inmediatos; lo que era debido, a la superstición que pregonaba de que Israel, había sido abandonado de su Dios, el que habían tomado los egipcios; al efecto, presentaron e hicieron Evangelios de Cristo y este peligro, se sabía lo terrible que sería por haberlo traspasado hasta Finis Terrae. Un ídolo moderno (y sobre todo con algunos principios tomados de la doctrina de Israel o Veda), haría cuerpo, por que no condenaba a los hombres al no ser. 229.—Egipto se esforzaba contra Israel y hasta malquistó a sus tribus entre sí; y Judá y Levy se separaron y adoraron el ídolo Cristo; por lo que, las luchas entre Judíos e Israelitas, aun duran; pero la justicia es inexorable y más con los que la ley eligió. 230.—Ha prevaricado Judá y Levy le sigue, por que en éste, yacía la simiente sacerdotal; y los primitivos, respondiendo a sus tendencias, pronto idearon Templo y Religión, admitiendo el Cristo y los Evangelios, pero sin renunciar, antes proclamaron su primer derecho a las tablas de la ley y el Cristo, todo lo admitía; por lo que, más tarde, se le llamó “Dragón” en el Apocalipsis. 231.—Para amenguar los efectos de la división y dejar bases un tanto armónicas para el ritual del templo que sería inevitable que harían los de Judá y Levy, tomó el Cetro David, cuyo espíritu era el de Aarón, en tanto que Isaac ha reencarnado y fué Isaías, que su primera palabra, fué la última que pronunciara Moisés: “Oíd cielos y escucha tierra”, etc., condenando los sacrificios, los templos, las divisiones y los Dioses e Idolos, prometiendo la destrucción de Jerusalén y su templo; anunció los “nuevos cielos y las nuevas tierras y el nuevo sol”, después de la batalla en la que “la sangre haría ríos y llegaría a las bocas de los caballos”, cuyo cumplimiento es esta conflagración y lo demás, también viene de inmediato por que lo señala “cumplidos el tiempo, los tiempos y la mitad del tiempo”, figura con la que sustituyó los 36 siglos marcados en el testamento de Abraham y que aun no constituyó los 36 siglos marcados en el testamento de Abraham porque aun no convenía aclarar. 232.—Que la tierra prometida a Moisés no era aquella, lo declara el mismo Isaías, porque por él Jehová llama a Jacob, al que le ha sido prometida toda la tierra y le dice: “Levántate, levántate y vé a aquellas islas apartadas que aun no oyeron de mí; y sabrán los hombres que fuera de mí no hay otro Dios; y se llegarán a tí todas las naciones, etc., “y por toda su profecía, y por todas las pruebas que son de este libro, las “islas apartadas” son la América”, que reservaba el Creador para refugio de su pueblo que son todos los hombres libres, que son sus hijos, sean Angeles, o Demonios. 233.—En ese tiempo de Isaías, el que anatematiza dioses, religiones y supremacías y sentencia a los prevaricadores, anunciando un Juicio para el que dice: “Volveré presto” (11). Más tarde ha aparecido de nuevo, el mismo, en la Grecia, abriendo la primera Cátedra de Astronomía Filosófica, e hizo temblar al Areópago, que al fin, como buenos sacerdotes, le hicieron beber la cicuta y quedó anónimo su nombre, por que nos les convenía el juicio de la historia; pero hoy es Justicia descubrirlo y que el mundo lo conozca. 234.—Antulio que antes fuera Isaías, sabio misionero de los 29, nace en los suburbios de Atenas de humilde familia; y aún muy joven y fuera del coro de sabios, abrió cátedra de sabio para iniciar al mundo en la astronomía filosófica, porque no había medios ópticos; y por lo tanto, el telescopio debía ser la razón, con el óptico pensamiento; que si es Idealismo, éste es la matemática pura, ante la cual se inclina, la matemática positiva su efecto digno. 235.—Antulio, sin ser misántropo, era amante del retiro; y la pureza de sus costumbres. Acusaba a los sabios que le miraban con recelo, por los discípulos que le seguían y que también eran irrebatibles en sus exposiciones; y Antulio, al estar con los sabios, era una presión abrumadora sobre el Areópago, para el que su moralidad y rectitud, era una traba insoportable para el libertinaje y el error. 236.—El Areópago, organizaba fiestas fastuosas que conocemos por la historia; y se celebraba la más bella, la de las flores, por los años 800 antes de Jesús, en la que se adjudicaba un premio al más sabio, dándole la palma y corona; y este año, el premio era singular y bien estudiado por el Areópago y consistía, en la doncella virgen más bella de la Grecia, y esta riqueza del progreso humano espiritual, la tenía una joven de 16 años, llamada Iris, hija de una familia humilde, la que tomó el Areópago y la instruyó en sus propósitos. 237.—Era juicio, que el más sabio era Antulio; y por no tener familia constituída, ningún premio encuadraba mejor, que una mujer bellísima, pero anestesiada de antemano, para conseguir su objeto el Areópago y quitarse de delante aquel hombre irreductible en sabiduría y moralidad que les avergonzaba y cohibía. 238.—Se prepararon las tribunas y cada sabio ocupó la suya con sus discípulos; todos rindieron honor a Antulio y desfiló la imponente procesión de la juventud femenina, de blanco y coronadas de flores y como reina, Iris, vestida con los colores del arco de su nombre y la palma y corona para el arrogante, cuanto sabio y moral Antulio. 239.—Iris al llegar delante del sabio vencedor, lo corona, le entrega la palma y el coro entonó el “Salve Vencedor”, en tanto que Iris se entrega en sus brazos; el sabio, contemplándola y sondando por sus ojos, su alma, hizo esta exclamación: ¿Dónde está tu imperfección, mujer ?.... Hubo un momento de pausa; tembló el Areópago, comprendiendo que el sabio leía a través de la carne; pero el sabio, no puede despreciar el presente, por el pueblo que lo ofrece en apariencia y se resigna y lo toma. 240.—Por más que Antulio la trató de educar y curarla de la mordedura de aquellos reptiles, prestando mucha atención a los cuidados y caricias de la niña, procurando que diera esencia aquella rosa inodora, el veneno infiltrado, jamás se cura; podráse retardar su acción con antídotos, pero al fin, el que absorbió el veneno mortal, del veneno morirá; e Iris no tardó en contestar con sus hechos a la interrogación del sabio: ¿Dónde está tu imperfección, mujer?. 241.—Pocos meses después, Iris se presenta en el Areópago a cumplir las órdenes que se le habían impuesto y acusa al sabio de inmoral y corruptor y peligroso para la república, por sus tendencias; y Antulio es preso y detenidos sus discípulos y aún delante de él, sostiene Iris su acusación y el Ejecutor, pone en manos del sabio la copa de la cicuta; en cuyo momento tambaleaba su acusadora, a la que se vuelve la víctima y le dice: “Yo sabía dónde estaba tu imperfección”, “Te perdono” y aquel cuerpo, arca de sabiduría, en el que estaba encarnado el espíritu de un misionero que había sido Isaac e Isaías y luego volvería para ser el mesías Jesús, cae corroído por el ácido de la cicuta. 242.—Iris, oyó para no olvidarlo más aquel sublime “Te perdono”; repercutió en su espíritu por largos siglos, hasta que se rehabilitó por el amor puro, en lo relativo; y el que la perdonó, no dejó a su espíritu, hasta que lo hizo llegar a él, por el esfuerzo, por el trabajo, en continuadas existencias, siendo la última hasta el presente, cuando las hogueras de la Inquisición anublaban la atmósfera de la tierra y cayó su cuerpo envenenado como lo diré en el capítulo correspondiente. 243.—Grecia se había puesto en entredicho de ley y se la dejaría purgar su delito, mientras se levantaría otro pueblo que había sido anunciado por Isaías y sería Roma, formado por los despojos bravos y rebeldes de todos los centros más sobresalientes, y era a causa de que, el Egipto fué incorregible después de hecho el Cristo, para deshonrar a Israel, e Israel prevaricó en Judá y Levy, por causa del “Cristo”. Peligro, como lo preveyó Jacob. 244.—Entretanto, a Israel descendieron más profetas y lo apostrofaban de su deserción y lo castigaban despiadadamente; se habían ofuscado con el brillo del templo levantado por Salomón, pero que por la pauta que había dejado David, aparte la representación religiosa, servía de aula, donde los maestros podían enseñar y discutir la ley; pero ya entonces, la ley de Moisés, estaba mistificada por los Levitas, a gusto de sus conveniencias, por lo que su culpabilidad era mayor, desde que no era solo la prevaricación, sino el error que enseñaban al pueblo y el odio encendido entre los judíos y los israelitas de las otras 10 tribus, que fieles guardaban la ley y los ancianos y doctores mantenían la Escuela de Gamaliel y sostenían la Kábala, donde lloraban lo que venía por culpa de Judá; y ya era inevitable, porque había sido decretado y proclamado por Isaías y lo repetían los profetas que se sucedían. 245.—En Egipto se propagaban los Evangelios y adquiría personalidad la quimera Cristo; y sin embargo, allá en Brigantium, no podía pelechar; porque en la Iberia y pocos tiempos después de Adán, había aparecido Jun, hijo de una mujer llamada Ceres, que por haberlas enseñado a condimentar el trigo, llegó en su reconocimiento a ser su diosa; pero Jun, dejó principios que aun no han desaparecido; y porque el cristo lo tenían reyes extraños a ellos, lo acorrala en la hoy Galicia y su salida de allí, fué hacia fuera; a la hoy fanática Irlanda; pero después de Jesús, el fundador de la Iglesia Cristiana, Pablo, o Saulo, sabía bien, que allí en Galicia, estaba el Cristo; y allí fué y dirigió sus cartas fanáticas, que luego desautorizó Santiago y lo confiesa el mismo Saulo y lo veremos en su lugar. 246.—El boato religioso, insultante y costoso del templo de Jerusalén, embotó los sentimientos que podían quedar entre los Judíos y ya no era posible la unión con Israel y se les dejó que se saciaran de su afección sin dejar de amonestarlos y haciéndoles esperar un enviado del padre que anunciaba Isaías, el que no lo llamó Cristo ni otro nombre como aparece en las Escrituras, hoy, sino que dijo que traería la buena nueva; porque Isaías, sabía que era hora de anunciar la Paz, la libertad de pensamiento y preconizar el Juicio, prometiendo al Espíritu de Verdad y al Juez de vivos y muertos. 247.—Ese Juez, no podía venir, como tal, hasta cumplirse los 36 siglos marcados en el testamento de Abraham, que Isaías llamó “el tiempo, los tiempos y la mitad del tiempo”; pero ese Juicio, no podía ser el fin de la tierra o del mundo, porque el testamento decía: “Y de este siglo mis hijos serán de Luz, porque verán la Luz de su padre que les darán mis Espíritus” Y para eso llamaba Jehová, a Jacob, que se levantara y fuera a las islas apartadas que no habían oído de El; lo que quiere decir, que exigía el Creador, que todos lo conocieran y supieran y oyeran su ley, para el día de la Liquidación; que es ahora, en que la tierra hace sus demostraciones, después de haber “allanado los montes”, puesto que las locomotoras suben hasta las cimas de los altos montes y son éstos los “carros de fuego” y la electricidad “las lenguas” anunciadas y esta conflagración “los grandes ejércitos que harían ríos de sangre”, la que efectivamente “ha llegado a las bocas de los caballos”, pues sabemos, que están en estos momentos los montones de cadáveres humanos, revueltos con caballos, que juntos se descomponen y juntos se queman, mezclada la sangre de unos y otros. 248.—En fin, Isaías, profetizó para sus días y para todo el tiempo hasta ahora y para después de ahora; por lo que, el Juicio, no es otra cosa que la liquidación de esta sociedad desconcertada por los malversores que la ley de justicia quita, como lo promete por Isaías, porque le estorba a sus decretos. 249.—Mas también asegura al pueblo Judío que los gentiles los someterían; y esto lo decía, por un pueblo que aun no había nacido, pero que ya estaba en su secreto que se iba a hacer porque la tiranía supremática era un valladar a los hombres que pensaban y había demostrado en la muerte del gran Antulio, su hipocresía, su orgullo y su maldad; y como tenían que venir a la tierra espíritus de libertad y sabiduría, era necesario juntarlos en el primer momento y unidos serían fuertes, para dominar aquella tiranía y enseñar e imponer al mundo el derecho de hombres, el derecho de igualdad, por el que los progresos de las ciencias se hicieran ley y ley de libertad; y esta iba a ser Roma. 250.—Por entonces se despertaba el deseo de saber en los hombres; en la India y la China reinaba la beatitud por el Sánscrito y el Confucio y progresaban maravillosamente; y era porque encarnaban allí los terriblemente castigados por la supremacía del mundo todo, entre los que encarnaban los que necesitaban un momento de descanso y de reflexión y examen en su archivo; allí no había que temer nada; la ley era cumplida y se adelantaba habiendo grandes lumbreras que llevaban su fulgor a los centros de Egipto y Grecia, que bajo diferentes Idolos navegaban por el mismo derrotero dogmático y supersticioso, aunque tuvieran las más grandes escuelas que se debatían y combatían; pero en los dos centros, se perseguía a todo el que no acataba la arbitrariedad de sus pontífices; los que, sin embargo, recelosos uno del otro, sostenían las grandes guerras, como las Médicas y otras que sí grandes, eran sombra de las que llevaría la aun no existente Roma, si no respondían a la última prueba que se les iba a someter. 251.—Para esta prueba, aparece en Grecia un hombre humilde y austero que asombraba al Areópago, mucho más que Antulio, tomando por baluarte un principio fundamental del Sánscrito: “¡Conócete a ti mismo!” Y Sócrates, abrumaba con su método de predicación, por preguntas, llevadas al terreno de que si habían de ser contestadas, tendrían que confesar su ignorancia los llamados sabios, o bien declararse culpables de los males de la humanidad. 252.—Hablaba Sócrates de la supervivencia del alma y de la eterna vida del espíritu y su acción continuada, como si fuera cosa sabida por los demás; y hacía alarde de los consejos que recibía y aun le dijo a Alcibiades: “La ventaja que tengo sobre ti es, que mi tutelar es más poderoso que el tuyo; y cuando quiero hacer una cosa que no debo hacer, oigo su voz y me abstengo, y siempre salgo bien”. 253.—A sus discípulos y a las masas, predicaba la libertad del pensamiento, y esto puso en gran cuidado al Areópago, que ya empezó a intrigar contra Sócrates, temiendo que fuese el sacrificado, pero no era aquél, sino el Investigador, el legislador; y para dar tiempo y tregua, Sócrates, mientras sus discípulos reproducían en libros sus enseñanzas y las difundían, él salió en una gira por los dominios de Grecia y en Epiro fué solicitado (aunque viejo), por la princesa de aquel principado o provincia griega, a cuya solicitud, no correspondió Sócrates; por cuyo desaire, la impúdica mujer, lo acusó de inmoral y corruptor de las juventudes y como peligroso para la estabilidad de la república. 254.—A su defensa, salió valiente lo mejor de sus discípulos y uno de ellos, fué sentenciado a beber la cicuta y Sócrates le dió un limón, para que lo comiera antes de beber la cicuta, encargándole el secreto y así lo hizo y la cicuta no hizo efecto; esto exasperó ya al Areópago, que comprendió que Sócrates lo había preparado y entonces tomaron en cuenta la falsa acusación de la princesa de Epiro, pero ¿quién de los jueces podría o se atrevería a afrontar y reducir al silencio al terrible sabio?. 255.—En acuerdo único y sin precedente , se reunió un Tribunal ampliado por quinientos cinco jueces, a todos los cuales venció en las contestaciones y todos quedaban corridos, sin poder contestar las preguntas que el reo dirigía; pero el tribunal, no dijo más que, “para la salud de la república, es necesario que muera el conspirador y corruptor” y pidió votación al Areópago y sólo triunfó éste, por cinco votos que no podía ser admitido como fallo inapelable; pero a Sócrates se le dió a beber la cicuta. 256.—Caía el Investigador del Padre, por el odio sacerdotal; Grecia confesaba ser incorregible y había que oponerle un dominador; y por sus hechos, Grecia se condenaba a sí misma en ley divina y humana, a ser esclava, porque no supo ser señora. 257.—Grecia tiene ya en sus archivos y recogido en Judea, el manuscrito de Isaías: y colige que de Israel viene su mal y emprende campañas inhumanas contra él, como antes las habían hecho, hasta que David hizo fuertes y homogéneas las fuerzas de sus ejércitos, logrando rescatar el arca de la Alianza que asentó en Cariantiarín por 7 años; y luego, él mismo en persona y con una sola ayuda, aquella arca, la llevó y depositó en una de las pirámides de Egipto, donde están los restos del arca y del que lo acompañó, pues lo dejó encerrado, para que no violara el secreto. 258.—David, sustituyó aquella arca por otra similar, estando él solo en el secreto, pues podía por que era rey y sumo sacerdote, pero lo hizo por temor al asalto de los griegos, que habían invadido la provincia de Caria y destruído la ciudad de Cariandá, cuyas mujeres cariandanas son legendarias e inmortalizadas por sus mismos enemigos, en el arte simbólico de las cariátides. 259.—Es este un hecho, que merece la más preeminente página, por que aquí está la raíz de la palabra “Caritas”, de Cicerón; palabra importante, que siendo un himno de guerra contra la Grecia por la nueva y fuerte Roma gentil, muchos siglos más tarde, el falso cristo o sus representantes, se la darían a su ídolo impersonal como bandera, por lo que llega hoy a ser la caridad, el baldón de los hombres que sirven al cristo peligro. 260.—Pero en este libro (índice de una historia ocultada o mistificada a la humanidad), no se puede tratar tan trascendental asunto y en la paz cuando se quite lo que estorba a la verdad, se les dará a los hombres y será presto (1), pues sabéis, que esta conflagración no puede ser secular, ni durar lustros; pero no acabará, hasta que se quite todo lo que estorba a la ley de amor. 261.—El temor de Grecia, después de la muerte de Sócrates (que era mundial en la tierra conocida), y los arrestos de los sabios que había hecho Sócrates que minaban el Areópago, no a Grecia, hizo que por las venganzas que el Areópago tomaba, emigrasen los griegos rebeldes y otros eran desterrados a la colonia que en la hoy Italia había y que fué la primera que Grecia perdió. 262.—Estaba esta colonia sobre una colina de las que hoy cubre Roma; y había otra colonia en otra colina que era dominio de los Vascos y otra de Italos formando un triángulo; pero todas tres, eran de hombres rebeldes y expatriados de todas partes y allí estaban los elementos preparados por el Investigador, para cumplir lo dicho en Isaías, de que los “Gentiles someterían a los Judíos y a los enemigos de Jehová y a los que cortan un árbol en el bosque y con la mitad se calientan y con la otra mitad hacen un Dios ante quien se arrodillan”, y Roma surgió y sometió a los Judíos y deshizo a la Grecia y dominó a todo el mundo, durante cuyo tiempo arraigaría la semilla de la libertad que anunciaba Isaías, que predicó Antulio, que sostuvo Sócrates y confirmaron Juan y Jesús, siendo todos ellos sacrificados por los sacerdotes y por los feudos de los sacerdotes. 263.—Por cuanto se diga de la fundación de Roma, por uno u otro hombre, Roma surgió por la unión de las tres colonias Itala, Griega y Vasca, que cada una en sí era independiente, aunque dominaba por su carácter indómito la Vasca, que se atribuía ese derecho por antigüedad y como primeros pobladores de Europa los Vascos, no les faltaba razón, pero esto no hace aquí al caso, sino lo que hay de verdad para la unión de las tres colonias. 264.—Casó un capitán de la Colonia Griega con la hija del Jefe de la Colonia Vasca y esta unión, hizo comprender a la Itálica que no le sería posible sostenerse y pidió de voluntad la alianza; pero era que en las tres colonias, habían tomado carne algunos de los misioneros, preparado ya la terminación de los tres estados que se odiaban entre sí. El Egipcio, el Judío y el Griego. 265.—Hecha esta unión, y llegadas a un florecimiento conveniente, empezaron los Romanos sus conquistas, asimilándose primero sus alrededores; y con la democracia establecida y la colectividad derivada de la democracia, sus conquistas eran efectivas y rápidas y empezó a legislarse en sabiduría, procurando tener parte de todos los progresos de los tres grandes centros, que decaían por la corrupción de las costumbres; y fué llegado el momento más solemne de la historia humana, tomando carne allí el Espíritu Maestro, Espíritu de Verdad, rodeado de la mayoría de los 29 misioneros, que dieron forma al Senado popular Plebiscitario; y el Maestro, dió grandes leyes y estableció las “ferias latinas”, en las que los señores servían a sus subalternos, restos de esclavitud y empieza la igualdad y fraternidad humana. 266.—La ley es una, fatal e invariable; y la humanidad de la tierra, no podía tener otra ley, ni empezar más alto ni más allá, de donde habían cerrado su libro los desterrados traídos en la venida del Investigador; y las leyes dictadas por el que hizo la Federación de Roma y estableció las ferias latinas, eran las que regían en aquel mundo, de donde salieron expulsados nuestros agregados a la tierra, para que fueran maestros instructores de un colegio de niños barbudos, traviesos, díscolos y fieros, ya que ellos en... (hay que decirlo y no lo dudéis) en Neptuno, se sublevaron a la ley de Armonía y no quisieron ser buenos discípulos allí, ni fraternizar con la mayoría por orgullo, por supremáticos, por sabios en la materia, de la que sólo quisieron vivir haciéndola su Dios, para ser ellos los dioses; y la ley, todo amor en su extremo rigor, pone y manda a cada uno en donde sus afecciones reinan, para que por el hastío, por la saciedad, dominen su pasión, que al fin vencerán por su voluntad, cuando el desengaño entrará en sus cálculos. Y en esta ocasión de la Federalización de esas colonias heterogéneas, donde residían los más sabios de aquellos desterrados, se declaraban vencidos de la ley, pero vencedores de sí mismos y empezaban a ser héroes, como siempre sucede con los más aferrados a un error. 267.—Lo que antecede sobre la fundación de Roma y sus causas, es lo que ha dejado de historiarse, por que se ocultaron por conveniencia supremática los hechos causales; lo demás de nombres y progresos que halagan la vanidad, están historiados, aunque abultados y por lo tanto desfigurados y corrompidos; pero al fin, el progreso puede desmentirlos y los desmiente en su error; por lo que yo, no tengo por qué perder el tiempo en lo que poco importa; pues hay puntos grandísimos que poner en este índice de historia, ocultada, olvidada o destruída y mistificada, bastando al hombre de razón en muchos hechos historiados, leer al revés y esa sería la verdad histórica. Y lo entendió bien el rey de Navarra, cuando su secretario le leía su diario, abultados y desfigurados los hechos de triunfos bélicos y amoríos; e irónicamente el rey contestó: “Así se escribe la historia”. 268.—Dejemos los hechos que Roma desarrolla en cumplimiento de su misión de dominar al mundo y establecer la Ley del derecho de gentes, civilmente, sin importarle en ese tiempo, de cultos ni religiones, por lo que, había en Roma, tantos dioses y adoraciones, cuantos quería cada hombre por su tendencia y sentir; porque a la ley suprema, lo que le importaba y le importa primero es, la unidad de los hombres bajo un derecho común, para el régimen del progreso lo más homogéneo posible, formado, precisamente, de todo lo heterogéneo de los hombres; y esto, lo desempeñaba Roma desde su surgimiento por la unión de aquellas tres colonias: por lo que, Roma nació adulta y no tuvo infancia. 269.—La muerte de Sócrates repercutió por toda la tierra, como un eco amenazador del Areópago engreído de la orgullosa Grecia, en la que ningún hombre de ideas redentoras podía triunfar, en la individualidad. 270.—La fortaleza demostrada por Roma; el establecimiento de una Cámara Plebiscitaría y de derecho común, con el funcionamiento de las ferias latinas y los grandes discursos pronunciados por los sabios y aun por cualquiera, atrajo la atención de los oprimidos en Grecia, en Judá y en Egipto y, “a Roma por todo”, se decían los libres de toda la tierra. Así se fortalecía y progresaba el derecho Romano que, en verdad de verdad, era Neptuniano; como el derecho y progreso que hoy tiene la tierra (aumentado en ley), pasa, en la Liquidación, a regenerar otro mundo. Esta es la marcha eterna del progreso que el espíritu tiene mandado hacer y llevar por el infinito. 271.—Estamos llegando a lo culminante de esta etapa de la siembra, que el Investigador tenía que hacer; Grecia acometió con furia a Israel, porque había descubierto que las tendencias que habían llevado aquellos dos irreductibles, Antulio y Sócrates, tenían su fundamento en aquel pueblo; en su doctrina Veda y la Ley Mosaica. Al efecto, invadió la Caria, destruyendo la ciudad de su nombre. Pero aquí hay un hecho del más grande interés para la humanidad y era en los tiempos de Antulio y de Isaías y el pastor David. 272.—Las matronas israelitas, que fueron y serán el ejemplo del amor de madres; el espejo de la fidelidad a la ley y el brazo invencible de su defensa, sembrando en sus hombres el valor y el deber, resistieron ellas al enemigo, en las puertas de Caria; en tanto que sus hombres, luchaban con los griegos, reteniéndolos en su invasión, para que no llegaran a Cariantiarín, donde se guardaba el Arca de la Alianza; por lo que Cariantiarín, significaba “Ciudad del Descanso”. 273.—Cuando los griegos forzaron la ciudad de Caria, todas sus mujeres, llenas de valor, celo y amor, cada una cargó a su cabeza las vituallas, los documentos y cuanto podían y en sus brazos y espaldas, todos los niños, evacuando la ciudad y convenida una palabra para el auxilio de unos a otros en el largo y diferentes caminos que habían de seguir dirigiéndose a Cariantiarín, cuyo santo y seña era: “¡Cariandá, Cariandá!”, a cuya voz, el interpelado, si era de los suyos, contestaría: “¡Cariantiarín!”... 274.—Cuando los Griegos pudieron ver aquellas procesiones, una corte de las más bellas doncellas, salía a entregar las llaves al general y constituirse ellas en presa de guerra, bajo el juramento del general, de respetar a sus madres y niños; el general reunió consejo y ante el valor y gallardía de aquellas mujeres, dejaron en libertad también a las jóvenes, menos 8, que debían entrar en Atenas, sosteniendo sobre sus cabezas un templete, donde el escudo griego triunfante se presentaría al Areópago, entregando la llave de la ciudad rendida. 275.—Entrada tan original, como inhumana y bella a la vez, no podía quedar oculta; y los artistas la copiaron fielmente, originando una revolución en el arte arquitectónico, con las columnas cariátides, que han perpetuado, no la hazaña de los griegos, sino la hazaña de los israelitas Cariandanos. 276.—Dominada Grecia, por Roma, Cicerón, encuentra en la arquitectura la causa de las cariátides, y de ella sacó la palabra latina “Charitas” que servía de acusación a Grecia, por lo que, significa, falta de sentimiento, o injusticia y así, era “Charitas” un himno al amor y valor y celo de las matronas de Caria y por lo tanto, un baldón para Grecia. 277.—Con Cicerón, nos encontramos en la caída de Grecia; el Egipto había sido sometido en las tragedias de Marco Antonio y la impúdica Cleopatra; faltaba la dominación de la Judea, a la que, por Israel, Roma no había de tratar con el rigor de los otros vencidos; pero los había de someter por sus leyes, civilmente, no importándole el estado religioso; por que, para Roma, la religión no era estado, sino los hombres. Esos son estado y ese era el fundamento de la grandeza de Roma. 278.—Ya, el imperio del derecho, nacido en el surgimiento de una ciudad por la unión de tres colonias, cada una representación de la rebeldía de las tierras dominadas por el despotismo supremático civil y religioso, se ha impuesto; es el fruto primero y universal recogido, del trabajo de aquellos 29 titanes que han ganado para su causa, que es la justicia, la mayoría de los desterrados sabios neptunianos y una gran parte de los primitivos que se plegaban, por su contacto, por la afinidad, creada primero en la unión de cuerpos y luego en la unión de aspiraciones de tirar el oprobio de yugos denigrantes de la supremacía; cuyo bloque, era tierra preparada y abonada, para poder sembrar la delicada semilla de libertad, de cuyos frutos, luego se haría asiento al amor, cuando con el uso de la libertad, los hombres, bajo el derecho de tales, en la libertad, descubrirían la causa de su ser y la causa de sus errores; y un consejo del Investigador y los Misioneros ante el Tribunal permanente y en presencia de los Consejos del Padre, acuerdan: “Predicar abiertamente el progreso de libertad; anunciar el amor y prometer a los hombres la liquidación; el pago de sus talentos y la venida de los segadores a recoger las mieses sazonadas, bajo el inequívoco juicio del Juez, presidido por el Espíritu de Verdad”. 279.—Era el momento más delicado de la batalla empezada en Shet y no había que desperdiciar nada de los medios que la ruda experiencia les enseñaba. Cada uno ocupó su puesto y todos los 29, más todos los ya sabios maestros, habían de tomar carne y parte, incluso el Investigador y el Espíritu de Verdad, que debían presenciar los hechos en el mismo escenario donde se habían de realizar, encargando a dos de los 29, la extensión de la semilla. 280.—Aparecieron cada uno de los preparadores de la jornada; unos figuraban en la clase de Doctores, otros en las artes y otros en la agricultura, en el mismo teatro del asiento del pueblo de Israel, estando uno, Zacarías, entre los sacerdotes; otros entre los de la Kábala (Escuela Esénica), como José de Arimatea, Nicodemo y Gamaliel; otros en las Artes y Oficios, como José el Carpintero de Nazareth, y otros en la ganadería como Joaquín; y en esos días, se hace hombre el Espíritu de Verdad, que nace de un procónsul Romano, en Callagora, hoy Calahorra, España. 281.—Joaquín, recibe en su hogar (y lo sabía) a la hermosa niña, la llamada Rosa del Valle de Jericó, que conocemos por María y es la misma Eva; en tanto que Adán, es José el Carpintero de Nazareth, el que, casado con Débora y ya viudo y padre de 5 hijos y en la edad de 40 años (no por acaso sino por justicia), bajó de la montaña al valle y se unió a la bella María, de 16 años de edad y criada y educada en amor y en las obligaciones de una casa, donde Ana su madre, gran matrona por la prole y su solicitud, hacía la excepción de la ciudad; con cuyo ejemplo, María, si era niña en los años, era mujer de hacienda en la educación. No es verdad que María estuviese recluída en el templo ni a cargo del sacerdote Simeón, sirviéndonos de fe que su padre Joaquín, pertenecía a la Kábala de Moisés, como también José el Carpintero. 282.—José , llevó a su esposa a la ciudad de Galilea que se llamaba y se llama Nazareth, donde José tenía su casa y taller en el centro de la ciudad; y no era una casucha miserable, sino un palacio y regio para aquellos tiempos y hasta con jardines; lo que quiere decir, que era relativamente rico, con su casa y su taller y oficio de primera necesidad. 283.—Era sí, José, de carácter fuerte y un tanto hosco y recto y exigente para él y para todos, en el cumplimiento de su deber; lo que si le hacía respetuoso, no podían todos ser sus amigos, por que no transigía con la injusticia y, de hombre, lo tenía todo. Este es José y no el que desfigurado presentan los comerciantes de Dioses e Idolos a su grey. 284.—María, era tan recta como él y varonil cuanto bella y un arsenal de ternuras y alegrías, respirando amor y majestad en sus actos, miradas y palabras, conversando con sinceridad con cuantos trataba, que era con todos los de la ciudad, por que su trato, abolengo y belleza, atraían. 285.—Estas cualidades de María, habían de anublar un momento aquel cielo alegre de la casa del carpintero; porque José, por tantas razones fisiológicas y biológicas, amaba a María con toda la intensidad del hombre y del espíritu. Y tuvo un momento, en que los reaños del hombre ofuscaron la mente del espíritu; y, una chanzoneta de alguien que cantaba la belleza de la joven desposada que ya había concebido, picó el amor propio de José y ¡tuvo celos!. En silencio, se disponía a marcharse; pero María, que notó la ofuscación de José, nada le habló; pero llamó a toda su potencia psíquica, e hizo quedar dormido a José y su espíritu, le hizo ver la realidad y le habló, lo que al hombre no se le puede presentar, ni hacer comprender y menos cuando los celos están por medio; al despertar, María lo aguardaba sola, en su trabajo de preparar los hatos para el que llevaba en sus entrañas, que su espíritu sabía quién era; mas la materia, aunque presiente, ignora en ley. 286.—Despierta José y ante su acto de prófugo, se avergüenza recordando lo que ha visto; corre y cae en los brazos de la que sonreía, pero que en su corazón, había una gran amargura; era la primera copa de la gran cuba de acíbar que había de consumir en esa existencia. 287.—José, necesitaba aquella mordedura que lo depurara; era, como la última cepillada de garlopa, para dejar la línea recta; y la Justicia fatal, se la preparó en la mejor ocasión, dándole a la vez la enfermedad y el remedio: y ya más, la serpiente no pudo entrar en aquel jardín. 288.—En aquellos mismos días, fué comunicado a la Kábala en un hermoso canto profecía, el nacimiento de un niño, al que por revelación, el sacerdote Zacarías, su abuelo, preconizó al “precursor” del que traería la buena nueva; lo que José supo por Joaquín y la percepción de María, la hizo temblar; y es que, el espíritu sabe los hechos del mañana y sufre por la cercanía de los acontecimientos que no puede eludir en Justicia; y en esta ocasión, los dos espíritus, el recién nacido que era Juan y el que fabricaba su cuerpo, para ser Jesús, ambos sembradores de la libertad mandados por la ley, se abrazaron y latieron el corazón de todos sus afines. 289.—Llegado el momento de ley Jesús nace como todo ser y en casa de sus padres en Nazareth, sin ninguna demostración suprahumana que sería además una parcialidad del Creador, ni tampoco fué en 25 de Diciembre; pero todo ese embrollo católico, aquí no nos importa. Basta saber que, en la mitología nacían los Dioses a las 12 de la noche del 25 de Diciembre, acompañados de todas las fantasías mitológicas y todo eso quiso la Iglesia Católica imitar y dar a su Dios-Idolo compuesto de Jesús-Cristo. 290.—En otra obra (12) está estudiado todo lo referente a ésto, por lo que aquí sólo se indica en la realidad de la verdad filosófica y científica y sin decir más aquí, sino que Juan estudió en la Escuela de Gamaliel y Jesús en Jerusalén, con Nicodemo y José de Arimatea en la Kábala, vamos a pasar por alto toda la juventud de estos dos sembradores Juan y Jesús, que el uno había sido Elías, y el otro Isaac y Antulio. 291.—Jesús fué el primer hijo de María y José y el último de este matrimonio fué Jaime, o Santiago Apóstol, que era el Investigador; y ellos (como sus cinco hermanos de madre y los otros cinco hermanastros que José llevó a matrimonio), fueron engendrados por obra de José en ley, y no extra de la ley, lo que haría al Creador parcial y sería injusticia. 292.—En el Consejo habido para la siembra de la libertad por Juan y Jesús, como he dicho en el número 278, se tomaron todas las precauciones debidas para que no fallase el plan, a causa de la oposición que habría en los sacerdotes; y Juan hablaría a todo el pueblo, pero atacaría en sus vicios a los gobernantes del pueblo, preparando el camino a Jesús, que continuaría la obra, si Juan era eliminado: si no lo era, se juntarían y juntos publicarían las doctrinas de libertad y amor, despertando el letargo del pueblo, que necesitaba un fuerte reactivo para salir de la postración; y si ninguno de los dos podía cumplir su deber por cualquier causa que el enemigo opusiera, lo haría el Investigador; y si tampoco éste podría lo consumaría el Espíritu de Verdad, como hombre, porque para eso había tomado posición en el gobierno civil y era allí, la Suprema Autoridad representante del Imperio Romano. 293.—Todas esas precauciones hicieron falta y losd cuatro tuvieron que hacer una parte; y sólo el Investigador pudo librarse de las iras sacerdotales, porque, a tiempo, se salió de aquel foco y pasó a España, donde practicaban bien la doctrina de Juno, dada pocos siglos después de Adán y quizás es España la única región del mundo, donde la geología ni la filología no tiene nada o muy poco que desentrañar en materia religiosa, anterior al siglo tercero de la desgraciada era cristiana; porque allí, de los naturales, no hubo templos ni dioses; y eso que, de lo que hoy es Europa, fué lo primero que se pobló con la nueva raza Adámica, porque la raza Vasca, es la primera familia de una inmigración de los Druidas y los vascos, han poblado la Europa hasta la Polonia; lo que contribuyó mucho al valor, fortaleza y acierto de la primera Roma, para sus conquistas hasta el Imperio. 294.—Juan, salió de la Escuela de Gamaliel, donde había tenido por condiscípulo a Saulo y en el estudio de la filosofía Veda (que algunos llaman Teológica), Juan rememoró pronto lo que su espíritu sabía y a los 16 años, se fué al desierto y allí, recordó todo lo que venía a hacer, dejándose ver en los veranos en las orillas del Jordán, cuando los Judíos iban a tomar las abluciones que la ley mandaba, como lo hacen aun hoy en la India donde el Veda impera; por lo que, Juan, no es el inventor del bautismo y tampoco lo practicó como parte de su misión, sino como arma que la costumbre le ofrecía, con la cual pudo hablar a grandes y pequeños, pero más a los grandes, porque no todos se podían permitir el lujo de veranear (como sucede hoy) que sólo es patrimonio de los ricos. 295.—Como al principio fuese escuchado; cada año redoblaba sus ataques a los supremáticos y ya, su voz se extendió a toda Judea y crecía el número de ablucientes, por oír sus amonestaciones, que concordaban con la profecía de Isaías y de Elías, al que esperaban de nuevo, y ya muchos se afirmaban en que era Elías reencarnado; y si no hubiera tenido la desgracia de reprender duramente a la disoluta Herodías, cuñada y concubina de Herodes gobernador de Galilea, quizás Juan habría triunfado, porque llegó a ser querido de todos y respetado hasta por el mismo Herodes. 296.—Las prédicas de Juan eran de libertad, de derecho, de trabajo y de amor, y les decía que estaba muy cerca el Juicio de los hombres y que temieran a la Justicia que venía; esto los amedrentaba, y dió motivo a que una comisión de Escribas y fariseos se llegara a él para preguntarle, “si era Elías”, a lo que les contestó con la más alta sabiduría: ¿Quién os ha enseñado a temer, que no os enseñó a amar, raza de víboras?... Este eco llegó al Sanedrín y se decretaba su muerte y la de otro revolucionario, que había salido por las calles de Jerusalén y había sublevado al pueblo ya algunas veces y lo llamaban libertario; era Jesús. 297.—Jesús, desde la edad de 12 años que salió de casa de sus padres (porque no era fuerte para el taller del carpintero) fué a Jerusalén con una carta de su padre José, para el de Arimatea, donde le pide, “que viera de sacar provecho de aquel niño díscolo y rebelde, porque se necesita ayuda; pues la familia se aumenta que es una bendición”. Y al entregar Jesús esta carta o misiva en un pergamino, o piel curtida, Arimatea, Kabalista, abordó al niño, el que expuso lo que sentía y su aspiración; y aun Arimatea quiso amedrentarlo, diciéndole: 298.—”Niño, esas tendencias, aun solo en la Kábala pueden ser expuestas, y si tú las sostuvieras y las expusieras, la cruz será tu fin y asumirías los cargos del Cristo; lo que tú pretendes no es para estos días; eso solo es para cuando venga el Anticristo a pedir cuentas al Cristo, por lo que debes no ponerte en peligro”. 299.—Con Jesús había ido a Jerusalén, su madre María y sus hermanastros Eleazar y María Cleofas y los cuatro fueron al templo a cumplir la Pascua y era en ocasión, en que los doctores discutían un principio de la nueva ley civil Romana, referente a la delación del delincuente; y uno de los doctores sostenía con tesón, que la delación era más crimen que el crimen mismo, y era tan interesante el punto, que el templo no cabía más; y mientras María hacía sus preces, el niño se había encaramado de puntillas sobre un banco sobresaliendo sobre los hombres; y aquel Doctor, que ya convencía a la opinión del Sanedrín (al que pertenecía Arimatea y estaba allí en su puesto) el defensor o sostenedor,de que la delación era más crimen que el mismo crimen, se fijó en el muchacho que de puntillas oía con tanto interés y se dirige a él y le pregunta: 300.—”Dime tú niño”, ¿si tuvieras en la cárcel a tu hermano y tú lo acusaras, qué merecerías tú?. 301.—”Yo merecería la pena de mi hermano y debían darle a él libertad y pagar por él, el que lo acusa”. 302.—Respuesta tan categórica mereció un rumor de aprobación por el público; y María, que se dió cuenta de la travesura, de un pellizco lo hizo sentar y lo reprendió; y también a ella le contestó: ¿qué entiendes tú de esto?, lo que hizo llorar a su madre, que guardaba clavadas en su corazón las palabras de Arimatea, sobre la cruz y los cargos del cristo, y salieron del templo sacando poco menos que a rastra al travieso niño. 303.—Tras ésto, ya no era posible vacilar y Arimatea llevó al niño a la Kábala y consultó y supieron lo que había; por lo que Arimatea, llevó a Jesús al colegio donde Jesús se hiciera maestro, a fin de tener en su día alguna prerrogativa, por ser hombre de estudio, pues ya no se le ocultaba el fin de aquel joven; y ya, José su padre, ni María su madre, ni hermanos ni parientes, no lo vieron hasta la edad de 30 años, en que habiendo agitado a Jerusalén con manifestaciones populares en las que les enseñaba la libertad, el Sanedrín lo sentenció a la cruz, por atentar contra la ley de Moisés; y revestido y protegido, salió de la ciudad, fuera de la cual, el poder sacerdotal ni el Sanedrín, no tenían acción, pero sí influencia. 304.—Pronto tuvo público y discípulos; y cuando llegó el tiempo de las abluciones, se fué para ver a Juan y es natural que hiciera Jesús, lo que todos, o la mayoría de los ablucientes hacían, por el deseo de oír de cerca la palabra de Juan, llamado el Solitario; y Jesús llegó a él, mirándole fijamente, lo que Juan advirtió y Jesús le manifestó el deseo de hablarle y se retiraron juntos, comprendiendo el uno y el otro, que los dos eran los venidos, por lo que acordaron estar ya en contacto y hacer que se conocieran los discípulos de ambos. 305.—Al día siguiente, la prédica de Juan varió y dijo por vez primera: “Yo soy la voz del que clama en el desierto y otro viene detrás de mí, sobre el que descansa el Espíritu del Padre, ante el que los cielos y la tierra se inclinan; estar preparados, porque la justicia llega y de cuyo furor, nadie podrá escapar”. 306.—Desde entonces, Juan, arremetía con más bríos aún, porque ya tenía sucesor y había acuerdo en la parte de cada uno; pero esta prédica, exasperó demasiado a la impúdica Herodías que no podía convencer a Herodes para que acallara a su acusador. 307.—Herodías, entonces tramó su venganza, porque por causa de Juan, sufría algún desvío de su cuñado y amante Herodes; y sin conciencia ya, por el odio, aleccionó a su hija Herodiades, a la que empezó a meterle por los ojos de su tío, despertándole con su descoco y juventud, el deseo lascivo de la niña. 308.—Ya en este camino, Herodías, mandó una comisión de escribas a pretender de Juan que se callase de los amores de Herodes y Herodías y Juan les contestó: “No es lícito lo que hace Herodes con la mujer de su hermano”. Y Juan fué preso en el castillo, de donde no saldría. 309.—Juan mandó de seguida aviso a Jesús, de su prisión, lo que no le extrañó, pues él mismo, oyéndole predicar, le había dicho: “Poco tiempo puedes contar siguiendo ese sistema tan duro para los supremáticos”, pero Juan era todo fuego y fortaleza y no había de dejar de decir la verdad por miedo a la muerte. 310.—Jesús, tan pronto recibió a los discípulos de Juan, que lo avisaron, lo comunicó a los suyos y éstos trataron de disuadirlo de irlo a ver, y él les dijo: “Yo no me acompaño de discípulos cobardes; esperar aquí que yo volveré, porque mi hora, aun no es llegada”. 311.—Lo acompañaron Santiago y Juan y Cephas, que los dejó fuera de la ciudad; Jesús se dió muy buena maña y medio disfrazado (porque aun allí no era conocido) penetró en la prisión de Juan y allí recogió Jesús la herencia de Juan, que era, sus discípulos y la confirmación de su misión de predicador de la libertad al pueblo humilde, de anunciar el reinado del espíritu y de prometer a los hombres, el Juez de vivos y muertos y al Espíritu de Verdad: y al despedirse, abrazados y bañados en lágrimas, Juan le dice a Jesús: “Pero date prisa “hijo de Dios”, porque tus horas también están contadas”. Y Jesús salió y marchó presto. 312.—Tres días más tarde, celebraba Herodes su onomástico y era ya, el 12 que Juan estaba preso; Herodías, en ese día, conseguiría su venganza y ante la corte del gobernador. 313.—Cuando ya tambaleaban los comensales por la embriaguez, Herodías, hace salir a la aleccionada chicuela, del modo más provocativo, incitando a Herodes, el que la solicita ofreciendo cuanto se le pida: la chicuela, lo expone a su madre que era lo que esperaba y Herodiades vuelve haciendo piruetas y contorsiones y pide por su posesión la cabeza de Juan el Solitario. 314.—Herodes tembló; pero la embriaguez, el perfume de aquella juventud provocativa y su promesa de dar lo que se le pidiera, cerró los oídos a la voz de la conciencia y dió la orden, y.... cinco minutos más tarde, el verdugo, preséntales en la bandeja aun con los ojos abiertos, aquella cabeza sublime donde estaba impresa la ley divina y un horror acusador se apoderó de todos, hasta de la descocada Herodiades. ¡Tal es la obra del odio originado por una pasión!. 315.—Ha caído al filo de la cuchilla y bajo el poder civil, el más fuerte de los 29 misioneros; el que nunca se casó con la hipocresía. Jesús, que comprende que queda solo en descubierto, llora y llegó a demacrarse tanto, que temían sus discípulos por él; más Jesús, cuando la materia perdía su vigor, el espíritu se descubría más fuerte y sostenía la lucha más titánica de su existencia. Era entonces que necesitaba un consejo y oía el llamado de su madre, desde Nazareth, que al saber del fin de Juan, mandó a tres de sus otros hijos por las casas de su familia, para que disuadieran a Jesús de su empeño; y aun, Efraín, que era el segundo hijo de María, predicó en contra de Jesús y declaraba “que no era hijo de Dios, sino como él, hijo de José el carpintero y de Nazareth”. 316.—Es esta la primera y única vez, que Jesús sintió necesidad de ver a su madre, para persuadirla de “que la ama intensamente; pero que no puede retroceder ni anteponer su amor de hijo al amor de hermano de todos los hombres”: Y fué a Nazareth, llevando consigo a sus dos primos Juan y Santiago y dejó a los demás, reunidos, hasta su vuelta. 317.—Llegado a casa de su madre en la que no había estado después de su salida a los 12 años (no estando ni aun a la muerte de su padre) los hermanos, sobre todo Efraín, lo insultaron y le hacían cargos, de que deshonraba a la familia con su nombre de “Hijo de Dios” y de su vida bohemia, y que nada había ayudado a la casa, ni a su madre viuda, que ya se iba quedando sola, porque cada uno cumplía con la ley, formando su hogar y casa, lo que ni siquiera había hecho él, como corresponde a todo hombre. 318.—Jesús sufrió aquel chaparrón, con el estoicismo del convencido y sólo dijo a sus hermanos: “Tenéis razón y honráis la ley cumpliéndola, ¿más quién os dice a vosotros que yo no cumplo la ley? La ley tiene muchos grados y muchos cargos para los hombres y cada uno ha de afrontar y cumplir el suyo; y porque mis hermanos cumplen, me honro en ser su hermano; y si vosotros hoy me reñís, luego mostraréis que me amáis y sabréis que no me he equivocado”. 319.—Efraín se sulfuró y cerca estuvo de levantar la mano; pero María apareció y Efraín bajó la cabeza, en tanto que Jesús se mantenía firme en su propósito y le decía a Efraín. 320.—”No se avergüence mi hermano, en ser de mi familia; pero sepa que soy mayor y libre y nada ni nadie, me hará retroceder de mi deber; pero no vendré más, para no causaros desazones”. 321.—María iba a suplicar, pero adelantándose Jesús, la rodeó por la cintura y con lágrimas los dos, la retiró a un rincón del jardín; y con la cabeza sobre los pechos de su madre, quería infundirle el intenso amor que le tenía; pero podía más en él el amor a la humanidad toda, comunicándole el encargo de Juan y que no le arredraba, si tenía que soportar la afrenta de la cruz; quedaron los dos postrados y abatidos. Al fin, María, comprendiendo la convicción de su hijo, le dió el beso de paz y llevándolo de la mano, a donde sus hermanos discutían con su tío Jaime, hermano de María, el que estaba conforme con Jesús, porque, “conociendo el peligro, decía, no se arredra; esto manifiesta su confianza y la convicción de la causa que defiende”. 322.—María, que ya estaba convencida, no conforme, pero sí resignada, dijo a sus hijos: “Hijos míos, Jesús tiene razón y hay que acatar la voluntad del Padre y sólo me resta hacer una petición”. Y fué la mayor sorpresa. 323.—Dirigiéndose a Jesús, dice María: “puesto que estás tan convencido de tu misión y tienes discípulos, aquí tienes a tu hermano menor, que ya, joven y solo, poco puede hacer en el taller; llévalo contigo y admite por mí, a mi hermano y tu tío Jaime, que tenga de vosotros el cuidado que vuestra madre no podrá tener y así mis sufrimientos serán menores, porque unos a otros os auxiliáis”. 324.—El asombro de todos fué tal, que Efraín se marchó sin despedirse de su madre; era duro de corazón: Jesús lo contempló con dolor en su retirada diciendo: ¡Pobre hermano mío! ¡Una oveja más que recoger! 325.—Jesús tomó las manos del joven Jaime y comprendía el sacrificio de la madre, al quitarse aquel consuelo; pero también sabía que aquél sería la llave de la unión de todos, porque como el Benjamín de tan gran familia, todos lo adoraban y María, vivía por su vida. Jesús tomó a su hermano, como discípulo, y a su tío, para compañía del mozalbete y cuidado de los dos. 326.—Este acto de María, encierra un secreto tan grande, que no debe el hombre ignorarlo; en él se vé la fuerza de la Ley Dominadora y el heroísmo del amor. 327.—María amaba a Jesús, tanto más, cuanto la hacía sufrir él por el despego de la familia y porque no se le ocultaba el fin que tendría Jesús; y María, una vez que sus ruegos de madre y los afectos desplegados de María de Magdala, no lo pudieron reducir y retirar del peligro, pero sobre todo, la confesión de Jesús de, “que no podía anteponer el amor de hijo, al amor universal de los hombres”, María se sacrifica primero y del todo por toda la humanidad, que Jesús, que se creía en el deber de redimir al mundo por la libertad que predicaba. Recibe Jesús el sacrificio de la madre y al aceptarlo, significa recibir a la madre, como Jefe de la misión; y es tanto más misterioso, cuanto que María, madre de 7 hijos por maternidad y madre adoptiva de otros cinco que José le llevara a matrimonio los que la amaban si cabe, más que sus legítimos, todo lo sacrifica y a todos les pide y así se lo encomienda a su hermano Jaime, que pida a toda la familia la ayuda para Jesús y excepto Efraín, todos recibían en sus casas a Jesús y sus discípulos; esto os explicará, que Jesús, a menudo estuviera de banquetes, porque la familia directa, eran todos los hijos de José y María y los hermanos de María que con ella eran diez y de ellos, varios seguían el pastoreo, como su padre Joaquín. 328.—Aquí queda ya deshecha aquella gran casa del carpintero José, por que el último vástago sigue a Jesús; y María, juntándose con la de Magdala y su hijastra Cleophas, que vimos en el templo cuando la travesura de Jesús, le seguía de cerca y las tres trabajaban para que Jesús no sufriese antes su martirio; aun se encontró una cuarta mujer, que sirvió de guía y compañía y descanso a las tres Marías; la Samaritana, que servía de aya en una granja del gobernador, en la que descansaban aquellas mujeres cuando llegaban de paso. 329.—¡Oh ley inflexible, que colocas todas las cosas en su punto y al fin, doblegas y sometes a los seres por recalcitrantes que sean; yo te comprendo y te adoro sin temor; que los hombres te comprendan y te amen y ellos serán regenerados! ¡Bendita ley que tanto mayor es tu amor, cuanto más rigor hay en tu justicia! ¡Tú triunfas siempre!... 330.—¡La Samaritana! Que habla con Jesús, el que le pide agua del pozo y ella no comprende al sediento que dice: si “yo te diera de beber de mi agua de vida eterna, jamás volverás a tener sed”, corre a su señor, maravillada de lo que ha oído que no comprende; pero sí comprendió que la reprende por que había tenido seis maridos y tampoco el séptimo era suyo. ¿Era esto cierto? Sí que lo era. ¿Porqué podía saberlo Jesús? Podía saberlo porque era público y ese hecho no constituye adulterio, porque con ninguno de sus amantes se obligó en ley de los hombres: pero no era ese el motivo de que Jesús lo supiera. 331.—Jesús, tenía desarrolladas y activas todas las facultades del espíritu que hoy el hombre y la ciencia conoce por facultades medianímicas; y cuando está en la Justicia, el espíritu descubre a su materia los secretos, en cuadros reales; y aquí Jesús, en su materia, vió a aquella bella mujer; aquella Iris, que ocho siglos antes la diera en premio el Areópago de Grecia, la que acusó al sabio Antulio y que la justicia fatal los ha hecho encontrarse, cuando el uno está otra vez cerca del sacrificio y la otra, por la continua voz que sigue oyendo en su conciencia “Te perdono”, como antes lo acusó injustamente, ahora ha de mover todo lo que esté en su mano para salvarlo; pero antes, entonces, y hasta que tengan predominio los sacerdotes, nada conseguirá la Justicia; porque el sacerdote (como hombre tiene sentimientos y perdona como todo hombre) pero como sacerdote, por dogma, jamás perdona y siempre espera la religión la venganza; no importan los siglos. 332.—La Samaritana, ya corrió detrás de Jesús y él la veía seguirlo y muchas veces la requirió para que se retirara; pero ella, entre matas, o como fuera, lo había de ver pasar. Cerca ya del día de los hechos del Gólgota, se encontró con la madre de Jesús, jadeante, demacrada, sin poderse sostener; la introdujo en casa de su amo (donde la Samaritana no pedía, mandaba, por el entrañable afecto que le tenía un niño del gobernador, que no podía estar sin su aya), y el señor recibió a María, la obligó a descansar, la consoló y la auxilió durante su reposo; entre tanto, la Samaritana, todos los días vigilaba a Jesús y los conciliábulos que contra él se hacían. 333.—Jesús, debido a la influencia de los sacerdotes de Jerusalén, se veía acosado por los Escribas y Fariseos; pero el temor de éstos, porque el pueblo lo rodeaba y temían que se levantara contra ellos, ya que el poder civil no reprimía a Jesús, porque no faltaba a la ley, lo hacían andar de pueblo en pueblo, para evitar manifestaciones que podían adelantar los hechos que Jesús ya veía inevitables y sólo buscaban los sacerdotes, la ocasión de acusarlo por conspirador del Imperio, porque, aun que lo acusaron de sedicioso de la religión, las leyes civiles, nada tenían que hacer; y Jesús, que ya había instruído a sus discípulos y tomado la bastante autoridad sobre ellos para que sus doctrinas no murieran, quiso tomar un refugio espiritual y se dispuso a obtener un consejo. Al efecto, tomó a su hermano, a Juan y Pedro y se subió a la cima del tabor y a su evocación, se manifestaron materializados, su testador el degollado Juan, y Enoc; pero Juan, lo hizo en la figura del Profeta Elías, cuyos dos personajes eran conocidos por las escrituras; y Jesús en su potencia psíquica, se iluminó con su misma aureola, quedando confortado del consejo que recibiera, para afrontar ya de lleno las consecuencias de su predicación, en contra de la opresión religiosa y de la supremacía. 334.—A los pocos días se dispuso para ir a Jerusalén y predicar en la Sinagoga; y estando enseñando su doctrina, los Escribas, lo quieren sacar porque no ha pagado el impuesto de Maestro; Jesús se desató contra los arbitrarios diciéndoles: 335.—”Vosotros os apoyáis en la fuerza bruta por la ignorancia que os empeñáis en tener al pueblo; mas llega el día en que el hombre verá la luz y vosotros no encontraréis dónde esconderos, ni nadie os dará auxilio; porque sois sepulcros blanqueados que el herrumbre y los gusanos corroen en su interior; hipócritas, que tenéis la boca llena de miel y el corazón lleno de ira y odio; déspotas, asesinos sin fé; vil majada de esclavos encadenados durante la noche; cueva infesta de bestias venenosas; despreciable caterva de gente embrutecida y apestada; sois el mundo que está por terminar y yo predico un mundo nuevo, una tierra prometida, la Verdad, la Justicia y el Amor; sois vosotros intérpretes de un dios vengativo; implacables provocadores de la muerte. Y la ciencia de la inmortalidad os dirá a todos, que mi Padre “es bueno, y que la vida humana tiene que ser respetada”. 336.—Aquí creyeron esos hipócritas encontrar la ocasión de detenerlo y le dijeron: “faltó a la ley” porque él solo se llamó hijo del Padre y la escritura dice que “todos los hombres hermanos son”. 337.—Jesús al ver que hacían alarde de sabios en la escritura, les replica: “¡oh hijos de víboras! Que os enroscáis sobre los hombres que embrutecéis, dar fé de sabios por las obras y no por las palabras, mas sabed que nadie puede llamarse hijo de su Padre si no cumple su ley, y yo la cumplo y doy ejemplo y llamo en el nombre de mi padre”. 338.—Los oyentes se iban sublevando y se preparaban a castigar y azotar con sus látigos a los Escribas y cortó Jesús su peroración diciéndoles: “No es esa la Justicia que yo os he predicado, guardar mis palabras que en su día recordaréis y dejar que me cierren las puertas de la Sinagoga, pero no pueden cerrarme las puertas del campo y el universo solo, es digno templo de mi padre”. Y Jesús salió de la ciudad. 339.—La Samaritana oyó y presenció la escena y corrió adonde estaban los discípulos de Jesús diciéndoles el peligro del Maestro y los ocultó donde más pronto le vino a la mente y los introdujo en la casa de Raab la Ramera, la que burló a los Escribas sacando aquellos hombres al campo por la puerta trasera de la casa, lo que dió motivo a que la apresaran para que presentándola a Jesús, la tuviera que sentenciar él, puesto que vivía aquella mujer contra la ley de Moisés, por la que debía ser apedreada: Jesús acabó de confundirlos diciéndoles: “Tenéis razón; según la ley debe ser apedreada, pero si alguno de vosotros, está limpio de falta, que tire la primera piedra”. 340.—Esta última tentativa, los desengañó que no podrían nunca prenderlo con motivo; entonces trataron de buscar el último recurso y al efecto, empezaron a buscar un falso acusador entre sus discípulos; pero la Samaritana vigilaba y los seguía y al fin, sorprendió escondida el conciliábulo, donde Judas Iscariote se prestó a entregar al Maestro y corrió al gobernador y lo comunicó y éste lo participó al Poncio, pero lo ocultaron a la madre, que ya repuesta, permanecía retenida en la granja, aunque ya nada se le ocultaba a María, porque veía las frecuentes salidas de Magdala y Cleophas y Magdala extremaba las manifestaciones de su amor, para hacer cambiar de actitud a Jesús y aun las consoló dándoles esperanza y diciéndoles que se marchaba a Bethania; aun un rayo de esperanza hubo en las mujeres y el Gobernador le aseguró a la madre: “que la Justicia civil, nada haría contra Jesús, porque no había faltado a la ley del Imperio; pero que todo lo temía del Sanedrín, que empezaba a agitar al pueblo contra Jesús y el pueblo en la ignorancia, es del último que llega”. 341.—La Samaritana, trataba de deshacer el plan trazado por los Escribas y por los sacerdotes con Judas: pero ¿quién será capaz de matar la malicia y odio de los sacerdotes, cuando esas dos cualidades son la razón de su existencia? Jesús había condenado la Religión; desmentido su poder y procedencia divina; descubierto al pueblo su derecho de libertad; apoyado al poder civil, en cuanto representa al pueblo; y esto, no podía perdonarlo el poder religioso, atentatorio del Imperio y la libertad y sobre todo, parásitos de oficio: Jesús declaraba que sólo el trabajo es la ley de la vida, que aunque en parábolas, el pueblo comprendía y negaba ya la contribución de los diezmos y primicias; esto no podía perdonarlo la religión y como no tenía apoyo en la ley romana para acallar aquel libertario, sólo en el asesinato legalizado para ellos los sacerdotes por el dogma, podían liberarse de su acusador y nada los haría retroceder.(13) . Si nosotros no hubiéramos tenido en nuestras manos los documentos fehacientes de ese hecho, que por haberlos desempolvado de los archivos de la Escuela Esénica, se dieron a la publicidad en algunos periódicos, entre ellos, “La Razón” de Buenos Aires, bajo la firma de “Lob Nord” (pseudónimo) y con intenciones de que fuese refutado por los mistificadores de Jesús, (lo que no sucedió) se eligió para la publicación de ésa verdad, el mismo día que la religión católica celebra el prendimiento de Jesús, “Jueves Santo” del año 1915. Si nosotros, repito, no hubiéramos tenido en nuestras manos esos documentos fehacientes, nos habríamos apoyado en las “Antífonas” de ésa misma religión en las que canta, “Jesús hijo de David, que han querido decir descendiente de David; lo que han tomado de la genealogía de la casa de Abraham, que Roma reconocía en su imperio, por el principado de Ur. Hoy, hasta el comercio cinematográfico explota ese hecho, muy mistificado por cierto, en la película “Ben Hur” . Es pues, fundamental motivo para el filósofo, que libre de prejuicio puede deducir las causas de los efectos y sentar el punto de historia; pero, repito, teníamos la documentación de la que esos dos motivos surgieron y que sirven de afirmación categórica. Digamos, pues: La Escuela Esénica, tiene los títulos de la casa de Ur. Ben, heredero del título y de la casa, por una debilidad de David que se deja seducir por la madre de Salomón (una de sus concubinas) abdica en Salomón, el reinado que pertenecía de Absalón, hijo de la hija de Saul, por la que David hereda el reino y de cuyo tronco legítimo descendía José, Padre de Jesús. Ben (del mismo tiempo que Jesús) desciende de Salomón, hijo natural de David (hoy sería por la ley civil hijo adulterino). Ben, repito, en la Escuela Esénica sabe, que Jesús, es el verdadero heredero del reino de Judá e Israel; y con los ancianos de la Kábala, disponen la proclamación de Jesús y la toma del templo, que es el trono del reino. Todas esas disposiciones se hacen en el mayor secreto y es avisado Jesús de la decisión de la Kábala. Jesús por sí no aceptaría; pero su obediencia a la Escuela Esénica, no puede desobedecer y se pone a disposición. Poncio, lo sabe todo; pero esa proclamación de un rey, no contraría a las leyes del imperio y no tiene porqué oponerse y aun prestaría su concurso si se le pidiera, desde que esa proclamación, provenía de derecho hereditario. Cuando Jesús les da esperanzas a las mujeres anunciándoles que va a Betania, es porque allí le esperan noticias de ese punto, pero del que no deja presentir nada a nadie. Ya, todo preparado, se ha dispuesto su entrada triunfal en Jerusalén, por lo cual, es cierto que hicieron arcos de palmas y olivo y otras plantas. Es el 22 de marzo y después de comer en Bethania, anuncia que va a Jerusalén. Le siguen sus discípulos con incertidumbres y extrañezas y las mujeres siguen de cerca. Cuando avistan la ciudad, ya se ven en las colinas y cercanos al templo, los ejércitos, mandados por el Príncipe de Ur. Ben, que pronto escoltan al séquito de Jesús, abocándose en la puerta de Jafat, de donde rompe la marcha el piquete que vitorea a “Jesús Rey de los Judíos” al son de trompetas y clarines. El pueblo lo aclamó y así ascendió hasta el templo, sentándose en el Trono. Se oponen los sacerdotes y a la orden de Caifás, quieren resistir y hacen armas contra los soldados de Ur, que rodean el trono. Ha salpicado la sangre los pies de Jesús y se levanta y pronuncia estas palabras: “No es este mi reino” y descendió del trono. Los soldados de Ur, ante ese acto inesperado, contestaron: “Nosotros no queremos un rey débil” y se retiran. Queda Jesús solo con sus discípulos y con su situación muy agravada por el acto realizado y porque, al entrar, ha arrebatado el látigo a un guardián y con él echó a los comerciantes de ídolos y baratijas del culto que allí vendían, comercio de los sacerdotes. Estos son los hechos. El resultado, es la catástrofe ya irremediable de Jesús, como hombre. Su amor demasiado para la humanidad, lo ha traicionado a él mismo. El odio sacerdotal subirá de grado y la humanidad, representada en aquel pueblo que lo aclamó, sufrirá las iras religiosas por dos mil años. Deduzcamos de esto como lógica consecuencia, que para que reine el amor, primero ha de reinar la justicia. Sigamos con el No. 342. 342.—Jesús, se vería ya cohibido y comprendía que ya no tenía objeto su vida; sabía por la Samaritana, su venta por Judas y hasta el día que sería, porque Judas sabía, que el Maestro, como en años anteriores, había de celebrar la Pascua y Jesús, ya se resignó a lo inevitable y trató de retirar a su madre, a la que consolaban las otras mujeres y hacían esfuerzos sobre el Sanedrín, por Arimatea y Nicodemus, los que en caso necesario renunciarían a sus cargos, porque por nada habrían de firmar la sentencia de muerte de Jesús. 343.—María, sabía toda la verdad amarga; pero en su amor, trataba de retardar el momento, hasta un segundo que le fuera posible, pero no se alejaba de Jesús, por si podía darle el último consuelo; y en último extremo, animarlo para que no decayera. 344.—Por fin, el domingo 22 de marzo (téngase presente el asterisco 1), empezaba la Pascua de los Acimos; y después de comer en Bethania, les dijo a sus discípulos, de dar un paseo hasta Jerusalén; a la entrada, junto al camino, había un pollino y como iban de buen humor, al viejo Pedro le dió la ocurrencia de decirle: Maestro, ¿quieres que te lo traiga y entrarás montado en él? A lo que Jesús se negó, y no es verdad que entrara montado, aunque sí es verdad que el pueblo le hizo una demostración, porque estaba reciente la tremenda filípica que diera a los Escribas cuando lo sacaron cerrándole la puerta de la Sinagoga; y esta manifestación, exasperó más al pontífice, pero mucho más por la proclamación de “Rey de los Judíos”. 345.—Jesús, meditaba sobre la falsedad de su discípulo Judas y no pudo menos de reconocer, que no había estudiado bien aquel espíritu, un tanto apasionado y pagado de sí mismo y celoso por temperamento, estaba resentido de que las caricias del Maestro fuesen más singulares con Juan; de esto, llegó a acusarse Jesús en sí mismo y trató de atraerse a Judas, haciéndole comprender que “la virtud y la sabiduría consiste en vencerse a sí mismo”; pero a Judas, ya le había picado la serpiente y el veneno que cae en el corazón, mata la conciencia o la adormece y sólo cuando se ha satisfecho la pasión se cura. 346.—Sin embargo, Judas vacilaba; pero estaba ya preso su sentimiento por la mordedura y por más, sentenciado a muerte si no cumplía su juramento, firmado por recibo de dinero, que es lo que constituye la agravante de su falta; y en cualquier caso, Judas ya estaba perdido, porque también había formado su propósito, de no sobrevivir; esto era otra agravante de la ley de la vida. 347.—Como las cosas caminaban a pasos agigantados, Jesús, tuvo miedo de que no le dieran tiempo de celebrar la Pascua, en cuyo momento quería hacer a sus apóstoles el nombramiento de tales y darles el mandato de predicar lo que de él habían aprendido; y adelantándolo, quizás frustrara a los sacerdotes y se convenciera Judas de su falta y no la cometiera. 348.—En este pensamiento, mandó decir a Simón, en el Monte de las Olivas, que le preparara la cena, porque el jueves quería celebrar la Pascua y se trasladó allí, lo que sorprendió a las mujeres. María, corrió y se encerró procurando oír cuanto pasaba y de todo se enteró sin ser vista; pero antes de salir del Cenáculo, la vió Jaime su hijo, al que le dijo: “Hijo mío, cualquier cosa que ocurra, aquí te espero”. ¡Pobre madre!... 349.—Lo que pasó en la cena, es sencillamente que, Jesús tomó el pan y lo partió; puso vino en los vasos y les dijo: “cuando yo faltare, haced esto en memoria mía y pensad, que el pan y el vino es mi cuerpo y mi sangre; y yo estaré entre vosotros” (Palabras tan mal interpretadas por Juan y peor entendidas después, para consagrarlas en el más irracional misterio dogmático). “Ejemplo os he dado; y no sólo con las palabras, sino con el ejemplo me habéis de representar; y cuando dos o más os reuniréis en mi nombre, yo estaré entre vosotros; id en mi representación y predicar la justicia, la Libertad y el Amor, si no con mis mismas palabras con el espíritu de ellas; y cuando las habréis olvidado, yo volveré a repetirlas; recordad en todo momento las promesas que hice para luego, cuando he dicho: “Yo vengo en nombre de mi Padre y no me recibís; mas otro vendrá y a aquél sí lo recibiréis”; pero en aquel día, serán pesadas todas las cosas y el Espíritu de Verdad confirmará mis palabras: “No todos los que me oís, están limpios de corazón; pero yo resucitaré al tercer día de mi muerte y serán confundidas las tinieblas, pero como yo perdono, perdonad”. Bendijo el pan y lo dió. 350.—Tenía a su izquierda a Juan y a la derecha el más joven de sus hermanos y apóstoles; y Pedro, intrigado por aquello de que no todos los que le oían eran limpios de corazón, incitaba a Juan para que le preguntase quién era el sucio y traidor y las miradas de Pedro delataron a Judas, el que, desazonado mientras organizaron una gira por el Monte, que a la puesta del sol se mostraba en toda su belleza, Judas desapareció; al notarlo Jesús, comprendió que su hora era llegada y trató de retirarse para evitar el primer ímpetu del encuentro y para entregar en la Kábala lo que ya no le serviría y no debía caer en manos enemigas. 351.—Jesús lloraba, con sudor y congoja: Jaime estaba preocupado y le decía a Juan su primo: presiento malas cosas, porque mi madre, me ha dicho al salir: “cualquier cosa que ocurra, aquí te espero”. Y en esta relación se oyen pasos y golpes de lanzas y allí estaba la guardia del Sanedrín con Judas Iscariote, el que se acercó a Jesús que venía al encuentro y le dijo el saludo acostumbrado, dándole el beso, que era la señal convenida y Jesús fué maniatado. 352.—Pedro quiso hacerse fuerte, pero la resistencia habría sido inútil. Jaime, loco de dolor, corrió hacia la casa de Simón, donde esperaba su madre y ya, María, todo lo comprendió y cayó en terrible sopor, llegando luego las otras mujeres y Arimatea, para que Simón los retuviera, a Jaime y a su madre. El, se fué a casa del Poncio y llegó Nicodemo, que hicieron renuncia de jueces del Sanedrín, creyendo que ya no habría tiempo de nombrar otros y por lo tanto, no se podría juzgar a Jesús y habría tiempo para obrar. 353.—Dicen que Poncio y su mujer, en sueños vieron todo el horror de la tragedia; más no fué en sueños, porque Pluvia, era una médium bien desarrollada y cayó en posesión, imponiendo y recordando a Pilatos su cargo como Espíritu y la misión que había venido a desempeñar y todo lo que Jesús y los suyos habían realizado en cumplimiento del acuerdo de los consejos del Padre y Pilatos esperó que le trajeran a Jesús. 354.—La entereza de Jesús ante el pontífice, provocaba más sus iras; entre tanto habían salido los Escribas a soliviantar al populacho, al que en cada momento lo instigaban con patrañas y de que el Nazareno, quería ser el Rey de los Judíos; que había querido abolir la ley de Moisés, que protegía a las adúlteras, que atentaba contra el pontífice y que por todo, se había llamado él solo, hijo de dios y quería hacer creer que él era el Cristo. 355.—Razón tenía el gobernador cuando dijo: “que temía al pueblo, por que es del último que llega”; y aquí, incitado por la claque escriba y farisaica, el populacho vociferaba y pedía la crucifixión; seguía a la comitiva que conducía al reo de casa de Anás a Caifás, donde ya se le sentenció a muerte, por blasfemo, al contestar al pontífice: “Tú lo has dicho”. 356.—Es por fin llevado a Pilatos y un momento fué ocultado Jesús del populacho enloquecido. Aquí es interesante saber, lo que pasa entre Jesús y Pilatos. 357.—Recibe Pilatos los autos y leídos, les dice a los Escribas y Sacerdotes: ¿Por qué acusáis a este hombre? ¿Porqué lo traéis a mí, si no ha faltado a la ley del César? —Ha blasfemado; dijeron.—Eso, a mí no me incumbe—, contestó Pilatos.—Ha querido derribar al César; repitieron.—Mostrad cómo, dijo Pilatos. Y refiriéronle el pasaje de aquel publicano, ante el que había dicho Jesús: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Pilatos contestó: “Eso es justicia; y si no tenéis otra acusación, este hombre es inocente”. 358.—Los sacerdotes entonces, hablaron al pueblo diciéndole que: “El impostor Nazareno era el demonio que engañaba a Jueces y Sacerdotes” y preparaban a aquella jauría rebuscada, a imponerse y pedir la sangre del Nazareno, en tanto que Pilatos salía al balcón y decía lavándose las manos: “Inocente soy de la sangre que pedís; este hombre es inocente de lo que le acusáis”. El pueblo contestó: “Caiga su sangre sobre nuestras cabezas y sobre las de nuestros hijos”. 359.—Comprendiendo Pilatos lo inútil de sus esfuerzos para librar a Jesús de la muerte por vías judiciarias y del derecho, retiróle a uno de sus cuartos y a solas le dijo: “esta noche he visto yo y mi esposa la verdad; sé como tú lo que te propones; el triunfo de la libertad, que me agrada como hombre; mas las cosas han llegado a un grado crítico y no hay más que un remedio, que es el caso extremo de la ley del imperio, por el cual puedes librarte de la muerte, si esto te es provechoso para tu causa: Dime pues, ¿tienes aun medios de triunfar? Si los tienes, sal por esa puerta, aléjate y yo levantaré las armas y reprimiré con la fuerza a los sanguinarios”. 360.—”Todo poder viene de arriba”; respondió Jesús. “Mas ya no tengo medios de triunfar por la prédica, porque ya lo he dicho todo; y si tú me libraras a mí, te arrastrarían a tí y yo no tengo ya porque huir de la injusticia humana”. 361.—Mas yo tengo el deber, dijo Pilatos, de intentar acallar al pueblo con la pena menor y tal vez se dará por satisfecho; y lo entregó al azote para que mostrado al pueblo, se diera por satisfecho; pero instigado éste, al verlo, volvió a pedir su muerte, crucificándole. Pilatos, no podía hacer más y lo devolvió al Sanedrín, sacándolo inmediatamente camino del calvario, con la sentencia de ser clavado, para que muriera antes de la puesta del Sol, en que entraba la Pascua. No subió Jesús la cruz al hombro ni de otra forma porque no podía ni lo intentaron; y, a las 12 del día viernes 27 de marzo, el eco de los martillos corría de monte a monte, sacando de la postración a María, que corrió sola al Gólgota, donde ya se había levantado la cruz con el cuerpo de Jesús, que, al caer de bruces al pie de él, Jesús y su madre, oyeron un terrible juramento del joven Jaime, que poniendo su mano sobre la piedra que recibía la sangre de su hermano y mirando al cielo, dijo con voz fuerte y tranquila: “Has sido, hermano mío, tratado y culpado de Cristo y yo juro al Padre, ser el Anticristo”. Y Jesús, desmayado y su espíritu, casi emancipado, comprendió la causa y la fuerza del juramento hecho tan solemne y quizás vió en él, el triunfo de la causa de la Justicia; por lo que, llamando a sus fuerzas últimas, dijo: “Mujer — dirigiéndose a su madre — ”he ahí a tu hijo”: y para evocarlo todo y por primera vez en su vida, recordó Jesús y pronunció el nombre sagrado del testamento de Abraham: ¡Hellí, Hellí! e inclinó la cabeza. 362.—Jaime cayó al pie de la cruz; era aquel el que entonces necesitaba consuelo y fuerzas, pues se había cargado con lo más terrible de los secretos que Israel guardaba; pero aquello mismo lo obligaba a salir de entre aquellos reptiles; porque si supieran, que aquel jovencito era desde aquel momento, al descubierto para el mundo, El Anticristo, cuando el cristo empezaba a darles satisfacción a los sacerdotes, no habrían hecho con él como con Jesús, si no que hubieran ideado una muerte capaz de amedrentar al espíritu más fuerte. Mas ya sabe el mundo que hay un juramentado para derribar al cristo y librarlo de su peligro; eran las tres de la tarde, y bajo un fuerte sol y azulado cielo, quedaba aquel grupo, compuesto de María madre de Jesús y Jaime en sus brazos al pie de la cruz. María Magdala y Cleophas y Juan y Pedro, anonadados y asustados, cuando subió el soldado Longinos, a cumplir la orden de ultimar los reos. Perniquebró a Dimas y Gestas, que habían sido crucificados también: pero a Jesús llevaba la orden de lancearle el corazón. Longinos, de horror, puso la punta de la lanza en el pecho y al apretar no miró; no había tocado el corazón; pero oyó el quejido de Jesús y pensativo se retiró. Llegaban en ese momento José de Arimatea y Nicodemo, con permiso para recoger el cuerpo de Jesús y sepultarlo, cuando se anuncia un temblor de tierra, por cuyo pánico, los pocos curiosos que quedaban sobre el monte de las calaveras, huyeron asustados gritando: “Verdaderamente era el hijo de Dios y nos castiga”. Descienden el cuerpo de Jesús y se cercioran que vive. Aprovechan la soledad y la noche y trasladan con todo sigilo al ajusticiado, a la Escuela Esénica; más Jesús no quiere curarse, porque entiende que su muerte debe dar el triunfo a sus doctrinas. Está hecha la promesa de la resurrección y podría ser aprovechada esta ocasión, pero no sería gloriosa y fantástica como lo quieren los dioses religiosos. No les faltaban medios de obrar a los sabios, magos y alquimistas de la Kábala. Arimatea recoge la sábana en la que envolvieron al cuerpo de Jesús y la encierra en el sepulcro que cerca del Gólgota tenía preparado para sí mismo y queda fraguada la fantástica resurrección que el ignorante pueblo espera y que los sacerdotes, sin desmentirse ellos mismos, no se atreverán a desmentir: Pero ya, es necesario hablar y sostener que Jesús había muerto, para seguirles una comedia de burla a los Sacerdotes, que sabiendo cómo alquímicamente, o magnética, psíquica, o espiritualmente, se pueden representar actos, en apariencia sobrenaturales para el pueblo ignorante, idólatra y fanatizado por los Sacerdotes, que la Kábala se propone, en castigo y burla, efectuar. (14). 363.—María, Jaime y las otras mujeres, seguidas de Pedro y Juan, se trasladaron a casa de Simón y María guardó el luto; al tercer día, esperaban (no los apóstoles) sino el populacho, la resurrección; los apóstoles, sabían en qué consistía la resurrección, que es el despertar el espíritu del letargo natural que sufre en la desencarnación, pues estos eran los secretos que Jesús les comunicara; y como había que temerlo todo de aquel pueblo fanatizado por los sacerdotes, hubo el acuerdo entre María de Magdala, José de Arimatea y Nicodemo, de obrar lo necesario en todo secreto, lo que verificaron en la noche del 29 al 30; para lo que hubo que anestesiar a los guardias, cosa no difícil; pues los soldados, en todo tiempo, toman de quien sea una copa de vino; pero al despertar de la embriaguez y ver la piedra quitada, ellos mismos corrieron a la ciudad y para no acusarse ellos de complicidad, dijeron a los cuatro vientos que como lo había dicho, Jesús había resucitado. Un temor horrible se apoderó del Sanedrín y los sacerdotes, no por la resurrección, pues sabían que no cabía, pero ¿cómo le dirían al populacho la verdad, cuando de los secretos de sus patrañas dogmáticas depende la vida de las religiones y la existencia, por tanto, de los sacerdotes?. 364.—Sin embargo, los apóstoles, aprovecharon ese miedo del Sanedrín y los sacerdotes y predicaron la resurrección. Así quedaba latente la lucha y habrían triunfado pronto allí, si no fuera las acusaciones de los sacerdotes al César, contra Pilatos, de que protegía a los discípulos de Jesús, los que mantenían al pueblo latente, con peligro para el Imperio. Poncio, a los recados que recibió del Senado, sólo contestó: “Soy inocente de toda acusación y cumplo la Ley” (no dando más explicaciones por no ser acusador de insensatos), y Pilatos fué retirado y se vió libre de aquellos bebedores de sangre. Pero es que, Pilatos, nada más tenía que hacer como espíritu y era testigo de aquellos hechos, para cuando vendría como Espíritu de Verdad. 365.—Mucho hay que decir aún sobre esta etapa azarosa que se abrió en el Sinaí y termina en el Gólgota; pero la siembra es hecha. Mas lo esencial de la historia ocultada está descubierto y los hombres saben la patraña Cristo y lo real del Anticristo y les queda la razón para poder juzgar a través del dogma y de la sinrazón del milagro, si es que se limpia del prejuicio religioso, del temor de sus dioses, por que, el que se les ha predicado, es sólo Padre de Amor y sin figuras ni templos ni sacerdotes, porque no son ni constituciones, ni estado; pero en su imperio de maldad y concupiscencia han llevado siempre al estado al peligro, a la lucha de clases y a las guerras fratricidas, en cuya fecha de la tragedia del Gólgota, queda en ese hecho en cuadro apoteósico, el resumen de las guerras y asesinatos de la religión y supremáticos. Tengámoslo en cuenta para juzgar al final de la etapa que vamos a atravesar bajo el imperio del Cristo, nacido y cimentado en sangre. 366.—Si es cierto que las guerras han traído siempre un nuevo despertar, no es decir esto, que las guerras sean necesarias para el progreso; son sí, necesarias, para matar la causa que las produce, porque lo que adelanta el hombre por el escarmiento que recibe, lo pierde la causa de la razón de la guerra, porque el hombre llega a odiar la guerra y se vuelve contra el que lo lleva a la guerra, sea estado civil o religioso, como lo veremos al final del examen de los siglos del cristianismo que entramos a examinar y decir, lo que el mundo ignora, por habérselo ocultado la religión y los feudos de la religión. Nota al pie 9: Esa es la suma verdadera de siglos, consumida por los primitivos: Afirmación que hacemos porque algunos, muy sutiles, nos han advertido de “error” en algunos libros que aparece la fracción de millar y centena redondeada. En la actualidad agregamos los 57 siglos desde Adán y Eva y contamos 44.999.257 siglos que el hombre existe en la tierra. Nota al pie 10: Ver el asterisco del No.211, importante para traerlo a memoria aquí. Nota al pie 11: Isaías está hablando en nombre de Jehová. Por tanto “Volveré presto” lo dice Jehová y no Isaías para sí. Nota al pie 12: Esa obra, intitulada “Buscando a Dios y Asiento del Dios Amor”, escrita antes que “Los extremos se tocan” está todo ese estudio bajo rigurosa deducción Filosófica de causas y efectos. Aun duerme en el archivo. Nota al pie 13: Aquí corresponde el punto político que la Kábala (Escuela de los Esenios) preparaba y del que hemos hecho historia en la “Filosofía Austera Racional” en el Capítulo Segundo. Párrafo IX “Juan el Solitario y Jesús de Nazareth”, de páginas 82 y 85. Aun cuando debéis recurrir allí, no podemos menos de dar este asterisco aquí y sin interrumpir la numeración del texto, recopilar lo más trascendental de ese acto, por el cual, Jesús, es proclamado “Rey de los judíos”. Nota al pie 14: En nuestra “Filosofía Austera Racional”, hablamos más sobre ese punto: aquí nos concretamos a lo que el vulgo ha creído.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 7
CAPITULO SEPTIMODESDE JESÚS MISIONERO, HASTA CONSTANTINO EMPERADOR367.—Ya tiene su primera página negra escrita el cristo, con todas las agravantes del odio y la premeditación orlada con la cruz Patíbulo del Nazareno; por cuya hazaña, va a llegar a ser el remate y adorno de las coronas y las torres de la supremacía; y aun que tenemos un degollado por el poder civil, poco hay que pensar para ver, que ese crimen, es un efecto de la causa religión, la que según su dicho, en todos tiempos se encargó de la enseñanza del sentimiento de la moral y de la virtud; y si el poder civil comete el crimen,.la causa es, la moral, la virtud y el sentimiento enseñado por la religión; y basta de juicio para poder sentenciar. 368.—Las verdades, cantadas en sus caras a los sacerdotes y supremáticos por Juan y Jesús, que senté en los números 296 y 335, están confirmadas en el asesinato de los dos sembradores de la libertad; y aun que perseguidos y sacrificados en su juventud, tuvieron tiempo de hacer la siembra y preparar semilla y sembradores para toda la tierra; mas también está latente el juramento de Lamel, de vengar a Caín 70 veces 7, y lo ha cumplido en la tregua que hay desde la siembra a la siega, pero a traición y con el engaño, como aves de rapiña, que primero se espantan del espantapájaros que coloca el sembrador en la tierra labrada, pero que llegan a cerciorarse de que es inofensivo y aun se ponen sobre él, burlándose del sembrador, después de hartarse de la semilla o de cortar las plantas recién nacidas por el instinto que les es congénito de destrucción. 369.—Pues algo más que eso hemos de ver en este curso, por que hemos de ver hasta comerse el espantajo; y eso, que el puesto por el sembrador, es bastante horrible; pues es nada menos que el cuerpo del mismo sembrador clavado y lacerado, pero no olvidemos, que cuando los pájaros se han cebado en el sembrado, no respetando la señal de peligro, el sembrador se aposta y de cada escopetazo, va amenguando la manada hasta no quedar ninguno; y saben los párrocos Sacerdotes, que al pie de la cruz juró uno al Padre sobre la sangre del inocente, ser el Anticristo; y era en justicia, porque el que juraba, era el autor del cristo, como precaución; y puesto que lo temen y lo anunciaron en su renacimiento por los años 1870, más o menos, no sería extraño que estuviera hecho hombre y esta conflagración sea uno de los escopetazos que descargue contra las aves cebadas, burlándose de los señores “caballeros del Apocalipsis” que “se armaron en santa caridad para luchar con el Anticristo cuando vendría”; ya véis si son precavidos los que temen. 370.—Pero parece, que aquel temido sabía prevenirse muy a tiempo; pues si en Roma se armarían, sin fundamento, “Caballeros del Apocalipsis”, Santiago Apóstol de España que es aquel mismo que jura en el Gólgota sobre la sangre de su hermano, ser el Anticristo, hace con causa y fundamento, de hombres de mérito y gallardos y morales una orden de su nombre. Tiene pues, al frente de los “caballeros del Apocalipsis”, los “Caballeros de Santiago”, que en realidad de verdad, son “Caballeros del Anticristo”, porque, el Anticristo Santiago es, y además, revelador del Apocalipsis que tan mal comprenden sus “Caballeros”... 371.—Esta es la causa fundamental, de que España, sea la última nación de Europa que primara, por engaño el catolicismo; y no podrán desmentirlo los señores Pontífices, pues hay letras del siglo XI, en que el famoso Hildebrando, escribe a los Condes y Señores de España, reclamándoles lo que nunca fué ni ser podía de San Pedro; y dice con énfasis el frailecito: “aunque esa nación sea pagana”, lo que quiere decir, que no era católica ni cristiana, aun que tuviera más caballerosidad, más justicia y más amor, que el estulto que la denigraba con sus letras; gracias que los Condes y los Señores, le dieron la callada por respuesta, para demostrarle cuán respetuosos y devotos le eran. (Léase a Lanfrán: “Historia Política de los Papas”). 372.—Mas la religión no perdona; y España le ha hecho muchas y le va hacer la mayor, agrandando el universo con las islas apartadas de Isaías, América. El papado, con engaños y componendas, en cuanto tuvo ocasión en el siglo XV, aprovechándose del fraile Jiménez de Cisneros, que llegó a ser dictador de España por la inutilidad de los primeros reyes católicos, llevó la inquisición y se vengaría de una vez, de todas las burlas que los españoles le hicieran al pontífice de los Cristianos Católicos no dándole reconocimiento porque España, hasta el siglo de Cisneros que engendró bestias como Torquemada, tenía bastante y sobra para su salvación, con las doctrinas de Santiago, sus cartas de Justicia, Libertad y Amor, que son buen código y el amor que dejó a las mujeres españolas, la vieja madre de Jesús y de Santiago, que enseñó a las españolas a ser madres como ella lo había sido; y para recuerdo, expiró allí y les dejó sus sagrados restos y España los tiene: como en la Palestina están los de Jesús y en Galicia, los de Santiago, que por sólo ir allá, huyó el Cristo a llevar su peligro a Irlanda. Y basta de exordio para estos capítulos de luto que vamos a seguir. 373.—Hemos dejado a Jesús sepultado y embalsamado, para resistir muchos siglos, pero no está donde todas las religiones cristianas católicas y cismáticas y ortodoxas comercian con él. 374.—Los apóstoles iban perdiendo su fe y Pedro, el que más se acobardó, llegó hasta negar ciertas tendencias del Libertario Jesús y Judaizaba con la casta que crucificó a su Maestro. 375.—La madre de Jesús, con su hijo Santiago, Juan y algunos otros, mantenían la doctrina. Habían pasado unos años y aun discutía Pedro, que él era el primero; y lo era, en cuanto a negar a Jesús. 376.—Mateo, no quiso estar inactivo, mientras Jaime, Juan y María, trazaban el plan y se fué a Samaria y compuso un manuscrito con los principales puntos del Maestro y lo que coordinaba con aquellos principios en las escrituras, que no podía variar mucho con los Evangelios, que griegos, egipcios y sus derivados daban, compuestos como sabemos a raíz de la batalla de Moisés. 377.—Por fin, el tribunal, diríamos, del apostolado, María, Jaime y Juan, habían coordinado el plan y división para los 12 apóstoles, y son llamados los 11 más un sustituto para el prevaricador Judas, que no debo omitir que se ahorcó en la misma noche de entrega de su Maestro; (pero lo hemos de encontrar en esta etapa) y al ser llamados los apóstoles, son llamados también los discípulos, que con los que Jesús heredó de Juan, eran más de 50 y entre ellos, el griego Esteban, joven y templado, que se estrenó mal, pues salió predicando por Jerusalén y tan pronto como hizo cargo a los Judíos de la muerte de Jesús, los judíos lo apedrearon; y aun en medio de la pedrea, oraba al Padre por aquellos ciegos, sobre cuyas cabezas habían pedido la sangre de Jesús. Esa peroración, era oída por el policía secreto del Sanedrín, Saulo, que consintió aquel asesinato; y eso, que no había conocido a Jesús; que si lo conoce y lo oye, en todos aquellos justos nombres que les endilgó a los Escribas en la Sinagoga, Pablo, allí lo ejecuta. Pero si Saulo vió impasible el martirio de Esteban, cuando expiraba y pedía al Padre, Saulo se sobrecogió; las palabras que oía, las había escuchado de niño en la Escuela de Gamaliel; se las recordó hacía 12 o 14 años, Juan y las refrescaba hoy aquel mártir; se retiró anonadado, renunciando a su cargo del Sanedrín y compró un folleto de los “Evangelios de Cristo”, que, como concordaba en mucho con lo que enseñaba la Escuela de Gamaliel, Saulo formó un propósito firme de predicar el Evangelio a las gentes; y como el Evangelio era hecho para el Cristo, que los egipcios creyeron el más fuerte y mejor Dios, Saulo, que oyera de los judíos, que Jesús habíase dicho “hijo de Dios”, por lo cual había sido crucificado, lo creyó “el cordero” de que hablaron los profetas; mas como las abluciones que el mismo Pablo, con tantos otros judíos recibieron de Juan en el Jordán, las creyera como una purificación, Saulo agregó esa ceremonia al Evangelio Cristiano, (con buena fe, eso sí), se fué a Antioquía y fundó la primera iglesia Cristiana allí, donde ya estaba arraigada la creencia del Cristo, cuando las abluciones que luego han sido el sacramento del Santísimo. 378.—La muerte de Esteban, retrasó mucho la salida de los apóstoles y llegaban noticias de la Iglesia de Antioquía. Pablo recibió avisos del Apostolado, negándole que pudiera llamarse Apóstol de Cristo, en nombre de Jesús; pero Pablo, ya se había fanatizado a sí mismo y más, cuando había ido a Galatea o Galicia, donde los Brigantinos, tenían por base el Cristo. Y más creyeron, cuando aquel hombre fogoso por su fe, se llamaba Apóstol de Cristo; y como predicaba conforme al evangelio y agradaba la ayuda que pedía de los grandes para los pequeños, (principio que no podía faltar en esa doctrina desde que era la base de la unidad proclamada por Shet en el Sánscrito y Veda, el Confucio y libros de Moisés), hacía muchos progresos Pablo, con su prédica y sus cartas. No había maldad en su intención, pero sí la había en el error de la hechura del Cristo y Saulo, se vió precisado a ir a Jerusalén y hablar con los apóstoles de Jesús. 379.—Llegado a Jerusalén y vístose con Pedro, no se pudieron entender, porque Pedro, por efecto del fin de Jesús, estaba voluble y miedoso y se encubría muchas veces acudiendo al templo de los judíos, a pesar de que les echaba la culpa de todos los males, su Maestro Jesús. 380.—Pablo comprendió que nada podía esperar de aquel hombre que no defendía a su Maestro, y en la última entrevista, en poco estuvo que no se fueran a las manos, porque Pedro dijo que los romanos tenían la culpa de la muerte de Jesús; Pablo arremetió contra los judíos, condenándolos, pero los dos se atribuyeron ser el primero. 381.—Pablo, entonces, fué a ver a Santiago (Jaime) y Juan, que estaban con María y les enteró de todo lo sucedido con Pedro, a quien ya no reconocería. Ante aquel tribunal, expuso su pensamiento. Pablo quedó maravillado al oír de Jaime “que los hombres son salvos con bautismo y sin él, circuncidados o incircuncidados, que lo que había que predicar era el amor de hermanos, ayudando en todo a los humildes y procurando su libertad, sin que perdieran nada de autoridad los Señores”. Como Pablo sentía también estos amores, pero no entraba en que el “Cristo”, cuyos evangelios él predicaba, no pudiera menos de ser persona y que si no lo había sido antes, era forzoso que fuera Jesús: esto extrañó tanto a María, que le pidió a Pablo que volviera al día siguiente. 382.—Se reunió el Apostolado y se dispuso la salida de cada uno a su destino, llevando consigo discípulos y predicar abiertamente la doctrina de Jesús, sin ritos ni ceremonias, formando congregaciones donde se instruyese y que no se tuviera fórmula de admisión por el bautismo ni por la circuncisión, y que en todo caso, los apóstoles, se auxiliaran y se apoyasen en el Pueblo, al que se les enseñaría el amor a sus señores, pues éstos no podrían menos de reconocer el beneficio que el amor lleva consigo, que es la Paz y la fraternidad de los hombres; y cuando el temor desaparece, las luchas y la guerra no pueden existir; pero que había un país, donde unos reyes dominaban por el Cristo, y ese quedaba reservado a Jaime, el que dirigiría, por derecho de herencia y juramento a los Apóstoles y ordenaría la administración de las congregaciones; por lo que, todos darían conocimiento de sus progresos: que Pedro, para gestionar lo que fuese necesario ante el Emperador, se fijase en los alrededores de Roma, enseñando al propio tiempo la doctrina de Jesús, para contrarrestar, en lo que era error, a las Iglesias Cristianas abiertas por causa de Pablo; pero ayudándolo en lo que tenía de verdad de las doctrinas de Jesús. 383.—Al día siguiente llegó Pablo y fué enterado de lo dispuesto y acató y reconoció a Santiago, como Jefe de la misión y a Juan como consejero, que por quedar en Mesopotamia, le podía en todo momento comunicar, con lo que Pablo quedó admitido en el apostolado, en sustitución de Judas, pero que sólo podría predicar a los gentiles, pero no en España, a donde se dirigía Santiago y allá iría para su ayuda la Madre, a la que Pablo admiró y le pidió “que lo reconociera como hijo” y cada uno salió a su destino. 384.—Este hecho, bien examinado, es el más trascendental de la historia de la familia misionera, en el que prevalecieron la autoridad del Investigador y de María Eva, por su rango de Madre y depositaria del Amor, como Santiago de la Justicia. Sucedía esto a los 16 años de la muerte de Jesús. Santiago pasó a España, sentando su Cátedra en Salduba, hoy Zaragoza. 385.—Pasaron los primeros años, con grandes frutos en la fundación de congregaciones donde los hombres fraternizaban y procuraban los Apóstoles confederar a todos los Señoríos en una sola familia, consiguiendo ese objeto en tres años, Santiago, que unió 52 ciudades de la hoy Aragón, mandando discípulos deseguida por los castillos y país Vasco, para formarle un cordón al Cristo, que los reyes de Brigantium sostenían. 386.—En este tiempo, Santiago, recibió cartas de Pablo, quejándose del proceder de Pedro y hubo de acudir a poner paz entre los dos, hallando más justicia en favor de Pablo; pues comprobó que Pedro sublevaba a los Judíos contra Pablo, en tanto que Pedro se mezclaba con los gentiles en sus costumbres. Y como Pedro era testarudo y celoso de ser el primero de los apóstoles, porque Jesús lo considerara un tanto por la edad, y Pablo (según su entender, era recto) ante su convicción, era intransigente, los arregló lo mejor que pudo y Pablo empezó a justificarse por cartas, ante aquellas Iglesias, que Pedro le había soliviantado. 387.—Vuelto Santiago a su Cátedra en Zaragoza que progresaba grandemente por dos razones muy favorables: la primera, la unión de aquellas 52 ciudades, que eran regidas ya por el señor de Salduba y de esa unión, todos recibían beneficios; y la segunda, porque si toda la Iberia era raza Adámica, en aquella región de Aragón, Levante y Andalucía, eran Arabes o Israelitas; y esto, no podía ser menos favorable que la unión de las ciudades bajo un solo Señor; porque estando en la masa de aquellas gentes, el principio de la doctrina que Santiago predicaba, pronto se harían luz; y además, que Santiago tuvo el acierto de escribir y dar, diríamos, la ley, en una carta de Justicia y Libertad, en la que todos subían y ninguno bajaba. 388.—El Imperio de Roma, tenía muy poco o nada que hacer en aquellas tierras; y aun que pertenecía a su carro, no era Romano más que para el pago de impuestos; por lo demás, la administración, no sólo no la quitaría Roma, sino que de allí copiaba muchos puntos saludables, porque en verdad, allí estaba todo lo bueno de los Fenicios, Egipcios, Griegos y Asiáticos, por que, por su belleza y riqueza del suelo y su contacto con el Africa, lo más sobresaliente en el comercio y la industria, allí iba; y no ha sido aún sobrepasado el arte, que allí se desarrolló. 389.—El Señor de Salduba (que hoy es Rey) bueno por temperamento y justo por convicción, ayudaba a Santiago con todas sus fuerzas, pues veía prácticamente, que el bienestar crecía y la paz irradiaba en los corazones, hasta el punto de que sólo se oía el nombre de hermano y nadie tenía nada propio y aquello, afirmaba a señores y plebeyos, de la verdad que el Apóstol predicaba. 390.—Pero si aquello podía dar alegría y satisfacción a Santiago, la correspondencia de las discordias entre Pedro y Pablo, lo amargaban. Más sobre todo, lo hizo llorar más el dolor causado por un despacho de su madre, que le comunicaba los desprecios de su hijo Efraín, a cuya compañía, la madre se había acogido, en su deseo de ponerlo en armonía con la causa de sus hermanos; pero ya lo dije antes: era duro de corazón. Al enterarse el Señor de Salduba de la aflicción del Apóstol, lo consoló prometiéndole que tendría en su casa y con gran contento a María. Por lo que Santiago preparó todo lo necesario y mandó a la anciana venir a Salduba, lo que realizó inmediatamente ella, porque languidecía por los sufrimientos. No temió el tremendo dolor, dejar la tierra que tantos recuerdos terribles encerraba y sobre todo, el cuerpo del ajusticiado, que sólo ella y los ancianos Arimatea y Nicodemo, sabían dónde quedaba. 391.—María desembarcó en Tortosa, y allí fué recibida por Salduba y su buena esposa, que guarda aquel espíritu, el primer beso que María dió a las mujeres españolas. 392.—Hay aquí escenas sublimes, pero son de otro lugar; pues ya he dicho que este libro es sólo como un índice de historia y sólo pongo esos puntos, para decir que María no fué a Zaragoza llevada por los Angeles, sino por su pie, en busca de la vida que le faltaba y sembró el amor en las madres españolas que lo tienen y lo muestran en sus sentimientos, y corrió gran parte de aquella nación, donde, de avanzada edad, desencarnó, dejando allí sus sagrados restos, para confirmar una promesa que hizo a las mujeres que tanto la amaban, de que “estaría en España hasta el fin de los siglos”. Y si la razón no bastara para declarar falsos todos los embrollos de la religión católica sobre María, estos hechos serían bastante a demoler el edificio de la mentira; y digo que bastarían, porque ellos se pueden apoyar y se apoyan en la ciencia. 393.—Cuando Santiago ya tenía a su madre a su lado, si antes era amado, ahora rayaba en la veneración el amor y respeto al Apóstol, cuando llevaba del brazo a su madre anciana y de majestad y cabellos emblanquecidos, que sentada en las riberas del Ebro, hasta que le hicieron una aula donde la rodeaban las madres y las jóvenes para aprender de ella a criar sus hijos y ser esposas como ella había sido; esta prédica era la más eficaz, porque las madres son el todo en la humanidad y con esas enseñanzas, la doctrina de sus hijos no podría morir. 394.—Santiago ya había sido requerido por el rey Arabe de Granada y fué y dejó discípulos, lo mismo hizo en todos los señoríos, que cumplían con fidelidad la ley que les daba y sólo había pequeñas sombras del rastro que dejaron los Brigantinos, a su paso con el Cristo. 395.—Santiago fué avisado con urgencia de un litigio entablado ante el foro Romano, por Pedro y Pablo, porque Pedro quiso sostener que los Romanos eran los culpables de la muerte de Jesús, en tanto que Pablo razonaba y comprobaba que los culpables eran los judíos, para lo que se apoyaba en la profecía de Isaías y en esto tenía razón, pero no la tenía en lo que sostenía sobre que “Jesús era el Cristo vivo y encarnado”; pero Pedro lo que pretendía era ser reconocido como primero que Pablo en la fundación de la Iglesia, y se apoyaba en las palabras que Jesús dijera al cambiarle el nombre, y que sólo tenían el alcance de ser el primero de los que le siguieron y Pablo lo rebatía porque lo había negado. 396.—El Foro Romano, pidió antecedentes. Pablo confesó al Fiscal, que había sido admitido en la comisión de los Apóstoles de Jesús, por “Santiago hermano del Señor” y que Juan, el que estaba en la Iglesia de Mesopotamia, estaba presente con la madre de Santiago y de Jesús: al efecto, fueron requeridos Juan y Santiago, mandando Juan las declaraciones por escrito y compareciendo Santiago en Roma, con cuya presencia, Pedro y Pablo delegaron en él todo el asunto, que solventó con el Fiscal, acordando que: “puesto que Roma era la capital del Imperio, de derecho pertenecía la Iglesia de mayor categoría allí, no importando que Pablo hubiera hecho Iglesia en Antioquía cuando aun no pertenecía de hecho al apostolado”. El fiscal estaba de acuerdo con Santiago. Pero como el que representaba a la Congregación de Roma, era judío y contrario a los romanos y el de la Iglesia de Antioquía era Romano y ya de derecho pertenecía al apostolado, para evitar ulteriores consecuencias, debía el Jefe reconocido de los Apóstoles de Jesús, ordenar a Pedro el respeto a Pablo y a Pablo el respeto a Pedro, y que juntaran la Iglesia de Antioquía a la Congregación de Roma, de la que debería depender ante lo civil, toda congregación, puesto que estaba al amparo de la capital del Imperio. 397.—Santiago reunió a Pedro y Pablo y requirió darse las manos y el beso de paz: les prohibió, al uno, predicar la circuncisión; y al otro, el bautismo; y bajo este acuerdo, se funda la Cátedra de Pedro en Roma, que al serle agregada la Iglesia de Pablo, se convertía en Iglesia Romana, desde que había una sentencia y mejor dicho, una intervención del estado Romano; pero esto, no deja de ser una Iglesia nacida en la discordia de un egoísta, aunque fuese por amor a Jesús, Pedro; y de un fanático, aunque fuese convicto de su fe, Pablo. En esta obra, no tiene parte el apostolado ni Jesús, ni le toca a Santiago, más que la parte que el derecho le impusiera como exponente de la verdad de primacía. Y tanto es así, que Santiago no volvió más a Roma, ni los amonestó, aunque por medio de Juan y otros, los mantuviera en la más posible concordancia, a fuerza de amenazas. 398.—Que Santiago fué atendido por el Foro Romano con los respetos más grandes, lo demuestra el hecho de haberle consentido traer consigo a Cayo, un soldado español al servicio de Roma; lo que confirma, además, que el Santiago que España tiene por su Apóstol y cuyos restos están en Compostela, antigua Brigantium, no son los restos del otro Santiago que murió en Jerusalén, trasladando su cuerpo a Galicia, y por añadidura, los apóstoles no se juntaron más desde que se repartieron por el mundo; este cuento es igual al que hace morir a María rodeada de los mismos apóstoles, viendo ellos que los ángeles se llevaron su cuerpo al cielo: por esto he dicho atrás, que la historia y la Biblia que hoy ponen en manos del público, bastaría leer al revés, para ver la verdad; en muchos de los casos. 399.—Los apóstoles, cada uno hizo lo que pudo y todos difundieron la doctrina de Jesús y no de Jesucristo, a excepción de Pablo, que no había medio de arrancarle su Cristo, aunque Juan, desde Mesopotamia, le escribió como le fué revelado en sus visiones el Apocalipsis, donde señalaba el Cristo como Dragón, desde que sin ser nada, él lo hacía el todo para la redención del mundo por la fe en él. Santiago, para apoyar esta verdad revelada a Juan, escribió su carta universal, que era como la ley de las doctrinas, donde se rebatía rotundamente, la fe que Pablo pedía en el Cristo: Por lo que Santiago pedía obras que dieran fe de la fe. Al efecto, sentó estas sentencias: “¿Qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle?”. “Así también la fe, si no tuviera obras, es muerta por sí misma”. Y sigue: “Mas alguno dirá: Tú tienes fe y yo tengo obras; muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras. Tú crees que Dios es uno: haces bien: pero también los Demonios lo hacen y tiemblan. ¿Mas quieres hombre vano, saber que la fe sin obras es muerta? Abraham, nuestro padre ¿no fué justificado por las obras, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el Altar? ¿No ves que la fe fué perfecta porque la mostró con las obras? Ya véis, pues, que por las obras es justificado el hombre y no sólo por la fe. Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también, la fe sin obras es muerta”. Esta es la clase de doctrina que Santiago dió a España; ésa también es la razón, para que España, sólo por la Inquisición fuese sometida al catolicismo; pero nunca fué católica ni cristiana, aunque sí creyente en la fe de sus obras. 400.—La tenacidad de Pablo, con la terquedad de Pedro, chocaban a menudo; pero como Pablo tenía muchas ventajas personales sobre Pedro, y además el terreno donde actuaban era poco menos que la cuna del Cristo, que si no había progresado para llegar a su apogeo, era a causa de que Roma tenía cuantos Dioses y cultos los hombres querían hacer y tener, porque su fin era el dominio por la ley del derecho; los Dioses y Templos, cada uno sólo dominaba al grupo que los creaba, conforme a su tendencia; por cuestión religiosa, Roma no iba a la guerra, pero la llevaban al fanatismo de los sacerdotes de cualquiera de los gobiernos heterogéneos, que componían su Imperio. 401.—Si Pedro habría de cumplir el mandato del Maestro, tendría que predicar en contra de todos los Dioses, templos y del mismo Cristo que enarbolaba Pablo. Pero como el pueblo Judío vacilaba (por causa de que el Sanedrín sentenció a Jesús achacando que se hacía creer Cristo, que los sacerdotes de Judá querían suponer que era el prometido por Isaías). Pedro, digo, se hacía un ovillo en su cabeza, que no le era posible encontrar el cabo para desenredarlo; y menos cuando veía que Pablo triunfaba más con su Cristo, que todas las otras Iglesias de diferentes Dioses y Pedro se resignó erróneamente, fundándose, a su modo, en una palabra de su Maestro cuando les dijo: “Siempre que os entendáis, hablad como queráis”. 402.—Esta postración de Pedro, afianzó la teoría de Pablo y el Cristo, subía, cayendo muchos ídolos romanos, griegos y egipcios, de lo que protestaron todos, levantando ya la persecución contra los cristianos, en todas parte. Los apóstoles que vivían por esos años y los discípulos de ellos, protestaron del Cristo y de los otros ídolos, fué entonces que a Juan se le acabó de revelar el Apocalipsis, señalándole el dragón en el Cristo, porque tragaba a todos los ídolos y quería tragar lo que no era ídolo. Se le advirtió de la bestia 666 que iba surgir del medio del mar, porque Roma estaba en medio de las aguas. Se le señaló con ese número, porque es el que le pertenece a la Religión Cristiana, en el número de las que han existido, como dominadoras. Pero también se le enseña el fin de ella con el Anticristo y sus preliminares. 403.—Durante el tiempo que los Apóstoles predicaron (a excepción de Pablo), ninguno estableció cultos de ninguna clase, porque Jesús no se los había enseñado, ni había creado ningún rito, ni adoración a ningún ídolo o Dioses de los hombres; por lo que, atribuirles a los Apóstoles creación de misas ni sacramentos, es completamente falso, como también que hayan sido martirizados los más de ellos por ser cristianos, puesto que sólo podían ser y lo eran anticristianos porque Jesús como Juan contra el Cristo y todo lo que fuese Idolos, predicaron; y no podían ser menos, ateniéndose a sus mismas obras anteriores y al Sánscrito o Veda y Moisés e Isaías. 404.—Mas si los emperadores se levantaron contra el cristianismo, es porque ellos tenían sus ídolos y sus sacerdotes, encendieron la guerra contra los cristianos. Aquí hay un fruto de la gran sabiduría de ley del progreso, muy digno de tener en cuenta. 405.—Sabe la ley que mucho más fácil se quita una causa grande, que muchas pequeñas y da la preferencia a aquella en que puede incluirse todo, o la mayor parte del principio de la verdad; y como habéis visto, cómo la ley preparó la decadencia de las naciones, que entre varias, con sus progresos formaban el progreso, a sus prevaricaciones, las somete a otra nación creada de ellas mismas, con los elementos más sanos y libres. Ahora, con las religiones, ha sucedido lo mismo. 406.—Que el Cristo es peligro, ya lo sabemos por su significado y lo hemos de ver al final de esta etapa, probado, con sus mismos hechos y consecuencias; pero negar que en las doctrinas que le dieron por evangelios o credo los derrotados egipcios que formaron la Brigada (por lo que se llamaron Brigantinos), está la verdad Veda o Sánscrita, sería negar la luz solar; puesto que lo que es el peligro del Cristo, no estaba en las doctrinas, llamémoslas cristianas, si no en el Cristo que, habiéndolo de hacer Idolo, sin ser cosa, los hombres, al desengañarse, se acusarían los unos a los otros y más cuando verían que era un Dios que traga a todo trapo sin conciencia; y no él, sino sus sostenedores, que para triunfar un poco de tiempo en apariencia, tendrían que acudir a todo lo irracional, sin importarles anteponerlo al Creador. Pero, ¡la ley es tan sabia y tan omnipotente!... que para el mal y el bien que no están en la ley, sino en el hombre, se sirve del mismo medio de la justicia, que es que, el que hace el mal, hará el bien con el mismo objeto; y así, hoy que se ha cumplido el momento de su rol, la inflexible ley lleva las cosas al punto de cumplirlas, y quieran los hombres que no quieran, hacen lo que la ley ordena, que es volver las cosas al estado de ley del que el hombre las sacó, y con las mismas circunstancias, en cumplimiento de la ley del talión. 407.—Que esto es así, nos lo prueban todas las etapas del progreso y hasta la ciencia con leyes axiomáticas, sentando hoy nosotros que, el más domina al menos. Ya he probado en la prehistoria de este libro, que “el Krisna absorbió a Peris y Fulo” y éstos habían absorbido todas las anteriores religiones; el Sánscrito de Shet, absorbió para metamorfosearlos, todos los errores del Krisna; pero el Sánscrito es el polo más, porque es doctrina de luz; opacada sí, pero luz. 408.—Esta luz se iba intensificando, según que los hombres podían resistirla y llega en Moisés con fuerza para derrotar los dioses del Egipto y a los hombres que militaban con ellos, que son el polo menos, aunque sea el Krisna; y de la luz del polo más, (que había brillado demasiado para ojos miopes) la chispa que recogen los egipcios, es la dura lección dada por Israel bajo su Dios Impersonal, que por eso tienen que carecer de maldad y concupiscencia; esa lección de su derrota, (que para ellos es una chispa abrillantada por la doctrina Veda que entre ellos esparcieran en la esclavitud), era demasiada; pero la inexorable ley, les pone en sus manos el crespón que la cubra y es el Cristo, en el nombre de la piedra que consagran Dios Cristo, insensible, pero también impersonal. Se separan, cada uno por su camino, los dos extremos, el bien y el mal; el no serviré y el sí servirás; el polo más y el polo menos; que una vez que éste haya hecho el desengaño en sus víctimas, cuando les haya corroído las entrañas por el remordimiento, cuando por el dolor experimentado de sus continuas mordeduras; cuando no encontrarán alivio a sus males y estén desgarrados, harapientos, hambrientos y demacrados, y ese Cristo (insensible como su imagen fatídica) se mostrará Dragón sin sentimientos humanos; tratará de llegar por todo y con todo a su fin, que es la destrucción de la razón, aniquilando a los que descubran la razón; a los que enseñan su luz de progreso, y, una convulsión máxima estremecerá los pechos de todos los libres para quitar el peligro. Este que es Cristo, caerá derribado en ley, porque es el extremo menos; el polo negativo; que por la fuerza invencible de la razón, que es el polo más y positivo; la luz del entendimiento; el resultado de las luchas del trabajo; la ley obrará, y lo reducirá al servicio, dejando caer con estrépito, las escorias de sus hornos de concupiscencia. Esta es la gran hecatombe que presenciamos ya, porque ha llegado la ley del más; el polo positivo que es la luz de la razón; y como la luz es fuego, funde esas escorias, malas conductoras del calor y restablece el equilibrio de la resistencia alma de los hombres y la paz será hecha. 409.—Nos encontramos con los puntos anotados del Apóstol Santiago y el Apocalipsis de Juan, a fines del siglo primero de esta Era, mal llamada Cristiana; pero así la conoce una pequeña parte del mundo conocido entonces; y digo pequeña parte, porque en realidad de verdad, sólo los Brigantinos constituían el tronco del Cristo; el que con sólo presentarse allí el Anticristo Santiago, se fugó despavorido el Cristo a la Isla de Irlanda, como lo prueba la historia; pero sigamos llamándola Era Cristiana, por lo que sabéis que el Cristo es peligro y así, esta Era es peligrosa y los resultados los palpamos en su fin. 410.—Mas ya no existen los apóstoles de la buena nueva; pero han sembrado la semilla que se les había entregado y dejan discípulos que cuidan del sembrado, mientras arraiga la semilla; y como éstos tenían por necesidad que espantar a las aves que querían comer las semillas antes de que nacieran, la astucia de esas aves es la del águila, que primero, con su magnetismo fiero, amilana al corderillo y luego, de un vuelo rápido y sin pararse en el suelo, clava sus garras en el indefenso y lo lleva y lo devora. 411.—Así operaron en el segundo siglo los cristianos de Pablo, sin nobleza; porque al levantarse los emperadores contra ellos, por su intransigencia y porque ya enseñaba las garras el Dragón para apoderarse del Poder Civil, ya eran ocupadas por los discípulos de las Iglesias Cristianas, las Congregaciones de los Apóstoles de Jesús, que por ocuparlas los cristianos, caían a las furias de los emperadores, los congregados por el amor de hermanos, sembrado por Jesús y los suyos; y era a causa de que Pablo y los sucesores de sus fanatismos, con la astucia del águila, habían hecho de Jesús, un Jesucristo, con lo que amalgamaron la luz y las tinieblas, la verdad y la mentira, difícil de entresacar la verdad, entonces, porque aun estaba muy obtusa la fuerza de la razón, ni existía el microscopio para distinguir los microbios y atacarlos; y los emperadores, destruían todo el cuerpo, como medida de precaución para su vida. 412.—¿Ha de culparse a los emperadores Romanos, de la sangre derramada en aquellos comienzos? Ya hemos visto, que ellos llevaban por ley el derecho de los hombres; y hemos visto, también, que en los países donde sólo los apóstoles de Jesús predicaron, no se produjeron esas matanzas, hasta después que el Cristo se apoderó del poder civil: por lo tanto, sólo surgió la venganza de los emperadores, allí donde Pablo sentó su fanatismo cristiano, y esto lo dice todo. 413.—Eran culpables sí los emperadores, porque también estaban fanatizados por sus dioses, los que eran ellos mismo, por lo cual se cegaban y hacían sucumbir la cizaña y la buena semilla; pero no olvidemos que el Cristo es peligro y por lo tanto, los que defendían el principio de Jesús, que es el del Anticristo, tendrían que sufrir las consecuencias del peligro Cristo. 414.—Mas la causa es de la ley, que a nadie priva del derecho de sus afecciones, hasta que llega la hora de la liquidación; y como había usado el Investigador de la ley del entredicho, reteniendo en Justicia a los primitivos sin encarnar, es decir, a los primitivos supremáticos que estorbaban la obra de la regeneración, mientras se hacía la siembra de la buena nueva, ya hecha, tenía que darles suelta para que probaran con sus mismos hechos, que no eran dignos de ocupar un jardín, como el que en la tierra se había trazado. 415.—Y en efecto, aquellos bípedos que hemos visto con figuras de hombres dueños del mundo, cuando la tierra recibió aquellos 29 misioneros, sólo estaban hechos a la vida de los irracionales; por lo que, sólo el bosque, o lo que es lo mismo, sólo la tierra en desorden y tinieblas, podían habitar. Ahora, cuando ya la siembra ha sido hecha, el Investigador, que ya en esos momentos es por su juramento el Anticristo, para dominar y reducir al Dragón Cristo, les da suelta y al afirmar sus patas, todo lo trillan, porque las flores son mucho más delicadas que los alcornoques y rudas encinas que había cuando fueron puestos en entredicho, y en ese entretanto, la tierra preparó esencias para el alimento de la razón, distintivo del hombre. Ellos, que aun no eran hombres, como no lo puede ser nadie mientras la razón no lo rige, no les bastaba las flores de la Igualdad, Libertad y Amor, que la tierra empezaba a producir; necesitaban alimentos de puercos, frutos de alcornoque y encinas y éstos los arrancaban los cultivadores nuevos. En su rabia de hambrientos, se tragaban las flores con la planta y todo y no se saciarían hasta que a fuerza de engullir flores y plantas, (que eran los hombres de progreso sacrificados) sus esencias los metamorfoseasen y perderán la fiereza, los más, uniéndose entonces a los cultivadores de las flores del progreso, que resistieron las patadas, los mordiscos y los coletazos, hasta que de sus flores, pudieron crear y habitar un castillo inexpugnable, en las ciencias, contra el que se estrellarían todas las bestias religiosas, llegando, entonces, ese compacto grupo de mayoría, en su amor, a encender la luz, por la combinación de sus progresos, la que es puesta sobre el castillo para ahuyentar a las bestias; y para que los hombres ya más escarmentados, se pusieran al amparo de esa luz, para no ser heridos a traición en las tinieblas de su ignorancia; y este es, el estado de la tierra hoy, por lo que el Dragón, (que “pierde el pelo y los dientes y los cuernos, pero no las mañas”), da el más terrible de sus rugidos espantosos, como que es el de su agonía. 416.—Para llegar a esto, era necesario pasar todas las peripecias del aprendizaje, de cuya experiencia habría el hombre de hacer ciencia y tenía, al efecto, sembrada la semilla y ya nacida y por lo tanto arraigada, cuando se les dió suelta a los supremáticos primitivos para hacerse hombres, a la mitad del siglo segundo, en que ya se había sumado a los 29, más de la mitad de los seres de la tierra; pero eran plantas de almácigo y tenían que ser azotadas por los vientos y resistir los rayos de la luz para hacerse árboles de provechoso fruto; y llegamos al siglo tercero. 417.—Ya no existen los apóstoles ni los discípulos directos de aquéllos, y en la tierra están hechos hombres, los retenidos en ley. Los países llamados gentiles y el Judío, ha sido absorbido por el Cristo, porque es más fanático que los otros Dioses e Idolos y ha hecho su trono sobre sangre, cual correspondía a su nacimiento en las ensangrentadas arenas del Egipto; pero ha proclamado un principio que si está en el Sánscrito, Veda y Moisés, no es entendido, porque los hombres ignoran su procedencia como espíritus y su nacimiento como hombres. 418.—.—En contra del principio proclamado por Pablo, de que su “Jesucristo es el verbo hecho carne y consubstancial a su padre”, (artículo de la ley que sólo puede el hombre comprender cuando es hombre) no podía Pablo llamarse hombre de progreso, desde que el fanatismo era su fe de Apóstol, del más grande y último de los errores, que había de sufrir la ignorancia de los hombres. Sale un Arrio y por la ley de la Razón, se opone al cristianismo, se apoya en ese principio fundamental, que ni aun Jesús tocó, porque no convenía aún explicar ni había sido mandado a ello: y sin embargo, Pablo, por sí y ante sí, lo proclama. 419.—El cristianismo, que quería para su Cristo toda la preeminencia de las profecías y de la escritura, pero que era con el fin de atraerse a sí a los magnates, desechados de los dioses Césares, empezaron a proclamarse, no sólo diáconos, sino obispos y sacerdotes de derecho divino; y esto, que está en la conciencia, porque el espíritu, por su procedencia y naturaleza, es divino en su padre, trasciende como, es natural, al hombre y había de repercutir con trazas de verdad, porque es verdad infalible; pero para todos los hombres igual y no para unos pocos y menos para los estultos. 420.—Esta primacía que se atribuían y aparentaban con una hipocresía insultante, para la humildad que servía de envoltura a los cristianos para ocultar su soberbia, como puede verse en las cartas de Pablo, restaba fuerzas a las otras creencias y cultos y se fortalecía el Cristo, lo cual era el secreto de la ley del más, que luego ha de oponerle fuerza mayor en otro principio; en la luz de la razón que el hombre ha de hacerse de las consecuencias de su error; por lo que, aunque el Cristo obra en odio a la ley de la verdad, porque él es mentira, en sus mismas obras se prepara su sudario y sirve a la ley contra la cual lucha y es vencido, porque nunca fué cosa, y lo vence la más pequeña cosa de la ley porque, lo que en la ley es una vez, ya será eternamente, porque no puede ser que no sea; lo que no puede dejar de ser, tiene que triunfar y triunfa con sólo la ley del Ser. 421.—Como la ley es como la ola del océano, que va sacando del líquido elemento, todo lo que no le es afín, vemos amontonarse en las costas donde las olas terminan, todo lo que la pureza del agua no consiente; y como en el universo no hay más que la substancia única de la que toda manifestación de la vida procede, El Eter, el Espíritu, que es la fuerza y movimiento, la ola de ese infinito océano, va, incesantemente, sacando impurezas y las amontona de pocos en pocos, hasta que se amontonan y hacen un montón de todas esas impurezas heterogéneas. Así ha pasado en la tierra, siendo el máximo montón de desperdicios, el cristianismo, que según se va pudriendo, se levantan las miasmas de las pestes o pasiones; y el que no sabe preservarse por la razón, es apestado; “ama el peligro y es justo que perezca en él”. 422.—Esa ola irresistible, había formado muchos montoncitos de escorias en tantos ídolos y diosecillos y las junta todas en el Cristo. Este, en sus comienzos, dejaba sus gérmenes esparcidos, que recogería Pablo, el que a la vez, va sembrando la esencia de la pestilente montonera, en grupos o Iglesias, que aun se apestarían unas a otras, porque se declararían la guerra todas las Iglesias y era por ley fatal necesario, amontonar todo ese arsenal, en un solo montón y para ello viene Constantino. 423.—Ahora va a amontonarse todo ese informe arsenal de Iglesias, unas bautistas, otras de circuncisión y todas con diferente tendencia y todas se condenaban la una a la otra, teniendo en jaque al poder civil, que ya no lo era en el Imperio Romano, desde que toleró los dioses que anestesiaron sus hombres. 424.—Constantino, después de mancharse en la sangre del anciano Maximiano, salió de Roma, donde aun quedaba algo del honor antiguo y se fué a amparar al otro lado de los Alpes. Allí se hace traidor a Roma, pero se confirma cristiano; ya véis que lleva su nombre manchado con la sangre de un decrépito; por lo que, el cristianismo nacido en sangre y que ya se bañaba en sangre, recibe a su primer emperador, sellado en sangre. ”Ahora empieza el baile”. 425.—Como Constantino no podía entrar en Roma por su crimen, dió alas y medios a los cristianos, para que fuesen ellos los dominadores, de los que no perdonarían a Constantino; así sentaron sus reales allí, llamando por fin el Emperador Constantino, que ya había puesto sobre su corona, la cruz y ésta es la amenaza del Cristo, de crucificar a todos los hombres y no hay uno que no lo haya sido material y moralmente. Más esta llamada al Emperador, del ya rimbombante pontífice cristiano, significa la astuta humillación del señor al esclavo, al que le va a exigir por tal demostración, que afronte un peligro capital, para quitarse del medio al que le puede acusar y derribar: al cristianismo, le estorba Israel, que es el Anticristo y tiene la verdad y lo quitará como pueblo. 426.—De tal modo se arreglaban ya los cristianos en Roma, que a la vez que obsequiaban al emperador asesino de Maximiano, tenía al frente la sublevación contra él y era obra de los mismos obsequiantes. Claro está, que ya le prometieron dominar ellos a la altiva Roma, siempre que el emperador no morase en ella; y como temían a Israel, le señalaron Bizancio, como punto y llave para detener las masas que podrían venir de la Asiria y el Asia Menor, desde cuyo punto y con aquella llave de los Dardanelos, donde pondría como amenaza la infame y terrible cruz, dominaría con esa arma. 427.—Constantino fué, pues, a Bizancio y fundó Constantinopla. Todo lo hacían, sin pensar que con su odio y el deseo de absorberlo todo, no hacían más que cumplir todo lo profetizado, sirviéndose la ley, de sus mismos enemigos: los que, a pesar de todo, nada han dominado; pero sí, todo lo han destrozado. 428.—Las mentes calenturientas, todo lo imaginan. El fanatismo de Constantino, se pesaba por sus crímenes; y he aquí, que el cielo de Cristo le premia sus servicios con la visión de la cruz en los aires, donde se leía: “In hoc signum vincis”. Y le mintió. Porque la cruz ni el Cristo, nada han vencido ni dominado, aunque, repito, todo lo han destrozado; y si ha tenido un momento de apogeo, sólo ha podido ser sobre montones de cadáveres, como sobre cadáveres nació y, “según es la vida así es la muerte”. Hoy muere el Cristo, sobre más de 20 millones de cadáveres, en esta final batalla de sus odios, y sobre más de 50 millones de víctimas, causadas por las pestes originadas en la guerra actual, que es igual a la suma de las guerras que originó el cristianismo, que se asienta en su trono de sangre, reconocido y sancionado, por un emperador asesino de ancianos. Esta es su primer victoria iniciada en el Gólgota. 429.—Hasta aquí, no puede decirse que hubiera pontífice, (15) pues cada obispo, era árbitro de sus disposiciones; más el obispo de Roma, entonces, por el año 13 del siglo cuarto, un tal Manuel, que podríamos en verdad llamar Manuel I papa, pero que los sabios historiadores eclesiásticos han borrado su nombre y de todos los Manueles, Demetrios, Vicentes, Deogracias y otros (ellos sabrán porqué) ese Manuel I, repito, tuvo la mejor idea que no dejó pequeño a Pablo, porque su espíritu era el mismo. Comprendiendo, sin duda, que no tenía fundamento para triunfar sobre todas las religiones, porque cualquiera era mejor que la cristiana, aunque todas fuesen falsas. Ideó el modo de adquirir supremacía sobre todas, haciéndose reconocer así por ellas y era aprovechando el miedo al peligro de la cruz, levantada como amenaza de muerte, en Bizancio. 430.—Al efecto, este Manuel, reunió a los obispos y les dijo con la mayor frescura estas significativas palabras: “No dudáis que para nuestro imperio, no tenemos fundamento en nuestra doctrina, porque es doctrina para los humildes, en cuanto a lo que tiene de la doctrina de Jesús; y si porque tenemos un emperador nos diéramos por satisfechos, tendríamos que confesar que somos unos holgazanes y la muerte de la religión sería inevitable y prematura. El pontífice que debe surgir, debe ser el emperador universal, ya que decimos que somos de derecho divino. Yo sé — decía — que la doctrina de Jesús es aceptada por todos los hombres y que el Cristo no es deseado ni admitido por las otras religiones, por razones que no ignoráis: pero como hemos agregado a nuestra Iglesia el título de Apostólica y los Apóstoles de Jesús dejaron sus máximas en todas partes y están latentes, podríamos intentar bajo la promesa de unificar un código universal religioso, pedir a los pontífices de las religiones más importantes, sus teologías y firmar una alianza: y si esto se consigue, confirmadme en pontífice que “Después de esto yo sé lo que me haré”. 431.—¿Cómo no había de ser autorizado y proclamado pontífice, el que tan astuto se mostraba? Lo fué y en poco tiempo tenía la adhesión y teologías de 7 religiones, sin que faltara la Judía (la Mosaica decía el texto o acta) pero, por que Moisés no fundó religión ni cosa que lo pareciera y si la hizo la prevaricadora tribu de Judá con la de Levi, es religión Judía y no Mosaica. 432.—Examinadas las teologías y rituales de aquellas 7 religiones con la pacífica Islamita, que después se convirtió en Mahometana fanática, por el engaño y la guerra que le llevó la cristiana, todas creyeron de buena fe que hacían la unión que deseaban, bajo la ley del decálogo y las máximas del mártir del Gólgota y firmaron la alianza, bajo la promesa Jurada de Manuel Primero, de hacer el código universal que les remitiría, no habiendo diferencia, más que en el nombre del baluarte que todos querían tener y era Jesús. Debiendo hacer constar aquí, que también Manuel I defendía que sólo se le llamaría Jesús; pero aquí los sacerdotes Judíos y el pueblo Judío, que ya habían admitido el Jesucristo, por lo que dije atrás de que quisieron hacer concordar que Jesús era “el cordero dicho por los profetas, que los sacerdotes y Judíos creían Cristo”, según los Evangelios, hizo temblar a Manuel I. Pero no había de amilanarse por tan poca cosa y quiso engañarse él mismo, convenciéndose por los textos que iba a pedir y al efecto pidió a Egipto, Siria, Judea y Arabia, los textos de sus Evangelios y aparecieron hasta 56 y todos diferentes y de ellos 4, firmados, al parecer, por Mateo, Marcos, Lucas y Juan; que aun contradichos el uno con el otro, que probaba a todas luces no poder ser de apóstoles que habían oído y aprendido de Jesús, aparte que, ya que Juan, por su parentesco con Jesús y mente exaltada, no fué fiel intérprete de los hechos, sino que anotó muchos, no como fueron, sino como él quería que fuesen, y esto lo habéis de ver todos comprobado, por palabras del mismo Jesús; sin embargo, a la imposición de los Judíos, hubo de acceder Manuel I y se consagró el nombre baluarte Jesucristo y desde aquel momento, Jesús no inspiró más en ningún concilio, consistorio o cónclave, porque no podía hacerse cómplice de la injusticia. 433.—Ya la Iglesia Católica ha surgido y se asienta en ella el Cristo, y son Dragón y Bestia, que ponen su cama de prostituta, sobre las aguas de Roma. Ya está cumplida una parte del Apocalipsis, hasta de las 7 cabezas y cuernos, cuyo último ha tirado la bestia al mar en estos días y he aquí por esa causa la guerra universal, preparada en aquel “Después de esto, yo me sé lo que me haré” de Manuel I. 434.—Pero no basta haberse hecho reconocer la Primacía por las religiones; es necesario que la reconozcan los emperadores, monarcas y reyes y al efecto y so pretexto de la herejía ariana, la que le estorba primero y Manuel I, pide a Constantino que llame a concilio; y aquel hombre que aparenta mandar, siendo siervo y más que siervo, esclavo, de los señalados por Jesús en la filípica de la Sinagoga, llamó y se reunió en Nicea el concilio en 325, cantando allí por primera vez, el credo católico-cristiano, que eriza los pelos al considerar 14 mil millones de errores en 14 versículos, en todos los cuales está negado el Creador. 435.—Entre tanto, Constantino, con la cruz en la mano, iba sembrando el terror, ejecutando a un hijo, con el mismo amor que lo engendrara, asesinando a su cuñado y dejando desolación por todas partes, con santo celo y caridad cristiana, fruto maldito de las entrañas de Cristo. Nota al pie 15: ) Con interés, recomendamos que sobre ese punto, lea el “Discurso del Obispo Strossmayer”, pronunciado ante el Papa Pío IX, en 1870.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 8
CAPITULO OCTAVODESDE CONSTANTINO HASTA GREGORIO VII PAPA436.—Si habríamos de encontrar la verdad en la historia después de Constantino, sería vano empeño. Toda ella ha sido adulterada y mejor dicho, hecha a conveniencia; y para que los hombres rebeldes no pudieran levantar su voz, quemaron cuanto encontraron los cristianos, en Egipto y Grecia, donde aun que fuese poco, había documentos del máximo valor. . El titánico esfuerzo de la religión católica era, llegar en su marcha a todo donde pudiera haber archivos que desmintieran sus errores; pero no todas las puertas podía abrir la cruz ni el cristo y permaneció cerrada la China, la India y Japón, hasta la decadencia demasiado rápida de esta religión, ocasionada por tanta sangre que la ahogó y sin saciarse. 437.—Pero como de esta época, ya, los filólogos se han encargado de desentrañar las cosas ocultas, con admirable sangre fría y constancia y han ido a la India y han traducido el Sánscrito, si no comprendido en su todo, entendido con razón en su ciencia, para lo que se han ayudado con el Confucio de la China, la Biblia Israelita y las máximas del libertario Jesús, han dado al traste con todas las marrullerías de la Iglesia de los santos. Y si en Constantino empezó a ser terrible la Excomunión del pontífice cristiano, en el siglo de las luces, los hombres se rieron de su miedo y de la osadía de un hombre, que a todas luces (hasta de la electricidad) estaba fuera de la ley divina, por el solo hecho de declararse divino e infalible; hasta esto, entraba en los cálculos de Manuel I en aquélla célebre frase: “Después de esto yo me sé lo que me haré”. 438.—Minaba la Iglesia Católica-Cristiana los cimientos de la sociedad y era su lema la venganza y sometimiento de Reyes y Emperadores, no olvidando, que en los primeros siglos, los emperadores habían perseguido a los Cristianos. No voy yo a aplaudirlos; pues tan crimen es el que los emperadores asesinasen los hombres, como el que los cristianos los quemen después; la agravante está, en la forma, en la premeditación y en el cohecho; y esta agravante, no la tuvieron los emperadores, pero sí la tienen los cristianos. 439.—En esta época, de las añagazas, los documentos falsos, sometimiento de reyes y príncipes y anulación de emperadores, han visto los... “Santos Padres de esa Iglesia”, que la resistencia de los hombres aun de los mismos clérigos, es por el patriarcado; porque por este vínculo, único santo atributo del hombre, es por el que se perpetúa la Creación y ensancha el espíritu sus afinidades hasta enlazarse en amor todos los seres de la Creación, formando todos, un solo pensamiento y una flor como el capullo de algodón, que de cualquier fibra que tiréis, lleváis todo el capullo. Esos padres, repito, comprendieron que por el patriarcado, tenían la partida perdida y pensaron en el celibato irracional. Pero ¿quién le pone el cascabel al gato? 440.—No faltará y no puede faltar ese aborto humano, porque se marcaba ya en el rol de la justicia, como había sido anunciado, el milenario del Dragón y la bestia y la inexorable ley, los había de hacer cumplir, o entregarse vencidos. ¿Pero cómo abandonar su presa el cristo que, no puede ser redimido, ni regenerado, porque no es cosa, si no un montón de pasiones y concupiscencias engendro de los hombres en su deseo de ser dioses. Pues en tanto haya un hombre poseído de esa calentura, no dejará el cristo de atentar contra sus mismos creadores y los embrutecerá, hasta querer que se anulen ellos a sí mismos, para que si pudiera, falte a la creación su todo, el hombre, antes que los hombres se desengañen de la patraña cristo que les obsesiona y lo dejen en la tumba del desprecio y del olvido, recordándole sus horrendos crímenes. 441.—Puede el hombre faltar a toda la ley; pero si cumple la ley de procreación; será salvo y regenerado sólo por el patriarcado; mas cumpla si ser pudiera toda la ley y falte al mandato de la procreación y no puede ser salvo ni regenerado. He ahí lo que encierra el celibato que vamos a presenciar y sufrir, desde que el Dragón es dejado en libertad por un milenario. 442.—Nada que el hombre cometa por tremendo que sea contra la ley, puede detener las leyes del progreso: Más el celibato, desequilibra a tal punto a la ley; extrema en tal forma el peligro de la humanidad, que se rompe la armonía y concierto de aquel subir y bajar continuo de la Escala de Jacob; se cortan las afinidades, quedando sin poder ser oídos ni considerados como miembros de la familia de la tierra, todos los que por voluntad cortan ese lazo. Esto es, en verdad de verdad, la causa terrible de este efecto horrible de la guerra que la tierra presencia; y luchan sin sentimiento, porque lo mataron mucho ha los célibes, que la justicia inexorable, marcando en su rol la hora última, los obligó a tomar cuerpo para rendir cuentas en estado de hombres, porque siendo hombres quebraron su ligadura de familia. De éstos son, la mayoría de los que luchan; y por esto, sin pensar, tiemblan muchos otros. Y es que, en su espíritu, saben la causa de la catástrofe y lo que les toca y, felices de los que al caer comprendiendo su impotencia y su error, en el dolor, sepan clamar como para este caso preveyó David: “¡Padre, pequé contra el cielo y contra Tí!”. Y es que, sólo el celibato constituye pecado contra el Padre y contra la familia Universal, que se puede considerar, por su armonía, el cielo, el hogar de la familia, que el celibato anula. 443.—Por terrible, pues, que sea la falta y horribles sus consecuencias, llega el fraile Hildebrando al Papado y decreta el celibato. No le importa de la protesta de los curas y obispos de todo el imperio cristiano, aun que exponen sus razones de lo imposible de separarse de sus hijos y esposas. No transige; y por salir en su defensa, Enrique IV de Alemania, lo engaña en todas sus promesas y no acude a un concilio que el Emperador señala; lo excomulga por tercera vez; levanta contra él reyes comprados; lo hace llegar descalzo por la nieve hasta el castillo de la princesa Matilde, (con la que él cumple el celibato) y mientras lo tiene dentro del castillo, publica los secretos que convienen entre ambos, y, cuando sale, por la calumnia del Pontífice, Enrique se vé ultrajado y abandonado de su séquito y capitanes y pospuesto por su hijo Rodolfo, borrego atado de pies y manos al pontífice y es su padre despojado de sus vestiduras con las que es consagrado Rodolfo: y al fin, Enrique, muere solo y abandonado y aun le alcanza el odio papal a su cadáver, pues fué desenterrado de su sepulcro de la catedral de Lieja y retirado a una celda —dicen — pero lo mismo puede creerse que fué echado al muladar. 444.—Este es el primer acto seguido a la consagración del celibato. Es digno del dragón engendrado en el cristo. No podía menos que pedir tanto, la bestia que lo sostiene. Ahora es cuando comienzan los desmanes de la borrachera de sangre y este ejemplar pontífice, después de ese hecho que le sirve de blasón y escudo, compromete a todos los reyes de la tierra y a todos pide derechos de contribución; quita y pone reyes a su capricho y el no ser contestado por los condes de España, a España le costará caro cinco siglos más tarde, porque la obra del monstruo Hildebrando, la han de seguir editando ya sus sucesores, corregida y aumentada. El acabó, a pesar de todo, víctima de los odios que había sembrado y pasma su tranquilidad al ser asesinado gritando: “Amé la justicia y odié la iniquidad”; por lo que no podía menos, el cristo, que tanto le debía, darle el título de Santo. Ahí tenéis, para encomendaros, a San Gregorio VII (16) , que yo, recordando el juramento de Lamel digo, que en Hildebrando, Lamel, vengó más allá de 70 veces 7 a Caín; y además, blasfema en su agonía, pues es al revés de lo que dijo, amó la iniquidad y aborreció la justicia. 445.—Hay en esta época hechos tremendos, pero todos son sombra comparados con la consagración del celibato (17) ; más están historiados y luego, de la historia separaréis la verdad y la mentira y encontraréis virtudes cantadas, que las juzgaréis en verdad, crímenes de lesa humanidad que hoy se les hace justicia. Nota al pie 16: Tales son los crímenes de este Santo, que otro Papa lo descanonizó. Sin embargo, otro lo vuelve a santificar. Todo ello confirma, “la infalibilidad” de los papas. Nota al pie 17: En nuestro libro aún inédito, se estudia largo y claro los efectos del celibato. Ya es hora también de darlo a luz. Pero Dios oro, sigue siendo ruin.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 9
CAPITULO NUEVEDESDE GREGORIO VII HASTA AMÉRICO VESPUCIO446.—Está sometida la Europa al Imperio de los Papas. Sucédense las guerras de religión y son puestos y quitados príncipes y reyes por el pontífice y de sus provocaciones, surgió en Turquía un estado belicoso con el Mahometismo, sobre las cenizas Islamitas muertas en su sencillez que daban paz y beatitud a sus hombres; los que, al ser azotados hoy, mañana y todos los días por las guerras que les llevaban los cristianos desde Constantino, se convirtieron en tigres insaciables, bautizando a los cristianos con el impropio nombre de perros. Esto, aún es fruto del engaño de Manuel I, que en vez del código de unidad, a los firmantes de la Alianza, les mandó las armas de emperadores y reyes, esclavos a la voluntad del dragón. 447.—Los Turcos, habían sacudido el yugo, que desde Tito el cristo le exponía y con tenacidad le reconquistaron su suelo. Cristo, no podía conformarse. Aparece un ermitaño, Pedro: y como buen célibe, prepara (con todas las indulgencias y bendiciones papales) una caza de tigres turcos, llamándose “los cruzados” porque, los cazadores de infieles, se adornaron con una cruz en el pecho. Nunca mejor pudo demostrar el cristianismo su peligro para la humanidad y que la cruz su escudo era signo de muerte y no de redención; porque en verdad, siempre fué un patíbulo de afrenta y asesinato. Esta es el arma de espanto usada durante ocho diferentes cruzadas llevadas por los cristianos en dos siglos y en ellos participaron muchos príncipes y reyes esclavizados por él y los sucesores del autor del celibato. 448.—Y es que, con el celibato, pierden sus hombres y sus mujeres el sentimiento del patriarcado y del matriarcado, único lazo que une a los hombres en ley de hermanos, esto es lo que representa el voto de los célibes; la destrucción de la humanidad; y por lo tanto, es decirle al Creador que es un ignorante, desde que el cristo, o su iglesia, le enmienda la plana de la Creación. 449.—Registrar la historia y ver si antes del celibato había muchos prostíbulos, manicomios, casas de expósitos, ni hospitales ni enfermedades secretas, ni hombres y mujeres degeneradas, ni el número de asesinatos vulgares y refinados, que desde más tarde de proclamarse el celibato contamos: y sin él, tampoco habría habido cruzadas y la paz, hace ya mucho que sería un hecho. 450.—Pero la Iglesia Católica y Cristiana, ha demostrado una audacia, sólo propia de ella, queriendo, que por su voluntad maligna, se viesen envueltas en su mancha, todas las naciones de Europa; y al efecto, para manchar a España en el crimen de las Cruzadas sin haber participado esa nación en ninguna, le concede la “Bula de Santa Cruzada”. “En Amor—dice—de Dios”. “Porque los españoles tenían la Cruzada dentro de su país contra los moros”. Apelamos de esta verdad, a ese documento que hemos visto y se nos obligó a pagar. 451.—Sólo la petulancia de los Papas y la mala entraña del Cristo Dragón, podía permitirse tal osadía de tirarle, con capa hipócrita, ese baldón a España, que no luchaba con los moros, por cristos ni cruces, porque, en caso de ser cristiano alguno de los dos beligerantes, ese título religioso, (por abolengo y natalicio del Cristo donde ya dije), pertenecía de hecho y derecho a los Arabes, que España, precisamente sacaba, para unificar la nación. Esto lo movía el Anticristo Santiago, porque necesitaba por designios de la ley, una España libre, con su carácter hidalgo e indómito; porque Santiago, como Investigador del Padre, sabía que llegaba la hora de tomar la tierra de promisión y desmentir a los cristianos, de que aquellas tierras fuesen todo el universo. Por esto luchaban los Españoles contra cualquiera que invadiese sus lares y por esto Santiago se dejó ver a caballo para amedrentar a los moros; y que tiemblen los cristianos y los no cristianos si son libertinos, porque se va a dejar ver otra ves sobre caballo blanco. Pero ya, con el manto escrito, “Rey de Reyes y Señor de Señores”, como final de la batalla; y es a causa de que, “el Angel exterminador está con la flamígera espada en la boca sembrando la guerra y está ya cerca de gritar: “¡Caída, caída es Babilonia la Grande!”; y es por causa del Cristo, después de haber hecho los hombres, “ríos de sangre, la que llegó a las bocas de los caballos”. 452.—Todo esto lo saben los representantes del Cristo; pero han cambiado las palabras y el sentido de la escritura; mas no han cambiado el testamento de Abraham, porque el Investigador no lo entregó. Mas hoy se le dió al pueblo redimido, (no por la sangre de Jesús, ni de otros sacrificados), sino por el trabajo, por su esfuerzo como hombres y como espíritus, pues no hay más ley para el progreso, que el trabajo continuado; pero es este el que el Cristo aborrece y sólo de parásitos quiere servirse; y porque éstos estorban a la armonía de los trabajadores, llega la ley y quita ese estorbo, con las armas que los cristianos le han preparado. “Con la vara que mides, serás medido”. 453.—El día de tomar la tierra prometida se acercaba, porque se fraguaba la batalla final que para el triunfo del Cristo, necesitaban sus pontífices y ya habían empezado los oficios del tribunal del “Santo Oficio”; para lo cual habían instituido la confesión auricular, con la que los pontífices estarían en los secretos de las conciencias; esto no era mejor que el celibato. Que cada uno lo juzgue sin prejuicio, pero que lea, para ilustrarse, el famoso libro de otro fraile, cuyo libro se llama: “La llave de oro para uso de los confesores”, y veréis lo vergonzoso de la confesión. 454.—Pero en España, estaba la voluntad férrea de Carlos V, que, cuando le venía en gana, metía en un puño a los pontífices, para que no dijeran que España era católica; pero los pontífices sabían humillarse al revés que Jesús; éste lo era ante los humildes y los Papas ante los soberbios; pero con el fin cristianísimo de aquel que pidió mandando al ejemplar Constantino. También Carlos V, al final cayó en ese engaño. 455.—España podía llamarse, por su esfuerzo, Señora del mundo conocido; pues allá donde ponía sus ojos para llevar su hidalguía, su salud y sus costumbres, sin cruz ni Cristo, veía, llegaba y vencía; y llegó a acorralar al pontífice en su guarida y aun se la invadió con bandera desplegada, a los acordes de la Marcha Real. Era el espíritu del Anticristo, de su Santiago, el que la conducía por tales caminos, preparando el camino a la libertad y al amor. 456.—Si aquí tratara de poner discusión entre los hombres, asentaría un hecho ocurrido en el primer cuarto del siglo 15; pero no es esta ocasión de discusiones, sino de razonamientos; y, además, es otro de los tantos puntos torcidos de la historia; y más en aquel tiempo en que cada libro tendría que llevar el consabido “Con licencia de la autoridad Eclesiástica”. Ese punto de discusión sería referente al verdadero descubrimiento de América, atribuído a Colón, que ya los hombres discuten y no aseguran, después de tantas controversias; pero como lo que no escriben los hombres lo escriben los espíritus de los hombres en el libro de su conciencia, donde no se necesita la “autorización Eclesiástica”, ya sabrán la verdad, aunque no importa para el progreso, ni para que Américo Vespucio tomara la América y que los hombres, sin saber porqué, consagraron ese nombre, aunque España su madre, la llamara “Indias”, que en verdad es un título significativo y fundamental, porque en la India nació el progreso, con el nacimiento de la Raza Adámica; los hombres, repito, la han llamado América y es el nombre que prevalece; y lo que prevalece, está en la justicia. 457.—Pero sí he de decir, que antes de que Colón fuera a Génova, llevaba un documento hecho en una travesía forzada por una tempestad, desde las costas de Galicia, hasta la isla “La Española”, hoy llamada Santo Domingo y Haití. En aquella barca pesquera iban 8 hombres, de los cuales quedaron 6, que prepararían presentes si vivían, cuando volvieran los dos que se atrevían a regresar, siguiendo la ruta que el sol y estrellas les había dejado impresas en los días y noches de terror de su forzado y providencial viaje. 458.—De “La Española” salieron dos, pero en Lisboa sólo desembarcó Colón. ¿Dónde estaba el otro? ¿Porqué, siendo español y después de un viaje fortuito, pero de tanta trascendencia, se calla y se va a Italia, cuando habiendo referido las cosas como eran en verdad, habría encontrado de inmediato el apoyo de toda España? El torció los designios del que los llevara a través del Atlántico y le dejara volver, yendo a buscar apoyo donde no debía y con fines inconfesables; pero al fin, hubo de ser España la que oficialmente diera al mundo viejo un mundo nuevo, que debía ser la cuna de la libertad verdadera y “la tierra prometida” para refugio de los perseguidos del sanguinario Cristo, que iba a encender las hogueras por el inofensivo ... Cardenal Jiménez de Cisneros. Tanto Colón como Cisneros, son dos renegados de la grande España, que la pusieron en entredicho ante los hombres; pero el uno, fué por malicia, Cisneros; y Colón por ambición; al que, después de sufrir las tristezas del hambre y la desesperación del traidor, la justicia le obligó a rendirse, y España cumplió su deber, tomando las Indias y plantando el pendón morado, signo de amor y de túnica de Jacob, cuyo espíritu es el mismo de Santiago. 459.—Carlos V había demostrado a los reyes de la tierra su respeto al pontífice cristiano, imponiéndole la bandera roja y gualda, emblema del trabajo y del valor y ya los reyes pensaron que su sumisión al pontífice, sólo era miedo, por lo que, el más cercano al Pirineo Español, se rebela; pero como tiene celos de España, oye y cree las promesas del pontífice y juntos, desmembran el dominio Español en Nápoles y los Países Bajos; pero era porque ya no estaba Carlos V: que sí era hijo de los reyes, que engañados se hicieron católicos, renegando de su abolengo, el hijo enmendó el yerro de Fernando e Isabel, que tiraron del carro de la bestia y del dragón. Esto es ya prevaricación de la España oficial; pero no prevarica la España del Anticristo Santiago, que renacerá de sus cenizas como verdadero Fénix, pero será después de purgar la prevaricación, teniendo pocas horas de sol en sus dominios, después de que el sol la alumbraba sin quitarse nunca de sobre la bandera de trabajo y de riqueza; mas al causante de esa prevaricación, el pontífice cristiano, ya le siguen de muy de cerca los misioneros y Santiago, el Anticristo, se ha metido en el Vaticano como hombre de armas, que la historia ha de conocer por el capitán Juanucho, o el condestable, luchando contra los Borgias, que a traición lo colgaron en Sinigaglia de una cuerda, con caridad cristiana. 460.—Estamos en el período álgido del cristianismo y la ley ha de cumplirse, de que todos los hombres conozcan la ley escrita del Sinaí, que por la alianza y demás casos que atrás quedan dichos, ese decálogo lo tiene el cristianismo, absorbido ya por la Iglesia Católica o Universal, según creen los pontífices; pero que la ley del más, le puso las trabas que no podría romper el Dragón, y para mostrarle a éste esa ley inflexible que a ella nada le desobedece, va a llevar por la misma religión, el conocimiento de la ley escrita, a donde no la conocían, más que unas pequeñas islas a donde pudo llegar Tomás Apóstol; pero que era necesario que la poseyeran y conocieran todos los hombres, porque así estaba contenido en el testamento de Abraham, que es palabra del Creador y no puede pasar sin ser cumplida; pero allí, en la India, era muy difícil entrar con otra religión que la beatífica que tenían, reformada por Shet. Para este caso, el Investigador tenía que pedir parecer y consejo a los consejos del Padre, porque se presentaba el dilema de la oposición del Buda escarmentado del amenazador Cristo en la alianza de las religiones, y era necesario una institución nueva, que pudiera ser una resistencia que neutralizara el encuentro de esos dos polos extremos; y como ya estaba tomada la tierra de promisión y el punto de partida a todas partes estaba en España, había que disponer las cosas conforme a las circunstancias y apareció la “Compañía de Jesús” que no es cristiana ni católica, sino anticristiana y anticatólica porque es de Jesús y los hechos no pueden desmentirse. 461.—Pero como España había hecho el milagro de desmentir el milagro de la creación del universo, concretando al viejo mundo, estaban encendidas de rabia las entrañas del Cristo y sólo disponía hogueras, para quemar Españoles, potros para descoyuntarlos, cuchillos y ruedas para despedazarlos y venenos con que alimentarlos. Sin embargo, la ley y en la misma España, preparaba el freno que había de amordazar y el cepo en que había de apretar a la bestia y al Dragón y lo veremos en el capítulo siguiente; para terminar este corto, pero intenso, no he de omitir, porque es de justicia, dos puntos interesantes en su metafísica, ya que son admirados por la historia y recordados con admiración y respeto por los hombres y son el Cid y los Comuneros de Castilla. 462.—Aunque los hombres sólo hayan admirado la bravura y el valor del Cid Díaz de Vivar, no es eso sólo lo que hay que considerar en él, sino la oportunidad del tiempo en que actuó y que era en los días del desplante de Hildebrando y sucesores, cuando podía peligrar España ante la ruina de Enrique IV, por la malicia del pontífice cristiano, al que le era una advertencia de que, habiendo capitanes como aquél, había que mirárselas todas, para hacer con España lo que con Alemania; pues si tal hubieran intentado, es seguro que el espadón del Cid se habría blandido en Roma, y sobre la cabeza del pontífice. 463.—Y es que Díaz de Vivar era el Espíritu del mismo Aarón y tenía el deber de guardar el almácigo Español, en donde se venían cultivando las plantas que habían de poblar las tierras que se habrían de descubrir; y al propio tiempo que las guardaba, las regaba con el agua de la bravura, del valor, caballerosidad e hidalguía que corresponde en la ley del más, y que pronto, y antes de “ir a las Islas apartadas que aun no habían oído del profeta de Hellí” esa bravura, valor, caballerosidad e hidalguía, las mostraría al mundo conocido para su respeto, en el feliz día de darle al mundo viejo un mundo nuevo; y así, España, desde el siglo del Cid, salió por todas partes sentando su respeto y esparciendo los aromas de las plantas de su jardín. 464.—Esto, en la ley del progreso, tiene un punto culminante de estudio metafísico, que los hombres deben hoy saber y comprender, en la ley del más, tan sencillo como grande y es éste. 465.—En la prehistoria de estos 57 siglos de la raza Adámica, han de ver los hombres que todo el progreso fluye y refluye, aumentado en su reflujo, pero comprobarán que el reflujo salió de la India Oriental, invadiendo China y Persia, pasando a Egipto con Peris, donde encontró a Fulo, al que se unió; y unidas sus fuerzas, salen refluyendo a la India y la Atlántida, dominándolo todo, por el uso y aplicación práctica a las industrias del elemento fuego; industria que consistía en la fuerza de Peris y el fuego que constituía la potencia de Fulo, y que juntos se unen a la ciencia China y forman el Krisna; con cuya trinidad, formando una sola entidad, la ley preparaba el advenimiento del progreso, en la sabiduría que la tierra recibiera de Shet, por la Raza Adámica. 466.—De esa fecha y por el Sánscrito, saldría el progreso en irresistible reflujo, por el mismo camino; y en siglos y enriqueciéndose día a día, llegó hasta el confín occidental, donde lo llevó el mismo iniciador Santiago el Anticristo, que es el Investigador; allí tendría que esperar (haciendo balance, diremos) y esperando el momento del plenilunio para refluír y tocaba ese momento, cuando apareció el Cid, como para imprimir a la ola el sello de indómita, por su potencialidad positiva; única fuerza que puede imprimir el movimiento y por tanto la vida. Este es el punto grandilocuente, que los hombres deben entender y saber, en la misión del Cid y de España. 467.—Llega el momento de la gran empresa del descubrimiento de América y ya hecho, Carlos V sienta su respeto en todo el mundo; pero la ley no puede olvidar ningún punto y aparecen, a su vez, los Comuneros de Castilla, como para recordarle a Carlos, que aunque pusiese su planta y el pabellón de trabajo y riqueza en todo el mundo, no es de él, ni de otros, sino de todos los moradores de la tierra en la más justa equidad. ¡Y tienen el valor de ponerse a frente con el coloso dominador Carlos V! Claro sabían que no habían de triunfar, porque, no era hora más que de sentar el principio y sentado quedó y sellado con su sangre por la supremacía. Ese principio, hoy se impone y es lo que los hombres van a implantar deseguida de este apoteosis de la macabra obra del Cristo Dragón, y nadie podrá evitar su estrepitosa caída al lago de azufre, porque su milenario se ha cumplido y por sus hechos es condenado a segunda muerte. Y para el comunismo de Amor y Ley, están los que fueron los tres decapitados, como están casi todos los 29 misioneros. ¿Estará también el Anticristo Santiago?... Las pruebas son inequívocas y pronto va dar a la voz: ¡Caída, caída es Babilonia la Grande! Y... la tierra... parirá... 468.—El resumen de este período, empezado en Hildebrando que representa el extremo menos, el polo negativo, que lo inaugura con el celibato y la tragedia de Enrique IV. Son las cruzadas y guerras de religión, basadas en el cohecho, con todos los horrores de las hogueras que ya quedan encendidas; pero el otro extremo, el más de la ley, el polo positivo, ha sembrado el valor y la rebeldía en los hombres de razón y desmienten la soberbia de los pigmeos, que fundan su grandeza en aquellos pedazos de tierra donde se sienta el Cristo y las otras religiones, descubriéndoles un nuevo mundo, para llevar en el reflujo salido del occidente, donde había llegado el flujo todo de toda la tierra, y en ley tenía que salir acrecentado, salió y llegó a la América, donde los rebeldes se harían fuertes. Allí tampoco podía quedar estancado; y cuando el profeta hablaría para que oyera esa tierra la palabra de Hellí, que aun no había oído, de allí saldría la voz de unidad de los hombres, como tales, pero confirmando que la tierra no es tampoco todo el universo; y para eso, cuando los Papas sentaban el celibato, el Dante describía los mundos de sufrimiento, los mundos primitivos y lo podía hacer, porque el Dante era uno de los 29 misioneros que también había sido uno de los 12 profetas menores, Daniel. 469.—Con estos datos que la historia no ha podido decir, porque aun los hombres no conocían que la vida y acción es únicamente del espíritu, pueden (los ya hombres) ir juzgando el final de esta contienda, que no acabará hasta que la guerra y sus causas, sea muerta.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 10
CAPITULO DECIMODESDE AMÉRICO VESPUCIO HASTA NAPOLEÓN470.—La ley no reconoce ni tiene imposibles; y sus agentes, las leyes de afinidad y justicia, son implacables y coloca a cada ser en su ambiente y lo traslada en su tiempo a donde tiene sus afines y esto lo realizó Vespucio, llevado por la ley. 471.—No es la tierra pisada por Colón la prometida a Moisés; pero sí son aquéllas con la América del Sur, las islas apartadas que Jehová mienta por Isaías, llamando a Jacob, para que vaya a llevarles la palabra de Hellí, que aun no habían oído de la ley del Sinaí, y recordarla que al expirar Moisés, mandó su sucesor que fuera a tomar la tierra prometida. Américo, es aquel ordenado y la tomó, cuando era su tiempo. 472.—¿Creéis que el pontífice, o lo que es lo mismo el Cristo, no lo hubiera impedido?. Bastéos saber que aun en pleno siglo de las luces, ha querido detener el progreso de la luz y acortó su paso con su arma, la calumnia, por la excomunión, pero no la detuvo y aun con esas excomuniones contra ley cantaba la ley, para que el detractor confesara al Anticristo; pues en cualquiera de los documentos pontificios de Pío IX, podéis ver que dijo que esos inventos eran del demonio y del Anticristo y no se engañaba; y “pues si toda esa mágica obra del progreso luminoso y mecánico y astronómico, es del Anticristo”, ¡viva el Anticristo! Han dicho los hombres, porque si los cristianos lo retratan de demonios, es seguro que es el ángel de la luz, aunque en Justicia sea el temido ángel del exterminio de los sapos y víboras del parasitismo religioso, porque es la única causa de la guerra y la rémora del progreso, por el cual son aplastados. 473.—Si llamas al molinero, con él viene la harina; y por lo tanto, Colón y Américo, Ponce de León, Magallanes, Cortés o Pizarro, misioneros del polo más, no tenían más remedio que llevar el polo menos; porque no hay vida ni luz sin los dos polos, ni haréis el nudo, sin juntar los dos extremos. El trabajo de la sabiduría está en hacer el nudo en ley científica. La luz se producirá, regulando la resistencia y anulando aquellas que no deben entrar en el circuito, para el buen equilibrio. Y aquí os queda compendiado todo el trabajo de los misioneros, obreros de la ley; y si hay luz, es porque han ido regulando la resistencia, millones de veces movida por los instintos de los del polo menos, cuyo resumen en lo fragoso del trabajo, es el cristianismo. 474.—Como la ley, repito, no descuida nada para que el polo menos no se opusiera al descubrimiento y toma de América, el Investigador, habíase metido en el Vaticano y no de fraile, sino de guerrero; y cuando vió por la elección ilegal, que había surgido Borgia, único capaz de estorbar no el descubrimiento, pero sí la toma de la tierra de promisión, lo entretuvo, poniéndole delante una infamia cometida por el representante de Cristo, que era el abandono y ocultación de su esposa y su hija Valencia, mujer engañada, puesto que casó con ella, siendo casado ya y viviendo esa mujer de la que tenía la famosa Lucrecia y dos hijos más, uno de los cuales, César, después de asesinar a su hermano el Duque de Valencia en los pasillos del Vaticano, aun logró colgar al Investigador del Padre encarnado en Juanucho, hijo del Conde San Severino; y César Borgia, como su asesinado hermano, eran cardenales, ministros de Cristo, cuyo representante era su padre Rodrigo Borgia, que conoceréis por Alejandro VI. 475.—El celo y caridad cristiana que pondrían los Borgias en la persecución del loco Juanucho, lo podéis comprender en que Borgia sabía que la Condesa Elvira, su engañada esposa, le había confiado a su custodia, el original del acta de su casamiento; cuyo folio faltaba en los registros de la parroquia, desde la misma noche de la celebración, en la que apareció muerto el pobre curilla autorizante,... para que no hablara. 476.—Juanucho, que después de un combate a espada con tres esbirros del pontífice nuevo, que iban a robar a la hermosa Valencia, para llevarla a su padre a que le calentara su frío corazón, como lo hacía sin escrúpulo, Lucrecia, después de este encuentro, digo, Juanucho ya era descubierto y la dama y la joven también, y hubieron de apelar a la fuga; y aunque fueron presos y heridos, sólo la Condesa murió en presencia del Papa, su esposo, de puñalada traidora, tras de la cual corrió el padre a consolarse en su hija Valencia, a la que amordazó y en ese estado estupró, llegando minutos más tarde Juanucho, que nadie se explicara cómo entró; pero sin perder tiempo, recogió aquella joven, viendo las huellas del estupro y en su caballo aun la salvó; pero para entonces, había Juanucho luchado y vencido a los Borgias en grandes batallas y era conocido por el Condestable. Amparóse, entonces, en Sinigaglia con aquella carga de desgracias, hasta que cayó engañado en la cuerda corrediza del verdugo César Borgia, el famoso Don Miguel (18). 477.—Anotemos, por fin, que, mientras Américo se prepara en España al cumplimiento del deber que la ley le había ordenado, el capitán Juanucho, ya Condestable y curado de la herida que la última bala pontificia disparada en la derrota que les llevó éste, cerca del castillo de los Orsini, fué a Venecia para salvar a la Condesa y Valencia hubo de luchar para defender a Savonarola; y todo esto no era más que entretener a los pontífices, para que no pudieran prestar la mayor atención al nuevo mundo descubierto, ni interceptar que Américo, era veneciano, tomara la tierra que le había ordenado Moisés, que era el mismo que defendía a mosquetazos, parapetados en el altar mayor de San Marcos, el honor de Venecia; también aquí, los metafísicos, deben recoger cabos para aclarar la madeja. 478.—La tierra de promisión ya está descubierta y entregada al mundo para refugio de los libres; el Investigador, colgado por los Borgias, su cuerpo es recogido y enterrado bajo un sauce, donde fué enterrado un libro titulado: “De Tribus Impostoribus” que fué descubierto y publicado más tarde; Los Borgias han desaparecido de la acción, en cuyo momento, el Cristo y su Iglesia entran en plena decadencia; el Espíritu del Anticristo Santiago, se presenta en el tribunal del Padre, a dar cuenta del estado de la tierra y hay acuerdo, de intentar la reforma del nombre apócrifo Jesucristo, neutralizando sus fuerzas bajo una nueva sociedad que se llamaría no congregación ni Iglesia, sino Compañía de Jesús. Al efecto, se elige a un capitán, al que se unirán en su día hombres sabios y entre ellos el Espíritu de Verdad, que tomaba, para el caso, cuerpo en Navarra y pasaría, (investido de poderes civiles y religiosos, porque de los dos necesitaba) a la India Oriental, para llevar el Decálogo y sacar aquellas gentes de la beatitud, que ya no correspondía a la nueva etapa y final del rol de la familia de la tierra. Todo fué cumplido, aunque después, esa compañía, cayera bajo el dogma de los pontífices y se sirviera de ella para sostenerse en su decadencia, mientras llegaba el cercano día de consumir los hechos; pero como el sostenedor estaría en el secreto de su sostenido, le serviría de freno a sus desmanes, porque llevaría a sus arcas la mayor parte del oro, producto de las prostituciones del Cristo; oro con el que ha hecho todos los destrozos del jardín de los misioneros y, la Compañía de Jesús, ha cumplido, siendo por esto, y a pesar de su parecer cristiano, el plan del Anticristo y por lo tanto el Anticristo, que es decreto de la ley del más, del polo positivo. Nadie negará que ya la fuerza no está en el Vaticano y el Papa blanco, sino en la Compañía de Jesús y su prepósito, o Papa negro. 479.—Y es que los hombres rodearán todo cuanto les venga en gana, pero al fin, todos cumplen los decretos del Creador y su ley, contra la cual quieren luchar y luchan por la ignorancia y la presión o pesantez del polo negativo, que en cualquier estado y condición, es sólo la religión. Es cierto que cualquiera no puede estar en el secreto de los decretos del Creador, hasta que los hechos sean consumados, por que todos esos decretos tienen su base en su única ley, que es Amor y el Amor es sacrificio, al que la materia se resiste. Por esto, la ley no entrega esos secretos, sino muy paulatinamente y después de operado su decreto y por los hechos, el hombre ha sufrido el sacrificio y entonces puede hacer una ley en la ciencia, para que, al hacer otra vez aquel mismo hecho, lo hará ya con conocimiento de causa, en conciencia de que va a sufrir, pero que la necesidad le obliga y arrastra el sufrimiento, pero en sabiduría; lo que luego le da satisfacción, porque se sobrepone al sacrificio. Aquí admirar el gran amor; el máximo amor de la ley al ocultar a los hombres los decretos que habrá que cumplir; pero en la tierra ni en otro mundo, no son misterios, porque la ley los descubrió con muchísimos siglos de anticipación a los hechos, al que ella misma, en justicia, nombró su ejecutor, que para aquí, fué Shet, que ya conocéis en Santiago el Anticristo. Y no dudéis que está en la acción final o epílogo del tiempo de luchas y lo anunció desde su venida en la forma que podía dejarlo entrever y que ha ejecutado lo más importante en la demostración del progreso y por lo tanto, de la vida real de las cosas, en la etapa que ocupa este capítulo, empezado con la aparición como hombre en la tierra por última vez, hasta ahora, del Director, Maestro, Espíritu de Verdad. 480.—Nacida la Compañía de Jesús y necesitando pulsar las fuerza que tenía el Cristo, para saber cuánto habría que forzarlo, hacer para que todo viniera justo al centímetro, gramo, segundo, para el momento del decreto máximo, en el cual, la tierra y su humanidad tendría que entrar en el perihelio de su día séptimo con la ley de Amor, el Maestro, el Espíritu de Verdad, el que únicamente está en el secreto de los designios del Creador, para las cosas del plano a su cargo, cuya sabiduría y luz es su sola luz y sabiduría... XAVIER... Sí, Xavier que en ley se hizo hombre en familia real, para tener, conforme al error de los hombres, puerta abierta en todas partes, llega a Roma, para que el mismo representante del Cristo, lo invista de poderes que no tenían los reyes, por lo que queda en todo este libro dicho; poderes religiosos, de los que, como hombre, necesitaba y se los dió; pero no se dejó dogmatizar; marchó a la India donde tenía el papel principal y único de llevar el Decálogo y marchó antes de que la Compañía de Jesús fuese dogmatizada; y él llevaba toda la autoridad que los hombres han dado a los pontífices, porque sabía, que como hombre, todo lo necesitaba y hubo de usar de su representación pontificia y de su abolengo real, para hacerse introducir hasta el Trono del Rey del Japón, sin cuyos requisitos, no habría podido. 481.—Dejemos de lado las historias místicas y milagrería, atribuídas por sus historiadores, pues nada puede hacer el hombre ni el espíritu que no está en la ley, y nada hay sobrenatural; pero no han podido ocultar, que Xavier perdiera el crucifijo (en tanta estima lo tenía); pero han dicho que fué “para que un cangrejo se lo sacara a la playa”; ¡Qué milagros estupendos ha hecho el Cristo!... Pero en fin, eso no es nada comparado con el celibato, que sin usar los hombres del único medio que la naturaleza tiene para la procreación, pretenderían que los hombres siguieran naciendo. 482.—El caso es que Xavier llevó el Decálogo, donde aun no había sido llevado y pulsó aquellas religiones y la cristiana y católica y sacó la cuenta de lo que había que empujar el Cristo, para que consumiera toda la maldad que quedaba de las religiones, ya que en sí había absorbido todos sus errores y primacía. Esto es justicia, porque con la ley divina no se juega a dar y quitar. 483.—Como entonces ya era hora de que los hombres supieran que la tierra caminaba, poco después de dejar la tierra Xavier, mandó al que convenía para tal difícil enseñanza y es Galileo que lleva la revolución al dogma, porque probaba que la tierra se movía; y después de años de prisión por los mismos sacerdotes, le obligan a retractarse. ¿Pero qué importaba si ya estaba dicho, escrito y comprobado? Pero como Jesús no calló al pontífice Judío, tampoco Galileo calló al pontífice cristiano; y firmando lo que le presentaron, con caracteres de convicción, daba con el talón en el suelo y dijo: “A pesar de firmar lo contrario, se mueve”. 484.—Por el mismo tiempo, asombraba el genio y atrevimiento de una monja en España; revolucionaria e indómita, hizo temblar los cimientos del catolicismo; y aunque de cuna noble en la que quiso (como Xavier) nacer, para tener puerta abierta en los tronos reales, aun fué encerrada en las mazmorras de la Inquisición, en las que no sucumbió, porque los enmascarados inquisidores (no por voluntad, sino por conveniencia, primero, y por miedo, después), al encontrarse con los títulos de nobleza y pase real de la monjita (por el hábito), no se atrevieron a ultimarla; pero le quitaron todos sus escritos que descubrían la maldad y error del cristianismo y contrario a todo ello, hicieron otros y se los presentaron, obligándola a firmarlos. Luego fué envenenada, de lo cual, aunque tardó algún tiempo porque sabía ella contener los efectos rápidos de la ponzoña, al fin, ésta la mataría. Esta es Teresa de Jesús, aquella Samaritana y aquella Iris que a Antulio le dieran en premio en Grecia. 485.—Teresa, que actuaba en el mismo tiempo de Galileo, al ver que sus escritos eran mistificados por la Censura Eclesiástica y que de nada le servía su título de noble para sus aspiraciones de decir la verdad, comprendió que debía tomar otro derrotero y gastar (si se le dieran) todo el oro del mundo, haciendo lo que la época permitía; aprovechando de esto que los trabajadores tuvieran ocupación y pudieran llevar pan a sus hijos; y porque así, todos los que ella tratase, sabría dirigirlos para librarlos de las hogueras y las mazmorras de la Inquisición, que entonces empezaban a levantar sus llamas en España, para vengarse el pontificado de los desprecios de los Españoles hasta aquel siglo, debiéndole todo eso España (más que a Fernando e Isabel) al degenerado, por ser célibe, fraile Cisneros. Y el caso es que Teresa, (ya que otra cosa no se podía hacer) levantó conventos y más conventos, gastando así grandes fortunas, para que no fueran a las arcas de San Pedro y lo convirtió en pan de los pobres. 486.—Ya sabía Teresa, que los conventos que levantaba eran sepulcros; y que cuanto veía, sólo eran prostíbulos, donde la lascivia de los célibes no tiene límites; pero mejor era que esos sepulcros cubrieran tanta podredumbre, para que infectaran menos al pueblo. Pero aun así, han apestado al mundo de prostíbulos, por el celibato y otros errores cristianísimos. Pero es que había que apurar al Cristo a que se diera prisa a hartarse de la maldad toda, hasta emborracharse, porque aun quedaba mucho que consumir hasta que produjera el más espantoso escepticismo; punto que el Anticristo anotaría para decirle al Dragón: “Has demostrado no tener vida más que en los bosques y entre las fieras; y ahora que tienes recogida en tí toda la maldad del mundo, irás a saciarte en el lago de azufre”. Y le echó la cadena al cuello. 487.—La cadena la trajo Mendizábal (a) Don Juan y Medio. Y tal fué el rugido de la bestia y los zarpazos del Dragón, que dejó heridos a todos los reyes, sus cofrades, que representan aquellos 10 cuernos de que habla el Apocalipsis, conque se había adornado la tiara. Hoy, que con furia de impotente, meneó la cabeza buscando al que lo encadenó, se le ha caído el último cuerno al mar y agitó las olas, con tal furia, que, como estaba dicho todo, se agitó y sin conocerse, los hombres se matan. Pero son los hijos todos del Cristo y no hay quien los quite de la lucha, hasta que entierren ellos mismos la bestia y el Dragón. Entonces, la ley agitará su zaranda y envolverá la sangre y los cuerpos del delito. 488.—Pero una vez que había sido encadenado por el español Mendizábal, eran sus bramidos tan fieros hacia aquel pedazo de tierra, que supo germinar tantos hombres indómitos, porque allí están los restos del Anticristo Santiago y su madre, sirviendo de abono a tan fuertes robles, sobre todo, desde el siglo 15, tiempo en que se cumplía la mitad del tiempo; es decir, la mitad del milenario, que aunque el Cristo reunió todas las esencias de su maldad en Torquemada, no fué más que un instrumento que le hizo consumir cuanto antes todas sus fuerzas, para caer en la postración de su decadencia pronunciada; pero aquellos actos de Torquemada, hacía salir de España todo lo más granado de la mies que se sazonaba y marchaba por su vertedero, a América, a preparar el jardín también en aquellas islas apartadas, donde a su tiempo llegaría el profeta de Hellí, para dar a conocer que fuera de él, no hay otro Dios. 489.—¿Relatar los hechos de la Inquisición ni enumerar todos los hechos del Cristo? No hay necesidad. Mucho han escrito y sólo sombra es de la verdad; pero los conoce el mundo y aquí se dice, lo más esencial de lo que no se ha dicho ni escrito, porque sólo de esta hora es; mas ya se dirá luego, mucho más, hasta la verdad suprema y absoluta; pero dejad que cese ese zumbido de los últimos cañonazos de esta conflagración, que es el final del reinado del Cristo, o del Dragón y de la bestia. 490.—De los bramidos de esa yunta, sólo ha habido guerras por todo el mundo; pero aquí, para este capítulo, sólo he de decir algo sobre Napoleón, en el significado de verdad que llevaba en su principio, que está muy lejos de ser lo que muchos han escrito y pensado de aquel capitán. 491.—El escepticismo, ya era peligroso en su grado máximo que había alcanzado en todo el mundo. El Papado, no aflojaba en sus fines de destrucción inquisitoriales y celibáticos, y en poco tiempo más, el mundo parecería una momia y era, precisamente, cuando se necesitaba el mayor grado de vigor, porque, lo que debía haber recibido la tierra desde el siglo 15, (el vapor, el gas y la electricidad), requería el máximo vigor y sangre fría; pero la rabia del Dragón y la sumisión de los hombres de gobierno, lo había impedido y ya no podía más esperar la etapa del progreso y se mandó a Napoleón a agitar el mundo para sacarlo de su agonía. 492.—Napoleón había sido uno de los discípulos fervientes y lúcidos de Jesús; eligió para su centro, la Francia, que aun tenía el rescoldo caliente de los hechos de la pastora Juana de Arco. De allí saldría a todas partes, agitando, sin apropiarse de nada. Pero también le pasó como al molinero, que quiera y no, se le pega la harina; a Napoleón se le pegó la familia y la familia se la pegó; sus hermanos, que podrían ser gobernadores gobernados, se creyeron reyes, sin saber que el empleo de rey es de los más difíciles de ejercer; y sobre fracasar ellos, hicieron también fracasar a Napoleón, por que éste mantendría los tratados que impuso al Vaticano; pero sus hermanos reyes, creyeron más en el pontífice que en su hermano, y esto le llevó al desastre de Waterloo, como primero lo había llevado a la derrota. España, en donde en verdad, no tenía más misión que imponer una Constitución, dándole por ella el poder al pueblo, aboliendo el absolutismo; pues España, no sólo tenía rescoldo, sino fuego; pero lo tenía demasiado extendido y en vez de una guerra, necesitaba una mano de ayuda; pero aunque Napoleón se la quisiera dar, la niña francesa no las llevaba todas de buena ley, porque España le había dado lecciones muchas; pero como Francia tenía más santos que España, (prueba inequívoca de su amistad con la religión que los hace) oyó la voz del pontífice y quiso adueñarse del suelo español y Napoleón se vió envuelto en esa derrota que tuvo por rey y general al agricultor alcalde de Móstoles; una ciudad de 30 casas y sin más castillos que el corazón de aquel puñado de hombres armados con palos y hoces de segar, dieron el grito en Madrid y acabó en San Marcial, quedando los cuerpos de 200,000 franceses, abonando las plantas del suelo de Santiago el Anticristo. 493.—¿Pero quién dirá que España haya tildado a Napoleón?. Tildó a su hermano, llamándolo las gracias madrileñas con el apodo de “Pepe Botella” y dándole las manolas y chisperos, una serenata que no se la imaginó, con los enseres de cocina; únicas armas que tenían para luchar contra aguerridos franceses armados; y es que, en las luchas todas de la vida y hasta entonces, las batallas habían de ser nobles de cuerpo a cuerpo y al hombre o mujer prácticos en las empresas de valor, las escobas les bastó. No es así hoy, que las batallas son de a traición, donde la nobleza y la hidalguía están de más; pero Napoleón cumplió (aun derrotado) la parte que para España traía, que era iniciar al pueblo en su gobierno propio, por la Constitución; y quizás que las Constituyentes que España reunió en Cádiz, sean ejemplares para todo el mundo. Pero esto ya no hace hoy al caso; también aquella Constitución, como todas las de todos los estados del mundo, han dado todo lo que tenían y se necesitaba una Constitución única, como hubiera querido Napoleón, haciendo, por entonces, el Imperio único, para llegar (sin esta catástrofe), al régimen único de “la comuna universal”, después de cien años de paz, porque igual, pero sin estas vergüenzas de esta conflagración, habría muerto el Dragón y la bestia, por una sangría dulce; y hoy, hay que llegar a la comuna por lucha de castigo, aun después de esta fanática lucha de cristianos aberrados y fanáticos que quieren morir en religión, según nacieron. Nota al pie 18: Esa historia horrenda, Maquiavelo la escribió cuajada de pormenores, de la que algo copiamos en el “Buscando a Dios

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 11
CAPITULO ONCEDESDE NAPOLEÓN HASTA Pío IX494.—Ya estamos en el siglo 19. Siglo de las luces, pero también siglo de más lutos por guerras, pestes y hambres, que son casi todas las plagas anunciadas en el Apocalipsis. Ya aquí, tenemos en cuenta la guerra de Napoleón, porque pertenecía al siglo 18 por sus fundamentos, como la presente pertenece al siglo 19, donde tiene la raíz de sus enconos. 495.—Queda desde Napoleón latente el principio de emancipación de los oprimidos y sale al descubierto la masonería, contraria al régimen absolutista y freno férreo del Papado: hubo de trabajar la masonería en las sombras, porque en su programa, como resabios humanos, entraba la conspiración, que no es de la Ley de Amor. Esta es luz y luz pide en las obras del hombre; y si la masonería entraña un principio de humanidad, hay en ella grados y rituales que son emanación de religiones, de las cuales procede, por despecho. Aunque han habido en la masonería hombres meritorios y de vocación, también han abundado en ella temerarios y de ideas sólo de destrucción por odio y esto es propio sólo de cristianos o de otras religiones. No es eso propio de verdaderos hombres libres, y éstos, sólo pueden ser los sin religión; pero así y todo, la masonería ha hecho más méritos que delitos y forma un escalón en la escala del progreso espiritual. 496.—El enemigo, vela sin dormir y en la masonería se entró el Conde José María Mastai, en Sinigaglia, quien hizo promesas y juramentos, y de ella salió, para ser el Pontífice Cristiano. Esto es lo más raro y terrible que puede pensarse en el estudio de los principios de las sociedades y da derecho a muchos pensamientos, de pensamientos fraguados en la logia y de promesas juradas por el Príncipe Mastai. ¿Pensaron en la logia, tener un Pontífice Masón, para que cambiara el régimen en todos sus dominios, ya que era emperador? ¿Mastai prometió a la masonería lo que no cumplió por malicia demostrada, en cuyo caso, fué traidor a su juramento? No tengo necesidad de decirlo. Lo que sí sabéis todos es que el Papado fué despojado en Pío IX, que es Mastai, del poder temporal del Pontífice Cristiano y todas las naciones le volvieron la espalda. Esto no puede pasarle más que a un traidor a sus juramentos y a un facineroso por sus actos. ¿Ha sido todo esto Pío IX? Es el resumen de todos los pontífices y así está dicho todo; y para garantiros de esta afirmación, leed sus encíclicas y por todo el Syllabus, en el que condena y excomulga toda obra de hombre que se oponga a los absurdos de la Iglesia Católica; y llega a tanto, que examinadas sus cláusulas, con sólo pensar en algo, en cualquier cosa insignificante, por ejemplo en comprar un periódico liberal, aunque no lo leáis, estáis excomulgados; y no creáis que hay exageración; está puntualizada esa acción de cooperar al sostenimiento de un periódico, comprándolo; pero esta petulancia, es la sombra de lo que hará al fin. Y vamos a ver la paz que siembra en la tierra. 497.—Poco tiempo después de sentarse en el trono pontificio que tantos millones de crímenes oculta, España se ve envuelta en la guerra Carlista y entre batallas y conspiraciones, llegó el año en el que Pío IX desencarnó y sólo entonces se acabaron los ejércitos de la bandera de Dios y Patria y Rey, tres principios causas originales de todas las guerras que el mundo vió; y si no se acabaron hasta la muerte de Pío IX, ¿no sería porque él las fomentaba y sostenía? 498.—En esos años, y por consecuencia de la continuada matanza de hombres, de hermanos contra hermanos, hubo cólera y otras pestes y el hambre más horrible que España conoció desde que existe en el mundo: ¿Cuántos hombres cayeron? Pues en justicia divina debe a la ley todas esas vidas. 499.—Italia fué lo mismo agitada, pero ésta salió ganando, porque se quitó la afrenta el pueblo de tener por rey un padre sin hijos y verdugo de toda la humanidad. 500.—Francia, ya que había resentimientos con Prusia, de tal modo los avivó dándole la mano el pontífice a Alemania, (sin importarle que fuera protestante, porque al fin de cuentas cristianos son), la llevó al desastre y los parisienses, hubieron de comer hasta carne de sus semejantes muertos y la culpa era del Vaticano; Bismarck estaba en vías de arreglo; pero se impuso Pío IX y hubo Alemania de llevar la muerte y el terror a Francia. Si no las han quemado, estarán, de seguro, las notas pontificias, en el archivo del canciller y podrían darlas a luz; pero ya no tiene tiempo Alemania de enmendar aquel yerro que trajo el que ahora ha cometido, mucho mayor que aquél, del cual, quedará de la Alemania actual, su historia. 501.—Por no descubrir secretos de nación por nación de las instigaciones de este Pío impío, sólo hay que decir, que no hay nación (ni Andorra) que durante ese pontificado no haya estado en guerra dentro de sí misma o con sus vecinos. Y aunque todos o la mayoría de los pontífices, llevaron la guerra a esta o a la otra nación, Pío IX la llevó a todas y ninguna tuvo un segundo de paz; y lo peor es, que queda el resabio, el odio y el deseo de venganza y todos se aprestaron para la debacle, llegando a la que presenciamos, donde a las claras dice Inglaterra y dice Alemania, que “la victoria o la derrota es la vida o la muerte de ellas”. De esto podemos colegir cual será el final, por la voluntad de los contendientes; pero cuando llegue a ese capítulo, yo diré lo que esas naciones beligerantes no pueden decir, porque no lo saben. 502.—Pero hay cosas más profundas que estudiar o anotar aquí, de este hombre extra-fiera, que nos han de poner el cabo del ovillo en la mano, para desliarlo sin enredarse y son tres puntos. El primero, es el anuncio del nacimiento del Anticristo, el segundo, el dogma de la Inmaculada y el tercero, la Infalibilidad del Papa. 503.—En cuanto al primero, sería una desgracia para la humanidad que en él no hubiera sido infalible; pero por fortuna, las señales son inequívocas y debió decir verdad; pero es seguro que mintió en su retrato y señales, porque no han estado 7 años las mujeres sin parir: y por cierto, que para muchos, mejor les era no haber nacido. Pero sigamos con el retrato del Anticristo, que, según ellos, los Papas y sus teólogos, ese hombre, (hombre lo llaman) tendría cuernos, cola grande, boca con descomunales dientes, ojos de fuego, haría muchos milagros, engañaría a las mujeres, se haría llamar Dios y se haría adorar. “Todo esto no creo que lo han acertado”, porque hoy que la fotografía y los gacetilleros no dejan nada escondido, (ni aun planes de batalla del Dios de los ultimátums), ¿cuánto menos habría dejado oculto semejante maravilla monstruosa? ¡Cuánto hace el miedo y la conciencia sucia! ¿Porqué no pensaron que el Anticristo fué el Apóstol Santiago, que lo juró en el calvario sobre la piedra salpicada de la sangre de su hermano Jesús, porque Jaime sabía, que Jacob, pronunció la palabra ¡Cristo! para prevenir a sus hijos del peligro? Pero, ¿cómo iba a ser un santo que ellos habían hecho, comprobados hasta la evidencia, los milagros que tienen que hacer para ser santos? Y además, tenía que ser más feo que el demonio. ¿Cómo había de ser Santiago, tan guapote como se mostró a los Españoles, para que le siguieran y tan gallardo y arrogante, a la vez, a los moros, para que huyeran? Este milagro (19) sí que es verdad que lo ha hecho Santiago y lo puede hacer todo espíritu que está en la ley y la potencia debida, porque le asisten todas las leyes y hasta la ciencia lo sienta y sobre todo, hasta la fotografía da fe, y por añadidura, Pío IX lo anunció en su nacimiento, como hombre al Anticristo. Por todas estas pruebas, de seguro que está en la tierra, porque, cuanto pasa es sobrehumano y ha de ser facultad obrarlo, por que ya lo tiene demostrado sobre el caballo blanco; y hay que temer (si no estamos preparados) no lo vean o lo veamos todos, otra vez sobre el caballo y con el manto y el muslo rotulado con el “Rey de Reyes y Señor de Señores”, porque, al poco rato, tirará el incensario... y... cataplún... un pedazo más que regular de la tierra que se volará, y dos hombres de cada tres, dormirán la siesta. Perdonar el tono festivo de este párrafo, el más terrible de lo que tenemos en puerta, pero esa ironía me la ha provocado la petulancia de Pío, y la estratagema del Cristo o sus servidores, porque ellos son Dios, como lo ha dicho Pío, en su infalibilidad. 504.—¡La concepción inmaculada de María! Cometido el escándalo del celibato, ya no es de extrañar otro, poco más o menos irracional; sólo que es a destiempo; que si la razón y la ciencia no afirmaran la imposibilidad, aunque Dios sea Todopoderoso, aquí sería irracional. Pero, además, ese destiempo, repito, confirmaría la mentira. Era lógico, que al cometer la iniquidad del artículo de fe de la “Encarnación del hijo de Dios, en las entrañas de María, por obra y gracia del Espíritu Santo”, lo primero que deberían saber o reconocer era, la prerrogativa de la madre, que en justicia, tenía que ser proclamada antes que el hijo, porque, en toda ley racional, la madre es mayor y primero que el hijo, aunque éste llegue a ser rey y la madre sea una lavandera; y toda ley que no reconozca ese principio, es irracional, es... cristiana... 505.—¿Y la infalibilidad del Papa? Sólo diré que es el reto lanzado a todo el mundo; pero también a la ley divina, que no comulga con Cristo ni sus pontífices; son blasfemias teológicas y es seguro que no asustó ese desplante al Anticristo. Lo que sí lo puso en cuidado, es la última cláusula del testamento de Pío IX, pues dice a sus sucesores: “Conservad la Iglesia aunque sea a costa de la sangre de toda la humanidad”. Pobre...¡animal! Ya véis, él mismo ha hecho su biografía verdad; la que no hará su mayor enemigo: por algo era un renegado. Tengamos presente su testamento. Nota al pie 19: Ese número, todo él, es un tanto irónico, porque el miedo de Pío IX a ello invita; teniendo eso en cuenta, donde decimos milagro, léase Fenómeno o efecto..

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 12
CAPITULO DOCEDESDE PÍO IX A LA GUERRA DE LOS BALCANES506.—Después de la muerte de Pío IX, quedaba un rescoldo muy fuerte en todos los estados del mundo, por la continuada guerra, de armas y principios, pues éstos todos se veían condenados por el Syllabus; y allí donde había un católico, estaba la guerra; pues tenía mandado bajo excomunión mayor, no transigir con ningún hombre liberal, o simplemente liberalizado. 507.—Los países cristianos de todos los matices, con ser la misma familia de los católicos, estaban condenados por el infalible Pío y de nada les servía su cristianísimo salvador por gracia, pues sólo eran salvos, en el seno de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 508.—La Grecia, con su cristianismo primitivo y con su recuerdo de señora del mundo civilizado y de la derrota que le infligió Roma, no se avino al Cristianismo Romano y menos a su catolicismo; y por que experimentó algo del tribunal del Santo oficio que quemó sus archivos y bibliotecas. Rusia, el Imperio grande, cristiano de diferente modo que Roma, no respetaría aquél; y sobre todo que sus Zares eran tan de derecho divino como el Pontífice Romano, copia exacta del Pontífice Judío, que sentenció a Jesús y preparó con ello, la desecha de aquel pueblo por los Pontífices Romanos, y las Rusias no se sometieron a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, temiendo algún otro mal aun mayor, que el de las matanzas continuas aconsejadas, dirigidas y reavivadas en cada momento, por las intrigas de los cristianos católicos, en los principios de su reinado. 509.—Todos estos resabios, que ya dormitaban por el olvido, resucitaron en el pontificado de Pío IX y se veía en constante peligro, todo lo que no fuese Católico Romano y aun premiaba el pontífice al que mataba, privaba de sus bienes, o esclavizaba y vilipendiaba a un hereje, como se puede ver en las bulas de la Santa Cruzada, de Composición y otras. 510.—Pero como el mejor medio de fomentar las cosas, es prohibirlas contra la voluntad del hombre, tan pronto se publicó el Syllabus, todo el mundo fué liberal; quiso saber el porqué y el pensamiento rompió las cadenas del dogma, apareciendo miles y miles de filósofos de todos los colores. Y aunque los más estaban bajo el prejuicio del Cristo, ha habido algunos, que renegando de ese fantasma de muerte, han llegado hasta el borde de la verdad. Esto ha sido el gran sinapismo de la ley del más, que revolucionó las conciencias adormecidas y los hombres pudieron soldar los hilos de su resistencia Alma, rotos en las luchas fratricidas por las proezas de Cristo, realizadas por sus cabezas visibles. Así, día a día, la humanidad fué agrandando al universo y el hombre se ve grande, reconoce el título de hermano. No aguanta ya la estrechez de las fronteras y las va a romper para no ser extranjero en ninguna parte, pues sabe el hombre, que en todas partes y en todas formas, es salvo y que llegará a su padre por la ley de libertad, como sentó el Anticristo Santiago. 511.—Sí Jesús había dicho “Amáos los unos a los otros como nos ama a todos el Padre”. ¿En qué razón cabe que Jesús fuera Cristo, cuyos representante, los pontífices romanos y no romanos, condenan a la muerte corporal y a la muerte eterna, al alma de los que no son cristianos? Las otras religiones son erradas, pero no tienen ese absurdo; a lo más, consienten en la metempsícosis, (la reencarnación de animales) que si también es un absurdo porque en la ley nada retrocede, al menos no condenan a la muerte, aunque condenen al sufrimiento. 512.—Producido el Syllabus, por el que los hombres vieron que de todos modos eran condenados, prefirieron condenarse pensando y pensaron en todo; hasta en el incomprensible ser del creador que Cristo les ocultó y lo encontraron, no como Dios de iras, vengativo y antropófago, sino padre de Amor, y progresó el hombre desde el feliz día que se publicó el Syllabus, hasta el presente, medio siglo incompleto, más que en 45 millones de siglos que existe sobre la tierra; pero ya he dicho que era el sinapismo que la ley del más aplicaba a la humanidad y se sirvió del hombre más petulante que quiso pasar por infalible. 513.—Mas había grandes depósitos de odios y se avecinaban terribles represalias entre cristianos, protestantes, evangelistas, ortodoxos, coptos, armenios y griegos, que sería poco más o menos que hoy; pero con muchísima mayor crueldad, porque las heridas estaban muy recientes; las heridas manaban aun sangre; la ley necesitaba la cooperación de todos para el desarrollo del progreso material y la ley tiene siempre los medios en su potencia y los puso; y aunque siempre se temía la conflagración, no llegaría hasta que la ley se cumpliría en los 36 siglos que se marcan en el testamento de Abraham, desde cuyo momento, “los hombres serán de luz, porque verán la luz de su Padre, que les darán mis Espíritus”. Y ya véis, que los espíritus hablaron, se mostraron, escribieron y conducen a los hombres al progreso y a la guerra, para matar la guerra. Los espíritus, en contra del Syllabus, han dado a los hombres luz en su pensamiento y hasta la luz eléctrica, que es la luz del Creador y esposa inseparable del espíritu. 514.—Ahora sí; ya está cumplida la ley; ya los hombres, en su mayoría, son hombres porque razonan, porque saben que el hombre es tres, cuerpo, alma y espíritu, y que el espíritu es el primero, el polo más; el cuerpo, el polo menos, y el alma, la resistencia, que debe equilibrar los dos polos; y tener seguro que no hay nadie en la guerra por propia voluntad que sea hombre trino, o sea con conocimiento de sus tres entidades. 515.—Para que la ley se cumpliera en todos sus ápices y en el día marcado; cuando todo parecía perdido, según se ve en el Syllabus, el remedio que puso la ley fué poner el escepticismo entre el pontífice y los 10 cuernos, pueblos, naciones o reyes, que adornaban la cabeza del Dragón Cristo, en la tiara del pontífice que se hizo Dios infalible y perdió todo su poder material y espiritual; pero ante el gran montón de rescoldo que dejaba en los pechos de sus condenados, la ley hace que suba el pontífice León XIII o Joaquín Pecci, guiado y protegido por el Pastor Joaquín y el Anticristo Santiago; pero ese, es uno de la familia misionera, que retendrá el estallido hasta la hora justa en que se celebrará a la humanidad el juicio de ley; y hacer presentir que la ley vigila y hace cumplir todos los decretos del Creador, al pie de la letra. 516.—León XIII, pues, con su buena voluntad y filosofía, retuvo y contuvo la conflagración y aun, distrajo los pensamientos de las potencias Europeas, para vengarse las unas de las otras y los encaminó a que llevaran sus miras a las partes de la tierra que estaban en la atonía y les llevaran los progresos de la mecánica y de la electricidad; a la par que llegaría un príncipe, que pondría la Paz Armada; lo que si consumiría el esfuerzo humano, también era una de las siete postreras plagas; y para humanizar la guerra que en su día sería el cumplimiento de la profecía, se instituyó al tribunal de La Haya, y se facilitó el acercamiento de los gobiernos Europeos a Turquía, dando tiempo al tiempo, para el gran hecho pronosticado en el Armagedón. 517.—Desde el nacimiento del Mahometismo, que surgió en ley de justicia para ser valla infranqueable al Cristo, que no debía llegar y no ha llegado ni apenas en el nombre, a la India y China, cuna de la Raza Adámica y depósito del Sánscrito, fué de todos los pontífices y cristianos hostigado, por cuantos medios pudieron; y en los tiempos de Pío IX, se encendió más y más el odio entre cristianos, mahometanos y de otras creencias, que en la península de los Balcanes, vivían bajo el protectorado de Turquía, bien llamada “Sublime Puerta”, porque el Cristo, nunca la pudo abrir para pasar su carro con la bestia. En esos momentos de la muerte de Pío IX, amenazaba la gran conflagración Balcánica. León XIII, trabajó e influyó lo suficiente y aun hubo tratados y arreglos diplomáticos y comerciales, e hizo un tiempo de media paz, en el cual, el Sultán iba concediendo autonomías a las provincias Balcánicas; pero pujaban el Cristo, por su último cuerno Austria, y mantenía aquellos estados ya semi-independientes, con el arma al brazo, pero aun le dió unas dentelladas apropiándose Austria, de Bosnia y Herzegovina; pero era que le acosaba el último momento de la ley, en los 36 siglos marcados desde la ley escrita y el progreso había alcanzado, en lo material, cuanto puede ascender con hombres dúos (de cuerpo y alma) y ahora, ya tiene que entrar el espíritu en acción, para la perfección del progreso y para que éste sirva para lo que se ha traído; para el bienestar común, bajo la Ley de Amor, ley del Espíritu y polo más o positivo. 518.—No he de olvidar, que España perdió en ese tiempo sus últimas colonias; pero las perdió materialmente y no en lo moral, porque siempre, en sus sentimientos serán españoles; pero prueba que era obra del Cristo, por en cuanto ningún país cristiano ni católico(20) la apoyó en nada, y nada perdió; ella había cumplido todo su deber de llevar en su reflujo, lo que del flujo de la ola de las civilizaciones recibió; demostrando al mundo, que allí donde los hombres dijeron “Finis Terrae”, no era el fin y sí el principio de la verdadera libertad; y porque España no tenía que envolverse en la conflagración cristiana actual, la ley la obliga a concentrarse en sí misma y resistir con espíritu invencible, los coletazos de la agonía del Cristo, con la potencia que recibiera de Santiago el Anticristo; y ya véis, que el Dios de los ultimátums, el emperador que en pleno siglo veinte, para el (pero no para la ley del espíritu, en luz que ya cuenta hoy, el año tres del siglo primero, de la era de la verdad), ese emperador, repito, que se ha proclamado de Derecho Divino, no le ha mandado un ultimátum a España. 519.—Si en las mismas horas que se cumplía la ley, se rompió el equilibrio en los Balcanes; se habían cumplido los 36 siglos; todo estaba consumado y ya lo veréis confirmado luego. Nota al pie 20: Aquí se va a confirmar el odio del Cristo, a la España misionera. “Ningún país Cristiano ni Católico la apoyó en nada”, hemos dicho. ¿Cómo la habían de apoyar, si precisamente perdía las Antillas y Filipinas, España, por acuerdo de los países Cristiano-Católicos? Recordaremos para el caso y como acusación a los firmantes de ese acuerdo, Rusia, Prusia, Austria y Francia, el famoso tratado llamado de “La Santa Alianza” que a los pies del Papa, el año 1815, juraron “Mantener la guerra latente en España y Portugal hasta que los españoles reconocieran a su rey de derecho divino”. Porque “¿qué sería del mundo si España volviera a su grandeza?”... había dicho el padrecito Zar. Francia se encargó de mantener esa “lactancia” (cobrando su puesto a las naciones signatarias) y España, además de las guerras coloniales y de Africa, soportó las dos guerras civiles carlistas de los Borbones, franceses antes de españoles. ¡Cómo la habían, pues, de ayudar los que firmaron su destrucción, Católicos y Cristianos! España había cometido el pecado de desmentir al Cristo, en su raquítico dogma de un universo pigmeo; y, Cristo y la religión, jamás perdonan.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 13
CAPITULO TRECELOS BALCANES, ERAN LA RESISTENCIA DE LOS DOS EXTREMOS. 520.—Por todo lo dicho hasta aquí, ya se puede comprender lo que son los dos extremos, no de la ley, sino de los que faltan a la ley por diferentes errores y que se diferencian de los dos polos, porque los dos extremos, solo son efecto de la causa error y los dos polos son de la ley, con los cuales ha de manifestarse la vida. 521.—Los dos polos, los constituye, en realidad, la causa de la vida demostrada, que es, en buena inteligencia, el espíritu. Los cuerpos son materia; montones de imperfecciones que la constante oleada del espíritu va entresacando del gran océano del éter, con cuyas imperfecciones, se forman montones que son los mundos; y de cuya putrefacción, diremos, se forman gases que se liquidan y se cristalizan y son esencias que el espíritu, en sabiduría, tiene que aprovechar como polo menos o negativo, del que formará los cuerpos y las cosas que han de demostrar la vida tangible nacida de lo intangible; y como hay una tan gran diferencia de grado y potencia entre esos dos polos, que metafísicamente son una sola y misma cosa, pero repito, que en tan grandísima diferencia de grado y potencia, no es posible unirlos sin un intermediario que neutralice el encuentro del polo positivo y del negativo; y como el espíritu sabe la ley y no puede dejar de cumplirla, en su potencia y con su sabiduría, extrae la esencia de la esencia (de los gases diremos) de la putrefacción de ese montón de impurezas, que se reunió para formar un mundo y esa esencia, la amasa con otra parte del fúndente éter, ya está en condiciones de servir de vestido a su mismo autor el espíritu y de ella se viste, encerrándose allí con toda su sabiduría y potencialidad; con cuyo traje (que es el alma, resistencia neutralizadora), ya puede llegarse al montón y hacerse un cuerpo que le sirva de instrumento para hacer las obras de belleza, que admiramos hoy en nuestro mundo, en cosas y hombres. 522.—Los dos extremos son, el bien y el mal que los hombres hacen en su ignorancia; son ese montón de desperdicios y escorias, que el eterno movimiento va sacando a las playas a los que igualmente baña el gran océano del éter y les da calor, reavivándolos; de cuyo calor, fermentan y reviven produciendo esos gases, que ya son otra vez vida activa y son el extremo más que cada vez aumenta en movimiento, en tanto que el montón que los produce es pesado y hay en él, la confusión y la guerra de todo lo heterogéneo que lo compone; de todas esas escorias cargadas de gérmenes de putrefacción y por su peso, no podría elevarse; y por su falta de vida o poca vida, forma (por decirlo así) la traba de la vida demostrada; esto es metafísicamente los dos extremos. 523.—Como los gases que produjo al principio son por ley más vitales y por tanto más etéreos, se elevan hasta donde encuentran el límite de su grado en el éter puro; entonces esos gases se liquidan y cae como lluvia, al montón que los produjo; y como ya, esa agua está cargada de elementos más vitales, reaviva los menos vivificados que están en el montón. Así seguirá la operación, hasta que todo aquel arsenal se convierta en vida útil y ha sido por el trabajo, por la inteligencia y potencia del espíritu, que trae y lleva continuamente los elementos necesarios a convertir en belleza aquel montón informe de impurezas que sacó del gran lago del etéreo océano y esto es un mundo; sus gérmenes putrefactos, los cuerpos; los gases producidos de la putrefacción, las almas; el que trae y lleva elementos vitales y por tanto obra la metamórfosis, el espíritu. He aquí la verdad del hombre, renovando continuamente la vida. 524.—Como en ese montón hay materias tan heterogéneas, unas que al primer calor vitalizador se mueven, es natural que por su más pronto nacimiento debido a su mayor sensibilidad, (lo que no es óbice para que en la pureza del éter fuera una escoria de su género), es natural, repito, que estos primeros productos que en el contacto del montón entraron en gestación, se hayan cargado de lo más esencial de todos, que en mayor o menor grado sintieron (porque se los dieron todos unos a otros) el calor, que es vida; por lo que, llevarán en sí, gérmenes representativos de todos los elementos allí amontonados y por tanto llevaban su valor que es mayor, a los otros y es el extremo más, por ser el primero, quedando hasta el fin, el elemento más reacio al calor, que es el extremo menos. 525.—Pero como por ley, el más no puede ascender fuera del radio que su pureza le permite, aun que en cada evolución ensancha su atmósfera por que se purifica cada vez por el continuo entrar y salir, del éter al montón y del montón al éter, este primer extremo, lucha continuamente, para sacar de su atonía lo que queda en el montón, que cada vez es menos; y cuando ya no hay nada asimilable (porque es mayor el calor que necesita) otra vez la ola lo arrastra y lo lleva a otro montón; y por la estela que deja la ola, seguirán yendo las más finas escorias o impurezas, que el refinamiento o pulimento de aquel conjunto que quedó vivo, de aquel montón: lo que quiere decir, que aun que sea escoria, hay más y menos pureza y por lo tanto, hay siempre dos extremos. 526.—Estos puntos los comprenden los metafísicos para los cuales se han sentado y es realmente, la verdad de la creación de los mundos y de los hombres, de cuyos gases, el espíritu forma los cuerpos. ¿Pero qué tiene que ver esto con el epígrafe de este capítulo, de que “Los Balcanes eran la Resistencia de los dos extremos”? Vamos a compararlo; pero téngase presente que este libro, no es más que el cabo que se le entrega a los hombres, para que puedan seguir el hilo o lo que es lo mismo, la candela o fósforo para encender la luz que cada uno sea capaz de resistir en su vista, para luego recibir la luz plena de la suprema verdad y absoluta, porque ya es la hora llegada, de que la ola saque de la tierra las escorias no asimilables, porque a esto obedece la conflagración terrible que presenciamos; por lo que, no puede acabar hasta que esas escorias hayan sido sacadas en ley de justicia. 527.—Así como en el montón que hemos comparado, hemos visto que los elementos vitales, antes formaron movimiento y por tanto vida demostrada originada en la vida natural, por la unión química en la descomposición de todos los elementos amontonados, igual realmente ha sucedido en la tierra como en todo otro mundo, porque la ley solo es una, como la vida es solo una, más o menos pura o perfecta con relación a la vida o valor del montón. 528.—Ya, la ciencia, tan pronto pudo recoger de la experiencia, el conocimiento del magnetismo terrestre, señaló como polo más de la tierra, el Norte. ¿Y por qué no fué el polo Sur? ¿Y por qué no marca la aguja más que el Polo Norte? Demos un paso más, muy atrevido sí, pero hay que darlo. ¿Por qué pesa más el polo Sur; que el Polo Norte? Ya está explicado en los números anteriores. Marca la aguja el polo más en el Norte, porque está más purificado; porque los gases emanados del montón, son más etéreos: y pesa más el polo Sur, porque por ley de gravedad, lo más pesado del montón cae al más profundo y es lo último en gasificarse y aunque se purifique, sigue el polo más enriqueciéndose de los gases del fondo porque por gravitación ascienden y siempre será el más el Norte: la cabeza de nuestro mundo. 529.—¡Pobre Trinca! ¡Cuántas excomuniones caen sobre tí por romper tales misterios! Pero, ¿quién dijo miedo siendo de día y día pleno de luz, como es hoy? Es cierto, que todo esto es la muerte del cristo y sus antagonistas las otras religiones; pero no es menos cierto que con esta llamarada de luz y calor se vivifican las escorias que aun pueden vivificarse de los que todavía sirven de cama del cristo y de sus antagonistas las otras religiones, y ellos mismos se darán por muy satisfechos de vivir; y lo más grande es, que esos mismos súbditos son los que les dan el empujón decisivo que los saca del fondo del montón donde tienen su raíz, aunque ellos vivan en el norte, en el sur, en oriente y el occidente; pero que, por los puntos expuestos, son gases deletéreos que anestesian; y aunque vemos que viven en esos puntos, es porque todo árbol sale a la superficie; pero la raíz, la tiene abajo; en la tierra, donde están su germen. La escoria original. 530.—En el polo más o Norte; y en la parte oriental por la ley de la vida que sólo es luz y calor, era de la ley que floreciera antes el árbol hombre y que llevara sus esencias, siguiendo la ruta del calor a los grados más aproximados, llegando hasta donde su mayor pureza etérea le permitía. Así fué rodeando toda la copa del árbol hombre y llega hasta el occidente, para luego, por la acción del más puro ambiente, licuarse y caer otra vez hasta su fondo; hasta el polo Sur; y con su calor, hacer florecer las ramas intermedias y las bajeras, porque todo el árbol ha de dar frutos; y al final, son más apreciados los últimos, porque llegan cuando las ramas altas ya no tienen que dar al hombre, y hay que hacer florecer y dar nuevos frutos y mejores y esto será, según los gustos y progreso de los consumidores. Hoy, los gustos, son más refinados; y los hombres, por la experiencia vieron, qué enfermedades ocasionaron los gases deletéreos que retardó o adelantó las floraciones y la maduración de los costosos frutos y, empuñando el hacha de la ciencia con la que cortan las ramas que estorban, abren camino a los rayos solares, para igualar la maduración y belleza del fruto. Nada de este punto es paradojal. Es así, profunda metafísica que entregamos a la ciencia física, para que haga nuevas leyes y las hará. 531.—Mas observó el jardinero director lo que le costó llevar la floración del oriente al occidente, por la feracidad del ramaje del septentrión, que recibía calor del oriente, mas el sol correspondiente al medio día y el reflejo del occidente; y era su deber injertar el árbol, en cada rama, de la yema correspondiente a la cantidad de calor, al propio tiempo que de la variedad hacía la belleza y pondría un fruto intermediario que evitase el abordencamiento que podría hacer, que sólo diera hojarasca el árbol o frutos raquíticos y desiguales. Vamos a puntualizar todo esto para la buena inteligencia. 532.—Este árbol es, la familia universal de la tierra que ha florecido en el oriente, la India, por la que empezamos esta historia en la raza Adámica y sus principios, que son los frutos dados en el Sánscrito. Ha costado mucho trabajo y siglos, pasarlos por donde actuó Fulo, hasta que Peris llegó y unidos refluyeron hasta la raíz de Peris, India y China. Con la llegada de éstos, nació el Krisna, que volvería otra vez hasta los dominios que fueron de Fulo en la hoy Egipto; pero desde Fulo y Peris, hasta que a Egipto llegó el Sánscrito, ya Veda, había por medio más de 4 millones de siglos, en los cuales, por la acción del Krisna, habían progresado tanto, como vimos a la llegada del hijo de Jacob, el vendido José, para lo cual, ya había estado Abraham 80 años antes, por lo que conocían los egipcios, un indicio del Veda. 533.—Vimos llegar a Jacob con su familia, que ya era un pueblo, pues entre hijos y nietos eran 72 individuos y luego caen en la esclavitud, hasta que Moisés, haciendo un máximo esfuerzo lo libertó contra la fuerza de Faraón; pero lo pudo obrar, porque era el jardinero experimentado que vino a trazar el bello jardín que hoy es nuestro mundo, que cuando Adán era horrible bosque. 534.—Más allá de Egipto, bullían más dioses que hombres y más religiones que dioses, en lo que llamamos Península Balcánica; pero había que pasar hasta el occidente el principio y ya comprenderemos que había que dar un salto por encima de ese territorio donde bullían tantas ideas por su configuración geográfica y por tanto de etnicismos diferentes y era perder tiempo que se necesitaba aprovechar en donde había más hombres y menos etnicismos e ideas más concretas. 535.—La parte del Cáucaso era débil y Beatífica y allí sentó sus reales el Veda, que iría extendiendo su acción por su bondad y por el carácter de sus moradores; y aun que era cera blanda en la que se imprimía cualquier molde y figura, ella guardaría la semilla (por instinto de conservación) e iría por raza, fundiendo en sí misma la semiraza que bullía agitada en el país Balcánico: se aprovechó el progreso de la navegación con las “Trincaduras” para pasar a la hoy Europa, lo que era poner jalones a la marcha y ruta del progreso del Oriente al Occidente. 536.—Recordemos los hechos de Grecia y Roma, que aprovechando los jalones dejados, hasta lucharon sobre el agua en los mares; y llegado el hecho del Gólgota, donde ya la flor de los árboles empezaría a dar frutos, se sembraban en almácigos las semillas más delicadas, que debían dar sus frutos en el día de hoy. No olvidemos todo lo relatado desde Jesús hasta el presente y veremos que, los Balcanes eran la resistencia entre el más y el menos, que ahora podemos sintetizar en Krisna el más y el cristo el menos; que los dos, sin ser cosa en sí mismo, son el todo de las dos grandes religiones que llegan al fin de la liquidación; el uno en oriente y el otro en occidente; pero teniendo entre medio, un gran injerto que no ha dejado mezclarse al uno ni al otro por sí mismo, pero sirve de intermedio a los dos errores y en él se metamorfosean con tendencia a la verdad; al más; al gas más purificado salido del montón de imperfecciones: ese injerto es, el Mahometismo basado en lo más riguroso de la verdad del Sánscrito. 537.—Tenéis probado, cómo el Mahometismo, que impera en los Balcanes como en Turquía y el Africa, es la resistencia del Krisna y del Cristo; y por consecuencia de ser la resistencia interpuesta, el neutralizador de los dos extremos, ha sido agitadísimo por el extremo menos, cristo, llegando (en una de sus irrupciones) a poner la muestra de su terror, la cruz, en Constantinopla; pero que la quitó el intermediario y no le permitió el paso, ni el dominio; y aun los pueblos que dominaba el cristo, cuando ya se habían desengañado de él por sus zarpazos, apoyaron el mediador e impusieron la península Balcánica, como barrera política, bajo la protección de los desengañados; y tenéis probados así también, cómo eran los Balcanes, la resistencia de esos dos extremos, religiosa y políticamente.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 14
CAPITULO CATORCEROMPIERON LA RESISTENCIA Y SE ORIGINÓ LA CATÁSTROFE. 538.—Todos las leyes de la ciencia, toda la mecánica, la física y la química, hoy condensados en la ciencia eléctrica, nos provoca por todas sus leyes y por sus efectos que, nada hay que puede existir ni demostrar la vida con solo dos extremos, con solo dos polos y que todo se manifiesta vivo, con un intermediario, con un neutral que resista el más y el menos, al polo positivo y el polo negativo. Esta es una nueva ley del progreso que exponemos. Y bien que la examinemos en el ion, el electrón, la molécula, el átomo; en el mundo, en la dínamo y en el cuerpo humano, se probará que esa nuestra ley, es la corona de todas las leyes, de todas las ciencias. 539.—Y lo mismo que nos sucede en lo tangible, sucede en lo intangible (comprensible o incomprensible) por lo que, la vida de todo ser, y aun la existencia abstracta de las religiones que por no ser material ni cosa tangible, para perdurar, necesitan de una trinidad de su género, sin la cual no existirían, porque, su existencia es debida a tres errores capitales que son: el desconocimiento del espíritu, o lo que es lo mismo a la causa de la vida; el desconocimiento de qué y para qué es la vida; y al desconocimiento del fin de la vida, que en muchas filosofías, los hombres han ya comprendido que no puede existir el error, tan pronto como el hombre sabe de dónde viene, porqué está en la tierra y a dónde va. ¿Pero saberlo? Eso toca de hoy en adelante, porque ya no puede existir la causa de la ignorancia, que es de la Religión únicamente sea del matiz que sea; originaria u originada; del cristo o del Krisna, antagónicos, igual que la del profeta, intermediaria o resistencia de las dos, que en religión, son el más y el menos, con su neutral; como en sabiduría, tenemos Trabajo, Ciencia y Progreso; o Arte, Ciencia y Civilización. No podemos concretar más simplemente para la inteligencia. 540.—Quitar de cualquiera de las cosas que viven en movimiento, o reposo aparente, el neutral o resistencia y las veréis no poder unirse y repelerse; y si a fuerza las juntáis, veréis un terrible fogonazo; un corto circuito; y sacáis por consecuencia, la imposibilidad de la vida sin el neutral. 541.—Sentada esta ley general, (que no tiene excepciones para la demostración tangible de la vida), ya podemos comprender, que no es posible la vida del más y el menos (Cristo y Krisna) anulando el neutral (Mahometismo) que en otra irrupción del cristo, ha invadido los lares del profeta, religiosa y políticamente, porque aún, los hombres, sirven por su ignorancia a sus dioses, con la Patria. No han concebido patria sin religión, porque la religión exige patria en tanto que, la patria se anonada con la religión. 542.—Rota, pues, la resistencia; consentida la desmembración de los Balcanes, no se haría esperar el fogonazo del corto circuito y nadie pensaba en las consecuencias fatalísimas que importan nada menos que, el ser o el no ser de los contendientes, que ninguno puede ya volverse atrás, porque la cadena es sin fin y además irrompible, y no parará de funcionar, mientras el combustible no se acabe y éste, son las religiones. 543.—Y el más y el menos, tampoco pueden destruirse mientras quede algo de la resistencia; sólo cuando la resistencia sea arrasada o fundida por uno de los dos polos, podrá la corriente parar, pero quedaría inerte y eso no es de la ley de la vida, porque ésta es la eterna transformación; y ya véis que la resistencia, se prepara también hoy para recobrar su equilibrio, o para sucumbir y dejar de ser. Turquía, creen que daría la decisión a uno y otro bando; pero sin renovarse Turquía, ninguno la puede ya aprovechar, porque está demasiado gastada. Es material quemado de tantas irrupciones del polo menos cristo; y por lo tanto, en ley científica, no se puede utilizar con provecho, por lo que, en ley divina, la Turquía de los sultanes desaparece con los dos extremos. Y es porque, sólo han de quedar los dos polos y con la resistencia bien equilibradas hasta confundirse por su armonía, el polo negativo con el polo positivo, que se verán en luz, sabiduría y amor, en el neutral alma; ya veremos que esto sucederá en Turquía en su renovación. Es el resultado del trabajo del Investigador en 57 siglos, por el que ya, los hombres, (que son el positivo negativo y neutro) sabrán de dónde vienen, porqué están aquí, y a dónde van, porque se conocerán a sí mismos, en su esencia, procedencia y potencia, por la conciencia y la ciencia. 544.—¿A qué esforzarme en decir más en este capítulo, cuando véis que la ruptura Balcánica de hace pocos meses, ha originado hoy la gran conflagración Europea, cuyas llamas llegan ya al Oriente, donde política y religiosamente está el extremo más? La confirmación de mi estudio, son los hechos que nos afligen y que no sabemos cuándo acabarán, pero sí sabemos cómo acabarán: quitándose las causas de la guerra, por los hombres y por la ley Inflexible, que obliga a los hombres a quitarse los estorbos que ellos mismos se pusieron, porque es la hora de que los hombres sepan que “fuera de Hellí no hay otro Dios”. Que no hay más templo que el universo, ni más altar para adorarlo que el corazón del hermano; ni más sacerdote que la conciencia propia; ni más ley, religiosa-político-social, que el amor, que no puede tener más régimen de gobierno que la Comuna. Ese es el fin de la catástrofe que presenciamos, movida, sostenida y consumada en la ley de justicia, por el Investigador; por el Anticristo Santiago a quien los cristianos admiran e inciensan, mientras lo buscan para aniquilarlo. ¡Pobres ciegos! Pero él os dará luz si la queréis recibir y aun os bastaría leer su carta universal, (borrando la única vez que en ella se lee Cristo, y él no lo escribió) pero en aquel documento está la libertad, la justicia y el amor; y cuando lo escribió, ya era el anticristo, por su juramento de quitar la afrenta del cristo a su hermano Jesús. 545.—Mas no os corráis avergonzados los que os llamáis cristianos de cualquier matiz; ni los Budistas; ni los de Mahoma o de otras religiones; porque no siendo célibes, tenéis remedio en la ley, porque tenéis afines; pero los célibes, ¡tiemblen! Porque ese voto rompe el eslabón de la cadena armónica; pero el trabajo y la procreación lo sueldan y aun quedan unos cuantos minutos que hay de tregua, porque estamos en el momento de que ese temido grite al Creador que lo hizo su Investigador: “¡Caída, caída es Babilonia la grande!”. En aquel momento será cerrado el libro de la vida de la humanidad terrena y el que no esté inscrito en él, irá con el Dragón y la bestia al lago de azufre según la figura usada por el profeta; pero que no es más que los mundos descritos por el excomulgado Dante., que era uno de los 29 misioneros que con el Investigador vinieron y con él han roturado este bosque, y lo han trazado armónico jardín y embellecido por los progresos todos , en el que ahora se va a implantar el amor, porque, cuando pensábais por los embustes del cristo que sería “el fin del mundo”, era sólo el fin del cristo y el principio de vida del hombre libre; desde cuyo momento, el creador su padre, lo visitará en la luz... de su propia morada. Recién entonces, empezaréis a estudiar sabiduría.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 15
CAPITULO QUINCE¿QUIÉN PRENDIÓ LA MECHA DE LA CONFLAGRACION? 546.—Entremos ya en juicio. Unos dicen que el causante de la guerra, es Guillermo; otros, Francisco José; otros, el Rey Pedro; otros, el padrecito Zar, y cada uno le echa la culpa a una entidad conocida, según su querer y entender. No. Aunque todos los gobiernos (hasta los que están neutrales hoy, que luego no lo estarán todos y apenas quedaron neutrales tres) todos son responsables y lo pagan; pero, el culpable es sólo el cristo y cobra. 547.—Mas lo cierto es que, uno era el encargado de encender la mecha y la encendió, y ese es, Francisco José, que, aunque como hombre no sea católico ni cristiano (y se puede probar con la gran amistad que tiene, con el rabino Israelita residente en Viena, que quizás no sea casual que se llame Moisés), esa amistad casi fraternal de los dos viejos, buenos, trabajadores y venerables, demuestran claramente que, Francisco José, como hombre, no es católico ni cristiano. Que como Emperador, tenga que serlo, como ha dicho no ha mucho, el joven Alfonso XIII, respondiendo a su conciencia, o quizás para llamar la atención de quienes le pudieron tildar de católico, y él contestó: ¿Qué puedo ser si no católico?, como diciendo: el rey no puede ser más que lo que le marca la Constitución que le hacéis jurar; dadme otra, y seré lo que la Constitución sea, pero a pesar de eso, estuvo largo tiempo España, sin representante en el Vaticano; prueba firme, del gran catolicismo Español, pero que costó ese alejamiento, la vida de Canalejas, que, además, puso en vigencia la llamada “Ley Candado” contra las Congregaciones religiosas. 548.—Mas el rey de España es joven y vive entre el pueblo y se informa para la marcha de la política, hasta de Pablo Iglesias, apóstol del trabajador, sano y consciente español, y de los republicanos, enemigos de la monarquía, pero no del rey Alfonso, porque en alta voz, ha dicho: “Si el pueblo proclama la república, mi espada y mi persona es la primera a su servicio”. Y cuidado que Alfonso no habla en balde ni por cumplir y mentir, sino que obedece a sus sentimientos, porque ama la libertad y ama a su pueblo, porque ama a sus hijos, y sólo ese lazo es capaz de engendrar amor a la justicia y al trabajo (21). 549.—Francisco José no tiene herederos, ni le hacen falta para ser reyes y emperadores, porque no vino a afianzar imperios ni reinados: pero sí le habrían consolado en estos días tan terribles de su ancianidad, en que, forzado por la ley de justicia divina, tenía que prender la mecha de este gran incendio mundial, que por una causa trivial y vulgar (al parecer) se ha originado, cuando tantas otras causas muchísimo más graves, se han podido arreglar por la hipócrita diplomacia; pero es que ahora, marcaba su segundo exacto la esfera de las evoluciones, porque eran cumplidos los 36 siglos, marcados en el testamento de Abraham y el progreso material, marcaba también su límite máximo y nadie lo dudará, porque ya véis que pelean los hombres en lo firme, sobre el líquido y debajo de las aguas como peces y en los aires como aves y con máquinas de guerra monstruosas y hasta inteligentes, por la más fina mecánica y lo más alto de la química. 550.—¿Francisco José, tenía conciencia de lo que hacía?. Poco antes, había dicho después de la guerra Balcánica: “Lo que ha pasado en los Balcanes, es sólo la chispa del incendio que vendrá”. Su amistad casi de hermano, con el rabino Moisés, (hombre quizás el más sabio de los Israelitas y por lo tanto, versado profundamente en las escrituras y profecías de Isaías, donde todo está dicho para estos días), prueba es evidente, que Francisco José ha obrado en conciencia; y yo digo, que prendió la mecha en Justicia. 551.—La causa, al parecer, es nimia e injusta; mas nada sucede que no sea de justicia, ni la ley tiene cosas nimias. Nimio y pequeño y vulgar fué el asesinato de Maximiano por Constantino, y tuvo, por fin, ser emperador el pontífice Cristiano, que llevaría las Cruzadas para terror de los pueblos, dejando combustible que formarían este gran incendio, que es el reflujo de aquellos fuegos y del rescoldo de las hogueras de la Inquisición y de los autos de fe: nimio y muy nimio fué el hundimiento intencionado de los Norteamericanos del Maine; y dió por resultado, el desalojo de España de sus últimas colonias: nimio e insignificante fué el asesinato de Madero en México; y dió por resultado tantos destrozos; y nimio es el asesinato del heredero de Austria, que aparentemente es la causa de la conflagración. ¿Pero de dónde salió ese asesinato? ¿De dónde el de Sadi Carnot? ¿El de Canovas del Castillo? ¿El de Canalejas? ¿El de los Humberto? ¿Y los atentados de Alfonso? 552.—Mas es muy de notar, que ese asesinato de Serajevo, se produjese a los pocos días de firmar Servia un concordato con el Vaticano, siendo el Emperador de Austria-Hungría, el que tiene el derecho de poner su veto al cónclave del Sacro Colegio, que elige al Pontífice; y tampoco es despreciable la casualidad, de que, poco tiempo antes muriera el cardenal Rampolla y que pocos días más tarde del hecho de Serajevo, muere Pío X y 20 horas más tarde, muere también el Papa negro, o General de la Compañía de Jesús. Estas son demasiadas casualidades, como es más casualidad, que al poco tiempo de publicar España la muerte de Pío X, porque lo comunicaron de Roma, al poco tiempo cae Canalejas, en plena Puerta del Sol, tan legendaria, porque desde que existe Madrid en esa plaza ni un minuto del tiempo falta gente. ¿Y qué le importó eso al Cristo para el asesinato?... 553.—Mas sea lo que sea (juzgue la razón) al Cristo, le estorbaron siempre muchas cosas; y el fin que hemos probado que persiguió el Cristo, justifica los medios que empleó para llegar al fin; pero nada queda en la ley sin su pago; y si al Cristo le estorbó todo, a todos estorba él y por esto, los cristianos de todos matices, se matan, e invocan para su victoria, al mismo Dios. ¿Quién triunfará? Sólo de ley, la mecha, pues la encendió el que la ley había designado y era Francisco José; y ese incendio consumirá todo el combustible de las causas de la guerra, y no podrá consumirse lo que no sea de su combustible, aunque esté en medio del incendio. Nota al pie 21: Hasta la muerte de Canalejas, Alfonso dió esperanzas de que cumpliría la misión que traía. Después de ese hecho criminal cristiano-católico, únicamente Alfonso, por las causas que sean, ha prevaricado; pero tampoco ha reinado más.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 16
CAPITULO DIEZ Y SEISEL COMBUSTIBLE ES GRANDE Y TODO SE CONSUMIRÁ 554.—Tan grande es el depósito de combustible preparado para este incendio único en magnitud en 44,999,257 siglos que el hombre lleva sobre la tierra, que espanta su volumen, calidad y cantidad, sabiendo que todo se ha de consumir en esta colosal Hoguera, igual a la suma de todos los desaciertos de la humanidad, en todos esos millones de siglos. 555.—La mies sazonada, que es alimento del espíritu, ha sido recogida y llevada a los graneros del único acreedor en su mayor parte y sólo quedan las granzas, que se están trillando por unos y aventando por otros, porque ya se dijo que: “Ni un grano de trigo irá al fuego, ni una paja quedará sin quemar”, y es que la paja no vale más que para pienso de los animales, para el fuego o para el estercolero; lo mismo que todo grano es alimento necesario a los trabajadores de quienes es el grano. 556.—El grano es el progreso, que lo guarda el espíritu en el granero de su conciencia, en su alma, que es el archivo que desde su iniciación en la vida individual y numérica, lleva consigo inalienable al espíritu, sin poderlo echar de sí por pesado y opaco que sea; y es su sufrimiento, si sólo paja lleva, o poco grano y mucha paja; y en ley, la paja no vale y sólo al grano da entrada, el banquete del Creador. 557.—Siete toques se habían de dar para entrar a ese banquete, precedidos cada uno, de la apertura de un sello del libro de la sabiduría y 6 toques ya han pasado y el séptimo sello ya se abrió, hace ahora 30 meses. Para esto es esta única conflagración, en la que se ha de recoger hasta el último grano; se ha de apurar hasta el último miligramo de amarguras y ha de quitarse hasta la piedra más pequeña que estorbe al carro de la ley y ha de arrancarse toda planta infructífera y todo rosal inodoro, porque, al tocar el séptimo toque, el padre ha de pasar por este jardín y nada puede haber desarmónico. El jardinero lo sabe y cumple su deber, para lo que anunció estos hechos desde el principio de la investigación, hasta que llamó a juicio y firmó la sentencia, cuando se cumplieron los 36 siglos de la ley del Sinaí. 558.—Mas ha tiempo, el padre le dió sus últimos secretos y decretos en Abraham, en cuyo testamento y en una de sus cláusulas dice: “Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos; pero la creación sigue y no se acaba”. Y en otra: “Y mis hijos negros de hollín que demonios llamáis hombres fueron”. “Y mis hijos que por ángeles tenéis, fueron hombres y me traerán a mis hijos negros de hollín, que cuando me conocerán me serán fieles”. Y sigue: “Y mis hijos negros de hollín es porque son de carne y enseñan a los hijos de la carne, que son mis hijos, hacer el mal”. “Y esto lo han visto los Egipcios y de otras tierras y los han creído Dios y demonios. Y los demonios que fueron hombres, pelean con los hombres. Y los hombres no los ven. Y sus obras no las ven, porque les dan placer a la carne. Y como les dan placer a la carne, los toman por Dios, los hombres que son de carne y no ven a Adán que parece Angel”. Y sigue y repite: ”Mi Luz dí en Adán para mis hijos y cuando la conocerán me serán fieles. Y de Abraham, mi hijo, nacerá mi hijo que es la verdad y no la querrán. Y mi hijo tiene hermanos, que tienen luz y verdad de Hellí, y me traerán a mis hijos, que son sus hermanos”. 559.—Ya véis, que ángeles y demonios son hijos de Hellí y los llama con el mismo amor y no hace distinción tampoco cuando dice, que los hombres han de vivir en todos los mundos del infinito: pero como su ley es armonía, en su amor, selecciona los de cada grado y ordena al que El designa, para que a cada uno lo ponga en el lugar de sus afecciones, para lo cual da un plazo, desde que lo avisa hasta que se ha de cumplir su designio, que en el mismo testamento concierto lo señaló con precisión, en 36 siglos de cien años, todo lo cual, se ha cumplido. 560.—Pero observemos, que señala como única causa del mal, la carne: ese montón de escorias que yo os presenté, que todo él es gérmenes de putrefacción; pero ha sido muy mal entendido por las religiones, que han hecho de la carne un enemigo irreconciliable del hombre y la han condenado, no condenándola el Creador, aunque la señala como única causa del mal de los hombres. Esto me obliga a argumentar un momento aquí, sólo para dar margen a que se comprenda el combustible que ahora se consumirá; porque, como estudio de sabiduría en la verdad suprema y absoluta, ya está hecho y se le dará al hombre después del último cañonazo de esta conflagración, que tiene que consumir y quitar todo lo que estorba (22). 561.—Decir que “los enemigos del alma son el mundo, el demonio y la carne”, que son una sola y misma cosa; y que por la ley más insondable, en la carne sólo ha de obrar el hombre, que es “Angel o Demonio”, según que haga servir el espíritu a la carne, o la carne al espíritu, y ha de ser sobre el mundo; sobre ese informe montón de escorias putrefactas, que es precisamente de donde sale la carne y el alma, que no pueden salirse de la ley y la cumplen, amasando y reamasando aquel montón, para darle al espíritu materiales adecuados a cada una de las infinitas formas que ha de modular y modelar, para demostrar la vida, único que tiene ese mandato y esa potencia y por lo tanto, él es el único responsable ante su padre, es la blasfemia teológica más soberbia y denuncia, o la más crasa ignorancia o la perversidad más refinada del Cristo, Dios de los teólogos, sus esclavos. 562.—No. El alma no es diferente del mundo ni del demonio, si tal criatura individual y numérica existiera; porque si hay negros de hollín u opacos y muy pesados, son hombres, lo han sido y lo volverán a ser; llegando (quieran que no) a ser ángeles, o hijos de luz, porque no puede ser que no sean; y vivirán en todos los mundos y en cada etapa en el que les pertenezca. Así, pues, no hay más que carne, refiriéndonos al hombre. 563.—Como el hombre (en su cuerpo y alma) no puede ser más que animal y con desventaja a los otros animales irracionales, en cuanto al poder bruto que es la carne, no puede serle enemigo la carne al alma, desde que la carne, sin el alma, no sería carne, según lo entendemos, porque, precisamente, el alma no es más que de la misma escoria de la carne, de la que se va enriqueciendo; por tanto, es error decir que la carne ni el mundo y más el demonio, es enemigo del alma, aunque por la ley bien conocida de las fuerzas, sean el más y menos de lo tangible, y por esto, antagónicos, porque el espíritu tira del alma, y ésta, como resistencia de éste y del cuerpo, es natural que hiera al cuerpo, porque tiene que ir dominándole los instintos, de lo que resultaría al revés; es decir, que si pudieran ser enemigos esas dos entidades, cuerpo y alma, el alma sería enemigo del cuerpo, porque tira y extrae continuamente esencias, que se las agrega el alma; pero lo que es ley, no puede ser enemigo, como no puede serlo el juez que condena al reo, porque obra por la ley y no por antagonismo al hombre procesado. 564.—Pero hemos visto que hay antagonismo (del que diré que para encontrar su raíz, es necesario un estudio anatómico-analítico del mismo, cosa que se le entrega también al hombre, después del último cañonazo de esta conflagración), diré aquí que el antagonismo nacido en la conglomeración infinita de todos los instintos del universo, que en realidad y verdad, están y constituyen el hombre, hace, que el hombre, hasta que el espíritu logra dominarlos todos uno a uno, es natural que se originen luchas entre esos instintos, que producen tantos desaciertos, que hoy nos abruman la conciencia; pero, precisamente, es porque en la mayoría de los 1,600 millones de hombres que pueblan la tierra, ya hay sentimiento; es decir, que viven en el eterno más y reciben ya la corriente del polo positivo, su espíritu y sienten y les duele la ceguera de los menos, que por su retraso, son el antagonismo de los más, en tanto que, antes que los ciegos eran mayoría, no se notaba el antagonismo, ni había escándalo, porque aun su progreso, no les permitía verlo, siendo, entonces, los hechos del hombre, miles de veces más horrorosos que hoy. 565.—Mas la mayoría de conscientes en los hombres, (aunque sea abrumadora sobre la minoría) esta mayoría parece ser vencida, porque la minoría usa la fuerza bruta que es del cuerpo y la mayoría, en ley, no puede usar más que la ley de amor. Pero como de los 2 billones de espíritus que poblaron la tierra, más los 3 mil 500 millones que cayeron desterrados de Neptuno, (menos unos pocos que la ley ha llevado ya, cuando se han cumplido los 36 siglos a otros mundos de su grado), todos esos 2 billones 3,500 millones, repito, están ya en la ley y viven del polo positivo, porque tienen que volver a la tierra y ya empezaron a llegar, han pedido al Investigador, al Anticristo Santiago, que sea cumplida la justicia y la promesa del Padre, de quitar todo lo que estorbe a la Ley de Amor, que para la tierra se proclamó; y, en juicio, el Investigador llamó a la justicia y en acción está, hasta consumir todo el combustible del antagonismo, que es todo lo que se opone a la razón, con la razón de la fuerza. ¿Quién estorba? Examinémonos, porque seremos quitados. 566.—Como es tan grande el depósito de combustible, que es todo lo irrazonable que los hombres tienen y mantienen; tanto el odio; tanta la ambición; tanta la fuerza bruta, y tanta la ignorancia, producto todo del antagonismo nacido de causas naturales, pero llevado a lo sobrenatural por creaciones fantásticas de la ignorancia que hizo Dioses de barro, de palo, piedra y metales, identificándose los hombres en los sentimientos de sus Dioses creados, que eran nulos; pero que tuvo el hombre lascivia, y la tuvo su Dios; tuvo odio y su Dios odió; mató el hombre a su semejante, y criminal fué su Dios, encegueciéndose luego el hombre por su provecho material y dejando, cada vez, mayor depósito de deudas, de combustible, que al menor corto circuito, estallaría un gran incendio, que cada día sería mayor, hasta llegar al límite de la putrefacción del montón informe de escorias que componen el mundo; es decir, el hombre en su cuerpo. En ese límite está ahora todo lo que hoy es. Y hay que consumir todo ese combustible; todas esas escorias que ya no son asimilables al grado y potencialidad de la tierra, y tienen que ser arrojadas (al fuego dijo Jesús) al mundo de su grado, se le dice hoy al hombre y saldrán esas escorias, de los dos extremos: del hombre y de la tierra; porque nada puede quedar que desequilibre la inflexible balanza, que no admite error de un mil millonésimo de ion de más, ni de menos, porque el espíritu, sabe la matemática pura. 567.—Mas la inflexible ley de justicia y la matemática real de la de afinidad, desde el principio de cada mundo, va llevando la suma exacta en números y hechos, correlativos y ascendientes; y en cada evolución, le entrega esa suma a una entidad, que hacen los hombres, el haber y debe, que en justicia hereda. Era la última entidad nacida por el querer de los hombres, la religión cristiana; ya sabéis cómo; pero no era aun reconocida ni sancionada, porque la ley, sólo obedece a las mayorías absolutas y no aparentes y no de los espíritus libres, sino de los encarnados, que son los hombres. La entidad, fué reconocida y sancionada en la alianza, en la que 6 religiones apoyaron a la cristiana, la que entonces heredaba a las 665 anteriores, todo el debe y todo el haber, del que respondería en la liquidación al Investigador y Juez: y tal fué en su nacimiento el cúmulo de malicia, que aunque todos los espíritus libres y encarnados sabían que esa religión cristiana era error y de nombre apócrifo, hubieran de tolerar su actitud insultante a la ley, porque ya, en su proclamación y primer acto universal, que fué el Concilio de Nicea, se hizo responsable con todos los ignorantes al hacerse presidir por un Emperador civil; esto ya era iniquidad, como lo hemos visto en toda su actuación. 568.—Aunque después de proclamada la religión cristiana, se haya dividido en muchas ramas, (efecto de la meditación de los errados) y una hubiera surgido, que hubiera sido mayor, si caber pudiese en poder y errores, no sería ya tenida en cuenta por la ley, porque ya se había cerrado el libro de la profecía, y no sólo cerrado, sino comido, (leer el Apocalipsis) y terminada la siembra y trazado del jardín de la tierra, cuyo plano no admitía variación, y por lo tanto, ante la ley, era ya la religión cristiana-católica 666, la que tenía que dar cuentas, cumplido al milenario de la suelta a plena libertad, de la bestia y el Dragón, que son la religión Católica y el Cristo. 569.—Como sus primeros ímpetus, fueron ya como el resumen de todos los ímpetus de todas las anteriores religiones, el Investigador hizo su cuenta matemática. Vió, por el estreno, que consumiría en pocos años todo lo que había en el haber, que se le entregaba; y justo es decir, que este haber, es sólo el progreso material, porque el espiritual, que es valor efectivo y saldado en cada espíritu, ése no puede ser malversado, ni adeudarle intereses, porque en cada visitante, se le da entrada en la caja del Padre, o sea en la sabiduría común; y por lo tanto, lo que recibe como haber, son las obras sembradas; el germen del progreso que habrá de llegar; el debe, lo forman las deudas de los hombres a la creación e individuales. 570.—Como vió, pues, el Investigador el máximo desequilibrio que iba a producir el hambriento Cristo, ya le puso la primer traba en Ario; luego le puso el freno del Mahometismo; lo fué debilitando con Lutero y Calvino, con la Ortodoxia; y al fin a la mitad del milenario de su suelta, le preparó en su misma entraña, una solitaria que le comiera el alimento, que es la Compañía de Jesús. Todo esto, nos dará idea de lo inmenso del montón de combustible que hay que consumir en este incendio, que ha de sanear esta morada, porque por ella, (que ya es mayor de edad), quiere pasar su propietario, nuestro Padre, a dejar a los trabajadores, la luz de su propia casa; del centro de las vibraciones. 571.—Parece grande el montón Alemán y raya en la temeridad la actitud de Guillermo, que ya la historia lo conocerá, por el “Dios de los Ultimátums”; y total, sólo es un fardo del inmenso combustible a consumir; otro fardo Inglaterra, otro Austria, otro Francia y otro cada estado cristiano, como primera llamarada de la hoguera; pero como en sus brasas se encenderán los otros estados religiosos, sea del color y Dios que sean (y son todos), se consumirá todo cuanto sea error, político, social, religioso o doctrinario, que estorbe a la Ley de Amor. 572.—Estorba al Cristo, todo lo que es razón y la razón deshace todo lo irracional; estorban al Cristo, todas las religiones; pero el Cristo no consiguió estorbarlas, porque ellas, desde el engaño de la Alianza, sólo existen como freno, como valla y viven, sólo de su antagonismo; le estorban al Cristo todos los hombres libres, y a todos él les estorba; y todo lo que estorba uno a otro, sea cosa o no cosa como las religiones, las patrias, las clases, las leyes, las sociedades y los Dioses, todo estorba a la Ley de Amor. Y estorba (para decirlo todo de una vez) hasta la Ley de Moisés, porque cumplió su período de los 36 siglos; y de ella, sólo recoge la Ley Suprema, el fruto que dió en libertad y justicia, en sabiduría y Amor, y se quita hasta esa ley del Decálogo, porque en la Nueva Era, todo se reduce a un mandato: “Ama a tu hermano”. Y es justicia que así sea, porque la máxima ley es progreso y no puede admitir la rutina y la quita, porque la tierra ya no es, en ley, un mundo de expiación, sino Mundo Regenerado y nada más que el fruto dejado en Amor le sirve cuando, como dijo Isaías, (y dicho en verdad, el Creador por Isaías), nada le sirve cuando aparecen los nuevos cielos, las nuevas tierras y el nuevo sol. 573.—Corran los hombres donde quieran, en todas partes está la justicia, por guerra, por pestes, por hambre y por desaciertos. No encontrarán remedio los gobiernos, aunque llovieran pesos o libras, porque es la justicia inexorable la que hace estas demostraciones; pero la tierra, da en ley de Amor, todo lo necesario, porque la ley no consiente el hambre de los hombres: pero lo hace el hombre perverso, almacenando lo que no es suyo, aunque lo pague con dinero, que tampoco ganó y lo usurpa al que lo trabaja, y esto ya no lo quiere tolerar la ley, ni quiere que el progreso sea para la destrucción; por eso, todo lo quita la justicia en el día señalado y la tierra será un erial. Mas entonces empezará la vida que aun no hemos vivido en la tierra, la vida de la comuna, de Amor y Ley sin fronteras, sin parcelas y sin más morada que el hombre y... Ya ha empezado... Nota al pie 22: Todo ese estudio ya lo dimos en las obras que el lector verá catalogadas en el principio de este libro.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 17
CAPITULO DIEZ Y SIETETODA LA TIERRA ES LODO DE SANGRE Y CENIZAS574.—Todas las religiones, todas las filosofías de prejuicios, hasta la Teosofía ya adulterada, los Adventistas, y lo que es más de lamentar hasta los espiritistas (ya traidoramente amalgamados en espiritualistas), viven y esperan de la gracia y el perdón. 575.—¿Puede ser el perdón y la gracia del Creador? ¿Dónde habría mayor injusticia? ¿No se ha establecido en la Creación la ley de justicia? Pues desde el instante que el Creador hiciera gracia, perdonando o dando a cualquiera lo que no ha ganado, dejaría de ser justo, sería parcial, no era buen Padre, se negaría a sí mismo de ser el autor de la vida. Y todo esto hacen al Creador los que proclaman y viven esperando gracia y perdón; pero aun llegan a más; llegan a hacerlo un pigmeo, al que se le puede ofender; y sí se le puede ofender, es vulnerable y es menor que el ofensor...¡Oh religiones, religiones! ¡Por qué caminos habéis dirigido la humanidad y a qué estado habéis reducido al Creador! Caiga, sí. ¡Caiga sobre sus sostenedores todo el rigor de la justicia!... Ya es la hora. 576.—Pero suponed ese imposible de la gracia y el perdón por el Creador. ¿Podría perdonar sin mancharse de cómplice vuestro, toda esa monstruosa ofensa, de reducirlo a más bajo nivel que vosotros, célibes, que rompéis la ley de la Creación? 577.—Por eso, el cristianismo proclamó caridad; porque la caridad hace gracia y perdón, que es injusticia; pero no ha proclamado el Amor, porque éste es justicia, sacrificio, trabajo eterno y continuado; ese, ese es el perdón y la gracia; pagar por el trabajo, la ofensa hecha a la ley por la holgazanería, y poner cada cosa, por vosotros mismos, de donde le habéis quitado. Ya se había dicho que: “Ojo por ojo y diente por diente”. Y ¿cómo lo habéis comprendido? 578.—Pero Jesús lo aclaró diciendo: “No vayáis al altar a ofrecer a Dios, y aun, retiráos del altar con la ofrenda, si en vosotros encontráis resentimiento o deuda a vuestro prójimo, porque seréis echados al calabozo, de donde no saldréis, hasta que hayáis pagado el último cornado”. 579.—En cambio, lo habéis entendido para las venganzas personales y lo han cumplido en odio los hombres; pero sobre todos, los pontífices cristianos; que si los emperadores los persiguieron, ellos han reducido a los emperadores y sus pueblos al no ser y no han dejado un milímetro de tierra, en sus dominios, sin enlodarlo de sangre y cubrirlo con cenizas de cuerpos humanos y de escritos, del principio del progreso. Así lo han entendido y así lo han practicado: pero hoy es el imponente apoteosis, del drama secular. 580.—¿Podría la tierra, ahogada en sangre y cenizas humanas, seguir floreciendo y dando alimentos sanos y suficientes al hombre? Científicamente, la química, nos diría que no; pero mejor que los químicos, la experiencia de las guerras, nos probarían lo imposible, de hacer germinar semillas en un terreno regado con sangre, sin antes someterlo a la acción del fuego y sembrar semillas, que absorban la gran cantidad de sal y otras materias de que se compone la sangre; la ley, pues, no se mostrará más ignorante que el hombre y sabe lo que tiene que hacer. 581.—¿Y la atmósfera? ¿Acaso no sabéis, que los pensamientos del hombre anublan y envenenan o vician; o purifican y aclaran la atmósfera? ¿No ha probado la ciencia que los sonidos corren en el espacio sin extinguirse y que las imágenes de todo cuanto en la tierra operamos, queda impreso en el Eter y lo verá, eternamente, en su conciencia el actor? ¿Sería posible la vida de paz y calma, teniendo a la vista la sangre en la tierra y las cenizas del crimen y en la atmósfera la visión real, como en indeleble fotografía, de las hecatombes hechas por el hombre? 582.—Pues la tierra y la atmósfera, están así realmente; al causante sería desesperación y al hombre de amor que sufrió, sería renovarle continuamente su martirio en vistas reales, ya que en esencia lo lleva en su archivo. Así, pues, no sería posible la vida de paz y calma y ésta, está prometida para cumplidos los 36 siglos de la ley del Sinaí. Por esto dice el Padre por Isaías: “Y aparecerán las nuevas tierras, los nuevos cielos y el nuevo sol”. 583.—Mas este cambio, anunciado primero en palabras por Elías y cantado, sacramentalmente, por la Iglesia Católica en el “Et renovavis Fatiem Terrae”. ¿Creéis que será “como soplar y hacer botellas”? Ya dije en la prehistoria, lo acaecido para engendrar al hombre; y si ahora no tiene que engendrarlo porque en ley, es sólo el hombre desde aquel hecho, el que tiene esa facultad, si tiene la tierra que hacer el mismo esfuerzo, para lanzar a su punto exacto, matemática y geográficamente, su segundo hijo. La ciencia podrá precisar, el tambaleo beódico que ha de ocasionar ese esfuerzo. En vano será elegir este o aquel grado, esta o aquella región; lo prudente es acatar y entrar en la ley, antes de aquel instante, que nadie precisará, pero que será seguido al séptimo toque que habrá de dar el Anticristo Santiago, en siendo caída Babilonia la grande; lo que nadie impedirá, ni nadie esquivará. 584.—¿En qué forma quedará el planeta tierra? ¿A qué elevación del Eter habrá ascendido? ¿Cuáles y cuántas serán las tierras nuevas que se descubrirán? ¿Qué área y de qué parte de la tierra que hoy tenemos, será envuelta por las aguas desalojadas por las tierras que ascienden? ¡No hay misterio, no! Pero la Justicia lo calla y sólo dice a todos: “Estad preparados como si ahora mismo habrías de ser juzgados por la Ley de Libertad”. Y ya lo dijo el Anticristo Santiago en su carta universal. 585.—¿Qué cetros y coronas volarán? ¿Cuáles serán envueltas por las aguas y los hielos? ¿Quién a quién desafiará con ultimátums? Cualquiera puede saberlo; le bastará saber sus obras y por su calidad y cantidad, sabrá si pueden entrar en el engranaje de las ruedas de la ley; esa es la sentencia que cada uno se da a sí mismo y por cierto que es inapelable; porque la ley sólo recoge obras y no recoge fe sin obras. 586.—Bajo esas aguas y esos escombros, la sangre y los cuerpos y los depósitos de los avaros y los almacenes de los que amontonan pedazos de pan de tantos hambrientos, cubiertos y enterrados en vastísimas regiones calcáreas o heladas, quedarán. ¿A quién aprovechará entonces? Y, sin embargo, el hombre quedará en la tierra a perpetuar la Creación. ¿Volvería el avaro a serlo? El acaparador de los pedazos de pan del hambriento ¿volvería a robárselos?... Seguro es que sí. Tan aberrados están. Pero la ley lo sabe y sería desarmonía, los quita, pues, y los remite a donde ellos sufran lo que han hecho sufrir, pagando a la ley, a la Creación, lo que le deben, “hasta el último cornado”. 587.—Veríamos, entonces, si la impúdica dama, la muñeca sin corazón, si quedara se atrevería a mandar despóticamente a la sirvienta que hoy maltrata y escandaliza, causa de la moral recibida en su contacto con los célibes, para la deshonra de los hijos del pueblo; pues sólo esa casta celibatoria en su libertinaje, llenaron de mujeres desgraciadas, los prostíbulos y los hospitales, los manicomios y las calles, y levantaron casas de maternidad, o de baldón, donde ya que se perdió a la madre, se anestesia al hijo y es carne del presidio, después de ser la afrenta en las calles. 588.—Si estas muñecas quedaran, querían volver a ser lo mismo que fueron y aun tendrían la osadía de decir, con la hipocresía que las domina, que sus víctimas tenían la culpa. Y porque la ley sabe esto, las saca con sus camaradas y van a pagar a la ley, a la creación, todo cuanto le deben, y serán, donde van, todo lo que han hecho ser a sus víctimas, esa es la ley; esa la gracia, ese el perdón. 589.—Es terrible la justicia; pero en todo su rigor, no es más que el extremo del máximo amor, porque a cada uno lo pone en su lugar, hasta que se sacíe a su costa. Es ley, que cuanto consuma de iniquidad, ha de purificarse por el dolor; y cuanto hurtó a la ley, lo ha de pagar y en la misma moneda. ¿Mató? Dará vida a sus muertos. ¿Odió? Amará a su enemigo. ¿Hizo caridad o injusticia? La recibirá. Y aunque quisiérais dejar de ser, no puede ser que no seáis. Esto es lo terrible de la ley y al fin, todos se someten, porque ella no puede ser vencida, ni vendida. 590.—La tierra estará curándose de su parto y el hombre meditará los hechos acontecidos. Oirá la voz de su espíritu, que continuamente le repetirá: Paz, Amor. El hombre verá la tierra que no había visto, y no verá las manchas de sangre que hoy le desgarran el corazón de dolor. Formará un museo, con los restos que encontrará y será la lección bastante, hasta que por el amor, nada pueda ya temer. 591.—Desde el primer momento de aquel parto, nada será de temer; ni antes, si hay tiempo de que la hoguera se apague, porque ya no habrá nadie capaz de aplicar la mecánica, a las máquinas de destrucción; verán los que hoy la blanden, que la espada no es eterna y que sólo es necesaria en la supremacía Civil y Religiosa, la que los mismos de la espada habrán muerto, porque la mayoría hoy de los generales, son Misioneros, y aman la paz y la justicia. 592.—¿Albión existirá? ¿Lo cantará Alemania? ¿La Austria? ¿La Francia? ¿La Rusia? ¿El Japón? ¿La China? ¿Los Monroistas? ¿La América del Sur? ¿El Africa? Saber, que la ley y la promesa dice: “Todo lo que estorbe será quitado”. Y a tal advertencia, lo menos que podemos hacer es ser agradecidos; y para ser agradecidos, sólo se puede ser, acatando la ley en voluntad. Y aquel pueblo que acate la ley, poniéndola en práctica, declarando la comuna, cual el Padre la decretó para la tierra, ese pueblo, podrá asegurar que sobrevivirá, porque en él no habrá nada que estorbe y será, como el centro de las vibraciones que irradiara su vida y todos lo seguirán como los mundos nuestros hermanos del sistema, siguen al centro Sol y éste, a su Mayor.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 18
CAPITULO DIEZ Y OCHO LOS CULPABLES, LOS RESPONSABLES Y LOS PERJUDICADOS593.—Los culpables, en rigor, del mal mundial, son los que fomentan el error, por el cual hemos llegado a la confusión; a la Babilonia ininteligible. Y aunque en realidad de verdad, el error proviene del antagonismo, lo mismo que todo otro mal, no son culpables los instintos que originan el antagonismo, porque aquellos estaban en su derecho natural de satisfacción; y como vemos que hay mayoría que dominó los instintos, (sin cuyo dominio no puede haber conciencia), quiere decir que todos han tenido los mismos medios para tener conciencia, por el dominio de los instintos; y como todos hemos pasado por ese berenjenal de la confusión de los instintos, los que tienen conciencia, habrán luchado más; habrán trabajado más; se han sacrificado más; que si fueron culpables en la primera evolución, en la segunda o la quinta y por esfuerzo, hicieron conciencia, saldaron sus deudas o las están saldando, y por esto, no son culpables y sí lo son, los que hoy al fin de la sexta evolución, cuando llegamos al umbral de la séptima, en la que sólo pueden entrar los que han hecho conciencia, sí son culpables, repito, los que no tienen conciencia de la verdad, de la ley del trabajo, de la justicia, de la afinidad, del amor en fin. 594.—¿Es fácil conocer a los culpables? Sí. Basta saber con quién andamos, para comprender quiénes somos. Y si hemos visto, que en primer término, toda religión es error, los que de ella viven, los que a ella sirven, son errados; son culpables. Pero en segundo término, hemos comprobado, que la ley entregó el resumen del haber y el debe, a la religión cristiana, como nacida del error de todas, en la sexta evolución, al final, los que de ella viven, los que la sostienen, son los culpables. Y sirva este número, de juicio y sentencia al Syllabus. 595.—Si Pío IX hubiera escrito el Syllabus y otras letras con las manos encallecidas y en tareas después del trabajo cotidiano manual, (con el que gana su sustento el que esto escribe), es bien seguro que Pío IX hubiera condenado sólo lo que absolvió; y hubiera absuelto, todo lo que condenó. Es verdad, que tampoco habría sido digno Papa y yo se lo habría deseado; aquél sí, es uno de los culpables porque no quiso dominar sus instintos y fué por maldad; pero sabed, que su espíritu acató la ley poco ha, y pagará sus deudas. 596.—Y de los vivientes ¿quiénes son los culpables? Se sabe; pero si es ley decir la culpa y los culpables en general, la misma ley prohibe en amor, delatar, cuando aun hay penas aflictivas para el cuerpo del hombre, el que jamás delinquió; porque no puede delinquir; porque sólo de la ley natural vive y sólo es un instrumento del verdadero delincuente, el espíritu, al que el hombre se ve impotente de castigar. Aquí encontraréis una gran legión de culpables de este error llamado justicia que castiga al cuerpo, que no es culpable. 597.—Hay la misma razón aducida en el número 594 para la culpabilidad de los encargados de la justicia humana, porque ésta debió convertirse hace mucho tiempo en correccional, sin inutilizar al delincuente; y no sólo no se ha convertido en correccional, sino que aun imponen la pena de muerte, aun en aquellos países donde han pretendido ser cerebro de la civilización, y pomposamente se llaman democráticos; pero, sin embargo, estos culpables, tienen ante la ley, la gran atenuante de la imposición religiosa, que en todo estudio aparecerá primera y única culpable; pero sabemos, que las atenuantes no son eximentes; el cómplice es culpable. 598.—Son culpables los gobiernos todos; y sobre culpables, son reos que se acusan ellos mismos, subvencionando y pagando a los culpables y autores de la culpa: y con ellos son responsables, todos aquellos que, remordiéndoles la conciencia de cooperar al sostenimiento del error, pagan por la conveniencia de mantenerse en la preponderancia y oropel del error, sabiendo que es error; y saben más; saben que ese error que sostienen con los productos del trabajador, es la causa del mal mundial. Es así como el mal acreció a su máximo y no tenía más arreglo que la conflagración, para quitar todo lo que estorba al bienestar, por lo cual, ningún gobierno ha sido capaz de encontrar remedio al mal, por no tener la decisión de cortar y anular la religión, resultando, nuevamente, que los culpables son todo lo que es religión, primando el cristianismo y los sostenedores de él desde el gobierno y la justicia. Hay, con ellos, los responsables que son toda la propiedad privada y los industriales y comerciantes, que a conciencia, comprenden el error y lo sostienen, por mezquina conveniencia. 599.—Los perjudicados, son sólo los trabajadores, material y moralmente; porque, sobre trabajar, han carecido de lo más necesario a la vida, causa por la que ha cometido actos punibles en la ley social, en la que no ha tenido derecho alguno, ni ha sido considerado con los derechos de hombre, siendo él el todo, la riqueza y la fuerza; pero la ley inexorable, dió valor suficiente a los trabajadores que ya militan en la ley de amor, para que así pudieran redimirse muchos de los tenidos por “Clase Alta” y aun de los que viven de la religión; y se han redimido muchos, en el tiempo de la tregua que ya se termina. 600.—¿Mas creéis que todos los jefes de estado que han ido a la lucha y los que irán, son culpables, ni aun responsables? No tal. Son, precisamente, mandados por la justicia inexorable, a levantar las llamas del gran incendio, cuya mecha prendió el más viejo de los jefes de estado, que se vió obligado a prenderla pronto, por la “causa nimia” del asesinato de su sobrino heredero, no haciendo lugar a muchas meditaciones a sus ultimados Servios, ni concediéndoles dos horas más de la señalada, y ante la ley (que los hombres llaman humana, pero que es una humana hipocresía) Francisco José, “ha sido inhumano; brutal”. Pero es la ley que lo obligaba, no la humana, sino la de justicia divina; y es porque, ese cetro es el último cuerno que le quedaba al Dragón, que aun pensaba calzarse uno nuevo con el cetro de Servia, y no había lugar a burlar la Profecía, que le marcó 10, y no 11 cuernos, y éste, además, era después de pasada su era; su milenario; y a la ley divina nadie la burla, aunque toleró durante el tiempo dado para cumplirla; pero tolerar no es consentir. Los tolerados, han hecho lo que la ley ordenó, aun oponiéndose a ella; por eso han sufrido la concupiscencia que no han podido saciar; ésta, no es saciable. 601.—¿Mas qué tendría que ver la declaración de guerra de Austria-Hungría al pequeño reino de Servia, para la conflagración universal? ¿Qué le iba ni venía a Alemania esa guerra, para atacar a Francia? ¿Y qué pito debía tocar el Japón, para declararle la guerra a Alemania? Se comprende, que Inglaterra, que vive de vida prestada y que cualquier contingente puede hundirla, en el no ser, tomara puntos de mira por esa razón y sobre todo, porque tiene la fatal piedra ungida por Jacob, a la que llamó Cristo para no olvidar el peligro que hay en dormir en la casa del Padre. Al efecto, yo os diré una palabra que se me ha dicho y es: “Es bueno que la materia recline y no tener el espíritu con sueño”. Ya véis si tenía razón Jacob en ungir aquella piedra para acordarse del peligro; y como Inglaterra descansa sobre ese peligro, está en peligro de sucumbir con el Cristo peligro; y, ya veremos lo que es, después de esta hecatombe. 602.—Lo que hay es que todo es combustible preparado para el fuego. Los jefes de estado, son hoy los fogoneros de la máquina de la ley; y en verdad que atizan de veras y ninguno podrá recular, aunque quisieran, hasta que acaben el combustible y puedan cantar: “Se acabó el carbón”. Y ya sabéis que será, cuando todo lo que estorba se haya quitado. Entonces, sólo podrá ser la paz sin armas, sin soldados, ni policías, porque cada uno será el policía de sí mismo. 603.—¡Pero serán tan pocos los hombres que cantarán el primer himno del vencedor, inaugurando la comuna!... Y no hay remedio; no lo podemos evitar, más que proclamándola cuanto más pronto, porque el padre común ya la decretó. Pero como los hombres se oponen, viene la ley de justicia y quita a los opositores que son ínfima minoría en el cómputo total, cuyo pleno plebiscito es hombres y espíritus, del que ya os hice la cuenta en los números 564 y 565. Pero como la comuna es para la tierra, para el espíritu encarnado (porque libre ya vive en la comuna), es en la tierra donde está lo que estorba y se quita. 604.—Ahora, ya comprenderán los hombres el porqué se mezclan las cinco partes del mundo, y porqué, también, todas las cinco sufren sus efectos y los sufrían ya desde el día 5 de Abril de 1912, que la justicia se decretó. Por esto, la crisis crecía como la tisis en el tísico que pone tarde el remedio y hoy nadie encuentra solución a sus agobios; y los gobiernos, que aun se mantienen neutrales, están con el arma al brazo, temiendo que de entre los adoquines de sus calles salga algún ultimátum y haya que luchar; y todos lucharán, más o menos, porque en todas partes hay combustible y es todo del mismo depósito y todo ha de consumirse, y lo han de encender los mismos culpables. 605.—El pueblo, perjudicado en todos los tiempos, primero la religión lo embrutecía; más tarde, lo anestesiaba; luego lo encendió en odio por las fronteras y las clases; y cuando el pueblo quiere sacudir el yugo de su oprobio, se le somete por el engaño y se usa la fuerza bruta de las escorias del mismo pueblo, (del populacho) dirigido siempre por la supremacía creada por las religiones y por tanto, el verdugo del pueblo, es siempre la religión. 606.—Las religiones, astutas, siempre tienen salida en su malicia. Cuando el pueblo, (aun inconsciente de sus derechos sufría sin protestar) tenía poco más o menos las mismas necesidades de hoy; pero en la inconsciencia sufría como el burro y callaba; entonces dicen, (los sacerdotes de sotana y de levita) que había moralidad; y hoy que ese mismo pueblo reclama sus derechos de hombre, los mismos sacerdotes dicen que ”la causa del mal es la rebelión del pueblo, su irreligiosidad”, y es verdad. Pero es que antes, era una recua de animales, y hoy es un pueblo de hombres de razón, de sentimiento y conciencia y no admite la esclavitud, ni la ignorancia. ¿Y qué proclama y quiere el pueblo? Proclama su libertad; quiere la ley del trabajo para todos y el usufructo para todos, y esto se lo enseña la naturaleza; lo aprende en el sol, en las lluvias, en el viento y hasta en los animales que en ninguna parte son extranjeros, y sólo al hombre se le ponen vallas y barreras, que hoy, por su fuerza unida en las cinco partes del mundo y por ley de mayoría, quita y quema los mojones y funde las cadenas, ayudado y empujado por la ley suprema; y todo lo quitará; y los mismos jefes de estado son los que lo conducen y también es justicia; porque “Los primeros serán los últimos” y “Con la vara que midieres, serás medido”. Y como las religiones han usado todo lo irracional, todo lo inmoral, hasta el escándalo; y entendieron mal y sólo en lo material y criminal la sentencia de Moisés, la justicia divina, no puede usar otro medio que el que le presenta el hombre y así llegamos a la liquidación, con el escándalo sumado de todos los escándalos y es cumplido lo de “Ojo por ojo y diente por diente”... porque así lo quiso la religión, que no es regenerable, porque no es cosa.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 19
CAPITULO DIEZ Y NUEVE L A L E Y S Ó L O S I E M P R E T R I U N F A 607.—Ya es de día. Sólo hay nubarrones de la secular tempestad. Pero el sol de justicia se apresura a disiparlos, porque afean el fondo azul, como lamparones y costuras en el cuello y la cara del vicioso que lo delatan de sus correrías, de sus calaveradas, de sus concupiscencias. 608.—Esos nubarrones, que en su tupido negro y orlas de fuego, son la imagen del terror que hizo temblar al indolente y pequeñito hombre, porque así se le educó, hoy son traspasados por la fuerza del sol. De las auras de la mañana mueve una brisa que fortalece los pulmones oprimidos y respira. Ya pasó la opresión y no se oye el zumbar del tirano, ni se ve la estrella aterradora del rayo al caer; todo, el sol lo iguala en su luz y en ella, la variedad de colores hace la máxima armonía y hasta las gotas del rocío, recuerdo de las aplastantes gotas y granizos de la tempestad, forman caireles de transparentes e iluminadas perlas y... ¡Oh Padre de Amor! Esas perlas, también recuerdan al alma las amargas lágrimas del corazón y ante esta primera aurora plácida, pero aun ante la presencia del peligro de ese nubarrón pesado, que necesita un terrible simoún para ser arrastrado. ¡Llora! Sí, llora el corazón del noble pueblo, pero se resigna. Sabe que es la última de sus seculares luchas y arrastrará y disipará ese terrible nubarrón, porque el pueblo, ya vive del calor del sol de la justicia. ¡Hosanna! 609.—El nubarrón, a pesar de la fuerza del sol, persiste aun, porque por afinidad atrae toda la tremenda carga de electricidad negativa y opone resistencia a la positiva del sol; pero está en su ley y no deja de alumbrar y calentar; y del encuentro de las dos corrientes, estalla y rompe el nubarrón y al fin, el cielo azul se transparenta, triunfa la luz, y el sol, marcha impávido, arrastrando su familia; y una y otra vez y siempre, él se impone y disipa todo nubarrón. 610.—¡He aquí la ley siempre en triunfo! ¡He aquí a la humanidad disipando las sombras que la envolvían, pero triunfa como el sol, por la constancia, por el trabajo ininterrumpido, por la lucha dulce de la razón! Y si se produce el trueno, no es la culpa de la vibración de vida solar; es por la carga espesa de la atmósfera; es por la densidad de los gases del montón, que al persistir se enrarece y forma la chispa que hace explotar por el incendio, al gas más purificado, pero que cae como lluvia y otra vez se elevará, siendo más puro cada vez el gas, hasta convertirse en Eter, su primera procedencia, pero enriquecido por el trabajo, hasta que nada hay asimilable y queda un cadáver, que para vivir, necesita otro ambiente. Se produce la ruptura del ligazón, la amputación necesaria del cuerpo inerte o paralítico, que detiene la marcha de la sangre que ocasiona la avería del que trabajó; del que se purificó; del que quiere vivir de los rayos solares, de la justicia, del trabajo, al contacto del tenue calor vivificante del Amor. 611.—El Amor es la ley y tan dulce como inflexible; tan poderoso como su autor, que es el mismo y no es dividible; por lo que, aunque los hombres quieran luchar y vivir fuera del Amor, no lo pueden conseguir, porque el Amor es la placenta que envuelve el universo y fuera de él no existe vida; pero tampoco hay nada fuera del universo porque no hay fuera; todo es centro; pero el centro tiene lejanías que se retiran, pero que nunca hay fin, y ese infinito está dentro de esa matriz, que es la ley, que es Amor y todo lo somete a su calor; es invencible. 612.—La ley, no tiene tiempo; el espíritu, no tiene tiempo, porque su autor, su Padre, no tiene tiempo. No hay más tiempo que el presente, el eterno ahora; pero cada demostración de la vida en esos montones, hechos por el flujo y el reflujo del continuado movimiento, del que es único agente el espíritu, como el único material el Eter, el que no es otra cosa que el pensamiento eterno de la creación del autor de la vida. Esos montones, esa manifestación de la vida en formas... Esa sí, esa... tiene tiempo marcado de trabajo, para acabar su obra y se lo marca, ese que no tiene tiempo, el Creador; y lo comunica a su voluntad, al espíritu, al que lo sujeta la ley establecida en el pensamiento una vez para siempre, y el espíritu cumple la ley, vence; lo imperfecto, triunfa, también, siendo cosa; lo que no es cosa, no puede triunfar; la religión ni las pasiones, no son cosa y por esto son vencidos en el tiempo marcado a la creación de cada cosa. 613.—La religión es la enfermedad de la humanidad y la enfermedad no es cosa; es producto de pensamientos de ignorancia y la ignorancia no es de la ley; pero la enfermedad, por la fiebre quema a la materia, si se ignora su procedencia y no se conoce la causa originaria; pero sí conoce y se aplica la medicina y el enfermo cura y depura su naturaleza; la religión no conoció al pueblo, su origen ni su causa, el porque él era causa y origen de ella misma y mil veces el pueblo sucumbió, y hoy que el pueblo sabe la causa y origen, (que fué su ignorancia) la quita y pide hombres sabios y el hombre se hace sabio y se cura, arrancando el microbio que él mismo se creó; es la ley, triunfando en el tiempo, marcado por el que no tiene tiempo. 614.—¿Acaso, el enfermo, tan pronto toma el antídoto o sufre la amputación de un miembro, está restablecido y fuerte? Está curado, pero necesita pasar la convalecencia, aun con mayores cuidados que en la misma enfermedad, porque hay resabios en su organismo y tiene que ir quitándolos con mucho esmero, sin descuidar nada del régimen prevenido; desinfectando, fortaleciendo su organismo y luego tiene que trabajar con mucho ahínco, con mucha constancia, porque la enfermedad le ocasionó muchos retrasos y lo puso en las puertas de la indigencia. 615.—Mientras estuvo postrado y convaleciente, fué auxiliado por los suyos, los amigos y por la beneficencia y nadie le importunó al pago. Pero cuando ya curado y fuerte; sí; entonces le piden y él sabe que tiene que trabajar para pagar sus deudas y trabaja y gozoso paga y está dispuesto siempre a servir a los que le sirvieron; es la ley del reconocimiento; es la ley de amor, obrando y triunfando. 616.—¿Qué más puedo decir, para demostrar que sólo y siempre la ley triunfa? Sólo debo decir, que la enfermedad y el enfermo, es la religión y el hombre y la ayuda recibida, la ley, que no da, porque nada puede dar de balde; pero porque es amor y sabe que es justicia tolerar durante el tiempo que el hombre es ignorante y durante el tiempo hasta la liquidación, tolera a los aberrados, a los que no quieren curarse, porque encuentran más cómodo estar en la ignorancia y holgar, que ser sabios trabajando; mas en cuanto llega el límite máximo del tiempo marcado a la evolución, la ley pide cuentas y recoge los frutos, pagándole a cada uno, según ha producido. 617.—Es entonces el rechinar de dientes del parásito, que se adornó de insignias fantásticas y la ley no se las reconoce, porque tiene un débito aplastante; y aunque piden, por amor, los trabajadores, la ley dice: “Yo vengo a cobrar a cada uno lo que debe, porque hoy hay que igualar la balanza y hay que sanear esta parcela, porque su propietario quiere pasear por ella y sabe ya el rango a que pertenece esta morada, que ya es ciudad de luz y alegría, de Paz y Amor; y los que no pueden vestir esa luz, ni vivir en la alegría, ni mantener la Paz, ni sujetarse al Amor, no pueden vivir en esta morada, que se descubre para siempre al nuevo sol; a la razón, fiel de la balanza, cuyos platillos son las leyes de afinidad y justicia las que contestan: “Sea”. Y se decreta quitar todo lo que estorba, todo lo que desarmoniza, a todo lo que sano está, desde aquel instante entra en los platillos de la inflexible balanza y se promueve, lo que haya que promover; lo que hayan preparado los desalojados; y será la irrupción, según sea la resistencia que opongan los desalojados, y... No hay cuartel; no hay gracia, que es injusticia; hay sólo méritos, obras, trabajo realizado; esa es la fe que recoge la ley. 618.—La catástrofe actual, es cuantitativa y cualitativa a la resistencia opuesta a la ley por los desalojados. Anotado queda en todo el transcurso de 57 siglos, las piedras puestas por las religiones y la supremacía creada por ellos y esto explica la magnitud de la hecatombe, surgida como un volcán por aparente causa trivial, pero que no son los pueblos en lucha los promotores, ni sus jefes. Son movidos por la ley, porque en todos ellos está la enfermedad religión cristiana, que ya expliqué que ella es el resumen de todas las otras, y con la bestia que en su cabeza lleva 7 cabezas de religiones, las que con ella caen; y para que caiga, es necesario agitar al pueblo que es el enfermo que sanó y pagó sus deudas a la ley. 619.—Pero he aquí la audacia y más la malicia; hoy mismo, el pontífice nuevo y por sorpresa, Benedicto XV, amenaza al “Dios de los ultimátums”, a Guillermo II, “con las iras divinas”, por haber demolido la Catedral de Reims. ¡Claro que tiene que protestar; cualquier bestia defiende su pesebre; pero es el caso, que llama a Francisco José “como Emperador católico y cristiano a defender la religión”!. Ya apareció el peine. Ya se descubre el mismo Dragón, que viejo y moribundo, sin dientes, sin pelo y sin cuernos, quiere agarrar el último que tiró. Es que siente que lo empujan y que no tiene más remedio que caer. Pero ¿qué contestará el viejo que prendió la mecha? Es seguro que en las mismas palabras o semejantes que a Servia, le dirá: “Ya es tarde”... 620.—Hasta el fin, los pontífices siguen su sistema: la división. Aun quiere separar Austria de su aliada Alemania; al uno lo llama a cumplir como católico cristiano y al otro, (que igual es cristiano, con la ventaja de no ser católico y ser emperador y pontífice) lo amenaza con las “Iras divinas”. ¡Mire Ud. qué galimatías arma con sólo abrir la boca el Dragón, cabeza visible de Cristo y pontífice!... Pero, Guillermo es Pontífice y Francisco José más que Pontífice, porque le asiste el derecho de poner su veto al cónclave; sólo que el uno es “Infalible”... para los necios. Pero verá Ud. como ahora acierta a su entender, porque es verdad, no las “Iras divinas” (porque ira sólo puede tener un Dragón y una bestia) pero sí la Justicia Divina, caerá sobre Guillermo, como sobre todos los que están en lucha y los que aun no están, pero que estarán; y ahora más que antes caerá la justicia divina, porque habló el Dragón haciéndose parte. Anoto la fecha para prueba: Septiembre 23 de 1916. 621.—Mas el desengaño va a ser terrible y el desenlace horrible; y más, porque es capaz el Vaticano (y no sería la primera vez que lo hace) de pactar con Turquía o con la China si le llevaran el apunte, para poder darle a Guillermo y Francisco José, el pago que le dieron a Enrique IV. Pero ahora, las cosas son al revés y sería hermoso haber visto el gesto y la risa del Káiser, al recibir la misiva pontificia, en cuya risa cualquiera hubiera adivinado, la respuesta que es ésta: “Santísimo Padre, como no tengo ya más paso para mi casa que la Lombardia, a mi paso, si no hay otro alojamiento, me hospedaré en ese palacio, que es de cualquiera menos vuestro; si me esperáis, hablaremos entonces; suponiendo que no se me negará el paso, en cuyo caso me lo abriré y me servirá de mira la Cúpula de San Pedro”... 622.—¿Creéis que esto no ha pasado por la mente de Guillermo? Leed el Apocalipsis y hoy o mañana será. Habló el Cristo y adelanta los hechos y los días de su caída, porque rememora a todos, que él solo bebe la sangre derramada por su concupiscencia y por cuya causa, hoy 1,200 millones de hombres y mujeres, son Anticristianos; y de los tenidos por cristianos el 90% son convalecientes, escépticos, que cada día reniegan del Cristo y son con el Anticristo, que anuncia y trae el amor y obra como ejecutor de la justicia divina y nada le estorbará cumplir su mandato. 623.—El error de los Cristianos ha sido y es, esperar un hombre fraguado en la fantasía y egoísmo del Cristo; es decir, de los que de una piedra y un nombre de peligro, han creado un dios-Cristo o Cristo-Dios. Y, sea hombre o sociedad de hombres, ideas de progreso o lo que quieran los hombres, el Anticristo sería, el Investigador mandado por la ley que triunfará contra todo poder, y es natural, que si como dice Benedicto XV “el Káiser es el Anticristo”, le estorban las catedrales y sus torres, (que, sin duda, enseñan en su picota la afrenta y la amenaza, de crucificar al mundo todo) es natural, digo, que todos esos cimborrios estorban y los quite, hundiéndolos, para higienizarlos. 624.—La ley es, quitar todo lo que estorbe a la ley de amor, que la tierra reclama en justicia, porque ha cumplido sus seis días de trabajo y tiene derecho el que ha trabajado al usufructo en común, porque el producto en progreso está en un solo depósito común; y como es decreto del Padre, todo se cumple y cada cual ocupa su puesto en la batalla; y nada que desarmonice quedará; y nada desarmoniza más que el parasitismo con todos sus cascabeles y la ley ordena quitarlos. 625.—¿Puede el fanatismo de cualquier clase, religioso, científico o acaparador, hacer la felicidad ni traer la Paz? ¿Y qué es Religión? ¿Qué es patria y qué es clase haciendo a los hombres extranjeros y diferentes unos de otros, sino fanatismo? Pero como todo ello ha nacido del fanatismo religioso y ha creado todos esos fanatismos para poder vivir la religión, porque el fanático no ve, aunque tenga ojos; y no oye aunque tenga orejas; se ha cuidado muy bien la religión de prejuiciar a los fanatizados con todo lo que representa odio, e ignorancia, por lo que no pudo haber progreso hasta que muchos hombres se curaron del fanatismo y tiraron el prejuicio. 626.—Pero el prejuicio, es una lapa tan fuertemente agarrada, que aun en muchos grandes hombres, en medio de preciarse de su liberalismo o liberación, gravita uno u otro prejuicio, de religión, de patria, de sociedad, de clase y aun científico, porque nada dejó la religión sin mancharlo con su aliento, o de envenenarlo con su baba y cuesta mucho más matar los prejuicios, que a la misma religión. En su perversidad, bien sabían los pontífices que sin prejuiciar a los hombres, la religión no podía vivir. 627.—Véis muchos libros, muchos periódicos y muchas revistas con rimbombantes nombres de libres y bordean las causas del mal de la humanidad; pero no las abordan, no las afrontan; siempre aparece un “pero”; siempre hay una valla; temen demoler y remiendan con nuevo, lo viejo y lo pierden todo; porque lo nuevo sobre lo viejo hace más mala figura que el gran espíritu del Quijote sobre el escuálido jumento, por el que, dada su poca potencia, el caballero, lucha con desventajas. Hay prejuicio y la obra queda cada vez más fea y al fin se derrumba fundiéndose lo nuevo y lo viejo con el genio o el trabajo. Luego, no hay más remedio que escombrar y trabajar más, por no haberse decidido a demoler antes de remendar. La culpa fué del prejuicio, de la rutina, de la indolencia y todo eso, es, en una palabra, ignorancia. 628.—Si un hombre de ideas, pero sin títulos dogmáticos de la universidad, manda unas letras, aunque sean de saludo, un alerta a un periódico o revista de los que ellos mismos se llaman avanzados, se escandalizan; no quieren enemistarse con las clases, con los poderosos, con la religión. ¿Esperáis que todo venga por la gracia y el perdón? Entonces sois hipócritas... Sois la traba puesta por la supremacía enervante entre ella y el pueblo que pide justicia, y al fin, vosotros, vivís del pueblo, al que engañáis, achacando a la evolución, a que no debe haber represalias. Hasta en esto denigráis al pueblo, porque el pueblo jamás buscó, ni quiere, la venganza. 629.—El pueblo es noble; pide justicia; pide la ley del trabajo; pide subir a donde le corresponde al derecho igual y no pide que baje nadie. Pero como a los supremáticos y sus intermediarios les asusta el trabajo muscular, único que a todos mantiene, buscáis los del medio, todos los medios de detener al pueblo, porque también lo habéis ofendido y teméis que seríais arrastrados por su masa y eso es miedo a las herramientas productoras. Por eso teméis el avance del pueblo que obra en ley, y nadie teme más que el que ofendió y al pueblo, todos lo han ofendido. 630.—Y después de todo, ¿cuál es la posición que ocupa esa clase media, que adula a los llamados “Clase Alta”, y sirve de traba al pueblo? Su posición es falsa; es la del ahorcado colgado de la cuerda, que por su propio peso se mata y aborrece el cielo y no lo quiere sostener la tierra: esa es vuestra verdadera posición; que si entráis en los salones del supremático, es a ser su esclavo, y hacéis el papel más ridículo que cabe al hombre, donde supeditáis la idea, (que queráis y no) bulle en vosotros la idea de regeneración y debiendo ser lumbreras entre los trabajadores que como nobles os distinguiría, sois candiles, que no logran alumbrar vuestra mollera, porque lleváis el crespón tupido del prejuicio: ya no podéis estar entre el pueblo, porque os avergonzáis de serle traidor; y cuando tenéis que bajar a su estrado para pedirle el voto, otra vez lo engañáis; por eso lo teméis; porque siempre le ofendéis. 631.—Si el pueblo no tuviera en fruición la ley de amor, ¿cuántas veces se hubiera vengado de sus verdugos y zascandiles? Mas no tema nadie: el pueblo, sin obligarlo, no dió jamás una nota discordante; pero sí las da en todo momento, la claque de la supremacía; pero ese, no es el pueblo; es el populacho comprado paniaguado del supremático. Ese populacho es como aquel, que pedía sobre su cabeza, la sangre de Jesús. 632.—Los actos del pueblo son, como el de Moisés, como el de la Bastilla, como el dos de Mayo en España, como el 25 de Mayo en América y tantos otros, buscando su independencia, su libertad, su derecho de hombres. En todos esos actos, el espíritu del pueblo se levantó con dignidad; si luchó fué porque la supremacía quiso resistir; hoy, aunque véis a la cabeza gobiernos y jefes de estado, es el pueblo el que se ha levantado y lo veréis al final de la contienda. Pero esta vez hay un secreto: es la ley la que obliga al pueblo a levantarse contra la causa común del mal mundial, porque es hora de implantar la comuna. Por esto van los jefes de estado a la cabeza de sus ejércitos, porque ya no es hora de partidos y véis dos grandes agrupaciones, que parece que quisieran poner de manifiesto, al universo, que no se puede ya vivir en estrechas fronteras, y es así en verdad y las fronteras se rompen y se ensanchan unas a costa de otras, reduciendo naciones y hasta esto demuestra, políticamente, que una sola nación sería mejor bienestar y no hay duda, porque una sola sería la Constitución, uno solo el gobierno, y si aun pudiera existir, (que no puede) habría una sola religión; pero sí habría un solo adorado, Hellí, cuyo nombre dió Abraham y pronto sabréis cómo el universo llama al Creador su Padre. 633.—Sólo la ley triunfa y el espíritu que lucha en la ley, es sabio. La sabiduría, no puede ser vencida ni vendida; y porque las religiones y sus creaciones han luchado y luchan contra la ley y han comerciado, y por tanto, vendido la sabiduría, llegó el máximo desconcierto; y de esta lucha contra la ley, testigo son las guerras de todos los tiempos; pero el desenfreno de la lucha contra la ley, son las Cruzadas y las guerras de religión, la inquisición con todos los errores y horrores y el celibato, oponiéndose al “Crecer y multiplicáos”. Por esta causa, (efecto de las concupiscencias) hay los prostíbulos, los manicomios, las casas de traición, los hospitales de enfermedades vergonzosas, muchas más cárceles que había antes del celibato (aunque había menos civilización), y esta verdad, está latente, vengando a la causa que las produjo; pero esa causa, cada vez es menos y la ley de amor decretó su desaparición. ¿No quieren anularse ellas mismas? Pues la ley las quita, para lo que levantó este simoún y seguirán las consecuencias hasta quitar, no sólo lo que estorba al reinado del amor, sino, también, las manchas que dejan, porque afean la belleza. Nada habrá que se oponga al decreto del Creador, porque su hora es llegada. Podemos saber que esa hora llegó, porque marca 36 siglos de cien años, desde que escribiera su ley hasta que la tierra la sabrá. La ley la dió y escribió Moisés. Contar desde él y analizar los actos desde entonces acaecidos en toda la tierra y los actuales, que con un máximo progreso material, hay la más grande miseria en todo el mundo y hasta aquí, “tierra de promisión”, granero de José, la miseria es tal, que sólo puede escribirse diciendo: “Miles y miles de brazos fuertes se ven precisados a recibir un plato de comida por limosna, denigrándose el hombre y provocando a la ley de Justicia y a la naturaleza, que, sin embargo, produce aún en medio del odio de los hombres, lo necesario para todos; y esta provocación traerá las consecuencias que todo el mundo presenciará y que sí repercutirán, también en este escenario, en esta tierra de promisión, porque la han manchado y hay que limpiarla, para proclamar la ley de amor, que así es el decreto del Creador y la hora es llegada.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 20
CAPITULO VEINTELA TIERRA DE PROMISIÓN LA HAN MANCHADO Y HAY QUE LIMPIARLA634.—Se rompe el alma de dolor y el corazón manifiesta su agobio en lágrimas que a los ojos llegan y queman las mejillas, ante el espectáculo que se presenta a mi vista, en el mismo momento que pongo este epígrafe; y ese espectáculo es, una procesión del hambre compuesta por unos mil hombres que pasan con cara macilenta, pidiendo pan, pidiendo trabajo; y aun van dando ejemplo de cultura, pues respetan a la policía que les recomienda el orden; y esta procesión, es sólo del barrio más despoblado y de más bienestar, por haber en él una crecida mayoría de vecinos rentistas y altos empleados. ¿Qué pasará en los barrios extremos? ¿Qué pasa en el riñón de la ciudad? 635.—Cualquier negocio, cualquier taller, puede ser testigo de escenas que se le presentan y miserias que se le descubren de hombres fuertes que piden trabajo o limosna; de mujeres jóvenes y bellas que entran y después de excusas y bajando la vista, sonrojadas, piden, para llevar pan a sus hijos, para sus padres viejos y enfermos y, aun para su esposo que está arrinconado y la vergüenza y la dignidad no le permite lanzarse a pedir limosna, porque tiene conciencia de que es un hombre de valía; y por que si pide limosna al que mañana lo podía emplear, se rebaja ante su vista y el abuso sería mayor y lucha con el hambre; y lucha con el casero que lo lanzará a la calle, cual si fuera un trasto inservible; un guiñapo deshilachado y podrido. En la conciencia de los supremáticos causantes de todo este mal, no son otra cosa que un guiñapo, los hombres del trabajo, que no tienen más que el salario que les quieren dar por una inhumana ley social, por una rastrera ley política y por una inmunda religión que originó las otras dos causas. 636.—Si del cielo sabe llover fuego, nunca con más razón y justicia que en estos momentos, debe hacerlo la ley, antes que ese pueblo sufrido se vea en la necesidad de encenderlo todo con el fuego del odio, nacido en su desesperación. ¡Padre, Padre!... ¡No debe mezclarse la sangre del pueblo, con la de los hijos de víboras, que señalaron Juan y Jesús; si está en la justicia, póngase remedio al mal, por tantos medios que la ley tienen para quitarles causas, sin derramamiento de sangre!. 637.—Yo pido al Padre. El Padre señala la ley. La ley dice Justicia. La justicia enseña la balanza desequilibrada... ¡Oh dolor!... ¿Qué es esto? ¿Por qué es esto? ¿Quién ha desequilibrado la balanza fiel de la Creación?... 638.—¡Maldición! Siempre la misma causa; siempre el dios de las venganzas; siempre una cosa que no es cosa; siempre la supremacía; siempre el parasitismo...¡Maldición a él! 639.—Mas hace años, cuando aun florecía el bienestar en esta tierra fecunda, a más de dos diplomados señalé algunos de los puntos que traerían días tristes, aquí, a donde no debería jamás llegar la miseria, y... ¡Se rieron... del pobre obrero! ¿Qué vale un obrero en sus juicios, ante un señor Doctor? ¿No ha cursado él en la Universidad? ¿No se ha quemado él las cejas (así han dicho) estudiando los clásicos, las leyes y los códigos? Ellos son doctores y saben más que el obrero, y ahora vemos todo su saber, toda su ciencia, toda su habilidad, todo el producto que el pueblo recibe de ellos, en pago de que produzca para sostener la Universidad, el Congreso, el Gobierno, y la Nación. 640.—Sin embargo, saben predicar que, “A grandes males, grandes remedios”. Pero, un cura en Castilla decía : “Predicar no es dar trigo”. Decía la verdad, a la par que confirmaba su verdadera religión; La panza. 641.—Mas sí yo les probara a los que no oyen al obrero, al pueblo, con la matemática pura que el que es capaz de aprender en los textos de otros, aprende, porque cabe en su alma, en su conciencia, que es el archivo de su espíritu; y que si cabe lo que aprenden, es porque “caber es haber vacío”. ¿Qué dirán? ¿Con qué razón pueden rebatir ese axioma? Sólo con una: “No podemos admitir más ciencia que la de la Universidad”. Con esto manifiestan que están dogmatizados. Pero hoy, los trabajadores, los obreros que pueden decirles la verdad de la sabiduría, adquirida en las luchas duras de la vida productiva, tienen también el derecho de decirles: La Universidad la sostenemos nosotros, para que aprendan los que no saben estudiar en el universo, que es la verdadera Universidad, en la que, por el trabajo, se crea la ciencia, que es posterior al trabajo, porque sin trabajo primero, no puede haber ciencia. Tampoco esta verdad pueden deshacerla los doctores. 642.—¿Porqué he tomado primero esta clase de la sociedad, para señalar los males de este país, corazón de la tierra de promisión? No es inquina a la clase, para la que hay en mí mayor respeto; es porque esta clase doctorada se ha vulgarizado más que las patatas, por especulación, buscando la diputación que es bien pagada y otras posiciones con remuneraciones pingues; y debiendo mirar por el bien común, primero que el bien propio, porque este es el requisito preeminente del legislador y gobernante, nos encontramos hoy, casi con un doctor en cada casa y con el desbarajuste mayor en el Gobierno de la Nación. 643.—Bello es que todo hombre se ilustre y cercano está el día en que todos los hombres recibirán la misma instrucción y serán todos doctores en la ciencia de su arte, oficio y ocupación; pero serán todos igual trabajadores productivos y harán las leyes, todas para el bien común, en verdadero plebiscito y por nadie pasará la idea del bien propio, porque se habrá anulado el parasitismo y las prebendas serán innecesarias; y ya véis, que entonces, he dicho: “Todos serán doctores”, pero no dogmatizados. 644.—No es esa la causa del mal, ni mucho menos una mancha en la tierra de promisión; al contrario, es una de las bellas flores germinadas por la sabiduría de la ley; la mancha es el dogma en que se ha envuelto el doctorado de todos los matices, que es el efecto de la causa del parasitismo, que, buscar por donde queráis su raíz, no la encontraréis más que en la religión; y como ésta se quita, (porque la quita la ley suprema) se acaba el parasitismo, el dogma y el prejuicio; sólo así puede haber buenos legisladores y buenos doctores en todo. Lo menos que puede hacer el doctorado de hoy, es no ser enemigo del trabajador que sostiene y paga la Universidad. 645.—Otra de las causas del malestar y del hambre, en medio del granero, son los bancos; la pluralidad de bancos; templos del tirano Dios Dinero, verdugo del productor y basta saber los millones que cobra por préstamo, para comprenderlo. Esos millones que los bancos ganan o sustraen, tienen, el industrial, el productor, que cargarlos al producto y es encarecer la vida y fomentar el parasitismo y robar brazos a las artes, a las industrias y a la única fuente del bienestar; la agricultura. Es falso hablar de beneficios ocasionados por esos préstamos, aunque señalen algunos casos raros de fortunas hechas por esos préstamos, que no serán ni el uno por mil de los arruinados por ellos; y, además, dieron valor al dinero y lo quitaron al hombre, que es el único valor. 646.—Mas la causa de las causas en esta tierra de promisión, es la degeneración de raza; la prevaricación de su ser étnico; porque nadie puede ser más que de la semilla que nació y, sólo admite la mejora con el injerto; pero sabe la ciencia forestal, que el injerto, sólo puede ser de la misma familia, porque la naturaleza no admite fenómenos: esto tampoco tiene discusión. 647.—La familia Sud Americana vive y vivirá por la fuerza de su raíz; y cuantas pruebas quiera hacer en contrario, serán en su perjuicio y la experiencia lo enseña. Su raíz es fuerte y perdurable por sí misma y obedece a las evoluciones; pero la ley obra y calla, en sabiduría; al revés de los que copian y bullanguean para ser vistos, pero que no pueden dar al mundo más que oropeles, confusiones, vicios y degeneración, por causa de principios erróneos en que se han... doctorado...Pero sin ideas propias, hacen el papel del loro. 648.—España no puede imitar a nadie; crea en su idiosincrasia lo que la evolución le marca y eso es firme y perdurable, y ninguna nación del mundo hay hoy, que no tenga principios, leyes e industrias nacidas en suelo español o de españoles tendidos por el mundo en misión, que la ley lleva (23) y digan todas las naciones lo contrario y no lo podrá hacer ni la apartada China; porque aún allí, dejó semilla España, en cumplimiento de la ley divina, bien que fuera devolviéndole, progresado, lo que del Oriente llegó hasta Finis Terrae.
L O S E S P A Ñ O L E S(Para “El Diario Español”) De noble corazón y de alma fuerte, Hidalgos ante todo y caballeros, Siempre han sido y serán los hombres todos Que tengan como cuna el suelo ibero. Jamás la infamia manchará su frente, Siempre tendrán por galardón eternoUna bondad humana y consecuenteY un pensamiento puro en el cerebro. Soldados, con su espada honran la patria, Pensadores, su idea es un portento. Hijos humildes del trabajo, su obraEs de esplendores todo un monumento. El valor en su pecho tiene abrigoY el amor a su vida tiene apego, La esperanza jamás los deja solosY el entusiasmo no les quita aliento. Cada noble español es un QuijoteQue recorre triunfal el mundo entero, Sembrando la razón y la justiciaY dejando una gesta en cada pueblo. El caído y el débil siempre encuentranUn reparo de amor y gracia en ellos, Nunca puede pecar el que interpretaCon el juicio más sano los derechos. Solo tienen por norma de combateLuchar siempre sin calma y con provecho, Levantando muy alto la bandera, Que es simbólica imagen de los buenos. Porque es cada español un noble hidalgoQue recorre sin calma el universo, Dejando en cada zona un libro santo, ¡Lleno todo de gracias y de ejemplos! Rosario, 1929. José FANGANILLO649.—Las repúblicas Sudamericanas (y está la mayor causa: la pluralidad porque en esta división se frustró el pensamiento del Gral. San Martín, que si era Americano, era capitán español y español por raíz) las repúblicas Sudamericanas, repito, por abolengo vivirán y no podrán imitar, ni tendrán más grandeza perdurable que la propia de su esfuerzo (y esto está en la ley suprema) para que cada parcela de la heredad de la tierra, dé en el tiempo, por trabajo, lo que le es depositado en su suelo, entre tanto que llegaba la unidad sin fronteras; en cuyo momento, se funde todo en un solo todo y el pueblo que en ley cumpla la ley, ese será el pueblo definitivo, regenerado y regenerador, para la consumación del tiempo perdurable, que durará, hasta que todos los habitantes del planeta sean sabios de la ley de la Creación. 650.—¿Qué pueblo quiere ser este elegido? La ley no se equivoca y su fallo es inapelable como todos los decretos del autor del universo. ¿Os Habéis equivocado, los que hasta en pleno Congreso habéis dicho que ésta es la tierra de promisión? No. Pero mostradlo en las obras y no hagáis como el cura de Castilla; vosotros predicad, pero dad trigo, porque el Anticristo Santiago sentó, “que la fe sin obras es muerta, como es muerto el cuerpo sin el espíritu”; y lo sentó allá, en España, raíz biológica de esta que llamáis tierra de promisión; pero lo que nunca debió ver, hoy se ve en ella: procesiones de hambrientos. Esta mancha, puede ser una prevaricación, porque no puede alegar la América (y menos la República Argentina) la escasez de frutos; pero sí se le puede culpar de Imprevisión, porque retiró sus ojos de su mismo cuerpo, por mirar las fantasías y acrobismos, de muchos titiriteros. 651.—Vista fija y buena intención es la idiosincrasia, la característica de la raza Hispana, que jamás podrá arrancar la América de sí, porque España la inoculó en su masa. La han querido abordencar, los que con hierro vienen en busca de oro y con aparatos ópticos mal prismados por los que han hecho mirar a los jóvenes hijos de América. Aquí hay astucia y hasta maldad, porque nadie, en ley, puede hacer ver lo malo bueno y lo injusto por lo justo. Mas agrava su falta por el engaño al menor y se reagrava hasta la extorsión, cuando se emplea el tornillo que los buscadores de oro, aquí han empleado. Esta es mancha que hay que quitar; que no es mancha por traer las cosas del progreso, sino porque en el país está la materia prima, y por lo tanto, han debido nacer las industrias del progreso, que no han nacido, porque un fenómeno ha surgido, el más inmoral que cabe y que encareció la vida hasta lo imposible: el valor de la propiedad que es ficticio en el 90% de la realidad. 652.—Mas hay la mancha original, que desde la independencia no ha debido tenerla: La religión. Y digo que no ha debido tenerla, porque ya, cuando el grito de libertad sonó en este suelo, la religión había entrado en su agonía y pocos años más tarde (en 1835) Don Juan de Mendizábal, sacó del suelo español a todas las órdenes monásticas y todas las Naciones debieron imitar aquel hecho y no habría podido llegar la vergüenza de esta conflagración. He dejado explicado, la forma en que a España se obligó a ser católica; pero nunca lo fué y queda perenne la protesta de Carlos V, entrando con la bandera Gualda y Roja al son de la Marcha Real en el Vaticano, apresando al pontífice; y recientemente, por ser Maura católico subyugado, a la par que hombre de voluntad férrea ¡qué anomalías! El pueblo le prohibe ser poder y no lo dejó subir las escaleras del Congreso y en vano es que lo intente. El pueblo manda y el rey le obedece y Maura no va al poder. Y más reciente, Canalejas retira al embajador del Vaticano y dos años no tiene España relaciones con el rey sin tierra; pero estos ejemplos no los han querido ver los sudamericanos, ni otros como la ley candado, ni han imitado un alto ejemplo del que todos conocen como catolicismo: Felipe Segundo, el que al embajador ante el Vaticano le recomienda: “Ante todo, haga prevalecer los derechos civiles de la Nación”. 653.—Pero hoy, aquella Nación agitada durante todo el siglo 19 por la ambición de los de fuera y para derrota y vergüenza de Dios, por los de la bandera de Dios, Patria y Rey, en estos pocos años de Paz o media Paz por la conferencia de Algeciras sobre Marruecos y por la consecuencia del acuerdo Franco-Alemán sobre Marruecos también, España concentró su mirada en sí misma, y sobre sí misma resurge con sus propias energías, recobrando salud y fuerzas gastadas en la crianza de tantas hijas, porque sabe, que aun le quedan grandes destinos que cumplir y uno es el mayor de cuantos cumplió y espera que la ley se lo anuncie y lo cumplirá. 654.—Declaramos ya en firme. La Nación Argentina (y dicho en más propiedad) la tierra Argentina, es la tierra de promisión; las Américas “aquellas islas apartadas que aun no habían oído al profeta” al que llama Jehová en Jacob, por Isaías y le manda levantarse e ir a ellas y le promete que “hará nuevos cielos, nuevas tierras y nuevo sol”. ¿Se habrá levantado Jacob? Quiere decir: ¿Habráse hecho hombre otra vez y estará en estas islas?... Lo cierto es, que todo se renueva; que las plagas postreras, las sufre la tierra; que todos esperamos y no sabemos qué; que todos decimos que no podemos más seguir así y vemos los ríos de Europa rojos de sangre y los campos encharcados de ella, “llegando a las bocas de los caballos”. Y si todo esto es cierto, y si todo esto estaba profetizado y se cumple: ¿Porqué no se habrá cumplido el levantamiento de Jacob? 655.—Mas los hombres están escépticos por el desengaño religioso, en que han creído por el engaño del Cristo, “FALSO PROFETA”... Sí. Hora es de afirmarlo: falso profeta. Porque es el único que admitió el milagro y lo inoculó en la ignorancia, porque es el único que ha hecho dioses de palo, piedra y otros materiales, a los que condena Isaías y condenó Jesús y condena toda razón equilibrada. Jacob dijo: “cristo”, anunciando peligro: y los que en él han creído perecen en él y se ha probado que las luchas terribles que hoy sostiene el hombre, son ocasionadas por ese falso dios que nació sobre sangre y cadáveres, vivió de ese alimento y expira como nació. 656.—Pues bien; de los jóvenes es la fuerza y la decisión. Estos pueblos, vigorosos por su raíz, por su tronco y por sus ramas, darán el fruto que la ley exige y para ahora, basta con que se quiten esas vergüenzas, efecto de las manchas que luego quitará la ley de justicia. ¿Cómo se quitarán? Como los hombres quieran; con los medios que le hayan preparado a la ley; pero ha de evitarse a toda costa y sobre toda conveniencia social y política el derramamiento de sangre, porque esta tierra, no debe absorber más sangre, pues esas manchas han de quitarse y sólo el fuego o las aguas las purifica, y todos saben que la tierra en sus entrañas tiene fuego y sustancias, que al recibir el aire, provocan el fuego; no tome esto nadie por un “coco” que se les dice a los niños, porque ya, todos los espíritus conscientes, menos unos pocos. En la conciencia no cabe el miedo, pero debe caber la razón. 657.—Sí, es necesario abordar de una vez la cuestión de la vida del trabajador, (como medida preventiva) para poder quitar en paz, las manchas y las causas de las manchas. Para esto, los congresos legisladores hablen menos y hagan más y empiecen por ellos la Justicia. Dar pan por el trabajo que dignifica y no por limosna que denigra al que la recibe y envilece al que la da; pero haga cada uno su balance y vea cuánto posee o retiene, que no ganó con su sudor, con el trabajo de sus manos. Eso, no le pertenece; es del que lo produjo y ese es el pueblo, que hoy va en procesiones de hambre, pacífico sí, ¿pero mañana?... El pueblo tiene derecho a la vida; pide y no le dan y si le dan un mendrugo, es limosna; esto lo rebaja y su espíritu protesta, y si lo obligáis, tomará. No hay ninguna ley racional que lo pueda castigar, por dos razones soberanas: porque pidió y no le dieron, y porque el que obra esos levantamientos de derecho, no son los cuerpos, sino los espíritus que no quieren romper su existencia sin terminar el trabajo que vinieron a hacer; y si es castigado el hombre en su cuerpo, se comete un delito de lesa deidad. Y sino ¿porqué no se castigan a los de la revolución de Mayo? Habría la misma razón. 658.—La ley divina, tiene medios para quitar las manchas de toda la tierra sin derramamiento de sangre; pero ella obra, según los hombres le preparan. ¿Habría guerra en la Argentina, para quitar lo que a la ley de amor le estorba? Los conscientes dicen que no, porque la guerra no es de la ley divina: es de los Dioses que denunció Isaías y que condenó Jesús; la guerra es del falso profeta, del cristo peligro, y repito otra vez que veamos que sólo cristianos de todos los matices luchan en Europa. Esto debe poner en buen camino a los pueblos que aun no alcanzó la guerra; pero mire Sud América, hacia la América Central, que creyeron, con la mediación, acabar la guerra entre católicos cristianos y rebeldes y el fracaso está patente, porque no es hora de componendas ni paños calientes, porque es la hora de quitar lo que estorba. Por esto, en cuanto Carranza no ha cumplido con la segura promesa o secreto, acuerdo que había entre él y Villa, que empezó la revolución, confiscando todo y haciéndolo comunal, en cuanto ha visto Villa, que sus propósitos peligran, rompe hoy también con Carranza y empieza a confiscar ferrocarriles y propiedades que lleva a la comuna y ha proclamado una ley, o edicto, en el que dispone Villa, que en el territorio de su dominio “Solo quede un cura por cada diez mil habitantes, si éstos lo quieren mantener: y los excedentes, salgan de esos territorios o trabajen como todo ciudadano”. Eso es algo que Francia no ha hecho y lo ha hecho México y será saludable, porque luego verán todos, para qué sirve el parasitismo, sirviente de los dioses y...los doctorados, al estilo de los de “El Rey que rabió”. 659.—Se avecinan grandes plagas de pestes y enfermedades, y esos flagelos, sí son de la ley, como los otros más repentinos y horrorosos de movimientos sísmicos, inundaciones y volcanes y hasta el parto de la tierra. Y aunque la Argentina, sea la tierra de promisión, las Américas, las islas de que habla Isaías, han de sufrir esos efectos y muy intensos; tanto, que pocos habrá que conozcan por dónde estaban los límites de sus propiedades. Entonces, los falsos dioses, no se atreverán a decir que es castigo de Dios por los herejes, porque por razón natural, caerán antes las más voluminosas catedrales y altas torres, porque son ellas, precisamente, las que atraen, no las “Iras Divinas” (como le ha dicho ayer el pontífice cristiano a Guillermo de Alemania) si no que ellas, han atraído la Justicia Divina. Nota al pie 23: Aún cuando a mi no me importa de los juicios ligeros que algunos predispuestos pueden hacer ante esos juicios que los hechos arrojan en favor de España. Quiero respaldarme con las siguientes poesías que hoy leo en “El Diario Español” de Buenos Aires, en el momento que estoy corrigiendo este capítulo: y como veréis, no es de un apellido muy español, lo que le dá más valor. La intercalo, pues, al final del No.648 para que a la vez sea pié del 649. Dice como sigue:.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 21
CAPITULO VEINTE Y UNO (24) LO QUE SABE Y ENSEÑA AL HOMBRE LA ESCUELA MAGNÉTICO ESPIRITUAL DE LA COMUNA UNIVERSAL Preguntas a las que ha de contestar la Conciencia660.—Preguntas de orden divino. 1ª.—¿Conoce el hombre de dónde viene, porqué está en la tierra y a dónde va? 2ª.—¿Conoce el hombre su trinidad, cómo y de qué se formó y cuál es en su trino el primero? 3ª.—¿Conoce el hombre a su autor como hombre y a su creador como espíritu? 4ª.—¿Sabe y comprende el hombre, que su padre el creador está real y por entero en cada hombre, viendo y presenciando sus errores y sus aciertos? 5ª.—¿Conoce el hombre las leyes máximas y fatales que rigen la Creación? 6ª.—¿Sabe y entiende el hombre, que él es como hombre, la realidad del Arca de Noé ideada por Moisés? 7ª.—¿Comprende y siente el hombre, la necesidad de la reencarnación del espíritu y aprecia su justicia? 8ª.—¿Comprende y entra en la razón del hombre, que con sólo cuerpo y alma, sólo puede ser y es un animal, inferior a los otros animales? 9ª.—¿Se atreve el hombre a afirmar convicto, que la vida y la acción y por tanto, la demostración de la vida, es sólo del espíritu? 10ª.—¿Entiende el hombre que el Espíritu es la voluntad del Creador y el Eter su pensamiento eterno? 11ª.—¿Sabe el hombre que su espíritu es consubstancial y coeterno en su padre el Creador? 12ª.—¿Comprende el hombre, que sólo la adoración en espíritu y verdad puede hacerse y serle grata al Creador? 13ª.—¿Cuál es la patria del espíritu? 14ª.—¿Ha presentido el hombre, el centro vibratorio? 15ª.—¿Puede el hombre llamarse sabio, dejando de comprender alguna de esas preguntas?
661.—Preguntas de orden natural1ª.—¿Sabe el hombre cómo nace un mundo? 2ª.—¿Se explica, racionalmente, el hombre, las evoluciones del mundo, antes y después de la aparición del hombre? 3ª.—¿Sabe el hombre, cómo apareció sobre la tierra? 4ª.—¿Sabe el hombre, de dónde ascendía la familia espiritual que ocupó la tierra? 5ª.—¿Sabe el hombre, el cargo que adquiere individual y colectivamente, al entrar en la tierra? 6ª.—¿Sabe el hombre, cómo forma su conciencia? 7ª.—¿Sabe el hombre, lo qué es su memoria? 8ª.—¿Sabe el hombre, el desarrollo de los tres reinos de la naturaleza? 9ª.—¿Comprende el hombre, que no hay nada sobrenatural en los hechos del hombre y de los mundos? 10ª.—¿Sabe y comprende el hombre, qué son sus facultades y el porqué de ellas? 11ª.—¿Sabe el hombre, lo que él es entre el universo y su creador? 12ª.—¿Sabe y comprende el hombre, las funciones y para qué son ellas de los tres reinos de la naturaleza? 13ª.—¿Sabe el hombre, las funciones de su cuerpo y para qué las ejerce, con respecto a la materia? 14ª.—¿Comprende el hombre, que sería injusticia que sus cuerpos murieran? 15ª.—¿Comprende el hombre, que sólo una ley lo rige todo y que por lo tanto, la pluralidad de leyes y diferencia entre hombres, son contra la ley y la razón natural?
662.—Preguntas de orden social y general. 1ª.—¿Ha estudiado el hombre la organización de las familias inferiores a él en los tres reinos de la naturaleza? 2ª.—¿Ha advertido el hombre, que cada reino y cada especie, en su libertad e independencia, obedecen a un maestro propio y todos al hombre? 3ª.—¿Ha visto el hombre, que de él abajo todo trabaja en su ley y todos toman en libertad, lo que han de menester y nada más? 4ª.—¿Ha visto el hombre, la solicitud de unos para otros seres en sus colectividades, para la crianza y educación? 5ª.—¿ Comprende el hombre, si su organización actual social, podrá alguna vez darle paz? 6ª.—¿Ha visto el hombre, que toda religión es error, pero que cuando es dogma es un dogal enjabonado, cuya punta está en manos enemigas? 7ª.—¿Estaría conforme el hombre, con que la mujer lo sujetara, matando su libertad de elección para tomar su estado en el patriarcado? 8ª.—¿Comprende el hombre, que la errada educación que se le da a la mujer y la esclavitud en que se le hace vivir, denigra al hombre, porque esclaviza a su madre y a la madre de sus hijos? 9ª.—¿Comprende el hombre, que la mujer, en ley divina y humana, es superior al hombre, por el matriarcado y la metafísica que representa? 10ª.—¿Ha comprendido el hombre, que la acepción de personas es una falta capital contra la ley de amor y que esto le llevó al estado lamentable de nuestra sociedad? 11ª.—¿Ha estudiado el hombre, su gran error de inmunizar y dar todo su poder a un solo hombre? 12ª.—¿Ha comprendido el hombre, que su error mayor es mantener y defender fronteras? 13ª.—¿Sabe el hombre, que la propiedad privada es una usurpación, no sólo al hombre, sino a la ley de las armonías de la Creación? 14ª.—¿Ha visto el hombre, que la ley de propiedad, extorsiona a todos los hombres? 15ª.—¿Comprende el hombre, lo grave que es la expulsión de un hombre de la sociedad, o de un territorio? 16ª.—¿Comprende el hombre, el delito terrible que es su empeño en conservar, por rutina, lo que sabe que le daña y le denigra, tanto en lo religioso como civil? 17ª.—¿Comprende el hombre, que su error en dogmatizar las ciencias y las carreras, es un desacato a la universidad del Creador, que es todo el universo? 18ª.—¿Comprende el hombre, que sólo el trabajo productivo es de la ley y toda otra ocupación es contra la ley y causa de toda la desorganización? 19ª.—¿Sabe el hombre, que no hay ninguna ley de mayoría rigiendo a la sociedad humana, porque no hay ninguna que haya sido sancionada en verdadero plebiscito? 20ª.—¿Comprende el hombre, que no puede existir la sociedad en la forma denigrante que hoy funciona? 21ª.—¿Comprende el hombre, que sólo la comuna, en el verdadero sentido y justicia de trabajo y usufructo en común, puede darle la paz y el bienestar? 22ª.—¿Puede el hombre llamarse civilizado y menos sabio, ignorando o faltando a algunos de todos los anteriores puntos? 23ª.—Para conseguirlo, ¿qué se impone? Nota al pie 24: Estos tres puntos de interrogantes, los dimos en el “Conócete a tí mismo” por que no podían faltar allí.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 22
CAPITULO VEINTE Y DOS EL C R E P Ú S C U L O D E L A PA Z 663.—Piden los hombres la paz, al dios que invocan para la guerra. ¿Puede haber mayor contradicción? A lo sumo, la paz que puede dar el dios de la guerra es la tregua que da el estómago hasta que ha digerido los alimentos, para pedir imperiosamente otros; esa es la única paz que puede dar y dió a los hombres, ese dios creado por el odio de los hombres. 664.—Como los hombres se han odiado, de su odio crearon su dios: y sólo asoma la aurora de la paz, cuando los hombres empiezan a amarse. Ese es el crepúsculo de la Paz. 665.—Pero es digno de notarse, cuándo se ha manifestado ese crepúsculo, que es, cuando los hombres han podido contestarse a sí mismos, a la mayoría de las preguntas del capítulo anterior; pero que sólo ha sido, retirándose de las religiones, cayendo en un espantoso escepticismo; espantoso, para los dioses; pero de satisfacción, para la naturaleza; porque sólo entonces, el hombre cayó en los brazos de la verdad, aunque fuese aletargado, desconfiado, receloso de otro engaño. Pero el hombre, pronto se desengañó de que la naturaleza no lo engañaba, porque ésta le descubrió pronto sus leyes reales y comprobables y hasta lo enseñó a auscultarla y la naturaleza se echo en los brazos del hombre, con ansias; con la voluptuosidad de la novia desposada por amor, después de sufrir secuestros y negativas que la hicieron sufrir, desesperarse y demacrarse en el continuo soñar de perder el amado de su corazón que la había de hacer madre, de aquellos angelitos que se le dejaban ver en su almohada, la que mil veces, regó con sus lágrimas. 666.—De ese mismo modo, la naturaleza sufrió y se manifestó al hombre largos y largos siglos; noches terribles de sufrir, viendo la naturaleza los angelitos del progreso retardados en su nacimiento, por el secuestro de las ideas del hombre, por principios errados de lo abstracto, de cuyas alturas debían caer los hombres en el más terrible y mortal porrazo, porque eran castillos en el aire, o con cimientos de azúcar, los que al contacto del agua del desengaño, todo vendría abajo. Esto esperó ansiosa y palpitante, la naturaleza, y sucedió, para la felicidad del hombre y, la naturaleza le habló de amores; le habló de libertades; le habló de justicia; le habló de fraternidad, y el hombre lloró en sus brazos; se consoló en su madre. La madre, amorosa, enjugó sus lagrimas; lo regaló con sus secretos; lo hizo, lo que ya el hombre era: su Rey y su Señor. Ya entonces el hombre tuvo cimientos firmes, que los midió, los pesó y los distribuyó en orden y lo cifró en las enigmáticas matemáticas; en el C.G.S. primera ráfaga de la luz de su crepúsculo y ella apagó el fantástico relumbrón que lo llevara a lo abstracto, sin dejarlo escudriñar lo que pisaba. 667.—Era en ese estado el hombre, como uno a quien al nacer se encierra en obscura habitación ignorando el contenido y la realidad del mundo y se le habla de maravillas, de palacios encantados y para probárselo se le vendan los ojos y se le transporta, opializado, a un palacio de fantasía asiática, donde todo está amaestrado y todo le fascina, todo lo llama, tras todo corre y nada alcanza y hasta el alimento en provocativo banquete, le es escamoteado bocado por bocado y jamás puede saciarse, ni alcanzar un beso de las frescas y rubias Uries, que le danzan y se contorsionan, y al extender él sus manos, nada encuentra y la desesperación crece, no encontrando auxilio, hasta que aparece en su conciencia que todo es falso y llama ya la realidad: el desengaño. Entonces se ve en medio del bosque, solo, harapiento, torcido y perdido, y cae en el sendero en sueño de sopor; desesperado. 668.—Mas despierta de la horrible pesadilla, al contacto de la mano de un caminante, de un ser real y verdadero que vive en la naturaleza, que trabaja, que suda, que lucha, pero que de su trabajo come y selecciona, y divide el alimento y las horas de descanso y comparte con otros hombres, y siembra y multiplica y parece que hace hablar a lo inerte, por la mecánica, por el arte y por la ciencia que somete los movimientos y hasta combina los venenos mortíferos para dar salud. Y aquel desengañado, llora, hace imprecaciones y encrespa sus uñas amenazantes, reconociendo, al fin, lo falso de la posición de la fantasía. Entonces abraza con ardor la realidad de la verdad que palpa, por dura que sea; aunque le haga sudar; aunque derrame sangre en los rasgones que se hace en su inexperiencia. Es doloroso, es duro, pero es real: palpa, produce y satisface su necesidad y se convence en sus obras en las que ve algo más que la obra de sus manos: razona. 669.—Ha pasado la noche del sopor; ha colmado la naturaleza de caricias a su esposo y señor el hombre desengañado y curándolo con sus besos de los dolores de lo incierto, en las alturas de lo abstracto; y de su unión, han salido obras en las que el hombre se mira y ve algo más que la obra de sus manos; teme engañarse otra vez; recuerda espantado su desengaño de tantas ilusiones; pero ve la realidad, la palpa, la mide, la pesa y la divide o la une; no hay engaño. . . y . . . ¡el hombre ríe satisfecho y la naturaleza le colma con otro de sus secretos!... 670.—El hombre ve que por sus esfuerzos, por su trabajo todo se embellece y se mira en sus obras, con el arrobamiento y la felicidad que mira el enamorado esposo la angelical sonrisa del niño engendrado por su amor, en la voluptuosa noche de su desposorio con la madre de aquel infante, que unió para siempre en su alma; el alma de sus progenitores, que sondan a porfía en sus inocentes ojillos, queriendo descubrir un infinito universo que allá, en lo profundo de la retina se encierra y en cuya niña ven retratarse la imagen de los dos, y el niño, jugando con el seno de su madre y tirando del brazo de su padre, produce en los dos otra explosión el amor y se confunden los tres en su alegría, en un abrazo que hace temblar la naturaleza de satisfacción... y les regala otro vástago que confirma la fuerza del trabajo, la potencia del amor, que convierte el pensamiento en realidad tangible, y ya el hombre está preso de la ley del más y es sólo por ese presidio cuando realmente es libre porque se apresa el cuerpo por el sentimiento del alma y ya, el espíritu sale de su cárcel. ¡Ese era el que incitaba a verlo por los ojillos del infante y por el algo más que el hombre veía en las obras que hacía. El hombre rasgó su crepúsculo y por la paz veía la justicia!.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 23
CAPITULO VEINTE Y TRESE L A L B A D E L A J U S T I C I A671.—Ya no teme el hombre a la fantasía. Está en posesión del C.G.S. duro y afilado escalpelo que le ha de descubrir hasta el borde de la sabiduría; pero no puede quedar en el borde; tiene que entrar en el corazón de la sabiduría, y maneja ese escalpelo ávido de saber, pero impávido y seguro de que no puede equivocarse, porque comprueba, investiga y compone y descompone en infinitas ecuaciones de ascenso, de retroceso y de estabilidad, el mágico C.G.S. que le sirve de antorcha y, como Diógenes, sigue incansable buscando y en cada explosión de su potencia, engendra un nuevo hijo, un nuevo progreso y esto lo lleva ya más adentro del borde de la sabiduría, y llegará hasta su centro. 672.—Ve el hombre, en el arte, el principio de su bien: pero le cuesta dolores que le hacen derramar sangre por los rasgones que el trabajo le ocasiona, pero el dolor lo incita y le advierte la causa del desgarrón y comprende así las diferencias de fuerzas brutas. Y razona y no abandona su empresa, pero idealiza: sí, idealiza. Y del idealismo, hace una máquina de aquel mismo material que lo rasgaba y le hacía derramar sangre y con la ayuda del C.G.S. iguala las fuerzas suyas, débiles como brutas o animales, pero superiores a las que lo rasgaban y su inteligencia venció al que lo vencía; hizo justicia el hombre. Ese es, aquel algo más que veía en sus obras primeras; aquel universo que quería descubrir en los ojillos del niño; la inteligencia, el idealismo, su encarcelado espíritu que ha triunfado y lo va a llevar hasta el corazón de la sabiduría; hasta el centro de la vida; verdad suprema y absoluta. 673.—Ahí no cabe ya el gran C.G.S. de la matemática positiva: tampoco la necesita ya como alcayata; el espíritu llegó al fin de la jornada de aprendiz; ahí, el hombre ya es maestro. Ya sabe idear continuamente para agrandar más en cada instante el báculo C.G.S. con el que llegó y ya lo usa siempre para enseñar a otros desengañados que encontrará en el sendero del bosque, desmayados, desesperados, como él se encontró. 674.—Aquel algo más que veía en sus obras; aquel infinito que se empeñaba en descubrir en los ojillos del infante, es su espíritu que desde su cárcel daba voces, en la que por amor y por justicia se encerró para dominar los instintos brutos de la materia, que en su antagonismo produjo la pasión; ésta la concupiscencia que en su insaciabilidad todo lo sacrifica, constituyéndose en Dios. He aquí la fantasía; he aquí la religión; he aquí... la bestia 666 seis veces terrible, porque cada número son dos trinidades. 675.—La casualidad no existe. Entonces es fatalidad esos números. Pero fatalidad dice justicia de necesidad, y por esto, el hombre no puede descubrir la justicia, hasta que vence a la bestia y, la bestia está vencida. ¡Ya alborea la Justicia!... 676.—Yo veo quien mueve mi mano y compone mi estudio. Es aquel algo más que el hombre ve en su obras y quiere alcanzar a descubrir en los ojillos del infante; es mi mismo espíritu curado de la fantasía de lo abstracto y entra en la realidad de la verdad de la vida, por el cimiento indestructible del C.G.S. supremo de la matemática positiva, con la que todo hombre llega al borde de la verdad suprema relativa donde no puede ya perderse, porque está en el camino de la verdad absoluta, de la vida que emana de aquel Centro vibratorio, donde sólo impera la matemática pura: el idealismo; del que el pensamiento del hombre extrae el C.G.S. para alumbrarse en la razón, mientras está perdido en el bosque. Y el idealismo real, que es real cuando en su razón comprueba por la matemática del número, del peso y la medida, lo que está a su alcance y eso le sirve de principio a lo que presiente, más allá del número donde nace el idealismo sin fantasía. 677.—Y es que el idealismo es lo primero que se presenta a la conciencia aun naciente; mas como en la inexperiencia del mal, el hombre es sencillo e indolente, hasta que es agitado por el antagonismo que le causa dolores y remordimientos, está indefenso y como aletargado; y no teniendo más arma que la sabiduría para luchar con toda la inmensa jaula de seres que encierra en su cuerpo y alma, mordisco de un lado, cornada del otro, picotada del de enfrente, coces del de atrás, mugidos por todas partes, es vencido una y mil veces en sus cuerpos. Pero cada vez ha dominado uno de sus enjaulados instintos que unos levantan por su voluntad la soberanía; otros la astucia y otros la fuerza bruta. Pero cada uno, en su especie, ha de reinar su período y el encerrado espíritu tiene en ley que dejar saciarse hasta la hartura a cada uno, sin dejarse él vencer. El espíritu, por esa lucha tremenda, cae siempre rendido, pero vencedor de aquél instinto que estaba en su reinado; cuando habrá vencido la mayor parte, entonces es cuando él se empieza a descubrir y a buscar el motivo de tan titánica lucha, y esto sólo puede ser en los mundos de expiación donde ya sufre, porque tiene conciencia. 678.—Pero esta conciencia en él es sólo la vida del infante, por en cuanto sólo vive por el cuidado de sus progenitores. Lo mismo le pasa al hombre en la infancia de la humanidad, que por sólo los cuidados de la madre naturaleza y el trabajo de su espíritu, que es desesperado, por mil causas que no son de este libro. Solo así el hombre en su cuna puede subsistir y en ese agobio, en esa desesperación, (que son los rasgones que le ocasiona la inexperiencia), idea todo lo que es capaz de aminorarle el dolor y esto es a causa de que la materia no se convence de que ganará sometiéndose, y en su ley, quiere vivir su vida. Pero ya en el mundo de expiación, mundo de quinta categoría o quinta esencia en lo material hasta el primer parto de la tierra, por el que, fundiéndose todo y saliendo de él las escorias más rústicas o exprimidas y queda el hombre engendrado desde ese momento, el mundo asciende y se purifica un grado, que ya es el sexto del curso de la materia. Ahora, ya puede la materia vivir su vida, individualizada, porque en ese sexto grado, ha de implantarse la armonía y de aquí la titánica lucha del menos materia, diciendo, no serviré; y del más espíritu, asegurándole, que sí servirá. 679.—Mas la materia es intransigente y reclama su ley y el espíritu no se la niega; y en cambio, al espíritu, la materia le pone su fuerza bruta y esto es desarmonía; pero el espíritu espera y domina y recoge a cada instinto saciado por la fuerza, pero satisfecho, aunque sufre por que delinquió, ya secuestrando a otro instinto, ya interrumpiéndole en sus funciones. De esa lucha terrible, el espíritu cae rendido, como aquel que salió del castillo fantástico y cayó al borde del sendero y es recogido por su guía espiritual al despertar y entonces aquel instinto saciado ya lucha con los del menos, porque ya está él, en el más; en la conciencia; al servicio del espíritu. 680.—En este estado, es cuando quiere y debe el espíritu, sentar el principio de justicia, e imponerlo. Es precisamente ese momento, en el que le llega una ayuda, que para la tierra fué Adán y Eva, con el Investigador. Ya vimos el estado en que estaba la tierra entonces y lo que se ha hecho de ella; pero aquel momento, era el crepúsculo de la paz, que pasado por el alba de la justicia iniciada en Moisés, se había de llegar al día del amor que lo anunció Jesús y había de proclamarse al cumplir los 36 siglos de la ley del Sinaí. 681.—Pero si para toda la humanidad, el alba de la justicia era el acto del Sinaí, para cada hombre en la individualidad, es el descubrimiento de su trinidad; el conocimiento de su espíritu. Esto trastornaría toda religión y doctrina animista y además, representa el sometimiento del alma y había de ocasionar hecatombes y cataclismos, equivalentes al acto supremo que los mundos realizan, para lo que la ley anuncia muchos siglos antes, sin importarle que falsos profetas se aprovechan de la largura de ese tiempo para engañar a los incautos anestesiándoles las conciencias: pero que a las señales de la llegada del reino de la justicia, libertó por su propio esfuerzo a los secuestrados y caen los castillos de fantasías de los supremáticos derribados por el simoún. Y para más justicia, se les dijo, que el juez llegará cuando no lo esperen y se encontrará entre los hombres que lo nieguen o lo falsifiquen, “Como ladrón de sorpresa”: lo que quiere decir, con pánico y espanto. Y aun añadió el profeta del Apocalipsis, que oyó ruidos como de muchas aguas y grandes ejércitos que luchaban; y lo más raro es que dice también, que se comió el “Librico” y que era muy amargo; claro, como nada hay más amargo que la verdad. ¿No podría ser este libro el índice de ese librico amargo? Meditemos y entremos en la justicia, antes que nos toque con la punta de su espada: porque si la Justicia está blandiendo la espada en Europa “la Babilonia la grande”, el aire del brazo llega hasta aquí la América y es bastante fuerte y cada vez arrecia más, desconcertando a los gobiernos que teniendo enormes montones de trigo reina en las masas el hambre, que es la espuela con que el caballero espolea y saca a las multitudes el trote ligero, que hace de tripas corazón, pero que toda marcha forzada, es peligrosa. 682.—Por eso cae el cristo y con él todas las religiones, porque en su marcha todo lo forzaron, pero él por todas, porque de todas heredó y es justicia, que él por todas rinda cuentas a la justicia, en el alba de ella.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 24
CAPITULO VEINTE Y CUATROEL DIA DEL AMOR683.—Por fin podemos formar el cuerpo ideal sin nada abstracto y me lo da la gran placa impresa hasta aquí y tenemos: Pies: Paz y Libertad. Cuerpo: Pueblo consciente; matemática o progreso. Brazos: Afinidad y Justicia. Cabeza: Amor, espíritu o Creador. 684.—¿Quién no comprende ya, o por lo menos presiente en su conciencia, la realidad tangible de ese cuerpo que se buscó siempre en lo abstracto y cada uno lo somos individualmente y lo agrandamos hasta el infinito cuando lo comprendemos por universo?. 685.—Ese cuerpo verdaderamente divino, pero divinamente humano, material, tangible, que se pesa, que se mide, y se divide, con el mágico C.G.S. ha pretendido el hombre en su dualismo, en el secuestro de su conciencia por la religión, buscarlo en donde no estaba; en lo abstracto; en la fantasía; en el castillo encantado; en lo imposible. ¿Cómo había de haber Justicia? ¿Cómo la podrá haber mientras no sea ese cuerpo el único Dios, si Dios entendéis, por el mayor, pero que ya no será Dios, sinó... ELOi?... 686.—¡Eloí!... Nombre universal, en el que todos los espíritus ya en luz comprenden el infinito completo y que en la tierra está escrito según sus letras en el Hebraico “Hellí”, en el nombre de nuestro padre común y universal, que morando en su centro todo lo vibra, está real y por entero en cada uno de nosotros mismos. El es la vida suprema y absoluta, verdad que siempre es. 687.—Pronunciando ya ese nombre y formado cuerpo, es preciso derivar su credo; y sé que aún será de escándalo para los que viven de la fantasía abstracta y más porque ese credo ha sido amalgamado y combatido por el Dogma; mas es siempre el mismo y no cambia y es preciso desenlodarlo del barro que la malicia del Cristo le arrojó; y si ha sufrido las consecuencias naturales de tener que vivir entre sus enemigos los dogmas, le pasa como al molinero que en acabando su trabajo, se quita el polvo y aparece el hombre cual es. No os asustéis, tener calma y leer. Ese credo único es, “Espiritismo”. 688.—Espiritismo es todo, como hemos de ver en el capítulo 29, como índice. Pero en la obra que después del último cañonazo de esta conflagración se ha de dar al hombre, se probará hasta la evidencia aún para el hombre más refractario y más enemigo (25); pero aquí hay que decir la verdad sustancial, lacónica e irrebatible, del porqué el espiritismo es el credo único y universal para el infinito y desde el día de su Justicia, para cada mundo en el que entra en su día del amor. La Tierra ya está en ese día; todo lo que en ella sucede, es porque la Justicia quita todo lo que estorba al establecimiento de la Ley de Amor, decretada en los Consejos del Padre. 689.—Todo lo que existe del Creador abajo es espíritu de su espíritu y nada hay sin espíritu en común porque, el Eter, única sustancia que existe es espíritu universal, como pensamiento eterno de la creación, del Creador Padre único y común. 690.—Pero el pensamiento, (aunque sea del Creador), no habiendo más que una sola ley establecida por él, mismo que el pensamiento, digo, no es ser: no es cosa. Y para que el pensamiento sea cosa, necesario es que el pensamiento se realice, mostrando en hechos ese pensamiento; y sólo puede ser ese agente que realice el pensamiento en hechos, una voluntad; y esa voluntad, siempre es del que pensó, aún entre los hombres, porque para que sea ejecutado un pensamiento por otro hombre que el pensador, éste ha de iniciarle la voluntad ilustrándolo, explicándole la forma: es decir, comunicando su pensamiento al que tiene voluntad para realizarlo, convirtiéndolo en cosa: y en tanto no se realiza, el pensamiento no es cosa. 691.—Pensó el Creador la Creación eterna (no tiene el idioma otras palabras para decirlo). Pensó el Creador la Creación eterna y llenó de su pensamiento el infinito universo y sacó de sí mismo la voluntad, individualizando al espíritu, que es su voluntad. Esa voluntad, comprende el pensamiento, como la voluntad del hombre hoy, comprende sus propios pensamientos, y de cada pensamiento, hacemos una cosa; una realidad y, no puede ser la voluntad sin el pensamiento, ni el pensamiento puede ser sino por la voluntad ejecutora. 692.—Para los iniciados, para los sabios, bastan estos puntos. Prescindamos aquí de la inacabable metamórfosis realizada, porque no es de este lugar ni de este libro y digamos. Que lleno el infinito universo del pensamiento y plan de la creación, el Creador individualizó de su propio espíritu partículas infinitesimales abarcándolo todo; esas partículas por lo tanto son consubstanciales y ab y coeternas de El en El y, cada una de esas partículas son, cada uno de nuestros espíritus, (parezcan Angeles o Demonios) y todos son sus hijos, como en su tiempo lo confirma él mismo en cada mundo; y a la tierra lo confirmó por Abraham. 693.—Cada espíritu, (que son aquellas partículas) lleva impresa su procedencia, la misma ley y todos son igualmente sabios en el amor, pero ignorantes en el mal. Son plenipotentes en la individualidad y omnipotentes en la comunión universal. Todos llevan la fuerza positiva de su procedencia y el mandato de la realización en hechos tangibles del pensamiento de la eterna creación, la que no pueden eludir y cumplen en el tiempo y, nada hay hecho que no sea por esta voluntad que llamamos y es, Espíritu. Por lo tanto toda la creación, en mundos, formas y cuerpos, incluso el alma individualizada de cada cuerpo, obra es del espíritu, aún las religiones causa primera del mal. Por lo que, todo en absoluto, menos el éter pensamiento del Creador, es obra del Espiritismo, y sólo el Espiritismo puede ahondarlo, metamorfosearlo, comprenderlo y explicarlo para el que no hay misterios, más que el de la esencia del ser de su progenitor pero llega a comprenderlo. 694.—A cada entidad política, religiosa o social, le damos un nombre derivado de un fundamento. ¿Cómo puede llamarse la universal y única sociedad del Creador, que creó como ejecutor de su pensamiento al espíritu y en la pluralidad son espíritus, sino Espiritismo? 695.—Espiritismo es, pues, el derivado de espíritu; su plan (que es la Creación) es su reglamento; su doctrina, la sabiduría regida por el Amor, es el credo de cada espíritu; y todo ello en la unidad de la pluralidad, es lo que se llama Espiritismo y no Espiritualismo, que éste ya es amalgama. 696.—Lo mismo que en todas las sociedades de que es Creador, el Espiritismo tiene el más y el menos; el polo positivo y el polo negativo: el extremo más y el menos; y es a causa de que, no hay dos iguales en progreso teniendo todos la única y misma ley, por lo que tampoco hay sociedad, que en su mismo seno piensen igualmente dos individuos; pero que por sus leyes y reglamentos que establecen condiciones, se agrupan por aproximación, por afinidad de ideas, no iguales, sí símiles y prevalece la mayoría en el conjunto o asamblea; pero en una comisión, suele darse el caso, que su mayoría pertenezca al grupo menos progresado de la asamblea o plebiscito y esto mismo sucede con el espiritismo en todos los mundos y no había de ser una excepción la tierra; pero mayoría y minoría componen la sociedad durante el tiempo reglamentario, tras del que se hace un “Juicio de Reforma” en el que, o todos aceptan la voluntad de la mayoría, o se expulsa la minoría en justicia. 697.—Este hecho Etico-biológico-fixiológico, todos lo palpamos aún en nuestras propias ideas y no admite réplica; sucede en toda la Creación y por esto, en el Espiritismo, la Asamblea Universal del Infinito, es Mayoría; las comisiones son cada mundo, que también tiene en su asamblea, mayoría y minoría; y lo mismo en cada grupo o sección, ética, biológica y fixiológicamente y tienen voz y voto y acción en libertad, hasta que hay una plena mayoría en la asamblea del mundo y en las agrupaciones. Tiempo en el que se llama a la Asamblea Universal para juzgar los hechos y dar a cada uno su producto y retirar los malos socios; esto es Justicia. 698.—En el espiritismo, se ha hecho el bando del Espiritualismo el que enarbola por bandera la caridad, que en millones de ocasiones ha sido antepuesta al amor, sin querer ver, que por la caridad, hasta fué llevado el hombre al patíbulo y las hogueras. Hoy pues, en justicia y con la prueba de los hechos, se declara que todo el que no acepta el amor por ley, es espiritualista, por que el espiritualismo admite en su seno todos los credos, todos los errores y todo el mal de la sociedad, porque en el espiritualismo caben y están todas las religiones. El espiritismo, no puede ni admite ninguna, por lo que, el Espiritualismo es la mentira, el mal; y el Espiritismo, es la verdad, el bien. 699.—Es así y por ello, hoy que en la asamblea universal, celebrada cuando se han cumplido los tiempos, el tiempo, y la mitad del tiempo, o los 36 siglos de cien años precisos y sin tregua, señalados por el único Director del espiritismo universal, que es su fundador, el Padre de todos los espíritus, sean ángeles o demonios, es decir, de la mayoría o de la minoría, se decretó en aquella asamblea la autoridad de esta comisión de la tierra porque había mayoría absoluta en los dos billones de espíritus primitivos y en los 3,500 millones de agregados por destierro, dándole a cada uno su pago correspondiente y exacto; derogando y quitando todos los reglamentos parciales de los diferentes credos; imponiendo como único El Espiritismo, descubierto ya de antemano para su estudio, porque en la tierra, esta comisión de la universal sociedad, estaba habilitada por su conocimiento de la creación para formar en la comisión de la mayoría sin desarmonizar. Por lo tanto, se imponía la expulsión de los malversores, de los morosos de los que afean el credo, quitando en su expulsión las manchas que habían puesto por su malicia y al no responder a este tremendo choque de los dos extremos; de la luz y las tinieblas; del polo positivo y negativo, que no pueden ignorar porque todos sentimos sus efectos, porque los de la mayoría están infestados por los de la minoría, que se expulsa y se cumple la promesa por la que, toda mancha como toda causa, ha de quitarse. 700.—La comunicación espiritual y la manifestación, existe desde el principio; pero al darle al mundo, a la tierra, la ley escrita, sabía el Investigador, las mañas y atrevimientos de los errados que llegarían a falsificar y mistificar, hasta la firma de la sociedad; y en previsión, y para aminorar las consecuencias, Moisés, prohibe la manifestación; es decir, el uso de las comunicaciones, para evitar ese peligro, en el pueblo que recibía la ley escrita, que era ni más ni menos, que la publicación de la ley marcial, el estado de entredicho que todo buen gobierno opone a los facciosos, llegando su rigor, hasta la pena de muerte a los infractores que no fuesen autorizados por la ley nueva, hasta que llegaría la hora de publicar el Espiritismo, como única carta constitucional, al tiempo de su implantación. 701.—Decretada la promulgación del Espiritismo a mediados del siglo 19, hablaron “los espíritus de luz”, como había sido dicho en el testamento de Abraham y llegó para recoger sus palabras, el que correspondía que conocéis en Kardec, que publicó el prólogo de la obra que se habría de dar y lo da a luz en los mismos días en que Pío IX, anuncia que “el Anticristo ha nacido”; pero los espíritus detractores que la comunican a Pío IX, no pueden saber si es un hombre, sociedad o doctrina, porque se hicieron ellos mismos la confusión, y en su despecho, ante la cercana muerte de la religión Católica Cristiana, que sabe que por el hecho de haber recogido en sí misma todos los errores, (el haber y el debe de todas las otras religiones, es ella la que tiene que dar cuenta a la ley), en su despecho, digo. Pío IX dejó dicho a sus sucesores: “Conservad la Iglesia aunque sea a costa de la sangre de toda la humanidad”. Pero la humanidad le contestó despojando a la iglesia de toda potestad civil. Ya no hay duda que el Anticristo estaba, y que ha seguido su obra, ya sea como hombre, sociedad o credo, y está librando la batalla definitiva; la desinfección final; el barrido fuerte y aprovecha las escobas que le han dejado en bayonetas y espadas, cuyos mangos son los cañones grandes y pequeños, y la basura, son las religiones, la caridad, el error y la ignorancia, que no cabe en la reforma definitiva de la sociedad de la tierra, con su carta orgánica el Espiritismo. 702.—¿Quién se avergüenza del Espiritismo?... Ese es un desalojado que, además, lleva la agravante contra sí mismo de no poder dejar de ser espiritista, porque en el espacio como en la tierra, espíritu es y lo será eternamente; y si alude a la impostura que hubo en el Espiritismo, él es culpable y él es impostor. Que esto es muy duro, yo mismo lo comprendo; pero aunque nos duela, sepamos ahora que es esta aquella terrible “vara de hierro” que traería Jacob. 703.—Como el Espiritismo es luz, fuerza, potencia, sabiduría, y en todo su amor, el Espiritismo es el credo único para la tierra en el día del amor y su régimen la comuna universal, sin fronteras, sin armas, sin guerras, y con el máximo progreso material y espiritual hasta la perfección relativa a la obra que le es encomendada a la tierra; punto en el cual, no se interrumpe la vida y la acción del espíritu, sino que ocupará mundo mayor. La tierra se disgregará, pero eternamente vivirá porque todo lo que una vez es, ya no puede ser que no sea. 704.—El día del amor, es el día del usufructo del trabajo común de toda la familia terrestre que se encuentra en condiciones de trabajar conforme a la ley de la Creación y por la justicia han sido libertados, del malversor de su trabajo; con cuyos elementos de perturbación, no era posible llegar a la civilización, que sin embargo han cacareado, atribuyéndosela a ellos mismos, prueba evidente de su ignorancia: “No tenían abuela y se ensalzaban ellos mismos”; pero para su vergüenza, ahora sale al descubierto y se muestra a la faz de la tierra, la incivilización civilizada, de toda la tierra, en esta guerra de fieras; y es que, se llamaban civilizados, por miedo a la verdadera civilización que sólo puede existir, cuando los hombres saben que no saben, pero que saben estudiar y saben; y esto sólo puede ser cuando el hombre sabe amar y no ve en los hombres más que a su hermano. Esto es la verdadera civilización. Nota al pie 25: Repetimos que la obra ya se dió. Vea “El Extracto de la Biblioteca”, en el principio de este libro.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 25
CAPITULO VEINTE Y CINCOEN EL DIA DEL AMOR EMPIEZA LA CIVILIZACION705.—Civilización quiere decir: conocimiento y fruición de todo lo que constituye la vida de un pueblo, con sus leyes y costumbres morales; pero para que la Civilización sea verdadera, requiere conocer no solo lo anterior, si no todas las artes, industrias, las leyes de derecho de todo el mundo y la raíz de todas las ciencias y progresos, que entre todo eso, es el primer grado de sabiduría, pero que ésta a la tierra no podía llegar, si no vinieran a ella Maestros de más alto grado; sabios en la metafísica de la Creación: consejeros de los Consejos del Creador, que son los Geómetras de la matemática pura. Y que esos espíritus, han tomado antes de ahora cuerpo de hombres o mujeres en la tierra, hoy no cabe duda; como tampoco que hoy están encarnados algunos de ellos, desatando los últimos nudos (hechos por la ignorancia) al progreso correspondiente al sexto día y al soltarlos, se producen todos esos actos bárbaros de la conflagración que avergüenzan a la madre naturaleza y la tierra amenaza con hacerse pedazos, para tapar, podrir y quemar, tanta inmundicia creada únicamente por los que se han llamado civilizados. 706.—Los malversores oyeron, ¡civilización!... Y para aprovecharse de sus frutos producto del progreso de los trabajadores, principiantes cada uno en cada rama de las infinitas del gran árbol de la civilización, ellos, los malversores, se llenaron de colgabeles de títulos creados en la fantasía, adornándose de palabras huecas que en la oratoria han llamado elegantes, pero que no dicen nada y llegaron a crear la fantasía de la civilización, basada en el oficio del loro, algunos de cuyos animalejos, merecían más títulos que muchos de esos, llamados por ellos mismos civilizados; pero que, ante la sabiduría, son apenas un poco urbanos, en la palabra; pero en sus hechos, en sus conocimientos de la verdadera civilización, son, todo lo que decía un célebre zapatero que no tiene historia: “Cero, cerote y pez”. Y, cuidado, que esto encierra tres grandes tomos de sana filosofía. 707.—Sí, eso es lo que ha habido en la tierra, en la generalidad de los que se han llamado civilizados. Hombres que, de sabiduría, tenían cero, nada. Y tenían un gran cerote, miedo, de saber lo que no sabían. Y como la pez, se pegaban a su cerote, y hacían una masa negra como sus conciencias, con la que embadurnaron la civilización, la luz de la Sabiduría que así cubierta, ellos crearon la fantasía de la civilización....¡moderna! ... Eso es todo lo que ha habido y hay de civilización; fantasía; Vea Ud. si era sabio el zapatero remendón, que en un portal de Madrid le cantaba eso a un loro político; y eso que allí han sido más morales que en otros pueblos porque si hacen poco, nada cobran por ser diputados; es cargo honorífico y tal vez por esto, dicen los que cobran en otros pueblos que “España está retrasada”. 708.—Lo que hay es (para todo el mundo) el mal emanado de esas tres palabras del zapatero, por lo que sólo hay fantasía, la que ha creado todo lo incivilizado que tienen los más civilizados; y voy a un dato muy sugestivo como muestra de la gran civilización de algunas naciones, cabeza, cerebro y corazón, de la civilización. 709.—Cerca de una ciudad que tiene una torre muy alta y de otra que han hundido su catedral. Hay una fábrica con un sugestivo título, que decía, (lo diré en castellano): “Fábrica de aparatos higiénicos y preservativos”. ¡Válganos la justicia divina! Eran aparatos contra la más grandes de las leyes de la naturaleza, la Procreación, por la que únicamente puede existir el hombre, después que la tierra lo parió. ¿Pero es eso solo? Lo más triste es, que allí trabajaban como trescientas mujeres, todas jóvenes y bellas, manejando tentadores aparatos y en ellas se notaba la desenvoltura y la inconsciencia de que su ocupación era la más criminal que puede haber; y bastará saber, que ninguna tenía niños y los debían tener porque las más, entraban y salían en las horas de tomar o dejar el trabajo, acompañadas de varón. 710.—Gobiernos que cobran patentes por esas industrias criminales, ¿tienen derecho a llamarse civilizados, ni a existir sobre la tierra en el día del amor? Si son civilizados, ¿no saben discernir lo que es libertad y lo que es libertinaje? Pues si se pudiera cumplir toda la ley de la sabiduría, teniendo esa falta, la civilización es nula: y si a toda ley se falta y se cumple la de procreación, el hombre se civiliza, el hombre será sabio. 711.—Más esa fábrica (ejemplo de la gran civilización de la Europa, que llevó la incivilización a todos los pueblos) requiere para su funcionamiento, todo lo más perfecto del progreso, en la ingeniería, las artes, la química y hasta el alma de la creación, la imagen materializada en luz del Unico Creador, la “Electricidad” y esto, ya pasa de la raya y la ley no lo quiere tolerar y, esas fábricas, producto de la causa Celibato, provocan más de lo que creen a la ley de justicia, por lo que hoy se muestra inexorable, en quitar las causas. 712.—El secreto de las religiones, fué siempre la disminución de la población, porque cuanto más numeroso es el pueblo trabajador, es mayor el peligro de su existencia. En tiempos que los hombres eran más civilizados (aún que fueran fieras por sus hechos bárbaros) las religiones disminuían la población su peligro, por las guerras continuadas; pero por el instinto de conservación, cada combatiente, buscaba los modos de conservar su taleguilla y la guerra era mucho más noble que hoy porque era cuerpo a cuerpo y a lo más, la flecha era su arma más traidora; por lo que, la población era mucho más numerosa que en los tiempos llamados civilizados. Era que aún no había surgido el Cristo, dragón insaciable, a cuya sombra nacerían las más refinadas cuanto traidoras armas de guerra, con las que se perdió en el hombre el valor y se pelea a traición. Pero esto no aminoraría mucho la población y la religión en su deseo de destrucción de la humanidad, (confirmado por la famosa cláusula del testamento de Pío IX: “Conservad la Iglesia aunque sea a costa de la sangre de toda la humanidad”) en su deseo de destrucción, repito, ideó y consagró en sacramento el celibato, por el que no deberían nacer los hombres y acabaría la humanidad. 713.—Mas como la ley se burlará de tal sacramento, a pesar del cual, los célibes usaban de la carne y lo confirman los mismos pontífices, por cartas pontificias que se encuentran en Sevilla y Madrid, pidiendo a los inquisidores castigo para los sacerdotes, “por corromper a doncellas y casadas y mancebos” (son sus palabras) para no caer en el deshonor de ser padres los sacerdotes que nada tienen que hacer idearon toda esa industria de aparatos higiénicos y preservativos. Y ese tenía que ser uno de los secretos del celibato, por cuyos preservativos y compañía, las mujeres, anestesiadas, se niegan a ser madres; y los hombres, toman de la naturaleza sus riquezas y no le pagan con hombres, pues los destruyen antes de su concepción. 714-- El área de la tierra productora es para Diez mil millones de seres encarnados, viviendo en la paz del trabajo y sin que nada les pueda faltar, pudiendo ser la existencia media de cada hombre en los dos sexos, 150 años, depurando la materia por su larga vida en salud, la que ha tenido el espíritu que depurarla por enfermedades y dolores, que la malicia y dicho en propiedad, sólo la religión ocasionó y ha sido causa también, de que tampoco haya podido el hombre disfrutar del crepúsculo de la justicia, ni del alba de la paz y tiene que entrar en el Día del Amor, a cañonazos. 715.—Mas la Justicia no puede ser burlada y el espíritu depuró la materia correspondiente, en contra de todas las prevenciones de la malicia de las religiones; y con matemática exacta, hace sufrir a los cuerpos en breves años, lo que había de depurar en el promedio de 150 años. La ciencia misma lo comprueba en el examen de los casos raros de los pocos centenarios que veneramos, en cuyas vidas, no encontramos el abuso, el vicio, ni la injusticia y, todos son trabajadores de la tierra, en general: anoto esto, porque es otro argumento irrebatible de todo lo sostenido en este libro y los otros que se le darán al hombre; lo que debe hacer a los hombres dar al traste con sus fantasías de sabios y empuñar la piqueta y demoler sin miramiento todo el tortuoso edificio, efecto de tantas religiones y tantos credos, causa de todo el desbarajuste. 716.—¡Hombres hijos de ELOI! Suene mi voz en vuestras conciencias como último toque de la sonora trompeta de la justicia, porque así es en verdad. Afilar vuestro lápiz, obreros de las ciencias y con el mágico C.G.S. pesar, medir, sumar y dividir la tierra, sus productos, los hombres que la habitan, los caídos en las guerras, la mortandad infantil, los muertos antes de engendrarlos por esos aparatos Higiénicos y Preservativos, por los vicios solitarios y la falsa educación y la presión sobre la mujer y sumar los productos que deberían dar toda esa aplastante cifra, agregándole la diferencia que hay entre la media vida de las generaciones presentes y los 150 años, que el ambiente de la tierra daría en la paz y el amor fraternal, con las delicias de un trabajo digno y, decidme, si no es verda, que la tierra debía tener Diez mil millones de seres. Pesar, también, por esos raros ejemplos de augustos centenarios que veneramos, cuyos sufrimientos y depuración son igual o aproximados a los dolores y sufrimientos materiales y morales de las víctimas jóvenes y en ese conocimiento, sentar vosotros mismos con vuestra autoridad de doctores, lo que os sienta la razón, de que, sólo la religión es la causa de todo este desequilibrio y deudora a la creación, de todos esos miles de millones que en la tierra no están como hombres, pero que luchan en espíritu y que esta es, la batalla final. 717.—Al hacer este llamamiento, el corazón del obrero echa de sí gran parte de su amargura y cree haber cumplido el primer punto de su... ¿Deber o misión?... Las dos palabras son sinónimas y las dos son de justicia y esto sea bastante a quitar la fantasía y el prejuicio y la prevención y ... el odio ... Sí, el odio que en algunos habrá revivido mi acerada punzada en sus conciencias; pero ¡hermanos! ... no es el hombre el heridor ni el herido; es la ley, que pesa sobre todos y sobre todos triunfa en tiempo matemático, exacto, al C.G.S. ¿Quién se opondrá a él? 718.—Sí, hora es de decirlo; por 20 millones de hombres que hoy luchan con las armas en la mano, (las más traidoras que puede producir la fantasía de la maldad religiosa, por que religión es hasta el prejuicio) por esos 20 millones, digo, que empuñan las armas en el campo de batalla, hay más de dos billones de espíritus sobre los combatientes, porque todos son interesados en el resultado; pero sólo la ley triunfará sin armas, de las armas que empuñan los hombres para destruir la ley, que sólo puede ser vencida, destruyendo el universo. ¿Se atreven a esto los hombres? Pues sólo así pueden triunfar los dioses religiosos. 719.—No pueden alegar, los causantes del desbarajuste y de la hecatombe, ignorancia; porque desde el investigador Shet (que empezó el crepúsculo de la justicia, por el derecho del hombre y el alba de la paz por el progreso ocasionado de ese derecho) se ha venido repitiendo y renovando la sociedad humana, siempre colocándola en el más en cada período; y hasta se le ha dicho claro la liquidación de ley y el destierro de los infractores y éstos, han hecho siempre uso de la filosofía del miope; embadurnarlo todo hasta llegar al punto de no ver la luz en medio del sol; ni ve a su espíritu, aun sentándole como sentencia el Anticristo Santiago, diciendo: “Como el cuerpo sin el espíritu es muerto, así también la fe sin obras es muerta”. Y sin embargo los que han pretendido representar la verdad, han hecho en contrario un artículo de fe diciendo: “Que es fe, creer lo que no vimos”. Esa es fe de ciegos que necesitan lazarillos. 720.—Pero he aquí que sale la matemática en su inquebrantable e inacabable C.G.S. y de razón en razón, regida por otra matemática mayor, la pura, el idealismo, y extrae las causas de los efectos y sienta augusta este principio, tan fijo como la verdad de la vida y dice: “Todo efecto, es hijo de su causa: y siempre que se reúne la causa origina el mismo efecto”. Aquí tiemblan los dioses. Ya se acabó el milagro; desde cuyo momento la religión retrocede y la matemática avanza: y es que ésta es luz y verdad y la religión tinieblas y mentira. 721.—Y tanto avanza la matemática positiva siguiendo en vertiginosa carrera a la razón, por el continuado e infinito idealismo que encuentra al espíritu, el que entra en la metafísica de la creación, en la matemática pura cuya raíz y el autor del Eter, ¡eterno pensamiento de la creación! que llega, en el tiempo matemático, a mostrar materializado el Increado Ser y con el C.G.S. extrae la esencia del éter y... aparece, para pesarla, medirla y dividirla, el Alma Universal; el Creador hecho alimento del hombre en Luz y fuerza en la mágica ELECTRICIDAD, el gran ELOÍ. Y, el hombre que la pesa, que la mide y la divide en su principio, en su inexperiencia, no sabe lo que es; pero aprecia sus efectos y éstos lo llevarán a la verdad y lo pondrán en los umbrales del Día del Amor. 722.—Mas para extraer la electricidad de los cuerpos y metamorfosearlos con su parte única, el Eter, antes tuvo el hombre el idealismo de sacar elementos de la tierra con que traspasar la atmósfera y contemplar con el Telescopio la vida de otros centros de vida y su magna y terrible carrera, en la máxima armonía, en tan horrible multitud infinita, no estorbándose nada el uno al otro y, ya no podía ser este terrón, ni el único ni el todo. Mas ... ¿Qué los sostenía a cada uno en su tendencia y matemática revolución? Si antes no lo vió el hombre, fué por su fe de ciego. Cuando vió no quiso tener más fe que en lo que ve, en lo que palpa, en lo que crea. Ya está el hombre dentro de la razón y tirará por tierra los altares de la fantasía y los dioses de la sinrazón; verá las causas de la injusticia y empezará a saber que no sabe; pero estudia y sabe y aprende el hombre a amar a su hermano y ese es el altar del Dios Amor en el único que puede adorar a Eloí. 723.—Ideaba el espíritu de amor; su idealismo, su pensamiento, lo convertía en progreso primero por el arte y luego hacía la ley del arte, la ciencia, la que extraía del depósito común; del tesoro de la universal sociedad; del espiritismo. Pero en esta comisión de la tierra, había los malversores que conservaban la influencia de la mayoría antigua, pero aun no se había cumplido el tiempo acordado de la duración de la sociedad terrestre; los trabajadores seguían trayendo progreso y cumpliendo su deber en ley divina, no importándole que los malversores le dieran otro empleo al progreso; al cumplirse el tiempo del contrato le pedirían cuentas y entonces se verían al descubierto y se les daría su merecido; pero en amor (y como buenos socios los trabajadores) les daban avisos saludables y aun sacudidas para despertarlos y muchos despertaron antes de la rendición de cuentas, quedando solo unos cuantos mangoneadores de la caja social, que al llegar el investigador se presentan en quiebra ruidosa, como para desprestigiar a los trabajadores y eso es de insensatos; no habían visto que el espíritu lleva un archivo exacto en que nada puede faltar y al presentárseles, empuñan las armas y truenan los cañones; caen algunos cuerpos, pero al espíritu, nada le hiere; sólo su archivo lo hace sufrir y gozar; allí no hay fantasías; sólo hay realidad y fe de obras, única que la ley recoge. En números, le dice la hora de la evolución y en este último sumando realizado en el alba de la paz da por resultado, el asiento de la libertad y de la paz, como pies del cuerpo matemático del progreso creado por los brazos Justicia y Afinidad, que pueden sostener con equilibrio la Cabeza Amor; y por tanto, se decreta el Día del Amor. 724.—Se opone siempre el supremático y quiere resistir su desalojo viendo en su fantasía la fuerza de su gastada astucia y con esa fantasía promueve la algarada de las menguadas filas de sus ciegos y caen con estrépito en esta hecatombe porque, “según es la vida es la muerte” el cristo, representante y responsable en ley, del error y haber y debe de todas las otras religiones. Nació en la guerra y sobre cadáveres y muere en la guerra, suma de todas las guerras y lo envuelven montones de cadáveres, tan grandes, que igualan su número al de todas las otras guerras. 725.—Mas ahora, (al parecer de los ciegos) sería esta guerra, ajena de la religión; pero la supremacía civil y social y el nombre de patria cerrada, hijos son de la religión, porque en toda ley, los hijos que heredan, responden de la deuda del Padre y por lo tanto, ésta como todas las guerras, herencia es recibida de las religiones y son ellas las culpables. Pero aún la ley les obliga quieran o no a salir de sus toperas, aunque sea para protestar de los hechos de un emperador que le destruyó a la bestia un pesebre, e incita a su aliado a que ante todo, defienda la religión y aquí, ya se ha hecho reo confeso, de ser el Dragón el único instigador de la gran catástrofe a que forzó a la Ley Divina; pero ya veremos qué pergaminos presenta a la ley inexorable, de su infalibilidad y divinidad para detener los hechos de la ley, que quitan las fantasías y ponen en el trono al amor para todo el séptimo día, medido en 750 siglos en los que los hombres llegarán a la sabiduría, porque se habrán civilizado por el “Ama a tu hermano”.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 26
CAPITULO VEINTE Y SEISLOS HOMBRES EN EL PRIMER GRADO DE LA SABIDURÍA 726.—Cuando los hombres se han civilizado según los números 705 y siguientes del capítulo anterior, estarán en el primer grado de sabiduría y son estudiantes a sabios y de sabios pasarán a Maestros. 727.—Cuando la sabiduría es el aula abierta por la ley de amor, que se establece con el credo Espiritismo en los mundos desde su Liquidación, (como en la tierra sucede ahora) no quedan ignorantes; quedan menos sabios; pero hay sabios para instructores y maestros para los sabios, a cuyo grado de maestros, todos han de llegar en el día largo del Amor. 728.—La sabiduría es infinita; más la sabiduría necesaria para graduarse de maestro, es la que representan las preguntas del capítulo 21 con la iniciación de la Ley de Amor, la que da la omnipotencia al maestro, (que aun llega a ser omnímoda) porque obrando la ley del Creador, hace un mandato del omnímodo único, el que por ley, pone su sello a la obra del Maestro y esto es en realidad de verdad, ser omnímodo en su Padre. 729.—Si de estas alturas descendemos a la mentida sabiduría que el hombre canta en la tierra, ¿no es verdad que es un insulto a la sabiduría? ¿No es verdad que no hay más civilización que la de los monstruos de guerra y las fábricas de aparatos higiénicos y preservativos, que han aminorado la población desde diez mil millones de seres conscientes y bellos, a un mil seiscientos millones, ciegos, ruines y antropófagos? ¿Dónde está pues la sabiduría? ¿Dónde la civilización? ¿Dónde la ilustración ni la educación y apenas la urbanidad y ésta, hipócrita y de fantasía? 730.—Sin embargo, está la civilización y la sabiduría en la tierra, porque sin ella, no podrían existir los progresos máximos materiales que tiene, aun que malversadamente se emplean sólo para la destrucción de la humanidad. ¿Quién tiene pues esa civilización y la sabiduría? La tiene el espíritu del hombre, el que no muere ni para su acción y movimiento un solo instante y es el que idealiza y produce la imagen de la civilización y sabiduría, cumpliendo su deber de ley, aunque sabe, que los estultos, los ciegos, los retrasados, los influenciados, los prejuiciados, los que usan las tres cosas del zapatero, lo han de enlodar todo, oscureciéndolo y embadurnado lo han de aplicar a la destrucción de los cuerpos, únicos que no son responsables de nada, porque sólo son efecto de la causa responsable: el espíritu. 731.—Mas llegado el momento de la sabiduría en el día del amor, como éste es fuego, calienta con la intensidad debida y matemática, esa masa opaca y pegajosa que canta el zapatero, y que los loros estultos pegaron al foco luminoso del progreso y se derrite, cayéndoles encima a los mismos embadurnadores, que se empeñan en estar al pie del foco y al fin se han hecho con esa misma masa informe y pegajosa, una bola que sale rodando hasta donde la gravedad la detenga en un mundo que estará en las condiciones de la civilización que tienen: es cuestión de la metamórfosis continuada y eterna y aquellas bolas, quieran y no, rodarán cuanto quieran, pero serán Maestros de otros menos sabios y brillarán cada uno más que un sol y que muchos soles juntos, cuando se decidirán a ser sabios. 732.—La sabiduría es infinita y en cada mundo tiene un límite máximo y relativo en la posesión del Amor fraternal; pero es una cadena sin fin y cada mundo es un grado de la sabiduría y un eslabón de la cadena, en la que todos se enlazan y empieza el uno antes de acabar el otro y no se puede romper; en cambio, se pulimenta cada vez más y sus escorias y orín, son esas bolas que ruedan envueltas en la misma basura que ellos crearon para empañar la luz y oxidar el eslabón a que pertenecían. 733.—Esas bolas, esos malversores, son los residuos lanzados por el corto circuito del encuentro de los dos polos, en una resistencia mal equilibrada; pero si se han deformado, no han retardado, porque llevan el material, temple y calor recibido del chispazo; y como sabemos que nada se pierde en el universo, con su propio calor, en el montón que nuevamente forman por su afinidad, se fundirán de nuevo y producirán gases metamorfoseados y todo ello es gérmenes de vida, aunque sean putrefactos. He aquí lo que constituye el primer grado de sabiduría, la que no se puede alcanzar más que en la fruición del amor; pero para su comprensión es necesario estar en la paz, en la libertad y la justicia, porque sólo así se puede ver la gran ley de los afines que nos enseña la plena luz.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 27
CAPITULO VEINTE Y SIETELUZ PLENA EN LA TIERRA734.—Sólo los malvados y los hipócritas temen la luz:: “a los ladrones les estorba la luz” dice el proverbio y vemos la verdad confirmada en todos los hechos de los malvados, pues buscan las tinieblas, la obscuridad, el rincón, la topera, para asestar a su víctima. 735.—Y bajando, entrando o subiendo a la metafísica (pues los tres casos pueden suceder en el examen de la verdad) encontraremos la causa de que los mundos brillen unos más que otros. 736.—Decimos que la tierra recibe la luz solar y es cierto en lo físico; pero metafísicamente, esa luz, ese calor, es el propio del trabajo de la tierra y de su propia luz; porque como todo procede del Eter que es luz, toda cosa tiene su luz; y cuanto más habrá trabajado cumpliendo su misión, siguiendo sus evoluciones, va adquiriendo mayor pulimento y más brillo. 737.—Asegura la astronomía y es verdad, que “la órbita de la tierra no pasa dos veces por el mismo plano”; es decir, “por el mismo trazado, si no que se ensancha y asciende en cada instante”. 738.—Siendo esto verdad, tendríamos, que a medida que la tierra ensancha su órbita, se retira gradualmente del centro sol; ese alejamiento, traería la lógica consecuencia de menor luz y en vez de llegar a la plena luz, llegaría por necesidad a la plena obscuridad lo que se confirmaría matemáticamente. ¿Por qué no es así? ¿Por qué en vez de obscurecerse más la tierra, cada vez tiene más luz y más diáfano azul en su atmósfera? 739.—Un tanto lejos nos llevará esas preguntas y nos obligará a afirmar una verdad atrevida pero que no la desmentirá más que alguna errada hipótesis, como siempre sucede con el progreso. Vamos a sentar con valor, esa atrevida verdad. 740.—La luz de los mundos, es del Espíritu. Por esto, aunque la tierra se aleje en su ley de ascensión de su centro Sol, aumenta su luz, porque cada vez, la tierra y los espíritus se purifican y brillan más, por lo que más alumbran y más reflejan en los rayos siderales: resultando de esto que, la verdad tenida hasta hoy de que la tierra recibe toda su luz del sol y las estrellas son las estrellas; y su padre el Sol el que recibe luz de la tierra como de sus otros hijos los mundos, de los cuales conocemos algunos que son hermanos; pero que apenas los que conocemos son el uno por ciento de la familia porque el sol tiene más de ocho mil mundos vegetativos y vivos y poblados como la tierra en materia, pero de todos los tamaños y grados y unos están empezando, otros como la tierra están al fin de sus luchas expiatorias, otros están en la plenitud de su vida y otros están acabando su esencia, de los que, la tierra, como todos sus hermanos, reciben un pedazo de ricas escorias del feliz disgregado que terminó su período, su trabajo y se reparte para enriquecer a sus hermanos y darles el germen de su último grado y va a vivir aquel mundo eternamente, en el índice del Creador y en cada mundo y en cada espíritu, que en el trabajo se iluminó y aprendió un grado de la sabiduría. 741.—Ya véis si nos habían de llevar lejos esas preguntas, en solo el punto anterior y sin embargo, no hemos salido de nuestra casa paterna planetaria; pero sin estudiar esta gran casa, el espíritu del hombre de la tierra no puede ir más allá, porque su densidad, su progreso, podría ser muy grande, pero sería solo el extremo menos y la ley es inexorable aquí como más allá, porque sólo es una. 742.—Si; la luz de cada mundo, es su luz propia que se agranda en cada instante por su continuo movimiento, pulimentándose con su trabajo por su roce permanente en la escobilla pulidora y fundente del Eter su placenta, en la que se desarrolla por sus períodos equidistantes en la ley, ascendiendo de plano en plano según se va fluidificando, ganando en brillo lo que pierde en peso; y cuanto más peso pierde, más puede flotar y entrar en planos más puros, adquiriendo por su mayor brillo y la mayor pureza del plano, mayor luz, hasta llegar a su límite; en cuyo instante, nada más tiene que dar de sus entrañas ese mundo, a su familia espiritual: acabó la tarea que la ley le señala. 743.—Lo que hay de cierto es, que el Sol, es un centro de vida material vitalizado de otro centro mayor y él es el distribuidor de esa vida para sus hijos, por reciprocidad. Si el Sol da vida a un mundo por su ley, es lo mismo que la madre hace con el niño alimentándolo, hasta que nace por el cordón umbilical y luego con su amor y por sus pechos en la infancia; con sus consejos y correcciones hasta que es hombre mayor y adquiere vida independiente, recibiendo entonces la madre, el beneficio de sus sacrificios en el reconocimiento del hijo en la ayuda moral y material y sobre todo, en el amor de sus nietos, que como hermosos satélites, reflejan el amor del Padre a su Abuela y ésta parece agrandar su amor cuantos más nietos la rodean, que la enloquecen con sus travesuras, pero que la hacen vivir más intensamente y en ellos adquiere el hijo ante su madre, más preponderancia y se ve más y brilla más ante su madre, que no lo puede querer más, pero que ambos sienten ese amor más intenso, por cuanto es más puro, más asentado porque el hijo, por experiencia, siendo padre, reconoce el sacrificio de sus progenitores. He aquí en realidad de verdad lo que pasa con los mundos, porque la ley es sólo una. 744.—Queda puesto ese jalón de la verdad suprema y absoluta, que es la vida; y cada vez el hombre lo comprenderá más y creerá en un momento, que la verdad cambió y no es ésta la que cambia, si no la posición del mundo y del hombre, pasando del embrión a la infancia, a la adultez, a la mocedad, a la madurez, a la senectud; pero en cada período de la vida, el hombre y su espíritu es el mismo; empezando siempre; desarrollándose siempre y siempre llegando a su meta en cada mundo. 745.—¿Mas en qué período el hombre está más incierto, más equívoco, más huraño y más terrible que hasta comete hechos delictuosos y reprensibles aun contra los autores de su existencia? Todos saben que es en la edad y período de sus amores, en que debe cumplir con el mayor mandato de la naturaleza y cualquier cosa le contraría; recuerda sus días de travieso adulto, cuya felicidad ya no es para él; ahora ya es responsable de sus actos; es hombre y tiene que emanciparse y cargarse con responsabilidades tremendas. . . ¿Y si se equívoca? Oye las confidencias de su prometida y se arroba; oye el consejo de sus padres y medita; trata con los amigos y entre todos hacen juicios, ya ligeros, ya sesudos y de todo es víctima aquel que va a entrar en la vida real y le véis cambiar de semblante en cada pensamiento y al fin, acaba su juicio y se somete al sacrificio por el cual va a ser tratado con respeto en la sociedad; antes era tratado con mimos y cariños; era el niño: ahora es considerado como factor numérico de progreso; es un hombre; tiene un corazón doble, porque se agregó el que le entregó su compañera que es un sol o un satélite que en todo caso, dará luz o reflejará luz; que producirá aquellos satélites que iluminarán cada vez más el nombre de sus padres. Esta es la ley general. 746.—Muchos yerran, por muchas causas que se estudian en un Código que se le dará luego al hombre; pero esos yerros no son de la ley; son yerros de la mala organización social; efecto de causas erradas, de los dogmas, de la imposición, del egoísmo; en fin y del betún cantado por el sabio zapatero, cuya masa informe espesa y negra ya saca la justicia de esta sociedad, en aquellos que la ley empuja y hace rodar para que busquen el punto de su gravedad y la luz queda descubierta; ya no hay tinieblas y nadie podrá equivocarse porque se han quitado la pluralidad de jalones, la pluralidad de credos que confundían las ideas y estorbaban el paso de los rayos de la luz, y el hombre, ya no puede errar. 747.—Ha caído la masa negra pegada a los faroles, a los espíritus; se ha disipado el nubarrón de pensamientos torvos que obscurecían la razón envolviendo al hombre en la duda, o causándole el tedio por la pesada atmósfera envenenada; la luz se descubre y flota el espíritu en su ambiente propicio; brilla más cada uno y en su conjunto y la pureza de la atmósfera, ganada en la menor densidad del alma por la que atraviesan mayores rayos, del espíritu que trabaja la creación dentro de ella; y, claro está, que con esta mayor luz, da más luz el terrón pedestal, que como diamante tallado refleja en los otros sus hermanos y en el sol su padre, mayor cantidad de fuerza y luz y tanta más recibe, cuanta más emite y acrecentada por la comunidad, por la solidaridad de todos sus hermanos del sistema y ¡oh... felicidad! este mundo, esta tierra que se ha desposado con la ley y el Padre, el autor de la ley, admite a su nuevo hijo mayor de edad en su banquete de hombres, de hijos mayores y le regala como a todos el sello de su mayoría, que es luz de la luz, la que le llega del centro de su plano. 748.—Un punto forzado tengo que dar aquí; es prematuro, pero es de ley, porque ha de sonar el último cañonazo con el que, las bolas que han de rodar, llevarán con ellos la niebla que hoy ciega muchos ojos; ese punto es: “Que el plano al que la tierra pertenece”, (llamémoslo primero en ascensión) lo componen siete y media nebulosas, siendo la más pequeña en la que habitamos la conocida por la “Vía Láctea”, de toda la cual recibimos luz común y la tierra la da en su parte, cuyo centro planimétrico, es el progenitor, en lo material, de todos los innumerables mundos y soles que la componen y aquel mundo se llama Sión. Del que tanto se ha cantado bajo el nombre de Sirio y nada se ha comprendido. De allí, la tierra recibe ya luz de su luz y él, ha de recibir de la tierra la misma parte por espíritus consejeros que allí llegan a participar, en ley, en los Consejos del Creador, que preside el que nos anunciaron “Espíritu de Verdad”, cuya Luz y Sabiduría es igual, a la sabiduría y luz de todos los seres y mundos del plano a su cargo. Aquí os queda, sin comentario, la causa de la plena luz de la tierra, que luego, en la paz, sabrá y comprenderá todo hombre. Hoy con este jalón, señalamos nuevo camino a los astrónomos y físicos y han de comprobar la ley que exponemos.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 28
CAPITULO VEINTE Y OCHOLA TIERRA, RENOVADA, PARECE OTRO PLANETA749.—Cuando hemos visto convertirse el niño en hombre y progenitor de otros hijos, antes lo hemos visto luchar con sus dudas, sus recuerdos y vacilar queriendo y temiendo a la vez, pero no podía desoír los terribles aldabonazos que daban en su ser y ya, decidido, se arranca de los brazos de sus padres, para caer en los de su adorada, de cuyo contacto dió vida y ser a otros seres que renovarán al hombre, moral y físicamente. 750.—Vemos sacar del fango de la mina una piedra negruzca y deforme y siendo profanos en su conocimiento no la tomaríamos, porque no tiene, a la vista, ningún valor; pero la tomó el artista, perito en el conocimiento de esa piedra y empieza a escamarla y labrarla con sus mismas escamas y nos presenta luego un precioso diamante, que nos llena de asombro con sus destellos. 751.—Los dos casos de los dos números anteriores, son reales; se han transformado, se han renovado en la apariencia, el niño en hombre; la rústica piedra, en joya valiosa: lo mismo le pasa a la tierra y a todo lo que hay en la tierra y su atmósfera que es las escamas de este precioso y gran diamante. 752.—¿Pero qué ha obrado esta transformación, esta renovación? El tiempo, la evolución, el trabajo, único capaz de renovar las cosas enriqueciéndolas con el arte, con la ciencia, con la sabiduría, con la inteligencia, herramienta fina e indesgastable de la sabiduría, sin la cual reducida a pensamiento y voluntad, nada se transformaría, nada se renovaría, nada se crearía; nada viviría en formas; sin formas, la vida no puede ser tangible; no puede apreciarse en su realidad. 753.—Nace un mundo y pasa sus épocas o períodos de evolución, corriendo sin órbita hasta adquirir la vida, (en gérmenes) de todas las cosas que ha de demostrar; y en ese estado, ningún profano adivina en aquel haz luminoso o cometa, al parecer errante pero no suelto, porque está ligado, como el feto, del cordón umbilical, a su centro Sol. En esa evolución, en esa gestación, la tierra que hoy contemplamos y entonces no hubiera adivinado el hombre, pasó 23 millones de siglos, en los que cargó vida para desarrollarla en 100 millones de siglos en los que llegaría a su meta, dando (acrecentado por el trabajo) en frutos sazonados, los gérmenes que recogió en el arsenal del Eter, eterno pensamiento del Creador. 754.—Ya la tierra, hecha aun un foco de luz y calor, equivalente a las funciones que se le encomendaban en la ley y cargada de esa vida, es sujetada a su órbita en la que se regulan sus movimientos de época en época, va liquidando sus gases que solidifica y crea las especies todas animales. En esas funciones, empleó 45 millones de siglos. Le marcaba la ley, entonces su evolución máxima en la producción del ser hombre, dominador y depurador de todo el arsenal de riquezas allí depositadas y la tierra se dispone a concebir al hombre; para lo que tienen en ley que renovarse y ponerse en condición de mantener a su predilecto ser, por el que ella existía y sufría el trabajo y sacrificio del amor. 755.—Para los seres irracionales que hasta allí había producido, le bastaba la luz del día, porque sólo tiene el fin de preparar materiales para crear al mayor; la tierra da y recibe la luz, sólo por reflexión del centro Sol y es porque, tampoco tiene la tierra más que la luz natural tomada en el arsenal etéreo; el que va a concebir es el animal privilegiado, no por privilegio, sino porque es el resumen de las creaciones animales; es el que ha de ser instrumento del autor de las formas, del espíritu, que es luz de luz y necesita luz de día y de noche y... La tierra pare un hijo, un satélite, que el Sol, su abuelo, lo saluda y lo ilumina de la luz que tiene en depósito de la tierra y por él refleja la tenue luz que la nueva producción de su hija, la tierra, dará: el hombre. Desde el parto en que nació la luna, hasta que aparece el hombre, entonces engendrado, pasaron 10 millones de siglos; durante los cuales y de sus semillas, aparecieron de nuevo todas las especies, renovada la exuberancia y monstruosidad, en finura y sabrosidad. 756.—Ya no conocería la tierra, un hombre que hubiera vivido toda esa tremenda evolución en un solo cuerpo y, sin embargo, la tierra era la misma que vimos correr sin órbita hecha un haz luminoso que otros mundos del grado de la tierra, hoy verían y se asustarían por creerlo un peligroso cometa y... ¡Era un hermano suyo, un recién nacido que los visita y requiere su vida, su ayuda y sus productos!. Y todos, aun los asustados se la dieron y la tierra también los da a tantos como la han visitado y asustado a sus hombres niños, que han llegado al terror hasta cuando ya eran mozos robustos y se disponían a tomar estado y declararse mayores de edad: y todo es a causa de las mil ilusiones, de los equívocos, de las inexperiencias, por el temor de perecer sin poseer a la que llena el vacío en su corazón. Ese es, el estado del hombre hoy, que en la estrechez de la familia, está para desposarse con la arrogante y bella mujer que llena los vacíos de nuestra ignorancia: la Ley. 757.—¿Qué ha hecho el hombre en los 44.999.250 siglos que lleva vividos sobre este pedestal, contados desde su aparición, o sea, 10 millones de siglos después de nacer la luna, testigo de esa gran concepción? 758.—Imaginar por un esfuerzo mental, la tierra sin el hombre. Todo existía en materiales amontonados en la faz y en las entrañas de la tierra y nada de lo que hay en progreso y belleza, existía hecho; todo esto ha hecho el hombre; hasta su belleza que podéis compararla entre el gallardo mancebo y un hipopótamo y entre la bestia más zamba y horrible que hoy conozcáis y la belleza y esbeltez de nuestra mujer; y aun mucho queda por hacer. 759.—“Mucho queda aún por hacer”; pero no podría hacerse sin otra renovación de la tierra; porque si para recibir al espíritu luz de luz, en el cuerpo animal hombre, hubo de darle la ley más luz, con el satélite nacido entonces, ahora que ese espíritu llega a su mayoría de edad, a desposarse con la ley, que es luz, necesita más luz; un traje adecuado a su estado; un traje nupcial de etiqueta para el novio y de belleza y pureza para la novia, que es la misma luz, la sabiduría, la justicia, el amor en fin. ¿Qué hará la tierra? ¿Qué hará el Padre de la tierra? ¿Qué hará el autor de la novia ley, y del novio espíritu? La tierra se purifica y parirá otro satélite; y el autor del espíritu, le dirá: “Entra en el gozo de tu señor”. 760.—Pero he aquí, que la madre se atarea en preparar todas las cosas y el hijo ha de preparar la casa, conforme a su rango, conforme a su riqueza, conforme al amor a su prometida; y... barre y lava y alfombra y amuebla y prepara el lecho nupcial, donde espera el goce de sus esperas amargas, de sus trasnoches y ve en lontananza corretear, los angelitos que revolotean en su alrededor en este caso, ese barrido, es todo lo que al hombre le estorbó; la casa, es todo el mundo; el mobiliario, son sus progresos; y el lecho nupcial, es la comuna, que es el banquete en el que está el gozo del Padre y al que manda al hombre sentarse, el gran ELOÍ. 761.—¿Quién, después, conocería la tierra de las hecatombes? ¿Quién no verá en la realidad de los hechos, esos angelitos que imaginamos, en los progresos que hoy les han torcido su destino, convertidos en el dolor y malestar del mundo, siendo por ley, la alegría, el descanso y el usufructo de tanta lucha, de tanto sudor, de tantas noches de insomnio, de tantas dudas, de tantas lagrimas?... La tierra será la misma; pero vestida en sus galas, no la conocería el que la vió hoy, y el que la verá luego, donde no habrá zumbir de cañonazos y rechinar de bayonetas, ni bombas explosivas bajo las aguas ni en los aires, ni monstruos de destrucción y terror en el lomo de las aguas, ni procesiones de hambre, porque no habrá procesiones de imágenes de santos, ni dioses antropófagos, insultantes en su aparato a la miseria que sufren los trabajadores, ni nada de lo que hoy hay errado, causa de tantos crímenes, y el mundo se cubrirá de seres, de amor. Es que tampoco habrá las fábricas de destrucción de la humanidad, porque habrá desaparecido el sacramento del celibato, al caer el cristo y todas las religiones; pero, en cambio, se levantará la casa comunal, donde los ancianos idearán las leyes de armonía entre las juventudes que alegres se educan, cuyas leyes (más bien reglamentos de trabajo) el pueblo, en pleno plebiscito, sancionará en medio de la alegría, en el mayor amor, porque todas sus necesidades las tiene cubiertas con sólo trabajar, no como máquina, sino como director de la máquina; y en ese trabajo, después de una sana educación, él pasará tranquilo su ancianidad, en la que será instructor de las juventudes, en cuya alegría estará su alegría. ¿No es verdad que la tierra parecerá otro planeta ? Pues en esta renovación, están los hombres y la ley y la asamblea general de los espíritus, que esperan con ansia volver a ser hombres para continuar la creación y la belleza, y para todo esto era necesaria esta hecatombe final, que no acabará aunque los dioses quisieran, hasta quitar todas las causas que estorban toda esa felicidad.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 29
CAPITULO VEINTE Y NUEVE¿Q U I É N O P E R A T O D A E S T A O B R A? 762.—Con lo dicho en el número 688 y siguientes, del espiritismo, está contestado ese epígrafe y poco más he de decir aquí. Pero hay que sentar algo nuevo y deshacer un error sobre responsabilidades del cuerpo y del alma. 763.—Desde que el espiritismo, como gobierno universal, es el único autorizado y poderoso para obrar toda la creación de formas demostrativas de la vida, se comprende que sólo él es responsable y no lo pueden ser los instrumentos que se prepara, que son, el alma y los cuerpos múltiples, que el espíritu necesita para operar la creación de los cuerpos y las formas, con que debe de mostrar la vida y al mismo autor de la vida, del que el espíritu es la voluntad. 764.—Y hemos dejado también, dicho atrás, que el alma es la resistencia preparada por el mismo espíritu para encerrarse en ella y así poder llegar a encarnarse en un cuerpo, sin producir el natural corto circuito que ocasionaría la fusión de los dos polos. Esto es matemática verdad, comprobada hoy por la ley, de las fuerzas y por toda la ciencia eléctrica, última que el hombre ha recibido y en la que a mí la ley me embarcó y sin ella no me serían posibles estos estudios del corazón de la metafísica. 765.—Luego si el alma es un intermediario entre el espíritu y el cuerpo y éste es inferior al alma (como es inferior la tierra o polo negativo, a la resistencia móvil o estática, motor o lámpara, que se intercala para recibir el movimiento o luz del dínamo en sus dos polos) resulta, que como no es el polo negativo el que lleva la corriente, no es él, el que nos puede indicar el valor de la resistencia, porque todo él es resistencia; oposición al polo positivo o vivo. Entonces, es éste el que, trayendo más o menos fuerza electromotriz o intensidad que la requerida en la resistencia instalada, produce el corto circuito, el desequilibrio y el rompimiento. Es, pues, el positivo el responsable. 766.—El polo negativo, no puede en modo alguno llegar al polo positivo, porque es muerto, estático y sólo se mueve por la inducción recibida del positivo, sirviéndole solamente, de retorno, por el equilibrio medido en la resistencia; esto quiere decir, que el polo negativo, sólo reconoce como raíz de su movimiento, la armonía de la resistencia. De este punto de alta ciencia, sólo pueden juzgar, los buenos electricistas y a ellos llamo a confirmarlo. 767.—Ahora ya tenemos la figura del hombre, en la electricidad, de donde en verdad nace, como toda forma o cuerpo que demuestra vida; y la electricidad, esposa inseparable del espiritismo, es la misma vida, porque es el alma universal animal, la que sólo tiene la ley natural, porque todo ello es sólo materiales, que con las leyes de afinidad, justicia y compensación, evoluciona (dirigida como la esposa por el esposo) sin ser responsable, porque tampoco puede faltar a ninguna ley, a causa de que cada molécula vive su ambiente; pero tampoco demuestra la vida en formas ni cuerpos tangibles, porque sólo es pensamiento, del que la voluntad espíritu recoge molécula por molécula, las que necesita para crear un cuerpo que demuestre en movimiento, fuerza, luz, mundo u hombre, la vida tangible por la impulsión y repulsión de las moléculas positivas y negativas, de las que el mismo espíritu es el magnetismo de ellas, en cuanto a forma o cuerpo demostrativo; pero que, cada molécula de aquel cuerpo, en la individualidad, tienen el magnetismo vital del Eter, que es el principio de vida: lo que en la electricidad, llamamos magnetismo remanente. 768.—Ahora bien; tratándose del reino animal (como sí tratáramos de los otros dos anteriores, mineral y vegetal, compuestos, también, de cuerpo y alma) la razón nos dice y toda ley humana justifica, que esos reinos no son responsables de nada y está aceptado, porque no razonan. 769.—Mas el hombre, con ser un animal muy inferior, como tal, a los otros animales, la ley humana, hace responsables a los hombres de sus actos; y es porque el hombre razona, discierne; y sin embargo, el hombre, castiga por la ley hecha por los hombres al cuerpo del hombre, en lo civil y en lo religioso y castiga al alma, condenándola a sufrir o gozar, según los hechos que su cuerpo ha ejecutado. ¿Está esto en la justicia? 770.—Ya hemos visto que toda la obra la realiza el espíritu: por lo tanto, el espíritu sólo es el responsable. Entonces, no es justicia el castigo impuesto al cuerpo ni al alma, porque siendo sólo instrumentos, no hacen más que lo que les es sugerido y mandado por su espíritu y éste, no se somete a las leyes de la materia; son éstas las que se han de someter a la ley del espíritu, el que obra conforme a su voluntad y libre albedrío: si el cuerpo instrumento, obra el mal, es porque el alma, (intermediaria de los dos) esta mal regulada por el espíritu que la maneja; ella no puede ser responsable de ese desacierto del espíritu, porque ella tiene su ley natural que ha de cumplir primero. Es por ahí por donde tiene el espíritu que empezar a regular los actos del alma, para que repercutan regulados al cuerpo y se rindan los dos en armonía, con la que sólo podrá el espíritu transmitir su fuerza positiva, su ley de amor y así, establecer la corriente que demostrará la sabiduría en hechos equilibrados. 771.—Es, pues, el espíritu, el que opera toda la obra de la creación e igual el bien que el mal; y ante la ley de la creación, él sólo es el responsable y el meritorio; y como propietario de sus hechos y por sus hechos y por su ley (que es amor y sus derivados, Justicia y Afinidad) es el espíritu el que tiene que corregir los defectos de sus herramientas y pagarles lo que merecen por los servicios que le hicieron, que malos o buenos, demostraron el grado de su progreso. 772.—Mas como el espíritu fué individualizado y numéricamente no faltará jamás del Indice del Padre, (el que reconoce ya a cada uno de sus infinitos hijos en la figura del hombre) el espíritu, desde que tomó alma para darse forma en el mundo embrionario, aquella alma, en la eternidad, ya no la puede dejar; al contrario, la va purificando cada vez más, a la que agrega toda la parte de todas las existencias, en todos los mundos y en ella, conserva la figura de cada cuerpo, con las esencias que de él exprimió; y al final de cada etapa, en cada mundo, lleva en su alma todo el producto de su trabajo y en ella viven todos los cuerpos que usó: y esto es de la mayor justicia; lo contrario sería injusticia, porque tiene parte en la obra, como instrumentos del espíritu; por lo que, en la ley terrible y dominadora, todo lo que una vez fué, siempre será. Esa es la causa de que el espíritu, en justicia y ley, pueda mostrarse con cada cuerpo de los que usó desde que fué lanzado a la vida individual, para continuar la creación: si no fuera así, sería injusticia y el Creador sería repudiable, como se desprende de los dogmas religiosos, condenando al alma.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 30
CAPITULO TREINTAL A L EY NO COMETE INJUSTICIA 773.—Todas las cosas en la naturaleza y el universo, siguen su curso de ascensión, buscando eternamente su más, su centro; y la ley es llegar y todas llegan en el tiempo; pero sólo el espíritu las puede llevar al centro de las vibraciones, espiritualizadas, equiparadas a su luz, para volver a salir con el mismo y ya, autorizado maestro: pero una vez que llegó, ya sabe el camino; ya tiene la potencia necesaria para llegar siempre y bañarse en la fuente de la vida, que llena el infinito de vida. 774.—Mas ¡hay espíritus que rodean tanto! ¡Que se entretienen tanto! Que pierden hasta la noción de su procedencia y se brutalizan en el contacto de la materia en los mundos de expiación, donde tienen todos conciencia de su inmortalidad; son grandes sabios en lo material; tienen toda la potencia de la materia y realizan obras en la ley de las que participa el espíritu que, brutalizado, se empeña en satisfacer el vacío, que necesariamente tiene que dejar la materia, porque el menos no puede llenar al más. Aquí se origina el gran desequilibrio de la concupiscencia y ya, este ser, sin temor ninguno, se apodera de otros más débiles, nuevos y sencillos y los maneja cual si fuera un rebaño de indefensas ovejas y lo hace con la malicia osada de que nadie le impone castigo, más que su conciencia; y ésta, que es su alma, no quiere abrirse, para seguir sus felonías. Estos son aquellos que en el testamento, Abraham llamó: “Demonios o negros de hollín”. 775.—Son éstos, los que aprovechando el dolor y debilidad de los que en su luchas y agobios buscan un consuelo y ellos, astutos y poderosos, se les presentan en figuras atrayentes y les hacen ver mentidos dioses, organizando la religión y siguen impertérritos y obstinados, mistificándolo todo y creando todos los errores y horrores, buscando los flacos de los unos y los otros, para que, por odio, se acometan, trabándolos en batallas, lo mismo en estado de espíritu que encarnados. Y antes de perder su supremacía, ese espíritu aberrado, es capaz de mistificarse y hacer creer a su grey que él es el creador y se transforma, sin empacho, en la figura que han pintado las fantasías, al Padre Eterno. De ahí ya, toda la barahúnda de errores, que nos llevaron a la hecatombe vergonzosa de hoy, que será para siempre la página de horror de la familia terrena. 776.—Si la ley reprimiera estos hechos, sería injusticia, porque la ley es de libertad; la ley sabe que se han de saciar los cuerpos y las almas; y cuando éstos se sacían de lo suyo en su ley natural, el espíritu no puede tampoco descender por bajo del alma; ya en estos seres, en ese estado, el alma es su aguijón y los despiertan; pero están tan cansados, que entonces, ellos son juguete de otros que ellos mismos iniciaron; pero aquel busca a la ley y así va sucediendo uno a uno hasta sumar la mayoría que la ley exige para una evolución. 777.—Los que caen en esa aberración, son muy pocos: los contamos por el número de la bestia del Apocalipsis; ya véis si son bien pocos: 666; pero los engañados por éstos, somos todos, una u otra vez. De los engañados, los más adelantados, se convirtieron en héroes, luchando contra los mistificadores y ayudando a desengañarse a los engañados: pero también otros se desengañaron y en vez de ser héroes de amor, fueron héroes de odio y venganza, y de aquí los terribles encuentros y las hecatombes, rompiéndose la crisma en los cuerpos que no tienen ninguna culpa; aquí el alma sufre horriblemente y es precisamente ese sufrimiento el que la cura y cura al espíritu, cayendo rendido y llamando a la ley. 778.—Los jefes de esas divisiones, es muy difícil que se curen en el mundo que han delinquido, malversando los bienes de todos; pero cuando ya hay una mayoría, ésta llama a la justicia de la ley y el Padre, por los Consejos del Plano correspondiente, manda un representante de la ley para investigar los hechos de ese mundo; ya sabéis cuando fué en la tierra y lo que ha pasado en esos 57 siglos, llegando en el actual momento a la liquidación definitiva, por la que saldrán de la tierra los pocos perturbadores que hay encarnados; porque los que estaban en espíritu y no tenían afinidades, lazos en la tierra, éstos, ya fueron sacados del espacio cuando se cumplió los 36 siglos que marcó el testamento de Abraham. 779.—Ya hemos visto que la ley no intervino para nada, en cuanto a cohibir la libertad y libre albedrío, hasta que la mayoría llamó a la justicia, para lo cual mandó un investigador para ajustar las cuentas y la ley, no comete injusticia; y, sin embargo, los desalojados dicen que “hay imposición y que la imposición es injusticia”. Ellos, no ven, en su ceguera, que no hay tal injusticia, desde que ellos han malversado todo el progreso por verdadera imposición de la fuerza bruta y aun siguen malversándolo por esa misma fuerza, a pesar de ser una ínfima minoría; pero es a causa de que se está en juicio y aun no se ha ejecutado total la sentencia de expulsión; porque la ley no puede cometer la injusticia de no dar la tregua que le permite la mayoría, para que recojan los expulsados su petate y sus emolumentos, en cuya operación están, y muy de prisa, barriendo sus vergüenzas con las escobas que tenían, de bayonetas. 780.—La llegada del Investigador, era el entredicho que la mayoría opuso al desbarajuste de la sociedad. ¿Pero bastaba el pedido para que se hiciera la justicia a ciegas? Los mismos que pedían justicia, no conocían la Ley Suprema; vivían sólo de la ley material que engendra sentimiento por el sufrimiento y esa era la mayoría que pedía justicia; los que doblegados por el sufrimiento no podían más; y aun fué a causa de la ayuda que habían recibido de los desterrados de Neptuno, que no pudieron soportar desde el primer momento el terrible yugo que les echaron encima, que les dolió en el recuerdo de lo que habían perdido por su aberración y clamaron al tribunal espiritual que venía en guardia tras de los desterrados, que ya dije en su puesto, que eran los conocidos Miguel, Rafael y Gabriel, que llevaron el pedido al Consejo de Sión, de donde salió el Investigador, que a los 17 siglos, pudo comprobar por los frutos recogidos por los 29 misioneros, que en 40 siglos que faltaban para llegar al límite extremo que la ley marcaba, se podía tener una mayoría absoluta, que conocerían la ley del trabajo, estando por lo tanto, iniciados en el progreso y así se podría hacer la liquidación; lo que expuesto por el Investigador a los Consejos de Sión, el Maestro Superior, en nombre del Padre, dió el testamento que dejó Abraham, que era la Alianza de la humanidad de la tierra y los mundos de luz, donde Hellí declara: “Que todos son sus hijos, los llamados ángeles y los denominados demonios”, pero dice: “Que los mundos son infinitos”, lo que quiere decir, que hay mundos de todos los grados para la armonía. Cuando señala “36 siglos, desde que escribiera la ley, hasta que la tierra la sabrá”, se sobreentiende, que el que no la sabe, es porque no ha querido aprovecharla y es de justicia separarlo, llevándolo, (como hijo del Creador) al colegio correspondiente, al mundo de sus afecciones, donde éstas no constituyen escándalo. ¿Qué mayor amor pueden pedir? 781.—Todos saben y comprenden lo que significa el “entredicho” para una persona. Es el estado de sitio de un pueblo que es la suspensión de las garantías constitucionales, por una anormalidad, en cuyo tiempo rige una ley marcial que el dictador o la Junta constituída da en un bando, por el que, todo ciudadano sabe a qué atenerse y las penas en que incurre si falta a lo dispuesto; cuyas penas (en general) son, para los alzados en armas, la pena capital, pasado por las mismas armas; y en el caso más benigno, la expulsión, la expatriación. Y aunque dirán que es una arbitrariedad, no puede llamarse ni es injusticia, porque se ha prevenido de antemano. Esto mismo es lo que ha pasado en la tierra, cuyo bando fué la ley del Sinaí, que la tienen todos los dos billones y tres mil quinientos millones de seres en espíritu y encarnados, que pertenecían a la tierra. Por lo tanto, la expulsión, la liquidación que hoy se hace como los hombres quieren, como han dispuesto los malversores, la ley, usa las armas que los desalojados le han presentado; por lo que, repito, que no hay injusticia. 782.—Si se dijera que sufren y pagan los inocentes, no es por eso injusticia, porque, las consecuencias del estado anormal, la sufren todos los inhibidos y además, son éstos, precisamente, a los que defiende la ley; y para conseguir su libertad, no sólo han de sufrir las consecuencias, sino que es su deber cooperar al buen resultado de la ley; y tanto más será el triunfo y más breve el tiempo de la anormalidad, cuanto mayor sea el apoyo que se dé a la ley, por ayuda al encargado de imponer la voluntad de la mayoría. Ya véis, que por todos los extremos que miremos, cuando se han cumplido todos los requisitos de la declaración del entredicho y se ha ilustrado al pueblo, ilustrado en la ley que se ha de implantar, no se comete injusticia. Y tanto se le ha ilustrado al pueblo en la comuna y su ley de amor, que hay hasta entidades comunales; y completas obras escritas y predicadas de las doctrinas de amor y comunales, todas las cuales, han sido mistificadas por los malversores.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 31
CAPITULO TREINTA Y UNO SOLO ELOÍ ES PROPIETARIO DEL UNIVERSO 783.—Tras de tantas tendencias descabelladas; credos múltiples; y 666 religiones grandes, el mundo cayó en un espantoso escepticismo, porque en todo vió, error, egoísmo y supremacía. 784.—Y es que, como le presentaron tantos dioses reñidos con la lógica razón, por la razón de que ninguno llenaba el vacío del corazón humano, éste, que sentía el calor de su amor a la familia, presentía por ese primer amor, un amor más grande; y logró el hombre con máximo esfuerzo, pasar del amor del hogar al de la tribu y de ésta a la ciudad; y de la ciudad a la nación, y no ha sido bastante;(26) no puede encerrarse en esa estrechez de la frontera y para hacerlas más anchas, fundía dialectos y más dialectos en un idioma y éste no le hacía extraño en donde su idioma natal existía. 785.—Pero también llegó a ser estrecho e ideó el intercambio, la inmigración y el derecho internacional y hasta borró las fronteras por un credo socialista, pervertido por las religiones y las supremacías feudatarias de ellas, por sistema, por su apego a la vagancia y porque en la unidad del pueblo, está el peligro del malversor. Por esto ha desprestigiado la religión todo principio de libertad y de derecho civil; para sostenerse todo el tiempo que más pudiera y sembraba en esas sociedades democráticas y liberales, los egoísmos, de los que nacieron divisiones que retardarían el triunfo de la causa de la unidad. 786.—Cuando, a pesar de las divisiones sembradas en los hombres y los partidos, no pudo anularlos como principio y vió la religión y la supremacía que aun nacían entidades más irresistibles como el anarquismo y el sindicalismo, enemigos irresistibles del militarismo y la autocracia y por lo tanto y más directamente de las religiones, éstas los llamaron enemigos de la sociedad, e hicieron ellos mismos actos punibles por sus hombres degenerados que se vendían; y en su defecto, obraron los mismos clérigos para llevar al terror a los ciudadanos y predisponerles con la nueva idea demoledora de todo lo que no fuese trabajo y justicia, cuyas son las doctrinas socialistas y sobre ellas los anarquistas, que al igual que los dioses no pueden triunfar sino sólo dominar un momento por el terror, lo que no es triunfar. 787.—Mas todas esas doctrinas, redentoras por cierto; pero sólo para el final del día sexto, sólo tenían el mandato de recordar a los hombres, que el régimen sagrado de la comuna llegaba, porque estaba la humanidad en los albores del séptimo día en el que, la comuna será el régimen único en toda la tierra, como lo es en todo el universo, de mundos regenerados arriba. 788.—La comuna, proclamada en ley por los valientes comuneros de Castilla, en el reinado de Carlos V y sellada con la sangre de Padilla y sus compañeros, quedaba ya escrita en el índice de los hechos del universo; y desde entonces, (cuatro siglos poco más o menos) han surgido todas las sociedades liberales, llegando ya al límite de la tregua para su implantación, después de todos los horrores sufridos por los hombres desde la proclamación del régimen comunal, por el gran Padilla y los suyos. 789.—Hay que anotar y notar los hechos análogos de Abraham y los comuneros y es, que, desde Abraham que anuncia la ley escrita, hasta que Moisés la escribe, han pasado (poco más o menos) los mismos días que desde que Padilla proclama la comuna, hasta que se va a implantar por la fuerza de la ley, como por la fuerza de la ley libertó al pueblo que estuvo esclavo de los Faraones y sus dioses. Y desde Padilla hasta el presente, sólo guerras , sólo hogueras, sólo calumnias y toda clase de horrores ha sufrido el pueblo trabajador; y, estas cosas, estas fatalidades, no pueden ser más que de los malversores, de los mistificadores, de los verdugos de la humanidad, de los que han inventado el celibato, para acabar con la procreación si ser pudiese, antes de que los hombres los acorralaran amenazadores, como a lo que son, como a fieras, como a reptiles, en cuanto eran defensores de la bestia 666, resumen de todas las bestias religión. 790.—De modo, que ven los hombres, que las cosas y los hechos, son anunciados con siglos de anticipación y se producen, poco más o menos en la misma forma y con las mismas armas; prueba evidente de que el enemigo de la ley, siempre los empleó y siempre hizo luchar al pueblo despojado: pero también siempre, la ley hizo los hechos y esto dice claro, que esa ley es del omnipotente, que tolera pero no consiente. Y siendo esto innegable, es prueba de que el universo es de ese omnipotente, al que en realidad quieren oponerse los que en su falacia idearon, al padre eterno, con barbas... 791.—Como sobre este punto de que sólo Eloí es el propietario del universo, no puede haber disparidad, sólo digo que Eloí es el nombre del Creador, que se les descubre y se les da en el día de su justicia, a los mundos regenerados; al tiempo de entrar en la solidaridad de los mundos de luz, porque ese es el nombre con que en el Infinito reconocen y adoran al supremo ser; y es nombre común para los solidarizados, como común es la Ley de Amor, y común su credo y nombre social espiritismo, el que es, todo ese universo del que son obreros y herederos todos los espíritus, (ángeles o demonios) porque todos son sus hijos. Nota al pie 26: Lea con interés nuestro libro “Los Cinco Amores”.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 32
CAPITULO TREINTA Y DOSTODOS LOS HOMBRES SON HEREDEROS DEL UNIVERSO792.—Que registren los hombres todas las escrituras y todas las doctrinas de los hombres más sobresalientes y verdaderos sabios, como Confucio y Sócrates; los principios de las sociedades liberales, democráticas y las llamadas avanzadas y sobre todo, el progreso que se hereda de unas para otras generaciones y por todo, el derecho ilimitado que el hombre tiene en el aprovechamiento de las fuerzas naturales y de los productos de la tierra y bastará esto para afirmar, que el hombre es heredero de todo el universo. 793.—Pero no es lo mismo que el hombre herede del hombre, que heredar del espíritu, porque lo primero es de egoístas: lo segundo de altruistas; y en ley, sólo debemos heredar del espíritu, porque el espíritu sólo puede dejar en herencia, el fruto de su sabiduría, que será equivalente, al grado de su amor. 794.—Porque los hombres heredaron al hombre, hay el terrible desequilibrio que la humanidad experimentó, no siempre, sino desde que delinquió levantando dioses y religiones, los que necesitaron propiedades materiales que se disputaron con los otros dioses y sus sacerdotes heredaban; y para no despertar sospechas, permitieron que también heredaran los guerreros y luego los magnates y más tarde, heredaron todos del hombre y quedaba establecido un derecho irracional, contrario a las leyes naturales que podían conocer y en verdad heredar sólo el hombre al hombre, es contra las leyes divinas, que nunca conocieron, porque en cuanto asomaban a sus conciencias, las enlodaban con la pasta del famoso zapatero. 795.—Tan pronto como heredó el hombre al hombre, empezaron necesariamente las clases, y las clases son una injusticia, y con esta injusticia quedaba de hecho declarada, la guerra sin fin. 796.—Remontándonos al tiempo de Adán y Eva, encontramos por el Sánscrito, cuatro clases en la sociedad; pero en esas clases, hay tantas clases como hombres y mujeres, que necesariamente habían de odiarse unos a otros; y el autor del Sánscrito para atenuar todo aquel desbarajuste, estableció la ley de la beneficencia, la que también ha sido acaparada por la religión 666, bajo el nombre de Caridad, pero dogmatizada, para ser el baldón de los hombres. 797.—Los hombres libres, han argumentado con argumentos naturales irrebatibles, de lo irracional de la herencia y por lo tanto de la propiedad privada: los misioneros y mesías y los profetas y los apóstoles del último de los mesías, se han mostrado en todo en despego de herencias y propiedad, no teniendo ninguno, (como decía Jesús) ni donde reclinar la cabeza. Pero las religiones y sus instituciones, más se han obstinado en mantener la propiedad, llegando al colmo el pontífice Hildebrando Gregorio VII, el que por cartas y por la fuerza, requiere a todos los reyes de la tierra y a los señores, que “todo es de San Pedro y el que no se lo da, es un ladrón de la Iglesia”. 798.—¿Pero qué absurdo tan singular es este? Hildebrando que reclama todo el mundo en lo material para la bestia 666, proclama el celibato por el que los sacerdotes debían ser castos y puros como los ángeles, no debiendo tomar de la materia, ni aun ese divino precepto de la promiscuación del hombre y la mujer, único por el cual puede existir el hombre, y, sin embargo, por todos los medios requiere todos los bienes de la tierra para la iglesia de los célibes, castos y puros, y aun se apoya en un dicho atribuido a Jesús, pero que no lo dijo, y si lo dijera, Jesús habría faltado a sus deberes de misionero; pero Hildebrando se apoyaba en sus pedidos, diciendo: “Porque si recibimos el derecho de administrar las almas, también tenemos el derecho de los bienes de las almas, los que no pueden retenerlos los enemigos de la iglesia de San Pedro, a quien le fué conferida toda potestad de atar y desatar... Embusteros... No denigréis a Jesús, porque Jesús no podía sentar principios tan absurdos y la ley habría recaído más terrible sobre él, que sobre otro cualquiera, porque Jesús sabía, mostró con el ejemplo, que cumplía la ley. 799.—En cambio, fundamentó Jesús la herencia igual de todos los hombres; pero también igualmente, requirió para esto el trabajo: y hemos de saber, mejor dicho, han de saber todos los hombres las palabras que dijo Jesús, porque prometió repetirlas y las ha repetido en espíritu y en tanto rigor, que llega a condenar al apóstol predilecto, por dos pasajes que adulteró, el de las bodas de Canaán y el de la cena. 800.—Jesús había heredado del espíritu y nada nuevo venía a decir ni instituír, sino a proclamar lo anunciado y prometer su cumplimiento; y hasta lo que llaman el “Sermón de la montaña”, como el “Padre nuestro”, los encontraréis en el Sánscrito, si no con las mismas palabras, sí en el mismo fundamento; y por tanto en un caso, como en otro, era contra la religión; porque con eso, al hombre se le enseñaba a orar, fuera de los templos de piedra. 801.—Lo que sí dijo fijamente, Jesús es: “La casa de mi Padre tiene muchas moradas”; lo que es desmentir rotundamente a la religión 666, que sólo le da dos moradas, el cielo y el infierno, porque, aunque añade un purgatorio o limbo, estos son lugares intermediarios. ¡A esto reducen toda la grandeza del Creador, que sólo tenía como universo esos pedazos de tierra, donde hoy se barre la inmundicia con las escobas de bayonetas!... 802.—Sí, la casa de Eloí tiene muchas moradas; infinitas moradas; y nos lo asegura él mismo, en el concierto firmado por Abraham, diciendo: “Los mundos son infinitos y el hombre ha de vivir en todos los que existen, pero la creación sigue y no se acaba”. Y llamó hijos a los ángeles y los demonios; lo que quiere decir, que como los demonios no deben vivir con los ángeles, ha de tener moradas para todos los grados. Esto, ya hoy es una ciencia, una filosofía de la razón y la astronomía nos lo confirma hasta con la fotografía; y eso, que aun no ven nuestros telescopios más allá de un milímetro del infinito universo; pero no importa, la razón que es matemática pura, alcanza mucho más allá y por ella han hecho los astrónomos planos geográficos matemáticamente, señalando el punto donde se debía encontrar un mundo y todos los telescopios siguieron la indicación de Kepler y lo encontraron, con unos milímetros de diferencia; y esa diferencia, es seguro que estaba en la imperfección de la matemática positiva y no en la matemática pura, en la razón, y dicho de una vez, en el espíritu. ¡A que no me desmiente Kepler, si digo que vió ese mundo o estrella en su conciencia; en su archivo: por su espíritu; que desdoblado del cuerpo lo vió y lo midió? Esa es la ley y la facultad y la potencia del espíritu. Y es porque, “El hombre ha de vivir en todos los que existen”, dijo Hellí. 803.—Pero la ley es tan inexorable, que exige al que juró el error, lo deshaga por sí mismo, o presencie cómo lo deshace la justicia y es este el caso terrible presente por el que pasa la tierra; y los que hicieron la religión la anulan y deshacen la propiedad privada, que sólo existe porque existen dioses y religiones que hoy no pueden resistir ya el empuje de la ley y caen como casas socavadas por la corriente impetuosa de las aguas del progreso fraternal universal, con el que el hombre rompe fronteras y borra los dominios estrechos de los estados civiles y religiosos, declarando un solo estado, el del pueblo universal con gobierno del pueblo y para el pueblo en la ley de amor, de la comuna. 804.—En la comuna, nadie es propietario más que de su sabiduría; pero los frutos son del común y nada puede faltar a nadie, aun cuando el mundo llegue a tener los habitantes que le pertenecen por su área productora, diez mil millones. Pero es porque nadie hereda al hombre y todos heredan del espíritu, su luz, su fuerza, su potencia, su sabiduría y su amor, que todo esto es común en toda la sociedad del espiritismo, que es el universo todo y cuyo presidente, fundador y propietario, es el Padre común, el único Eloí. 805.—¿Dónde han encontrado los hombres, fundamento para hacer la propiedad privada? ¿No pudieron ver su absurdo, en que el sol baña por igual las tierras todas de una nación y pasa las fronteras e igualmente los baña la lluvia que cae sin distinción en una y otra parte; el viento corre igualmente los continentes; los mares rodean unos y otros continentes, y por fin, los hombres nacen de igual manera y por igual modo y hasta tienen los mismos miembros? ¿No ven que todos a todos nos complementamos, siéndonos necesarios todos a lo absoluto, para la vida de sociedad y para los progresos materiales y aun hoy sabemos, que esa única unidad, es totalmente necesaria para el progreso espiritual? Luego las clases, la propiedad privada y su causa las religiones, son un absurdo; son contra la ley divina; son contra el espíritu; son contra Eloí, del que únicamente hereda el espíritu y por lo tanto, para que el hombre llegue a su Padre, sólo puede heredar del espíritu: esta es la ley.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 33
CAPITULO TREINTA Y TRESU N S O L O M A N D A T O806.—“Mi luz dí en Adán para mis hijos y cuando la conocerán me serán fieles”, ha dicho Hellí por Abraham en su testamento concierto: Y es este decreto divino inapelativo y de la Ley escrita en el Sinaí y de otras prédicas y leyes dadas por el Investigador; y por todo lo contenido y mostrado por la naturaleza y aun por las mismas obras absurdas del hombre, hoy se llega a poder reasumir todo, en este sencillo mandato: “AMA A TU HERMANO”. 807.—En la breve, pero contundente reseña de la ley máxima de amor, inserta en el capítulo primero, queda entendido lo que es amor de la ley y sentado, que hasta el amor sagrado de la familia es una imperfección (por ser amor particular): pero es sagrado aunque sea imperfecto, porque es la base, la piedra angular del puro amor que se va perfeccionando cuanto se agranda por la sociedad, por la provincia, por la nación y por el mundo todo, siendo este el amor perfecto, relativo al mundo que ocupamos, pero también es una imperfección conforme al universo, porque el amor sin mancilla o sin singularidad, sólo su autor puede poseerlo y lo confiesa y lo demuestra, cuando llama, sus hijos, a ángeles o demonios. 808.—Al hombre ha habido que darle todas las cosas por partes, por grados y con medida; y hoy que la humanidad de la tierra, la familia de la tierra, se encuentra en su final liquidación de la que ha de surgir la sociedad perfecta, se le da por único reglamento y por único mandato: “Ama a tu hermano”. 809.—Este mandato encierra toda la sabiduría y toda la grandeza del universo, porque es el último que se les da a las humanidades; y para poder estar en su posesión, es necesario comprender la creación y se comprende, conociéndose el hombre a sí mismo; cosa que ya también se le mandó al hombre y no lo ha podido conseguir, porque los que se han declarado con derecho único de la Interpretación de las escrituras, las han tergiversado primero y luego enlodado con arreglo a su dogma absurdo y concupiscencia de predominio sobe las conciencias. 810.—En todas las religiones se ha extorsionado al hombre con astucia y refinada malicia, por la creación y consagración de clases, las que necesariamente habían de vivir en odio; pero al llegar la 666, la extorsión se convirtió en derecho canónico y divino, por la petulancia originada en su concupiscencia; y sea testigo toda su obra desde el concilio primero de Nicea, hasta la infalibilidad del . . . “Sumo Pontífice”, el cual, al morir, pide para la vida de su Iglesia, la sangre de toda la humanidad. 811.—No ha conseguido derramarla toda, porque hasta sus mismos secuaces sienten el instinto de conservación; pero sí ha conseguido matar la paz en los pueblos, cuyos odios enrarecen la atmósfera mucho más, que lo que el encharcamiento de la tierra con la sangre de toda la humanidad; por esos odios, han llegado hasta el triste espectáculo de acusarse padres e hijos, hijos a padres y hermanos a hermanos, por cuyas acusaciones, muchos cayeron en las hogueras; otros perdieron su reputación; otros hubieron de emigrar y ninguno pudo tener paz en sus almas. 812.—No habiendo paz en el alma, la felicidad es imposible en la familia, en un pueblo y en una nación. Y como por el prejuicio en que se educó al niño, ve en todo lo que no sea de su nación y aun de su pueblo natal y más de su idea, un enemigo, que, además se le ha dado preferencias y preeminencias a esta o aquella nación, por estas singularidades y con el prejuicio de que cada uno es más que el otro; y con la ignorancia de no saber que todos los hombres son hermanos, ni el principio del ser humano y espiritual, ¿cómo podría el hombre conocerse a sí mismo? ¿Cómo sin conocerse a sí mismo podría amar a su hermano? 813.—El conocimiento de sí mismo, implica el conocimiento real del universo, con sus leyes; y este conocimiento, es exactamente el conocimiento del supremo ser, en la comprensión relativa del progreso de cada uno, por lo cual, sólo en ese conocimiento, puede cumplirse el Divino mandato: “Ama a tu hermano”. 814.—Han impuesto las religiones y sobre todo la 666, penas horrorosas y criminales materiales, al que se atreviese a sondar el abismo de la creación y ha creado penas horrorosas en lo espiritual al que no negase al Creador, puesto que ella, en sus dogmas y más en sus hechos, lo niega, y se opone hasta a la naturaleza; lo que sí en cada artículo de sus dogmas hay una horrible blasfemia en el celibato y la infalibilidad, está la guerra declarada de poder a poder, entre la religión monstruo y el Creador Padre amoroso. 815.—Y como la guerra declarada a la ley del padre, por ley y sentimiento es declarársela a sus hijos fieles: por el hijo infiel que se hizo Dios y censor y corrector de las leyes del universo, que son leyes divinas y fatales, los hijos fieles, mantienen la ley verdad con la fuerza de la misma ley, que si no puede ser vencida, no por eso no han de sufrir sus sostenedores espiritual y materialmente, porque es de ley oponer a lo absurdo, lo racional y al odio, el amor; por esto, como espíritus y como hombres y en ley, se lucha en el espacio y en la tierra, y jamás hay luchas entre hombres, que no sean de hombres y espíritus, entre ángeles y demonios, como dice el testamento de Abraham. 816.—A confirmar esta verdad viene una cláusula del citado testamento de Abraham, dictada por Hellí, que dice: “Y esto lo han visto los egipcios y de otras tierras y los han creído dios y demonios; y los demonios que fueron hombres, pelean con los hombres; y los hombres no los ven; y sus obras no las ven; porque les dan placer a la carne”. Y en otra: “Y mis hijos negros de hollín, que demonios llamáis, enseñan a los hermanos de la carne, que son mis hijos, los deleites y los placeres y los males de matar y creen, porque no ven la luz de Hellí, que son Dioses: y la lucha es y el mal es y los sufrimientos es, lo que les pagan”. Yo no quiero comentar estas palabras del Padre, que no pasan, aunque pasen los cielos y la tierra: pero sí está estudiado en una obra que es la verdadera obra de la creación, que el hombre ha de recibir (27), y con la cual se han de conocer, quieran y no quieran, los hombres, porque por su luz y estridencia, no puede haber ciegos ni sordos de voluntad; pero digo, que con esas dos cláusulas, queda confirmado que, jamás luchan los hombres solos, sino que, en toda lucha están los espíritus. 817.—Tras de este libro, por la luz que arroja, se han de iluminar en su crepúsculo muchas conciencias y han de preparar con su alba, el crepúsculo de otras, para disponerse al alba de su razón, comprendiendo la realidad del engaño en que las religiones han mantenido a los pueblos y sacarán la lógica consecuencia de que todo el mal mundial, sólo proviene de ellas; y que siendo la raíz del error, son la causa única de las guerras; por lo que, es estéril todo esfuerzo para mantener la paz, existiendo la causa de la guerra. 818.—En todos los puntos de este libro está visto que “los dos extremos se han tocado”. Se ha comprobado en fría filosofía, que por el mal equilibrio de la resistencia, se han producido tantas irrupciones, tantos corto circuitos, que no ha sido posible mantener en buen funcionamiento el dínamo de la vida social, no sólo fraternalmente, pero ni siquiera por la ley de beneficencia; y la causa de que las religiones, que en todo tiempo se encargaron por fuerza y traidoramente, de la educación moral; tan pronto se daba una nueva ley, un nuevo estudio del manejo de la resistencia alma, ellas (las religiones) por la educación al pueblo, enseñaban el peligro donde no lo había y lo quitaban a la vista donde realmente existe el peligro, que está realmente en la ignorancia de lo que es el hombre en sus tres entidades, para lo que hicieron el más al alma, declarándola responsable; y sobre este error ya capital, castigan al alma por el cuerpo, pobre instrumento del actor y autor del mal, el espíritu “negro de hollín” llamado “demonio”, por su concupiscencia; por su brutalización; por su odio al que quiere cumplir la ley de la creación y el precepto de “Conócete a tí mismo” para poder así amar al gran Eloí, amando a su hermano: único templo, donde se puede adorar a nuestro Padre. 819.—Mas para llegar a la fruición del divino mandato: “Ama a tu hermano”, como la ley exige, sin diferencia aparente ni transparente, sólo puede ser en lo material, en lo tangible, en lo que sí llega a la perfección relativa a cada mundo; porque en lo espiritual, se cumple y cumplimenta la ley, en la unidad espiritismo, con el grado que cada uno pueda amar, porque el amor puro espiritual, sólo lo tiene el Padre, porque sólo El es perfecto. Es decir, que el amor puro entendido para el hombre, es aquel grado en que no sería capaz la madre de mirar mejor a su niño, que al de otra madre, entendiéndose en las atenciones materiales, porque éstas se miden por la elevación de sus espíritus; por lo que, la perfección, la entendemos y en verdad es, en lo material, de lo que no debe carecer un individuo de nada de lo que le es necesario a la vida y a la comodidad de la vida; punto que solo puede alcanzarse “Conociéndose a sí mismo”, porque sólo así, se puede “Amar al hermano” y sólo puede conseguirse esto, en la verdad del régimen comunal, con el credo único espiritismo, cuya ley es amor, única que tiene y nos da nuestro Padre Eloí. nota al pie 27: Ya se le dió: es el “Conócete a tí mismo”.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 34
CAPITULO TREINTA Y CUATRORECOGIENDO Y ATANDO CABOS. ACCIÓN FINAL820.—Ya están todos los cabos de la enredada madeja de la humanidad sueltos. Ya cada hombre puede coger el suyo correspondiente, para tejer su juicio, conforme a la razón y la justicia. Y por los que estén en la tremenda duda del terrible escepticismo de su mismo ser, hemos llamado a las ciencias todas y a la irrevocable matemática, para que cifre en números, la horrorosa deuda del causante y feudo-causantes con la ley divina; y dicho comprensiblemente, con la creación, de la que es representante el hombre que ha recibido el daño de los malversores que, ya no podemos ni dudar quienes son, ni cubrirlos, ni dejarlos que se cubran con la injusticia de la caridad, porque la ley nos los colocó al descubierto, para que los hombres los vean. 821.—La ley es justicia y se burla y condena la caridad, porque es su antítesis, que nos lo probará todo hombre amante del trabajo (y por lo tanto digno) que al llegar a su vejez, (o aun joven) fué inutilizado en su trabajo y tiene que alargar la mano y pedir limosna; el que nos dirá, cómo se le hielan las carnes y se le anuda la voz en la garganta al tener que implorar para no dejarse morir de hambre; y si tiembla ese hombre digno, dígannos los fisiólogos y biólogos: ¿Porqué ese temblor?... ¿Porqué sufre vergüenza el hombre?... No podrán menos que confesar, que es, porque se rebaja en su dignidad. Ese amor propio, (pero sagrado de la dignidad del hombre) no puede causarlo el amor y la justicia. Por lo tanto, lo causa el odio y la injusticia que se envuelve en la caridad y queda probado que la caridad lejos de ser virtud, es un baldón. 822.—¿Quién proclama la caridad? ¿Quién sostiene la caridad? ¿Quién lleva por antifaz la caridad? . . . He aquí los malversores; he aquí los que la ley condena; he ahí los que tienen que ser expulsados de la sociedad que sólo quiere amor que es justicia, para lo que proclama como ley, el trabajo productivo y el usufructo común, porque esto es ley suprema. 823.—¿Quién podrá decir que la ley del trabajo y usufructo común, no sea la más alta justicia? Se oye una voz que dice: “Eso es una utopía, porque la igualdad no cabe y porque la materia es imperfecta, ni todos los hombres son de las mismas aptitudes”. ¡Hipócritas, sepulcros blanqueados! Sólo pueden ser los que cantan esa letanía irracional, que al parecer es un reconocimiento a la suprema Ley de Amor, los que no aman. Sólo los que no se conocen, sólo el malversor, puede invocar tales razones. 824.—Porque no somos perfectos, ni jamás lo podremos ser más que relativamente y esto al final de cada período en cada mundo, se establece por ley de igualdad en la más alta justicia por la Ley de Amor, por la cual uno producirá mil y consumirá quinientos; mientras otro sólo producirá quinientos y tendrá necesidad de consumir mil; pero cada uno, no consumirá más que lo necesario; lo que su progreso le permita; lo que su conciencia le señala. He ahí la igualdad de la ley, que no es, no es que no puede ser como la exponen los malversores, “el reparto de la riqueza por parcelas”. Esa es precisamente la injusticia, porque el que viene a trabajar en la ciencia y en las artes, no puede cultivar una parcela de tierra; ni el que viene a cultivarla trae aptitudes para las ciencias y las artes, aunque posea la sabiduría en su más alto grado y comprenderá el arte y la ciencia: como el artista y el ingeniero comprenderá la agricultura, pero no las pueden desempeñar mecánicamente el uno y el otro, porque su espíritu, tomó las aptitudes para la tarea que venía a desempeñar en esa existencia, complementándose en justicia el uno al otro; lo contrario, es como empeñarse en hacer vivir al pez en la atmósfera y el ave en el centro de las aguas. 825.—Para llegar a la perfección relativa, es para lo que se necesita la ley, el reglamento, porque somos ignorantes e imperfectos. Cuando se llega a la perfección, no hacen falta leyes ni instrucciones, como no necesita nuestro corazón aprender nada para sus funciones y funciona regularmente, cuando nada anormal suceda en el organismo o un tóxico u otro agente no le entorpece su ritmo. 826.—Pero aquí, ya estamos en un juicio de cargos y no hay que buscar más fundamentos que son de otro lugar. Tenemos los hechos históricos y los no historiados por malicia y hemos llegado, descubriendo raíces, a encontrar la causa de todos los males; y aun hemos dejado vislumbrar de dónde salió la provocación de la conflagración actual, que es lo que interesa en estos momentos últimos de la gran liquidación social; ahora tenemos que comprender, que si pudiera acabar la conflagración sin renovarse todo el mundo en sus cimientos y sin tomar parte todos los agentes que cooperan al estado anormal mundial y no cayeran las causas, nada habría conseguido la humanidad; pues existiendo religiones, existirían patrias (28) ; y existiendo las dos, la guerra existe; y la guerra, no puede ya existir en la tierra. 827.—Es cierto; y están en la conciencia de la mayoría, que el parasitismo es la causa del mal. Es cierto y probado; que la religión es la raíz parásita que engendró todos los árboles parásitos y sin fruto de provecho: Es cierto; que ese parasitismo, creó castas y clases y es cierto y probado, que con esa barahúnda, no puede haber armonía. 828.—Es cierto y probado; que la desarmonía es una revolución sanguinaria, porque por fuerza engendra odios. Es cierto y probado; que el odio, nace de las diferencias sociales, y es cierto y probado; que las diferencias sociales son la causa de las guerras civiles y nacionales, como es cierto y probado, que las dos terceras partes de la humanidad, vive del sudor de una tercera parte que trabaja la tierra. 829.—Es cierto y probado, que la idea de patria, es un grado de amor y que solidariza una colectividad y esto es laudable y de la ley, para un tiempo en que los hombres son más imperfectos; pero es también cierto y probado, que la patria no necesitó tener parásitos, religiosos, civiles y militares, porque es un mal que ocasiona todos los sufrimientos al pueblo trabajador, al que le han negado hasta el derecho de justicia y denigrándosele, por la caridad; esto es una prevaricación no de la patria y sí de los que viven de la patria y la falta cometida, es superior a la virtud o grado de amor colectivo, que la nacionalidad o patria representa en la ley; y lo es más porque Nación dice, desmembración del mundo universal, que sólo es de un propietario: EL PUEBLO TRABAJADOR. 830.—Es cierto que la falta se agranda, porque esa parte desmembrada de la heredad común por las clases y supremacías u autocracias, se ha dividido en pedacitos llamados propiedad privada, la que ni siquiera han trabajado los que la han recibido, por gracia o pagada con moneda, que tampoco la han ganado con gotas de sudor, ni arrancado y elaborado el mineral que contiene el metal de la moneda; y de este delito, son culpables los estados que se subyugaron a la religión, por lo que, sólo la religión ha sido el estado que influyó y aun se impuso para la creación de las leyes nacionales y sociales, aprovechando la ignorancia que sembró con intención en la masa popular. 831.—Es cierto; y por justicia de la ley se afirma; que de cada evolución, hereda el haber y el debe del progreso, el régimen o poder que nace por la fuerza evolutiva, lo mismo en el extremo más, que en el extremo menos. Y por tanto es cierto y aun consagrado por la profecía, que la religión cristiana, establecida por una alianza en Iglesia universal, heredó el haber y el debe de los otras religiones y la ley la reconoce como el sumando de toda otra religión desde el principio de ellas: Como es cierto, que la 666 y el Dios-Ídolo, consagrado por ella en el cristo, son la bestia y el dragón marcados en el Apocalipsis; y no menos cierto, que acabó su milenario. 832.—Con todos estos ciertos y probados y todos los demás que la historia aporta y los que da la razón, hemos llegado en la tierra, a no entendernos en nada; a creer lo justo, injusto; a tener que dar, el que nunca trabajó; a carecer de todo, el que todo lo produce; y al desquicio único en la historia, pero anotado ya en la profecía. Por lo cual todo el que no sea malversor, había de poner su fuerza psíquica, su razón, su pensamiento y voluntad, en que se consuma en este incendio todo el combustible, sin que lo apague un remiendo de la resistencia, puesta entre los dos polos, porque sería sólo una tregua, preparada por la causa de la guerra. (Y ya suena su tambor, para hacer ruido y no oír la acusación, pero la tendrá que oír porque se la hace oír la ley). 833.—Vengamos ya a cuentas, porque es justo ser justos en los valores que juegan los hombres lanzados a la lucha por la justicia divina, ya que los hombres son autores y actores del drama que debe acabar, pero que trata el causante de tirar el fardo de sus contrabandos, antes de que lleguen los carabineros y le demuelan la choza, donde tanto tiempo ocultó sus fechorías. 834.—La Iglesia Católica, no está habilitada ante la conciencia y la razón para pedir a los beligerantes la paz, porque ella sólo es la causa de la guerra y los hechos lo van a demostrar, aunque, como la abundancia es tan grande, sólo anotaré los que acuden a mi pluma y son1º.—La guerra declarada a todas las religiones, después de poner a Jesús el apócrifo cristo; lo que constituye un insulto a todos los pueblos que militan en todas esas religiones, que no quiero sumar las víctimas que habrá causado entre sus mismos creyentes. 2º.—La felonía usada y la malicia brutal, con que fué despojado de su imperio Enrique IV de Alemania, haciéndolo morir desesperado, sometiendo, por el engaño y la fuerza de la hipocresía, al Imperio, llegando el odio papal, hasta desenterrar los restos del anciano usurpado y que no se pueden contar las vidas que costó. 3º.—La declaración del celibato, que con todos sus colgabeles, los matemáticos podrán decir, a cuántos miles de millones ascienden los asesinatos cometidos, por tan grande sacramento. 4º.—Ocho cacerías de infieles llamados “Santas Cruzadas”, que el gran San Simón Stoc y sus sucesores capitanes cruzados, podrán decir cuántos cazaron. 5º.—Ocho guerras llamadas de religión, que sólo Francia ha sufrido, (como si las demás no tuvieran su raíz en el Vaticano) y los registros de esa nación de los santos y de las fábricas de preservativos, tendrá anotadas sus víctimas. 6º.—Las luchas de los españoles para tomar Granada y echar a los moros, porque el frailecito Jiménez de Cisneros quería que Isabel le impusiera el capelo de Granada, sin importarle de los civilizadísimos pobladores que la poseían y que hacían rica y nombrada a España por sus productos; pero que al pontífice cristiano, no le llegaba nada de aquella riqueza. 7º.—La guerra levantada por el pontífice contra Carlos V, el que se vió en la necesidad de entrar y no por indulgencias en el Vaticano y apresarlo. 8º.—La terrible y sólo posible nacida de corazones célibes. . . “¡La Inquisición!”. . . que sólo de España, entre quemados, sacrificados, emparedados y reventados y concluídos de otros medios, desaparecidos y forzados a emigrar, faltaron más de 12 millones de seres. ¡Buena hazaña! ¡Qué gran corona merece! 9º.—¿Anotaré las pequeñeces de Austria contra Hungría? ¿De la Prusia contra Francia? ¿Waterloo? ¿Y las guerras Carlistas? ¿Y etc. y millones de etc.? Y para dar un 10, anotaré la infalibilidad, que costó no sé cuantas vueltas, revueltas y reyertas y las luchas de papistas esclavos e italianos libres. ¿Podría ser más grande la bestia y el dragón? Pues con ellos se acuestan los que no saben sentir. 835.—¿Se dió cuenta el hombre de tanta sangre derramada, por causa tan injusta? ¡Qué razón tuvo Jacob para señalar el peligro, Cristo! ¿Y porqué los hombres lo han seguido? No hay más que una contestación: Porque es falso profeta. Pero en cuanto se descubrió con la infalibilidad, los hombres lo comprendieron y todos lo dejaron, quedándole sólo un cuerno con el que habría de agitar todos los mares (y entendamos bien) toda la humanidad; y ése, al ser tirado al mar, levantó esta terrible marejada. Ya queda comprobado por sus hechos, que el cristo es la raíz y causa de todos los males que sufre el mundo. 836.—Pues bien. ¿Siendo la causa de la guerra el cristo, cómo estará habilitado el representante visible de él, para pedir a los beligerantes cristianos la paz?. . . Sin embargo, se ha atrevido a llamar al orden a Guillermo, aun con todos sus tiesos bigotes; y eso que no es católico, pero sí cristiano, como el que, si perdiera, el Padre Santo de sorpresa, haría algo más que Hildebrando con Enrique IV. Pero no creo que Guillermo vaya descalzo como aquél; y si acaso, irá montado en un cañón de 42, para saludar a San Pedro y sacar al sol las piedras de sus cimientos. 837.—¿Lo atenderá Francisco José, último cuerno que fué arrojado al mar por la bestia, por el concordato de ésta con Servia, país eminentemente mahometano? Francisco José, era el designado para prender la mecha y viejo y todo, la prendió; y al escrito de Benedicto XV, le ha contestado cortésmente: “No puedo pedir, procurar ni aceptar la paz, sin mi aliada Alemania, pues se trata de la vida o la muerte de los Imperios”. De modo, que Francisco José se une al Imperio, en el que (aunque mal) trabaja y está representado el pueblo y desatiende el pedido del Vicario de Cristo y Pontífice Católico; que al decir de este Santísimo Padre, “Francisco José es Católico y Cristiano”, por lo que le pide “que ante todo, defienda la religión”: pedido que está en perfecta concordia, con el rugido de Pío IX: “Defender y conservar la Iglesia, aunque sea a costa de la sangre de toda la humanidad”; lo que a la vez, no es más que consecuencia de aquel famoso “Después de esto, yo me sé lo que me haré”. Y ya hemos visto cuánto ha hecho y aun quiere hacer más; pero que ya no le es posible, porque ese último cuerno caído de la tiara ya no puede pegarse; y si se pegara sería en falso y al menor movimiento se le caería otra vez. 838.—Mas todo lo que hoy presenciamos, es sólo el terminar del Apocalipsis, y no podemos dudar que acabará como allí está dicho, como nadie tampoco podemos dudar, de que el del caballo blanco este dirigiendo las batallas en defensa de la ley, en defensa del Creador, en defensa del pueblo, porque aquel es “rey de reyes y señor de señores”. Y es seguro que están derrotados los jinetes del Apocalipsis por lo que ya, en estos días nos dice el telégrafo, del levantamiento de Turquía; y he ahí señalado, donde debe terminar toda la catástrofe. Y por fin, se descubrirá a los hombres lo que guarda la Sublime Puerta y es, lo que temen los cristianos, que se descubra, la verdad del nacimiento y el cuerpo o restos del mártir de los sacerdotes, del crucificado Jesús; y ya veríamos cómo probarían que fuese ascendido al cielo, salvo ser que entonces nos dijeran, que el cielo de que nos hablan, sea el de algún salón o choza y he ahí, en parte, el gran secreto del nombre de “La Sublime Puerta”. 839.—Si examinamos todos los dogmas, sacramentos, artículos de fe, virtudes teologales y todos los emolumentos del catolicismo, sólo encontraremos de verdad, sus consecuencias; las naturales consecuencias que lo absurdo puede producir; y para que todos las encuentren, basta despojar esos absurdos de la máscara caridad. 840.—Y para ayudar a quitar ese crespón negro y rojo, bañado con tantas lágrimas que ocasionó, sólo tienen los hombres que ver, que todos los que luchan matándose como fieras, son cristianos y lo hacen con ¡Santa Caridad!. . . Pero yo digo que el cristo es peligro y como tal lo dió Jacob a sus hijos como Santo y Seña. Y probé con la historia, cuál es su figura, dónde está y cómo fué llevada y no era casualidad, sino fatalidad; pero la fatalidad, es justicia de necesidad. 841.—No se ataca aquí, ni creo que nadie se crea atacado en su individualidad; y si alguno lo creyera y lo manifestara, mostraría a la faz de la tierra, ser ciego y no ver el sol. No: el doctor que, armado del bisturí y los cuchillos, se acerca a un incurable para amputarle el miembro gangrenado, no va a atacar la vida; va en conciencia a atacar y desalojar la muerte segura; y ya véis, que sin miramiento, corte y se satisface cuando consiguió dar la vida, al que ya era muerto por el mal. Este mismo es el fin de este libro, en toda su actitud y no habrá nadie tan insensato, que pueda decir: ¿Qué le importa a Ud. que yo me pierda? Si hay quien tal piense (aunque no lo diga) ese ya está muerto al sentimiento; ya está muerto a la ley de amor; con su pensamiento ayuda a la ley de justicia a sacarlo de su topera, aunque se esconda en las entrañas de la tierra porque para la justicia divina nada hay oculto y hasta el simple pensamiento queda esculpido indeleble en donde nadie lo puede borrar, en el Eter. Y no es eso todo lo terrible, sino que muchos, (aun como hombres) los pueden leer y los leen y tenemos ejemplos por millones de millones y más hoy, que es el día terrible de la liquidación y el espíritu de justicia, todo lo pone al descubierto y se lee y se copia, porque nada ha de quedar sin ser juzgado. 842.—Es terrible el trance por el que pasa la tierra. Es horrible para el Espíritu y para el hombre, no poder ocultar nada al juez Investigador, que en toda su potencia omnipotente y aun omnímoda (porque lleva el sello del omnímodo) va moviéndolo todo con sólo su presencia y lleva por arma, la terrible y flamígera espada que todo lo señala y nada le resiste y deja su señal en las frentes de los que no han de caer; y ya se ha dicho que “una estrella caerá y arrastrará una tercera parte de la tierra y dos terceras partes de la humanidad”. ¿Y quién podrá dudar que en ese tiempo estamos, si se ha dicho que los ríos serán de sangre y sabemos por los telegramas que los ríos se han coloreado de ese líquido de vida, y se mezcla la sangre del hombre con la del caballo llegándole hasta la boca, como fue profetizado? 843.—¿Quién negará que el mundo todo es una confusión y que Europa está ininteligible, siendo precisamente toda ella una familia, por religión? ¿No es bastante esto para creer y afirmar que es esa “La Babilonia Grande” que tiene que caer, para que ese ángel exterminador, pero Juez de jueces y Señor de señores, porque defiende al pueblo en nombre del Creador su Padre, pueda darle a éste la voz:: —”Caída, caída es Babilonia la Grande”? 844.—¿Cómo no admitir y afirmar que la religión es la bestia, que está toda resumida en la 666 y que el cristo es el Dragón, confirmado por sus propios hechos y que su representante es el falso profeta que quiere que con el celibato no se llene el mundo de hombres, siendo el tal sacramento la destrucción de los hombres y que por fin se declara infalible y por tanto Dios? 845.—¿Quién no afirmará, que ese es el Dragón surgido del abismo, que hace el milagro de curar a la bestia supremacía, herida de muerte por la prédica de los apóstoles de Jesús, y que ese falso profeta, surgido del abismo de su maldad, levantó la supremacía y ha dominado y mandado a reyes y capitanes que dominaban grandes multitudes y naciones y que todos se emborracharon con la copa de las concupiscencias de la gran ramera? 846.—¿Quién podrá ni siquiera dudar de toda esa verdad, cuando se ve que al colmar del todo la copa, declarando la infalibilidad, todos esos reyes capitanes y sus pueblos le vuelven la espalda, porque su escándalo los hastió y al retirarse de sus antros, lloran, porque ven que todas sus mercaderías se habían perdido y sus naves, (sus cajas) estaban exhaustas a causa del lujo de la ramera? 847.—Ciego debe estar el que no vea todo eso, que es la exacta confirmación de la última profecía apocalíptica, la que fué dada a Juan por el mismo Investigador y Juez de Jesús, que aunque estuviese encarnado en el cuerpo del Anticristo Santiago, estaba en su potencia esos hechos y facultades y aun lo confirma el mismo, porque Juan quiere arrodillarse y le dice: “Mira que no lo hagas; porque consiervo tuyo soy y de tus hermanos, que tienen el testimonio de Jesús. Adora a Dios; porque el testimonio de Jesús, es el espíritu de profecía”. Y si es consiervo de Juan y de sus hermanos que tenían el testimonio de Jesús, y Santiago es uno de ellos, ¿quién puede dudar que él era, el que le hablaba, le mostraba y le explicaba esos secretos a Juan? Porque por muchas causas, la materia (que los hombres comprenderán luego) la materia, digo, opaquiza al espíritu en su luz y su conciencia; pero puede desdoblarse en potencia y voluntad y mostrarse y decir al hombre lo que se debe saber, porque todo está en la ley. Juzguen aquí los espiritistas racionalistas y metafísicos. 848.—Que Santiago sea el Anticristo y que éste sea el Investigador y Juez, lo comprueba su carta de Justicia Universal, en la que prohibe la acepción de personas y nombra como caso extremo: “aunque sea Jesús” lo que además de demostrar su alta mira de justicia y libertad, confirma que, Jesús no es el más ni el único ni el Divino. Porque si lo fuera, en tan capital documento, (único exento de majaderías pero todo justicia) no tomaría el nombre de Jesús, para decir, que ni aun a él podían diferir de los demás hombres; y esto, que era hermano de padre y madre; y por si alguien lo niega, lo confirma Pablo, llamando a “Santiago el hermano del señor, al que había reconocido como Jefe del apostolado”. Declaración hecha por Pablo, en los pretorios de Roma. 849.—¿Qué más habrá de recordarle y afirmarle al hombre para estos tiempos? Todo está en Isaías, los profetas y el Apocalipsis; pero el consejo de Santiago en su carta universal, es el jalón que el hombre no debió dejar y se habría librado del descrédito y de la opresión y de la injusticia; y en vez de tener fe, sin obras de redención, tendríamos por fe, la que nos dan nuestras obras; esto es lógico, esto es justo y esto nos lo afirma la ciencia matemática y la matemática pura, la razón. 850.—¿Habrá que recordarle al hombre el temido juicio final, cantado por el falso profeta? Ello es lo mismo que lo ha publicado del terrible Anticristo; de éste, espera un hombre; y, ¡han habido tantos hombres Anticristos! . . . Que lo son todos los libres y aun todas las congregaciones religiosas grandes y pequeñas; pero por todas el verdadero Anticristo es la Compañía de Jesús, que no tiene a Jesucristo ni a Cristo, sino a Jesús, a pesar de haber sido dogmatizada. Pero así y todo ha cumplido su deber, quitándole al Dragón las cabezas, los cuernos y el dinero de sus concupiscencias; y es que la ley hace cumplir en su tiempo hasta por sus mismos detractores, los designios y decretos del omnipotente omnímodo y a todos da su pago. Ha llegado, pues, la hora de que cada uno cobre su denario, porque llegamos a Armagedón o Sidón. 851.—Sí, llegamos a ese punto y no se puede dudar, porque se han levantado (como está dicho en el Apocalipsis) todos los reyes y capitanes y ejércitos de la tierra; y han habido terremotos y todas las plagas y sobre todo, la mayor que puede existir; la plaga del ansia que todos los hombres sienten y no pueden apagar. ¿Y qué falta? ¿El terrible terremoto, cual nunca fué, desde que el hombre está sobre la tierra? No se hará esperar y la mayoría de los que vivimos lo hemos de presenciar, porque este terremoto es, para borrar las fronteras y las marcas de propiedades; pero antes, tiene que gritar el que Juan vió con la espada en la boca hiriendo y sublevando a todas las naciones: “Caída, caída es la Babilonia la Grande”. Porque El es y no lo oculta, el que las regirá con terrible vara de hierro, es decir, con la más recta y alta justicia y sólo puede ser esa justicia, la redentora comuna, que es el Banquete al que son llamados los señalados en la frente con la estrella de Jacob. 852.—Los que viven del sudor ajeno y nunca ellos han sudado en el trabajo, se opondrán a la comuna; pero es vano su empeño, porque es decreto del Creador y quita de la tierra todo lo que estorba y por los mismos que pusieron los estorbos; y ahí tenéis la Europa, luchando todos por ensanchar su frontera y para conseguirlos alguno, tendría que ser a costa de la desaparición de otros; y es que, la ley encontró en los hombres el egoísmo de la plutocracia y autocracia y emplea esa arma, y ¿quién triunfará? Sólo la ley. 853.—Señalados están los territorios que habrán de quedar en el sueño de sus recuerdos y los que han de salir de la tierra como escorias sin valor para el hombre; también en donde las nuevas tierras surgirán para no oír más de guerras, ni de ansias de muerte; esto no lo puede hacer el hombre, pero sí lo puede hacer el espíritu. Mas no será, antes de que los hombres que pusieron estorbos a la ley y enlodaron la verdad, no quiten ellos mismos esos estorbos; y ya véis que se dan prisa los que han empezado a barrer y se darán más prisa los que aun no han empezado, y que han de empezar, porque todos tienen estorbos; porque todas las naciones tienen los tres parasitismos capitales: religión, militarismo y prestamistas o rentistas, en cuyos tres, están todas las otras clases y todo estorba a la ley y lo quita. Que nadie admita ni sombra de duda, porque esa duda es su declaración de malversor. 854.—Felices de aquellos pueblos que sólo tengan la justicia que limpiarlos, por la plaga de las pestes y en ellas comprendan sus hombres el aviso amoroso de la justicia que obra; ¿pero habrá algunos de éstos? 855.—El profeta que le muestra las cosas a Juan, le mostró un ejército de 200 millones de a caballo y eran espíritus. Estos están sobre todas las naciones, empujando a los hombres a la lucha; esa es el ansia que todos sentimos y que no nos deja encontrar solución a ningún conflicto y aun parece que los hombres más expertos se han anublado, siendo ayer lumbreras de financistas. ¿Cuál es la causa? Misterio . . . dicen . . . y el misterio no existe, sino justicia rigurosa, para que los calientes se levanten y reaviven a los fríos y entre los dos saquen de su atonía imbécil a los tibios porque la ley llama a todos y ella tiene todos los medios y toda la fuerza y ella sólo triunfará y con ella, los que la sirven en voluntad. 856.—Entremos antes de terminar, por un momento, en los campos de batalla y examinemos algunos hechos bárbaros; bárbaros para hombres, aun del tiempo de Adán; y comparado el progreso de hoy con el de entonces, estos hechos de hoy, son de fieras. 857.—Fieras son los hombres en la guerra, por el solo hecho de acometerse el hombre al hombre; pero desde el momento que al hombre se le anestesia el sentimiento y le dan reactivos para que se convierta en máquina inconsciente; sabiendo los directores de la guerra, que esos reactivos aceleran todas las fuerzas vitales de sus soldados y le dejan inconsciente al sentimiento, reavivando, en cambio, los instintos brutales del hombre se convertirán en hechos de fiera; ese sí es el gran ¿Pecado? . . . Sí, el gran pecado, encierra toda la maldad y delitos de todos los hombres y sólo se iguala a este pecado, el cometido por la religión 666, con el Sacramento del celibato. 858.—Sí señores. Sabemos que algunas de las naciones en lucha, dan en el alimento a sus soldados antes de emprender una marcha y antes de entrar en una batalla, una droga que los anestesia y los llena de deseos y acelera todas sus fuerzas y esto es algo más que hundircatedrales y la cúpula de San Pedro, de donde hace algunos siglos salieron drogas semejantes y ahora protesta la bestia de que le hunden un pesebre y no protesta de ese otro acto de lesa humanidad. ¡Es que temerá que le digan: tú me lo enseñaste? En todas formas y de todos modos, esos soldados, luego, ya serán hombres inútiles, porque habrán consumido en breve tiempo, las fuerzas que debieron durarles muchos años. 859.—En esto está el secreto de ese encarnizamiento que se nos dice en los telegramas y que por la censura (que es otro acto irracional) sólo nos dicen la mínima parte de lo que sucede, en cuanto a bajas; y nada de los actos atroces que se cometen por los soldados, convertidos en fieras y que voy a anotar uno sin decir qué nación lo cometió, ni el punto; y ha sido en los primeros días de septiembre. 860.—En una caseta de guardavías, había una mujer joven, con un niño de pocos meses; su marido había sido llamado a las armas y está en la guerra. Pasó por allí una patrulla de soldados y quisieron abusar de la mujer; era natural que se resistiera; pero al oír uno de los forajidos, que dentro de la caseta lloraba un niño, encontró el medio de que no resistiera la madre; y tomando al niño entre dos, lo sostenían de cada bracito y en la otra mano tenían el cuchillo para sacrificar al inocente, si no cedía; y ante aquel cuadro de horror, se sacían como bestias y en todas formas, dejándola loca y deshecha; al marchar, un hombre que escondido había presenciado ese horrible hecho, salió para auxiliar si aun había remedio y cargado con la madre y el hijo iba a buscar un refugio, cuando es visto por los mismos y vuelven dos y asesinan al hombre, dejando a la madre y al hijo tirados, hasta que pudo volver en sí la desgraciada mujer y a sus lamentos llegó un hombre, que sólo tuvo tiempo de enterarse del hecho y recoger al inocente niño, pues la madre, murió sin poder resistir a la infamia y la desesperación. 861.—El hecho es vulgar, pero insólito en el hombre, si no está en estado anormal; y como aquí la anormalidad viene del anestesio del sentimiento por la droga que les dan a esos soldados para convertirlos en fieras, es su nación, es su gobierno, es su jefe, el culpable. 862.—¿No es verdad ¡madres amantes! que ese hecho, es algo más, infinitamente más que el demoler una catedral, aunque estuviera dentro el cristo en su vicario? Pues saber criar vuestros hijos con horror a la guerra y pensar que pueden transformarse (si son soldados) en fieras como aquellos y cometer un acto, que sólo os puede causar horror y que la víctima podréis ser cualquiera de vosotras, mujeres; y para llegar a esto, ¿no es mejor que no pariérais? Es cierto que esto sería el verdadero fin de la humanidad y no puede ser, por lo que no déis hijos a la guerra; que si vosotras, madres, todas los negáis, los ejércitos de muerte no existirán; pero ya es tarde para el consejo, porque los que ahora nacen, conocerán estos crímenes de la guerra por la historia y matarán la guerra porque a ello vienen juramentados; y esto es tan cierto, como mi relato. 863.—¿Para qué diré más de lo que pasa en los campos de batalla y en las ciudades tomadas por unos y por otros? Saber sólo, que la guerra ya se ha declarado sin cuartel y que como todas, es guerra religiosa y no ha podido mantener la incógnita el . . . Santísimo Padre Infalible, pues se pisó, creyendo tener autoridad sobre Francisco José al que le dice que, “como católico y cristiano defienda la religión”, y aunque el viejo a contestado: “non possumus”, por si acaso, la Sublime Puerta, cerró el paso de los Dardanelos y se prepara la guerra; y aquí surge una pregunta de grandísimo interés y es del Apocalipsis. 864.—¿Turquía se levanta como tercer estado? La historia nos dice cómo la trató el cristo y ya he probado atrás, que los Balcanes eran la resistencia puesta por la ley entre los dos extremos, y sólo cuando han roto la resistencia, se ha producido el terrible corto circuito que ahora acabará de fundir todo el combustible, juntándose los dos polos por lo que, aunque Turquía se alía con Alemania y Austria, (cosa también insólita, porque Austria es eminentemente católica y cristiana y ha sido la que siempre desarregló la resistencia), Turquía, repito, aliada a uno u otro beligerante, constituye el tercer estado y se cumple el Apocalipsis cuando dice que, “los ejércitos se dividirán en tres partes”; y precisamente en el dominio de Turquía, está Sidón, (hoy Leida) y todo él es Armagedón. 865.—Mas ya, el Africa presencia las luchas; se combate en la China; y de la India y la Australia, hay rumores de emancipación. ¿Qué podemos esperar? Si es derrotada Inglaterra, ¿sería mejor Alemania? ¿No traería esto la consecuencia de la guerra interminable, para hacer acatar a las Indias y demás colonias hoy Inglesas, el Imperio Alemán? Piensen los hombres y tiemblen, si su corazón tiene sentimientos, pues esto pudiera suceder, bajo un imperialismo autócrata y militar engreído (29) . 866.—Y el caso es que Albión, que vino (como raza), con cabeza de acero y pies de barro, tiene el cristo en su trono y por baluarte, y el cristo es peligro y tiene que ser encadenado con la bestia, porque ha cumplido su milenario; y por añadidura, a Albión se le han quebrado los pies. Alemania invoca la espada como necesaria siempre en la tierra; y las dos grandes rivales dicen: “Que luchan a vida o muerte”. ¿Qué pasaría si una venciese? Mejor fuera el fin del mundo como lo ha predicado el Dragón. 867.—¿Pero es posible el fin del mundo en estas circunstancias y en el que aun no se ha establecido la ley, ni gozado el hombre un momento de paz, ni de libertad, ni conoce el amor, ni ha disfrutado de su trabajo y progreso? . . . No. No es posible el final de un mundo así, pues si lo fuera, miente el sufrimiento, miente la naturaleza, miente el espíritu, miente el Creador. 868.—¡La religión acepta estas mentiras! ¿Las acepta la razón? ¿Las puede aceptar la madre, que sabe sentir los efluvios del amor, mirándose en su infante? ¡Oh, no! Ninguno acepta esas máximas mentiras. Las madres me enseñan sus pechos, fuentes de vida, de los cuales hay colgados millones de niños que por sus ojillos, anteojos del universo, telescopios que alcanzan hasta el centro de las vibraciones, morada del Creador, y dicen: nadie acepta esas mentiras y la verdad existe, porque existe el amor. 869.—Tiene razón; existe el amor; luego existe el Creador, autor del amor; luego no miente el espíritu, no miente la naturaleza, no miente el sentimiento y no puede ser el fin del mundo en las presentes circunstancias. ¿Cuál es? . . . La religión. 870.—Pero entonces, ¿cómo y cuándo acabará el ansia en que vive el hombre, la incertidumbre de los pueblos, la agonía de los gobernantes, no encontrando solución a los más fáciles problemas? ¿Cuál será la suerte de los imperios? ¿Se podrá salvar del conflicto, algún rincón del mundo, donde se alberguen los inocentes? ¿No serán éstos bastante a calmar la ley? 871.—Si los hombres se hubieran cuidado de sí mismos; si no hubieran sido insensatos y cada uno arregláramos nuestra conciencia, sin mirar primero a la de su vecino para acusarlo o calumniarlo, no habríamos dado motivos para que Juan el Solitario hubiera dicho una verdad y un apóstrofe, sólo capaz de su temple y fortaleza, cuando fueron los Escribas a preguntarle, si era el Mesías; y como él veía que el miedo era el que los llevaba a preguntar, les contestó: “¿Quién os enseñó a temer, que no os enseñó a amar, raza de víboras?” “Yo soy la voz, del que clama en el desierto: a él oídle”. 872.—Esto ha sido mal interpretado, como todo lo que entraña la verdad suprema. ¿Qué tenía que ver Jesús, con lo que Juan decía? Jesús no estaba en el desierto. Jesús, sabemos que nunca vivió aislado, sino siempre en las ciudades y tenemos conocimiento de que tenía más banquetes que semanas, debido a su larga parentela y yo probé y Jesús confiesa y sostendrá que heredó a Juan. ¿Cómo había de ser Juan, la voz de Jesús? El que estaba solo, (porque no era conocido) era el espíritu; estar solo, es estar en el desierto del corazón del hombre temeroso de la justicia; y el que teme, es porque ha delinquido: no teme el que ama. A éste es al que aludía Juan, `por el que llamaba y pedía imperativamente “a él oídle”: éste es su único y verdadero sentido. 873.—Los hombres temen, porque son prontos para acusar y tardos para acusarse a sí mismos; prontos para odiar y tardos para amar; prontos para crear fantasías, mas del todo tardos para oír la verdad; por lo tanto, la calumnia está pronto en el corazón que teme, por lo que Jesús, en momento muy solemne; el más solemne de su misión porque dijo la palabra que traía para hoy, al ver los cuchicheos de los Escribas y fariseos mandados por los sacerdotes, les dijo: “Yo vengo en nombre de mi padre y no me recibís mas otro vendrá, y a aquél sí lo recibiréis; pero en aquel día, todas las cosas serán pesadas y el Espíritu de Verdad confirmará mis palabras”. 874.—Estas palabras, que sí son de Jesús y son dignas de él, coordinadas en razón con el Apocalipsis e Isaías, Moisés y el testamento de Abraham, los progresos, las ciencias, las matemáticas y la astronomía, los carros de fuego y las lenguas de fuego (que son las locomotoras y la electricidad que forman el extremo más y polo positivo) y comparados con las hazañas de las religiones y los hechos de la 666 y con la gran apoteosis horripilante que presenciamos, se puede saber a ciencia cierta, cómo y cuándo acabará el ansia, la incertidumbre y la agonía que nos ahoga, porque la ley no tiene secretos ni el misterio existe. ¿Lo diré? 875.—Sería necesario copiar aquí todo el testamento de Abraham y primero todo el Sánscrito, el Confucio, Moisés, los profetas (sobre todo Isaías) las prédicas de Juan y las enseñanzas de Jesús, el Apocalipsis y la carta de Santiago y toda la ciencia actual. Pero supongo que todos sabemos todo eso, que todos lo hemos estudiado y que palpamos los hechos ocasionados por el enemigo de todo ello, puesto que son más los que sufrimos las consecuencias del siniestro, que los que están dentro del incendio, por lo que se puede decir sencillamente, cómo y cuándo acabará, el ansia, la incertidumbre y la agonía, que nos ahoga. Pero antes, quiero poner el último tizón en la gran hoguera que debe consumir todo el combustible, para que después no haya más ansia, más incertidumbre, ni agonía. 876.—El tizón que hay que echar a la hoguera quizás os va a escandalizar más que todo el libro. Pero meditad un poco y veréis que hay que echarlo, porque de todos modos, la ley lo ha de arrojar. Ese tizón es el amor de la familia y el amor de patria, porque son una imperfección. Os estupefactáis; ya lo sabía: por eso dije antes las razones. Pero vamos a seguir. 877.—Si hace veinte siglos, pudo el Anticristo Santiago prohibir la acepción de personas, aunque ésta fuera Jesús, y los hombres reconocen hoy un tan gran progreso, millones de grados mayor que entonces, ¿porqué se habrá de escandalizar el hombre hoy, al decirle para un mayor progreso, que sacrifique amores pequeños aunque sean sagrados, por un amor universal y por lo tanto infinitamente mayor y sagrado? ¿No buscamos los medios de acabar la guerra? ¿No deseamos vivir en la paz? ¿No queremos que nada nos agobie ni falte a nuestras necesidades?. . . Pues ese es el remedio. Y si nosotros preferimos esos pequeños amores al amor grande, la ley nos quitará, porque ella viene a establecer ese amor universal, esa comuna tan temida, porque no admite parásitos, desde que no permite religiones ni dioses. Y lo dijo claro Isaías y no es cosa nueva. 878.—Mas no entendamos esto también mal porque no se manda quitar la familia, aunque sí las patrias con fronteras; la familia, el hogar, y el amor de hijos y padres, no puede la ley quitarlo porque en él se basa el gran amor universal; pero lo que no permite la ley es el egoísmo de pretender que cada uno es mejor y de más derecho que la familia del vecino, creando antagonismos y diferencias en cada hogar y en cada individuo del hogar, y es por esto una imperfección, como lo es el amor de patria que nos achica y nos agobia y los dos amores, frutos son sólo del prejuicio y error religioso; y existiendo esos amores pequeños y raquíticos, la guerra existe. 879.—He de cantar otra verdad, como si ya supieran todos toda la filosofía y la metamórfosis de la verdad divina de la reencarnación, por la que debemos saber que hemos trabajado continuamente como espíritus y como hombres, en todos los pueblos y en todos los continentes, y hemos sido blancos, negros, cobrizos y de todos los colores y en todos hemos dejado depósitos en el progreso; hemos sido mandados y mandatarios, pobres y ricos y hecho méritos y delitos; por lo que todos tenemos afinidades en todas partes y aun tenemos enemigos que no podemos tener. Por lo tanto, el ansia, la incertidumbre y la agonía que sentimos, es a causa de nuestros mismos yerros; que no teniendo valor para quitar las causas, llega la ley que tiene nuestro haber y nuestro debe y cada uno lo agobia, según sus débitos, porque repercute en su conciencia, la voz de la justicia. 880.—Es pues, necesario que nadie desee que la gran conflagración acabe, hasta que consuma las causas de la guerra porque la última brizna de combustible, debe dar el último estampido de cañón que haya de oír la tierra. Esto es lo que todos deben querer y es así como acabará la guerra; matando las causas de la guerra, con la guerra. 881.—¿Cuándo acabará el ansia, la incertidumbre y la agonía? Ya he dicho como acabará, que es con el establecimiento del amor grande de la comuna; y es también preciso decir, que acabará el ansia, la incertidumbre y la agonía, cuando se habrá establecido la comuna, dentro de un Código de Amor Universal. Mas ¿cuándo?. . . Debo confesar, que no he temblado en todo el libro, aunque haya llegado mi pensamiento al centro de las vibraciones: ni aun cuando haya tenido que hacer la terrible afirmación del número 867. Pero aquí, sí. Aquí tiembla mi pluma, porque tiembla mi alma, porque tiembla mi espíritu, ante la fija matemática, deducida de los 57 siglos auscultados y ante la magnitud de la afirmación de que “El ansia, la incertidumbre, la agonía de toda la humanidad, acaba dentro del siglo presente”. “Pero antes del final, la comuna estará en apogeo en todo el mundo”. Ya pasó mi temblor, y digo que esta afirmación, no la desmentirá la ley; no la desmentirá las profecías; no la desmentirá Jesús; no la desmentirá el Espíritu de Verdad; la confirmará el Anticristo Santiago y la afirmará el Creador. 882.—Llorad, llorad si sentís, hombres de las ciencias; llorad sí, madres amorosas, llorad, llorad trabajadores, que yo también riego esta página con lágrimas, que salen del corazón, y no son mías sólo; son de todos los espíritus de la tierra, son de Jesús, son del Espíritu de Verdad, que todos sobre mí se posan y los siento y al escribir mi afirmación y . . . la recogen y llevan sus letras al Padre, y tened la seguridad que les ha sido puesto su sello, diciendo: “Sea”. ¡Gracias Eloí! ¡Hosanna hijos del trabajo!... 883.—90 años fueron señalados y dados de transición, cuando se han cumplido los 36 siglos marcados en el testamento de Abraham; y si el mundo había de estar en el ansia, en la incertidumbre y la agonía de hoy serían como 90 siglos y, el cuerpo humano no tiene la resistencia para subsistir; pero esa fecha, no es la del establecimiento de la comuna; esa fecha, es en la que la tierra toda podrá cantar el Himno del vencedor, por que ya no quedará en ella ningún ser fuera de ley; ya la justicia habrá recogido todos los granos y quemado toda la paja; y ante el universo y con él, llamará el hombre de la tierra a Eloí, a inaugurar la tierra renovada, a bendecir las bodas del amor y a sellar la mayoría de edad. 884.—La obra que ha de ejecutarse es magna; mucho mayor que toda la realizada hasta el presente, porque en aquellas bodas, nada puede faltar y los preparativos requieren muchos años de paz, muchos años de sana educación, muchos años de estudio y prueba de los nuevos enseres, que han de sustituirse para la digna vida de hombres cultos, civilizados y sabios, para no desmerecer de los grandes huéspedes que nos han de acompañar y visitar nuestras nuevas tierras, nuestros nuevos cielos y alumbrarse en nuestro nuevo sol. 885.—Son tan grandes los acontecimientos que en ese transcurso ocurrirán, que no puede haber gritones y asustadizos, porque son sólo para hombres de valor y tan grandes son los hechos que han de ocurrir en ese lapso, que la gran conflagración, es como el “Mar muerto”, comparado con todos los mares; y sin embargo, el hombre vivirá y lo presenciarán la mayoría de los que hoy viven y tenemos el deber de aminorar los sufrimientos de aquellas cosas que son inevitables, porque están en la ley. 886.—Si el gran cataclismo que ya la tierra nos avisa que va a operar, por nuestra malicia y desidia nos sorprende en el ansia, en la incertidumbre, en la agonía, que hoy nos ahoga, el sufrimiento será mil veces mayor y no podemos alegar ignorancia; y para el caso, nos dió el remedio el Anticristo Santiago en su carta universal, diciendo: “Y así obrad, como si ahora habrías de ser juzgados, por la ley de libertad”. Y él mismo nos dijo por Juan en el Apocalipsis, después de mostrarle todas las cosas para estos días: “Y yo vendré presto”. Luego es el juez y es justo que lo sea, puesto que fué el Investigador, el legislador y por añadidura, Juan lo ve sobre caballo blanco, y sobre caballo blanco se ha dejado ver de muchos otros, y desde hoy, lo verán más. 887.—Los juicios han sido celebrados, porque es necesario que así sea antes de obrar; la justicia está obrando y conviene saber que cada uno se ha hecho su juicio los que tienen voluntad; y que para los que no quieren abrir su conciencia, la ley sabe las obras que cada uno ha hecho y conforme a sus méritos, pone a cada cual en la pendiente que lo ha de conducir a la morada de sus afinidades, de sus iguales, porque donde la ley suprema ha de sentarse, no cabe la desigualdad, ni la desarmonía. 888.—¿Qué haremos, pues, para empezar a reparar la casa conforme a nuestro rango de mayores? Esto vamos a ver por dónde debemos empezar; para ello, hay que ver las manchas que tenemos que quitar y si son propias de quitarlas el hombre, o si las ha de quitar la ley con sus medios naturales. 889.—Al hablar de la tierra de promisión, vimos que hay muchas manchas que quitar y de ellas, muchas pertenecen al hombre porque las puso y las mantiene y debe quitarlas antes de que le ocasionen mayor daño; (esto se refiere a toda América del Sur) porque en la Central, México, las quitan ya y barren duro y ya copié atrás el bando dado por Villa, al que los malversores, (porque los acusa como causa) lo llaman “bandido” y cuantas cosas quieren; pero también las mujerzuelas, cuando no pueden conseguir los goces de sus vicios, suelen acusar de corruptor al que no quiso corromperse en ellas. Y yo veo en la conducta de Villa, en los hechos de Villa, un buen ejemplo que imitar, no en la revolución por las armas, sino en las prevenciones legisladas, para limpiar ésta casa de América y quizás les dará ejemplo más completo por lo activo y contundente, al pueblo que oyó la voz de Santiago el Anticristo; porque allí hay calma chicha y los buenos marinos saben que la calma chicha es peligrosa. Y allí, en los momentos que todo tiembla, hay demasiada. Ella parirá. 890.—¿Y de Norte América? ... Esa, es para los norteamericanos. Ellos se lo quieren; y como se han llenado de estrellas ... se estrellarán. Ya veréis que sí y esta vez sus más grandes previsiones, le fallan. Y es porque no saben cuál lado de las alforjas pesa más y al descargarse un lado, por ley ha de igualarse el otro. Además, se ha abierto ella misma su surco. . . Como que la ley hace que los hombres le preparen todo lo que necesita y lo preparan; hasta la mortaja. 891.—Hablo a la República Argentina; no es justo que no se encuentre solución a los conflictos que aquí se quieren hacer más grandes de lo que son y es una mancha difícil de quitar, que haya hambre (y negra por lo vieja) en el granero de José; es hora de mostrar la fe por las obras, dejando de discursear, no sea que salga cantando algún otro zapatero y por cierto que tendría más razón que el de Madrid. El remedio inmediato y por última vez y para siempre es el dinero, que luego no valdrá ni aquí ni más allá. ¿Ejemplo quieren? El pueblo del zapatero cantor; mientras aquí se discute, si lo que se vende en Agosto ha de pagarse en Septiembre y se les da un plato de puchero a los que tienen carácter para rebajarse (en tanto que muchos miles más comen su vergüenza). La retrasada España, dispone que por su único Banco, se entreguen a la circulación, quinientos millones de pesetas, para que no paren sus industrias. ¿Sabrá España que no valdrá luego el dinero?. . . Por de pronto tomen su ejemplo y se habrá conjurado la crisis y lleven lo que les sobre, (después de haberlo puesto aquí al precio de las gentes de conciencia); lleven, digo, esas sobras al puerto de Cádiz, que España les abre franco, y que haya reciprocidad, sin mirar el mentido valor del dinero, porque el único valor son los hombres. 892.—Solucionada esta anormalidad y ya los hombres en el trabajo, piensen todos en lo que vendrá y con tranquilidad de convencidos, esperámoslo con cara de buen año y será menos doloroso y hasta menos sensible; porque un adagio dice, “que el mal, con pan es menos”, y aquí hay mucho trigo y mucha hambre y lo digo por experiencia y siempre trabajé, desde los siete años, y en las duras tareas de la tierra. Todos saben y más los maestros de escuela, que el hambre es muy mal consejero, y sobre todo, que nadie puede condenar al hombre a no comer, cuando otros comen; y más que los que no comen, son los que más han trabajado; la ley viene a quitar estas manchas, que ya sabe el mundo de dónde proceden. Sólo del parasitismo. 893.—Demás está decir, que el fiscal más benigno que no puede llegar a estos pagos, son epidemias y pestes conocidas y desconocidas; ¿sería nada extraño que también las armas se vean conflagradas? ¿Por dónde, dirán muchos? ¿Por qué causa, dirán otros? ¿No hay ninguna, pregunto yo? Si hay parásitos, ya hay causa; y la ley de justicia empezó a quitar todas las causas de la guerra y empezó por la Babilonia grande, y no acabará hasta que establezca la paz para siempre; con que, el que no quiere guerra, que quite de sí las causas de la guerra. 894.—Decía el No. 883 que si esos 90 años que la Justicia dió de transición, para el establecimiento de la comuna y su inauguración, estando todo el mundo solidarizado, sin ninguna frontera y sin ninguna propiedad privada, los habría el mundo de pasar en el ansia, la incertidumbre y la agonía que hoy lo ahoga, no sería posible al hombre resistir; pero para que pueda llegarse (y se llegará por que es inapelable decreto del Creador) al gran acto de la inauguración, como cumplidos hombres mayores, y vestidos de las galas que la novia requiere, (la ley) y sobre todos el Padre de la novia y del hombre, es necesario empezar los preparativos; y esto, sólo puede ser estableciendo la comuna. ¿Cuál será el pueblo que primero rompa sus fronteras por los cuatro puntos cardinales? La ley de justicia sabe cuál es; pero todos los países que al ver la luz estén libres sin que los haya envuelto la conflagración (y por cierto que serán pocos ) deben unirse y proclamar la comuna, porque sólo de ésta es el triunfo ¡Atención. América Hispana!. . . 895.—Entonces, ya no habrá el terrible peligro que amenazaría al mundo el triunfo de cualquiera de los dos colosos que se disputan la supremacía, ni el tercer grupo que aparecerá en estos momentos, porque sólo la comuna trae la ley para su triunfo y señalados están los puntos, donde deberá empezar; su archivo y su granero; y hasta el Código que ha de regirla; porque siendo su templo el universo, todos los hombres saben oficiar en el trabajo; y no tomando ninguno más que lo que ha de menester, todos hacen la justicia y no hay ningún usurpador. 896.—Las luchas que sostienen de fieras los contendientes, sabéis el fin que tienen en la ley, la que obra con los medios que el hombre le prepara; y además de que con esta guerra, ha de morir la causa de la guerra y los hombres se desfogan de sus enconos; luego, todos se abrazarán sin miedo y sin odio, por que todo el mundo será una patria. Ese es el fin de la contienda. 897.—La ley no descuida nada; y si mandó quien prendiera la mecha y el incansable fogonero Guillermo, que atizase el horno a la más viva llama para consumir todo el combustible en poco tiempo, también habrá quien dé asiento a la paz universal, llevando la comuna codificada, y recogiendo los restos que quedarán del incendio, por que el estrago será tal, que las tierras donde está la lucha y las que la tendrán, quedarán hechas escombros y cenizas y muchos, sin emperadores, reyes ni presidentes, ni gobiernos; no atreviéndose los restos escuálidos que habrán quedado, a formar pueblo ni nación por su pobreza. 898.—El nombre de Cristo, sonará tan terrible en los oídos de los chamuscados restos que el incendio habrá dejado, que solo su recuerdo será capaz de enloquecerlos, ante el inmenso montón de escombros de hombre y elementos de destrucción del hombre, con los que sólo pudo el Cristo reinar su milenario; y esos restos, merecen amor de la ley, y habrá (no lo dudemos) un hombre que los vaya a recoger y darles el régimen comunal; y sus lágrimas de dolor y alegría a la vez, desgarrarán al corazón. ¿Y quién será capaz de hablarles de nación, de propiedad, de religión, de supremacía, de injusticia en fin? 899.—El reino de Cristo habrá pasado, dejando las consecuencias de su causa. La ley se establecerá en justicia y el pueblo se habrá libertado para siempre, y la paz será imperturbable en la tierra. Pero, aun hay ambiciosos que intentarán gobiernos de términos medios y pondrán la duda. Mas la ley los barrerá. 900.—Recién entonces empezará la civilización y nos dará dolor y lástima recordar estas llamadas civilizaciones. 901.—La ciencia, entonces será el acólito del sacerdote hombre, que oficiará en el trabajo, sobre su conciencia, bajo la bóveda del infinito universo en el corazón, de su hermano. 902.—La sabiduría, asomará sus esplendorosos rayos del sol de justicia y más la ignorancia no tendrá altar. 903.—La mecánica, la química y la física, servirán al hombre para hacer director de la máquina y no máquina explotada, como lo fué bajo las religiones. 904.—Los dioses de barro, oro y madera los habrá fundido el fuego, y la cruz se habrá quitado de la afrenta de los hombres y se establece como insignia el ancla; y los hombres sabrán, que fuera de Eloí, no hay otro Dios. 905.—Porque respondiendo al llamado, Jacob se levantó, fué donde la ley le ordenaba, por lo que se renuevan las tierras y los cielos, con un nuevo sol, confirmará, que el Padre redimió sin dinero, al que fué esclavo sin precio, según se lo prometió y el hombre en alegría extenderá ésta
PROCLAMAEl Universo, solidarisado. El Mundo todo, comunizado. La ley es una. La substancia una. Uno es el principio. Uno es el fin. Todo es Magnetismo Espiritual. Joaquín Trincado. Nota al pie 28: Estamos tan lejos de anular la patria, que se nos ha tachado de demasiado patriotismo. Le pedimos al lector, leer “Los Cinco Amores”. Nota al pie 29: ) Este era el peligro que el gobierno del espiritismo supo evitar aprovechando la traición del Vaticano descripta en la “Premisa”, dejando a todas aquellas naciones sin ninguna potencia pecuniaria y lo siguen estando.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 35
E P Í L O G O Este libro no debía tener por remate un epílogo, pero después de escribirlo y mientras se ha esperado inútilmente que llegara el hombre que tenía deber de dar medios, se ha escrito otro libro titulado “Profilaxis de la Vida” y en él actúan 24 ancianos que cada uno hace su cátedra de sabiduría y el anciano 16, en su cátedra, bajo el título “Los hombres sólo por el escarmiento ven la falta de profilaxis y rompen la tradición” ha tocado su punto tan bello y real sobre la guerra, que no se debe negar al hombre la lección preponderante y provechosa en este libro y así se le da aquí haciendo este epílogo en el que recogeremos a la vez las impresiones mundiales desde el principio de la conflagración hasta este momento, en que recién va a empezar la conflagración mundial. 1º de febrero de 1917 contado por el bloqueo submarino por Alemania. Voy a trasladar íntegra la cátedra de este anciano por su gran valor científico y metafísico y dice: El anciano 16 hereda de su predecesor y hace suya la sentencia sentándola como base de su Cátedra “De los escarmentados salen los acordados”. ¿Mas quién puede sufrir escarmiento, el cuerpo, el alma o el espíritu? Está sentado que ni el cuerpo ni el alma son responsables de sus actos: luego no pueden sufrir escarmiento aunque sufran la corrección, porque ésta sólo cabe en el saciamiento de los instintos y por lo tanto sólo el espíritu es el que podría sufrir escarmiento. Sin embargo es rigurosa esa palabra escarmiento para el hombre y queremos que se entienda en su verdadero significado; porque el escarmiento se demuestra por el cuerpo y por el alma, huyendo de lo que antes le hizo sufrir, pero que no podría hacer con mérito si no estuviera dirigiendo ese mismo escarmiento el espíritu; lo que nos dice que en el espíritu no es escarmiento; es una mayor precaución, una nueva profilaxis, porque el escarmentado no repite la acción y el espíritu la repite una y mil veces hasta que llega a la perfección de la cosa y eso no es escarmiento es hacer conciencia, es purificar lo imperfecto por lo que es del más alto mérito y valor por que sabe, que todo aquello es sufrimiento y no se arredra y acomete la acción con la mayor precaución sí, pero se entrega al sacrificio porque sabe que es su deber. La palabra escarmiento encierra, todo lo referente a corrección; como la advertencia, el aviso, el castigo y esas cosas la que puede hacer sólo el mayor al menor y entonces, como los menores son el cuerpo y el alma, quiere decir, que el escarmiento lo da el espíritu a sus dos inferiores; pero él toma la parte de sacrificio mayor, porque ama y sabe; y la sabiduría y el amor, hace sufrir más al corregidor que al corrigendo; pero en el hombre, no puede sufrir un cabello, sin que lo sientan en toda su intensidad las tres entidades. No es en verdad al espíritu, al que se le puede aplicar la palabra escarmiento; pero como sólo él es el responsable de los hechos de su cuerpo y más éste no podría ser hombre, sin el alma y el espíritu, diremos escarmiento del hombre y cada una de las tres entidades recibe su parte correspondiente, pero indivisible. El espíritu, una vez encarnado, pierde su libertad por todo el tiempo de la existencia del cuerpo que él mismo se creó, para realizar una parte o partes, de la obra que cada uno tiene encomendada en la creación y es a causa de la ley única y suprema amor, que lo rige y lo domina. Por esta ley sabe el espíritu, que a costa de su sacrificio no puede romper la armonía del universo; y ésta consiste en que cada individualidad cumpla según su grado de progreso, la ley natural que rige a cada uno de los infinitos instintos que viven en el cuerpo y el alma; y ya sabéis, que cada hombre tiene en sí tantos instintos como seres hay en el universo; por lo que, es la realidad del Arca famosa de Noé, ideada por Moisés, para que hoy se explicara al hombre, porqué es llegado el tiempo de rasgar su crepúsculo. En esta sabiduría y sacrificio de vivir el espíritu cautivo de su amor encerrado en el cuerpo, ocultando su luz para no hacer irrupción con la tiniebla de la materia, deja, que el alma, su intermediario entre él y el cuerpo, sea por todo el tiempo necesario reconocida como el mayor, porque es de la misma naturaleza material que el rústico cuerpo; y todo ese largo tiempo, (que alcanza a muchos millones de siglos) el mismo espíritu tiene que parangonarse con sus dos entidades menores y es muy natural, que él se embarre en los lodos de sus dos servidores, para que no se escandalicen de su diferencia. Como el aprendiz no puede hacer obras de maestro, así es natural que esta dualidad de cuerpo y alma tenga diferencias en todas sus obras, porque falta la decoración de la obra, la arquitectura, la belleza en fin; por esto, en todo el largo período del reinado del alma, los idiomas son pobres en letras, sonidos y significados y no puede haber más que rudimentos de ciencias; no puede haber matemática. Y como hay poquísimos maestros, son pocos también los que aprenden letras y de aquí la necesidad de la enseñanza oral, para que por tradición, los padres enseñen las costumbres a los hijos; y, (ya podemos comprender, que de la infidelidad de la memoria, la obtusa inteligencia, la inclinación natural a lo agradable y por todo, la inconsistencia de las mismas religiones que cedían y ceden a cada concupiscencia de su pontífice, que por el dogma se hace adorar Dios visible, ya que al invisible no le es dado alcanzar y conocer, porque lo creen al Creador, muy alto, muy severo, muy vengativo y lleno siempre de iras), ya podemos comprender, repito, que la tradición, ha traicionado a la verdad escrita, en lengua pobreEl espíritu, por ciego que sea, por aberrado que esté, sabe que la tradición traicionó a la verdad escrita y legislada. Pero sabe también (y aquí quiero mucha atención de mis hermanos): sabe también, digo, el espíritu, que no puede dejar de ser: que fué, es y será hijo de Eloí universal y padre común y que su padre siempre lo espera: en muchos, esto les causa un gran prejuicio, porque se entretienen demasiado en la placidez y beatitud del valle; es decir, de los goces de la materia y no rompen la cáscara dura de su alma, hasta el momento extremo en que se ven que se marca el último segundo del tiempo marcado a la evolución y todo lo que han hecho para el progreso, en la parte que cada uno tenía encomendada, desequilibra la balanza y aquí el “rechinar de dientes” contra los que hicieron llegar la evolución por el progreso y es natural que se originen luchas y guerras, porque los progresistas tiran siempre para adelante y cuanto más tiran, más descubren las faltas de los otros y se averguenzan, porque la creación los acusa inflexiblemente, porque la creación está desequilibrada y a ésta no se le puede decir: “Tío yo no he sido”, porque la Ley de Justicia tiene apuntado con los nombres de cada uno: Fulano hará 10, Zutano hará 10, Mengano hará 10, al ir a recoger ese tributo, encuentra: Fulano hizo 10, Zutano hizo 8, debe 2, y Mengano hizo 6 y debe 4. Así exactamente se lleva la cuenta rigurosa de cada individuo hombre y la suma de todos (si hay mayoría de hechos de ley) marca el tiempo de la evolución en años o siglos, dando el tiempo matemático en que todos pueden cumplir su mandato y se les da entonces la profilaxis necesaria como ahora hacemos y se despliegan grandes huestes de los que ya cumplieron, como instructores, regidos por maestros ingenieros, que ya conocéis: estos instructores, deseosos de ser maestros, aprietan y fustigan a los morosos y perezosos, sentando principios, rompiendo tradiciones y haciendo nuevas leyes humanas; ciencias matemáticas e idiomas ricos, que maten la tradición que traicionaba al progreso. Esa transición que marcaría esta última evolución en la que entraría el espíritu en su reinado, empezó en Abraham hasta cuyo tiempo, (desde Seth que dió el principio general de la regeneración del mundo tierra) la empleó el Investigador en sumar y restar las vidas y obras habidas en la tierra, en los 44.999.250 siglos próximamente, que los hombres contaban en este mundo; y matemáticamente pesado todo, pudo prometer que: “Con tales leyes, con cuales atribuciones y con tantas existencias, el hombre sería regenerado en su inmensa mayoría en tantos siglos”, siendo entonces el momento ese tan feliz de esta declaración en el tiempo de la familia de Noé, en la que se encontraban hechos hombres los 28 misioneros que conocéis que acompañaron al Investigador. Y si a eso se debiera, que Noé, celebrando el acontecimiento tomara un trago más; del zumo de la vid plantada por él, que cada hijo de la comuna le brinde en su obsequio una copita, en el día marcado en el código en recuerdo a los patriarcas y profetas. Sí, en aquel tiempo acaeció esa declaración hecha al Padre por el que había sido Shet y entonces era hijo de Noé y precisamente, el hijo que lo descubrió como diciendo; “Nada desde hoy ha de quedar oculto”; y así ha sido y es por lo que hoy se descubren los últimos secretos. Era hora de romper tradiciones, leyendas y falsas religiones y luego aparece Abraham, de cuyo tronco debía nacer Israel y ya en Abraham, corresponde Eloí a la promesa del Investigador, dando su alianza y marcando el tiempo fijo, (por lo que prometiera su enviado) por lo que Hellí, dijo a Abraham; “Y contarán los tiempos por siglos de cien años, y los siglos serán 36 desde que escribiré mi ley hasta que la tierra la sabrá”, de modo que Hellí confirma y admite como buena y matemática la promesa de su enviado el Investigador, porque declara en siglos fijos y precisos, el tiempo que marcaba el rol de la tierra; tal aprobación y el señalar el tiempo, es romper tradiciones, leyendas, hipótesis y suposiciones; y debió estar conforme y sería así, porque a continuación afirma Hellí: “Y de este siglo mis hijos serán de luz, porque verán la luz de su Padre que les darán mis espíritus”. ¿Se cumple esto? ¿Quién es capaz de desmentir el espiritismo? ¿Quién no ha oído hablar a uno o muchos espíritus? ¿O quién no oyó a un amigo o pariente que haya oído hablar al espíritu y aun verlo?. . . Por sistema aun hay algunos locos que niegan; pero cuando se niega por sistema, la negativa es afirmación; y para asentar la verdad espiritismo trajimos la fotografía a la que no se le puede desmentir, porque el objetivo no se ilusiona y no puede impresionar una placa más que con lo que ve. Y como hay millones de fotografías de espíritus fotografiados en cuyo trabajo han tomado parte hombres que negaban, es que el espíritu se manifiesta, habla, escribe, mueve objetos, transporta y se materializa para dejarse ver y fotografiar. Y si esto sucede, ¿cómo negar nadie que la promesa de Hellí y el tiempo de los 36 siglos se ha cumplido puesto que dice: “Y de este siglo mis hijos serán de luz, porque verán la luz de su Padre que les darán mis espíritus”? Por los pocos que aun lo niegan lo afirma el anciano 16 y con él todo el Universo y el mismo Eloí. Quiero decir, que queda rota la tradición para convertirse en historia única y verídica que aun no tuvo la tierra hasta este día, porque sólo tiene historia basada en la tradición, por lo que los hombres no pueden saber la verdad metafísica y ni aun la física y natural, porque aun por la verdad aparente de estudios tradicionales, el hombre estuvo en peligro de creer, que descendía del mono. ¡Pobres monos! No podrían perdonar la injusticia de que el hombre, (si fuera su hijo) se engolfe en mullidas camas y blancas sábanas; se dé el corte de elegante y señor y él, su padre, esté encerrado en jaulas y viviendo en cuevas y siendo su juguete. Tales injusticias, caben en las religiones que pudieron reinar por la ignorancia, hasta cumplirse los 36 siglos; pero no cabe en el Espiritismo, que es el único credo universal y de la tierra, por ley de la Creación, desde el día preciso que se cumplieron los 36 siglos (5 de abril de 1912 de la era mal llamada cristiana). Toda la historia la encontraréis en el “Conócete a tí mismo” por lo que dejo este punto remitiéndoos a aquel gran libro, que es verdadera historia sin tradición. Comprenderéis, que a pesar de la peroración anterior, no hemos dejado el hilo de mi cátedra y veréis sin velo, cuando y únicamente puede escarmentar y porque escarmienta el hombre, rompiendo la tradición, que es sólo por marcarse una evolución progresiva, que sólo puede ser, cuando las mayorías han cumplido su cometido y van a pasar a otro escalón, para lo que, el Maestro de siempre, clava otro estacón que servirá de mira, por otro período; es decir, más claro; que la tradición se rompe, cuando la mayoría detesta por escarmiento el error que descubrió. ¿Queréis una prueba inequívoca? La tenemos hoy latente. Hoy, todo el mundo está en guerra y sin embargo, todo el mundo detesta la guerra y pide la paz. ¿Qué anormalidad es ésta? En la anormalidad misma está la explicación. Cuando los hombres, en su mayoría, aun no odiaban la guerra, es decir no se habían escarmentado de la guerra, porque por las tradiciones la creían una necesidad, las guerras no se meditaban; eran movimientos bruscos, ocasionados por las tradiciones patrias, por los cantos bélicos y se apoyaban en el derecho del más fuerte, sin reglas y sin prescripciones. Cuando ya, los hombres, por su liberación empezaron a conocer los peligros y los males de la guerra, empezaron a humanizar la guerra con leyes para el caído y paces y pactos y mediadores. Cuando se vió los beneficios de la paz, por tratados, se ideó la diplomacia y hasta se establecieron tribunales arbitrarios; lo que indica todo, que los hombres habían escarmentado de la guerra y se propuso la paz armada, en cuyo tiempo, la mayoría de los hombres, aun que fuese por sociedades de resistencia y por partidos políticos, predicaban la paz desarmada. Pero en cambio, las naciones todas se armaban en guerra hasta los dientes y se empleaba lo más refinado de la mecánica, la física y la química, en las armas de la guerra. Pero hay que preguntar: ¿las naciones, es decir, los gobiernos causantes de la conflagración, han construido sus flotas, sus cañones y otras armas, con voluntad y aprobación de la mayoría popular? El que afirmara que sí, mentiría, porque la protesta del pueblo ha estado permanente. Pero el pueblo no ha tenido representación en las cámaras ni en los gobiernos y es que los detesta porque nada espera de ellos. Pero se ha dicho que ¡el pueblo es soberano! Esto sólo ha sido una muletilla de los enemigos del pueblo verdadero. Esos enemigos (los supremáticos) se han atraído al populacho, a los no escarmentados que son aquellos que la justicia encontró, que aun no habían producido los 10 y que por causa de que los cumplidos tiraban del carro del progreso, obligándolos a caminar más de prisa, porque sino serían aplastados por este carro triunfante. Al no querer seguir, en sus tirones desesperados para contener la marcha, se rompió la cuerda de la cual tiraban y se arrollan los unos a los otros acusándose de impotentes; de este barullo escandaloso, se armó la decisiva. El pueblo siguió llamando al orden desde la barra y los amonestó; porque, repito, en las cámaras y los gobiernos no tiene representación; está divorciado de esos juegos de retroceso, de esas cucañas engañadoras; pero ellos, los que deben al progreso una gran parte de su obra, se ven también acosados, hostigados y envueltos por los que todo lo deben y son, los que sólo han hecho mistificar todas las profilaxis de todos los tiempos, y el pueblo sufre las consecuencias; pero en el caso extremo, deja que solventen sus acusaciones los que deben parte y los que lo deben todo, (gobiernos y religiones) unos que están en el crepúsculo, es decir, en el momento del primer desengaño o escarmiento y los otros, que no pueden escarmentar porque viven de lo que no es cosa y lo que no es cosa, no es de la ley. Y los que están empezando a sufrir el escarmiento, como ven el daño terrible que les ocasionaron porque no les dejaron ni les dejan pagar lo que deben, (por lo cual no puede establecerse el equilibrio de la ley) se agarran en la pelea para echar fuera de sus guaridas a todas las bestias que les comen el grano y echan con más coraje que a todas, a la 666, pero que ninguna está en la ley. He aquí la explicación metafísica de esta anormalidad de que hoy, que todo el mundo quiere la paz, todo el mundo está en guerra; pero es para que de una vez por todas, escarmienten de la guerra y rompan las tradiciones traidoras de patrias, de razas, de clases y títulos grotescos. ¿Escarmentarán? Quieran y no quieran, escarmentarán, porque ya la evolución se marcó y la paz sin detrimento ni mácula, está decretada por y para el pueblo que está en mayoría y este decreto se cumple, como se ha cumplido el “Porque verán la Luz de su Padre, que les darán mis espíritus”, que prometió Hellí a Abraham. Mas también el escarmiento está prometido en el mismo testamento, porque dice: “Mi luz dí en Adán para mis hijos y cuando la conocerán, me serán fieles”. Y conocer, es romper la rutina, la tradición y esto es escarmentar. Que meditéis en estos puntos os recomienda el anciano 16, mientras llega el fin de esta conflagración en la que se ha de quitar todo lo que estorba a la implantación de la Ley de Amor; a la proclamación de la Santa Comuna. Ya habéis visto con que precisión, el maestro de la Cátedra anterior, estudia y afirma sus axiomas de que “el pueblo no está con los gobiernos”, está divorciado, no los cree ni los apoya y le da la voz confirmada de que quiera la paz, no armada, sino sin armas; hoy, ya no sólo se pide esto, sino que se quiere borrar las fronteras y hacer una patria única y común y esto llega, a pesar de la oposición, de los que deben parte y de los que lo deben todo a la Creación, porque es decreto del CreadorMas tengo la última palabra recibida a viva voz del Espíritu de Verdad y la voy a transcribir porque ella confirma todo este libro y yo confirmo con darla a los hombres, que los tiempos son cumplidos y que el Padre cumplió su promesa hecha en Abraham, diciendo: “Y de este siglo mis hijos serán de luz, porque verán la luz de su Padre que les darán mis espíritus”. Esta palabra me fué dada el 3 de Diciembre de 1914 y copiaré un párrafo de esa comunicación, y dice (30) . “Heme aquí, Paz, mi amor os doy, buenas noches hermanos míos”. Aun el dolor es en vosotros, por vuestros sufrimientos; pero cada vez se acerca el límite de la ley y no dudéis que llegará; pero la ley es la balanza y ésta, hasta que no marque su justo fiel, no puede obrar lo prometido y lo que la justicia reclama. ¿Porqué hombres de la tierra, no termináis las luchas? ¿Porqué no acabáis la guerra para que cesen vuestros sufrimientos? ¿Porqué os quejáis si vosotros retrasáis el bien que llega? Había de haber un descanso, un momento de reflexión y no hacéis lugar a él, porque os empeñáis estar en guerra de fieras y esto retrasa que la balanza se iguale y toque con su fiel, el meridiano de la ley; sufrís, pero vosotros lo queréis; no os quejéis, esto digo hoy al mundo todo. Sufrimos también aquí en el lugar del archivo, por la desunión y por que habéis quedado solos; se han descarriado los que fueron llamados, mas al llegar la hora, no habrá lugar a excusas, como no las hubo para quien se quitó del mundo de los hombres. Aunque hoy no vengo en consejo, yo os llamo a los retirados. Venid hermanos míos, oíd y decidme: ¿Porqué esta desunión? ¿Decís que es por motivos personales? No lo creo, no es verdad, porque el hombre sigue en su puesto y lucha y sostiene el principio. Meditad, tenéis hechos de justicia en la desencarnación del instrumento. Esto quería deciros y dicho queda y escrito. ¿Qué queréis de mí hoy? ¿Ordenes? Lucha hermano mío. Sigue, que aun un poco de tiempo te resta de angustia; pero luego, aunque hoy te falten las fuerzas materiales, éstas llegan en su justo momento y vosotros lo veréis. Mira hermano amado que hay un setentón. Lo sé y vosotros lo veréis. Entiende que no te hablo de la luz ni de ella me acordaba en este instante, porque lo que es vida, no podemos convertirlo en armas de muerte. Pues óyeme bien, hermano mío y oídlo todos. La tierra toda ha de encenderse por los cuatro extremos y cuando llegara la hoguera al centro, entonces será el gran trueno.
Mi amor y la bendición de Eloí os doy. EL ESPÍRITU DE VERDAD. Grandes dudas han de haber ante esa firma vista por primera vez en la tierra con carácter de justicia y en representación de Eloí. Mas algunos que leerán esto y conocen a la medium que sirvió de instrumento, conocerán que la palabra y la autoridad del discurso, sólo es del Maestro de los Maestros, al que oyeron y no aprovecharon “porque somos hombres”, dijeron: pero, a poco rato la justicia contestó quitando el estorbo de un tronco seco de un árbol que había sido frondoso y le picó el gusano del orgullo y lo secó. Hoy, porque los tiempos son cumplidos, la justicia recae al instante, porque ya no hay espacio en la atmósfera de la tierra, para almacenar injusticias: antes, lo había, porque había tiempo en el cuadrante de la evolución y pasaban siglos con las injusticias y maldades cometidas, depositadas en los negros espacios. Desaparecidos éstos, porque (la tierra entró en nuevos planos de más puro Eter) no caben; no hay afinidad entre ese Eter puro y el expedido por la maldad de los hombres y sus acciones, deseos y pensamientos son rechazados y como, es natural, vuelven por el camino que los mandaron sus autores y hieren a ellos mismos; es decir, que “escupen al cielo y es natural que les caiga en la cara”. Es esta una de las más verdaderas razones de los grandes descalabros en los ejércitos en lucha, que cuanto mayor es la mala intención, igual es la cantidad y calidad del daño que reciben y es de ellos mismos, más que de su enemigo. Que en esta conflagración, no luchan sólo los hombres, se podría probar en todo momento y en cualquier caso con la metafísica y la razón; pero no hay para que estudiar al final del epílogo y sobre todo, los hechos son consumados y tocamos al gran desenlace por el gran trueno del que la tierra parirá un hijo y la luna tendrá hermano y más la guerra no existirá. Entonces, todos se quejarán de sí mismos por su ceguera voluntaria, porque los misioneros y el Juez o Investigador han dado en todo tiempo los avisos y profilaxis para hacer menores los sufrimientos, dolores, luchas y guerras y los malos trabajadores y los vagos del todo, todo lo han mistificado. ¿Mas quién se excusará en la hora del trueno? Ni aun tampoco sentirán el terrible bamboleo, porque están ebrios, imbéciles y estúpidos, por las luchas de fieras que desmienten la cantada civilización Europea, que hoy pone de manifiesto la civilización “ sui géneris” que es una confusión horrible y jardín zoológico, en el que no se hubiera servido alimento a las fieras y las mayores despedazan a las menores. Esa es la mentida civilización, porque es civilización religiosa; civilización cristiana y católica, que quiere decir, peligro de la humanidad. En estos momentos paso yo por la más dura prueba de mi vida, por la que ningún hombre es capaz de soportar si no tiene la fe de sus obras, la convicción de una misión y aun así, se habrían de resentir del amor propio y me resiento yo, tal es la magnitud de la tragedia, que figurará como epílogo del libro rojo y a pesar de mi amargura, estoy escribiendo este epílogo, por si el libro debe ir a la imprenta en estos días. En mi agonía sin igual, he clamado al Padre por el cumplimiento de sus promesas; reclamo que sea cumplida la sentencia de Isaías: “A los que te despojaron haré que coman sus carnes y se embriaguen en su propia sangre y sabrán que yo soy tu protector el fuerte Dios de Jacob”. Cúmplase. Mi esfuerzo en el pedido de justicia ha sido grande; pedí al que retiene las fuerzas de la naturaleza, esperando órdenes, que mueva la palanca y en la misma hora se han sentido tremendos temblores en el oriente y el preludio del parto de la tierra queda marcado y no se hará esperar lustros. El Espíritu de Verdad pide a los hombres un momento de armisticio para pensar, y no hacen lugar y esto obligará al sexto Angel a gritar: “Caída, caída es la Babilonia la grande”. Y el séptimo ángel, tocará su última nota y todo será consumado de las promesas de Hellí. Sólo así asomará la paz y para los trabajadores, sucumbiendo en el mismo los detractores. Todas las calles de las ciudades populares y hasta de los pueblos y aldeas, están en este momento (1º. de Mayo) llenas del elemento sano popular; son las mayorías; son los trabajadores salvados por su esfuerzo, que protestan de la guerra, que piden paz, pan y trabajo. “Más escuelas y menos frailes”, gritan frente a mi casa los manifestantes; “abajo los políticos de oficio”, gritan los hombres de razón; los divorciados de los gobiernos, parias de las religiones y el militarismo; dos entidades, que con la rentista, componen los tres parásitos, causa de todo el mal mundial en toda la vida de la humanidad terrena; pero cerca está el momento que cesará el canto de la internacional, para entonar el himno del vencedor, el himno de la comuna sin parcelas. El luto que dejará el trueno que siento en estos momentos, no evitará el duelo y conflagración de la China, Japón e Indias y pondrá en el borde insalvable de la guerra a Norte América y en estas mismas horas se ultiman los preparativos de Italia la que arrastrará a Bulgaria y Grecia y no se esconderá Rumania, componiendo estos estados el tercer estado, que señala el Apocalipsis. Todo indica que es el principio del fin y que “la tierra se encenderá por sus cuatro costados y cuando el fuego llegara al centro, entonces será el gran trueno”, como lo aseguró el Espíritu de Verdad, en la manifestación que os he adelantado para cumplir mi deber de mostrarle al mundo que está esperando y el prometido vino y habló. El Espíritu de Verdad vino y habló. ¿Está también el enviado de la justicia hecho hombre en la tierra? Jesús que lo prometió, dijo: “Yo vengo en nombre de mi Padre y no me recibís; mas otro vendrá y a aquél sí lo recibiréis. Pero en aquel día serán pesadas todas las cosas, y el Espíritu de Verdad justificará mis palabras”. Luego es justicia que esté ese que había de venir y el mundo recibiría. Luego los tiempos son cumplidos y Eloí es justificado en sus promesas y el mundo redimido, no por la sangre de Jesús, ni de otros mártires y Mesías, sino por el trabajo, por el esfuerzo propio de cada ser y, es justicia así también, que la guerra mate las causas de la guerra y la guerra mata religiones, militarismo y rentistas, empezando luego el trabajo digno de hombres en la paz y el hombre estará regenerado. Que mi voz sea el sonoro clarín que haga despertar a los dormidos y somnolientos; que este mi segundo libro para la nueva era, sea el fuerte Sol que obligue a restregarse los ojos a los que despiertan y puedan mirar todas las cosas por su verdadero color, los hombres adelantados y trinos, es lo que pido al Padre. Trincado. Buenos Aires, 2 de Mayo de 1915. Nota al pie 30: Quiero hacer notar que mi independencia de conciencia no puede admitir nada, que en ciencia o filosofía no tenga comprobación. Como lo que transcribo tiene las dos pruebas, justifico al exponente.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 36
Octubre 4 de 1916.Vuelvo sobre este libro, con mayor dolor que hace un año cuando se me ordenó esperar, por los hechos de guerra acaecidos y por las demostraciones terribles de la naturaleza y los elementos para avisar al hombre y éste se ha hecho sordo de voluntad y por las tristes y deshonrosas consecuencias de la guerra en todos los órdenes de la vida y en el honor y dignidad de la mujer y niños inocentes y desvalidos. Pero también tengo grandes alegrías, por que al fin con toda clase de penurias y estrecheces puedo cumplir todas las partes de las profecías, abriendo la “Escuela Magnético-Espiritual de la Comuna Universal”, la que se verificó el 19 de Marzo, en la hora justa marcada desde de Moisés. “Y contarte las 7 setimanas de años; siete veces siete años, cuarenta y nueve años; y en el séptimo mes de tus 50 años pasarás la voz de trompeta a toda la tierra y este año será de Jubileo a los hombres”; y, en esta fecha, cuenta la Escuela con instrumentos mediums valiosos y pasivos, desarrollados sólo en ella y el Maestro ya no se encuentra solo y tiene un instrumento secreto por el que, los Maestros se le comunican. Otra de las alegrías que puedo contaros es, que también con supremo esfuerzo y con el minuto justo (según se dice en las profecías y promesas del Padre) el 18 de Agosto, a las 11 de la noche, se imprimía la última letra del “Método Supremo” a la 1 de la mañana del 19, cumplía mis años 50 y a esta hora, el libro está repartido y anunciado y el hombre ya tiene nombre; secreto perseguido por el Maestro Superior, para así llegar a la impresión de “Los Extremos se Tocan” y del “Profilaxis de la Vida”, sin lo cual, “no podrá llegarse a la Paz, aunque los hombres quieran”: promesa o sentencia dicha ha poco por el Maestro Superior “mientras los hombres no tengan en sus manos tres de los libros del archivo, la paz no será”. Y en consejo de hace unos días ordenó: “Tienes 3 meses de tiempo como máximum para imprimir “Los Extremos se Tocan” o enviarlo con cargo a los que no han querido cumplir su deber”; y empiezo a idear dónde sacaré los medios necesarios, aunque se me ha dicho que “vendrán de donde menos piense” (30) . Y dicho lo esencial para justificar la espera de la impresión, voy a hacer una triste exposición de los hechos de la naturaleza y los elementos, durante este año (amarguísimo y casi interminable para mí) y lo que se ve, (aun en esta tierra de promisión) como consecuencia de la guerra y será la última vergüenza que sonrojará, aun a los negros de color. HECHOS Y DEMOSTRACIONES DE LA NATURALEZA Y LOS ELEMENTOS. En dos libros que he escrito correspondientes al 2º. Ciclo “Renovación de la Faz de la tierra”, queda anotado a diario y comprobado con recortes de “La Prensa” los hechos más preponderantes de los elementos y la naturaleza, en su tarea de renovar la Faz de la tierra y es en cumplimiento de la promesa del Padre a su Investigador juez y legislador: “Y todo lo que te estorbe, será quitado”. Al efecto en Octubre de 1912, se me dijo en pregunta: “¿Puedes dar la ley de Amor?”, y contesté: me estorba la Gran Babilonia, la madre de las fornicaciones: y me fué contestado: “Pues se quitará”; y se empezó a romper la resistencia que mantenía separados o equidistantes a “Los dos extremos”, Los Balcanes; y ya véis las consecuencias de aquella ruptura, que ha sido la irrupción más espantosa que ha presenciado el hombre desde que está sobre la tierra y es la suma igual, matemática, de todas las guerras habidas por causa de las religiones. Promovida pues la conflagración en toda la gran Babilonia, por ser imposible unificar (ni aun bajo un imperio) más de 40 idiomas o dialectos, representantes de otros tantos reinados, todos autócratas y plutócratas y feudos de la religión, tocaba hacerse sordo a los clamores de los que con la misma boca piden al Dios que adoran, la destrucción de sus contrarios, encendiéndose en odio criminal, e ideando las venganzas más abominables, hasta llegar a tener vergüenza la tierra, de caminar por los nuevos planos que se le habían señalado en ley el 5 de Abril de 1912, a raíz de la sentencia definitiva del juicio final y esta era en cumplimiento de la promesa: “Y aparecerán nuevos cielos, nuevas tierras y nuevo sol”. Sí; la tierra se avergonzó al entrar en los nuevos cielos o planos, manchada de tantas concupiscencias y ella misma se estremeció y andaba como loca, como beoda y no quería caminar, viéndose el juez Investigador, en la suprema necesidad de tomarla con un renzal y conducirla, para que no se precipitara afuera de su órbita, o se estrellase en su loca carrera. Quiero que la astronomía, (dejando prejuicios y gazmoñerías grotescas o pueriles) estudien y comprueben las anormalidades no conocidas antes de estos años y no podrán menos de convenir en mi afirmación. Pero si no lo hacen, lo anoto yo y nadie ni nada lo desmentirá hoy y luego todos los afirmarán. Mas a los enfermos hay que curarlos y la tierra estaba tísica; ya saben los hombres que la tisis terciaria sólo con la transfusión de sangre se puede curar, operando en las debidas condiciones profilácticas. Se acudió a tiempo a los remedios únicos que la ley de las armonías pone a disposición de los Maestros de la ley de la Creación. En ese conocimiento y en uso de las facultades dadas al juez y legislador, firmó la solidaridad con los maestros de los mundos de la cosmogonía y éstos, respondiendo a la ley de amor establecida en el universo por su autor, diéronla al mundo tierra peticionante, por su juez, las llaves de la vida en fuerza y luz éterea, que es la sangre que mantiene la vida activa de los cuerpos, mundos u hombres y con la llave, el secreto de extracción y el uso para bien común. Lo urgente era, dar vida nueva; sangre nueva al tísico mundo; tan tísico, que algunos astrónomos, entre ellos el abate Moreux y Flammarión, se atrevieron a pronunciar “que la tierra no podía caminar por mucho tiempo así, porque le pesaba mucho el Polo Sur”. ¿Pero el remedio? Misterio para todos; y, sin embargo, el ignorado, el perseguido de la religión cristiana, (aunque lo inciense en sus altares en más de cuatro imágenes diferentes de otras tantas existencias en las que lo ha sacrificado) ese monstruo temido y desfigurado, había salvado la existencia y vida de la tierra, lo que verificó, con arreglo a la ley y órdenes y secretos dados, levantando una torre, que, por sus puntas extraía del cuerpo universal de vida, del Eter, la vida y sangre nueva, que conducida a tierra, va llenando los vasos vacíos de oxígeno, que va desalojando de los depósitos enfermos casi sólo alimentados de nitrógeno, igualándolos con el correspondiente oxígeno, que a su contacto, se incendia y explota y tiembla la tierra en cada instante, hasta el punto, que desde el 4 de Septiembre de 1915, (fecha en que se dió suelta a los 4 elementos figurados en los 4 animales del Apocalipsis y mandado obrar órdenes recibidas al Maestro Espíritu de la naturaleza de nuestro terrón) hasta el 25 de Agosto del corriente año 1916, en que cierro un libro de anotaciones, en él hay registrados, 142 temblores y terremotos, algunos intensísimos; han aparecido nuevos volcanes y entrando en acción muchos que se creían apagados; han desaparecido islas enteras y aparecidas otras; se han levantado los lechos de los ríos e inundado grandísimas extensiones, cubriendo ciudades y dejando sin albergue hasta un millón de seres en la India; se han producido tremendos y horrorosos incendios de fábricas, ciudades y montes, sin que materialmente, encuentren la explicación los hombres; y es que, “tienen ojos y no ven; orejas y no oyen; pies y no andan; manos y no palpan”, porque son imagen viva de sus dioses de palo y piedra o metales, como los retrata Isaías, pero esta es la hora de destruírlos y los han de destruír los mismos que los hicieron y los mantienen y para esto se promovió esta conflagración mundial, en la que los hombres, los elementos y la tierra misma, están empeñados y sólo la ley divina, triunfa, porque es decreto del único Santo, del único Dios, que no es el Creador, por que Dios, es Idolo raquítico de cualquier fracción humana, según su concupiscencia; por lo que, ese único Santo es el Padre, que en toda la cosmogonía se pronuncia ELOI.(31) Si los hombres piensan que la tierra es insensible, ahí está el principio de todos los errores; y si saben que la tierra es sensible y que habla por sus demostraciones y no la oyen, son hijos espúreos y la tierra madre se averguenza de ellos y empieza a vomitarlos y a arrojarlos de sí, lejos, muy lejos, a mundos donde la concupiscencia aun nó es escándalo; para ello los trabajadores, los libres, los escarmentados, las víctimas de siempre, se sumaron en completo plebiscito de espíritus y siendo mayoría proclamó por ley el trabajo y el usufructo en común, sin fronteras, sin parcelas, sin propiedad, más que la sabiduría para el respeto del más sabio Maestro; y para su consecución, entregó obras suficientes que le dieran derecho a la justicia y el juez nombrado, con la solidaridad firmada con la cosmogonía se elevó al Padre y éste concedió y dió el cúmplase y se cumple. ¿Quién se opondrá a este omnímodo decreto? Que levante la cabeza con orgullo el que quiera oponerse y un humilde lo acusará de causante del mal mundial y la justicia que está en acción, sabe las órdenes que tiene que cumplir y las cumple fielmente. En el año 1910, ya sabíamos que la guerra (que habían querido evitar inspirando la fundación del Tribunal de La Haya) sería inevitable por causa de la Babel formada por la religión y en los altos consejos del Padre, se decretó de inmediato el juicio de mayoría, o final, en el que se habrían de justificar, por greyes colectivas, todas las instituciones religiosas, militares y civiles y aun a muchos recalcitrantes, se les concedió juicio particular; y los dos billones y tres mil quinientos millones de espíritus encarnados y desencarnados, pertenecientes a la familia terrena, presenciaron en espíritu, la majestad del Espíritu de Verdad, con toda la cosmogonía, presidiendo el acto de la sentencia que firmaba en tribunal el juez nombrado y reconocido por el Creador: momento tremendo en el que, el Espíritu de Verdad, asumiendo en sí, por ley toda la potencia universal, como el juez hombre, toda la autoridad de la familia juzgada y apoyado por la solidaridad, el uno, firmaba y ordenaba y el mayor rasgaba de un soplo la atmósfera que envolvía la tierra y penetró la luz de su luz, que es luz del universo. Esto hizo salir despavoridos y perseguidos por ella a las huestes que obcecadas no habían querido, en espíritu, reconocer al juez ni acatar su código de amor bajo la ley del trabajo y el usufructo común. Los encarnados, quedaban bajo la misma sentencia y en la transición de su presente existencia. Como desaparecieron los espacios de tinieblas, que no eran más que la fuerte, pesada y negra atmósfera creada y sostenida por la maldad de los disconformes, de los parásitos, de los que todo lo mistificaron en todos los tiempos, de los que sólo de la guerra, del odio, de la supremacía y de la muerte han vivido, quedaba encendida la guerra que no había de tardar en estallar, por causa, de que antes del juicio, los supremáticos espíritus, aberrados a sus dioses creados conforme a sus concupiscencias, se podían mantener y obrar en las sombras de la atmósfera y las huestes de su grey, las atraían por la afinidad de los encarnados, en sus desdoblamientos y pelechaban así, cada uno en sus errores; así, sólo irrupciones parciales podían hacer e hicieron, porque lo mismo que en la tierra, tenían divididos esos espacios y sólo allí se fraguaban las represalias; pero no veían muy lejos, porque así es ley que sea; por lo que, de algún encuentro entre espíritus de una u otra hueste, sus inspiraciones eran dadas a sus afines encarnados, que en su odio, deseguida se iban a las manos, por religión siempre; por razas, muchas veces; y no pocas, por nacionalidad. Esa es y no otra, la razón metafísica y verídica, de las guerras todas, hasta esta conflagración promovida en justicia divina, para quitar todo lo que estorba al cumplimiento de los decretos santos del Padre, que es la implantación de la Comuna, sin fronteras, sin parcelas y sin propiedad; por lo cual, no acabará la guerra aunque los hombres quieran, hasta que hayan quitado la causa que la origina; causa creada y sostenida por los hombres que no acatan la ley del trabajo, si no que imponen el trabajo de bestias y hacen la justicia a su modo, pero no la quieren por su casa, ni para su causa. Por lo que, hecho el verdadero plebiscito de hombres y espíritus bajo el amparo de la ley máxima de amor, se unieron hombres y espíritus, elementos y naturaleza y se rompió la resistencia para que se encontraran los dos polos: el “cristo y el Anticristo”. Oyéndose “San Bartolomé”, en todo el mundo. Pero Santa Bárbara .(32) perdió el oído y no escucha más, ni miedos, ni plegarias, porque la ley no oye lamentos ni imprecaciones, ni conoce dignidades, ni supremacías, ni sangres azules, ni de otros colores; y ya, sólo se oye en el espacio: ¡Justicia, Justicia, Justicia!... Y la justicia obra. Mas la malicia es tanta; el odio tan grande; la civilización tan vergonzosa, que si cualquiera de los espíritus de los jefes beligerantes, pudiera por un momento salir a la luz de los espacios, se vería tan corrido, tan horrible, tan despreciable, tan vil, que pediría no ser; pero oiría la terrible voz que lo enloquecería su recuerdo por muchos millones de siglos, porque oiría siempre: “No puede ser que no seas” y “Serás medido con la misma vara que mides”. En esta última y terrible página del error supremático, queda impresa toda la obra de las religiones que los retrata, indeleble y fielmente y la última línea de esa página provocará un vomitón de sangre, que para borrarlo, la tierra abrirá sus entrañas y lo envolverá piadosamente(1) . Sí. Han de vomitar los hombres la guerra por su boca. La ley es complaciente: ¿Piden guerra?... Pues guerra se les da en abundancia, hasta que se harten; hasta que la vomitan y la ley divina tenga la seguridad de que la guerra y sus causas fueron echadas del corazón de los hombres. Y es así justo, porque, si para la evolución en el tiempo de la tregua, (hasta cumplirse el tiempo señalado para el triunfo del espíritu) las guerras eran toleradas, (no consentidas) era porque en ellas, (cuando no eran religiosas) llevaban en sí mismos los guerreros por escudo, la nobleza y el humano sentimiento; pero ahora, la guerra es vil; ha degenerado la guerra. Nota al pie 30: Fracasado en mi intento. Lea la Premisa. Nota al pie 31: Cuando firmé el libro el 2 de Mayo de 1915 aun no estaba autorizado a dar ese único nombre universal del Creador. Nota al pie 32: De esa figura, la impúdica religión de los santos puede explicarla y descubrirá sus falacias y hasta dónde llegó en la explotación. Nota al pie 33: Tremenda profecía, cumplida antes de que los hombres la pudieran leer, porque negaron los medios de imprimir este libro.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 37 Degeneración de la guerra: La guerra como lucro de los países sin conciencia, traerá la ruina mundial, económica y moral. De antemano sé cuánto debía ocurrir en esta conflagración, que de ser noble, la lucha hubiera tenido el término primero previsto (seis meses) y una paz honrosa y desarmada, manteniendo las fronteras sólo para recuerdo, por un poco de tiempo, el suficiente para la implantación de la ley de amor, con el régimen comunal, primero por regiones y luego universalmente. De este modo, todas las naciones habrían sido dignas y sin desdoro de miseria y habrían servido sus jefes, de maestros regionales. Hoy, ante su prevaricación, la ley ha decretado el 2º. término: la desaparición de grandes territorios, porque las verguenzas que la historia tendrá que señalar, son de las que ensucian hasta el historiador (que aunque fuese como debe ser imparcial, que no lo ha habido aun y menos lo habría ahora) se salpicaría del lodo de tanta intriga. Sabía, repito, todo esto y no he leído las batallas sangrientas; he leído sólo algo de las calumnias, de las intrigas, de las imposiciones, de la inquisición insólita aplicada de unos para otros, que han faltado, no sólo a los principios del civilizado, sino que olvidando hasta la más rústica urbanidad, se tiran a la cara, asquerosos escupitajos que retratan al vivo las entrañas tuberculosas de los que escupen la infamia y la calumnia y ... ¿Aplauden inconscientes a esos tuberculosos asquerosos, no sólo los retrógrados, sino hasta los socialistas !... ¿Qué vergüenza! ¿Cuál es el estado de los hombres? ... En verdad que no tienen cura más que tragándolos la tierra y ... Los tragará. Sí; los tragará junto con sus calumnias, con sus intrigas, con sus embrollos, con sus desplantes, con sus inquisitoriales decretos, cuando,,, Cuando quieran que no quieran, habrán servido a la ley divina, que ahora quiere sacar bien del mal: Cuando habrán los hombres vomitado la guerra y les cause horror sólo su nombre; cuando al solo recuerdo de que un rey los mató de hambre y dolor; cuando comprenderán que los reyes que marcan sus fronteras lo estrecharon y fué esa la causa de una guerra; cuando sabrán con dolor, que la religión los llenó de odio y el nombre de patria, mal entendido, lo hizo loco por el fanatismo. Entonces, todos pedirán como enloquecidos, que por misericordia, para no ver sus verguenzas, que la tierra abra sus entrañas y piadosa los cubra; y ésta, que esperó ese pedido unánime y que tiene el mandato de obrar un parto, lo realizará, imponiéndose su último desgarramiento como amputación profiláctica y quedará en paz, curándose, al amor de la comuna y la luz del Electromagno y asistida por un nuevo hijo, que le recuerde al hombre para siempre, el gran apoteosis de sus errores. Se escandalizan los hombres y penan los códigos las calumnias individuales que atacan el honor de un individuo con penas severas, hasta el destierro. Ahora cabe preguntar: ¿A dónde habrá que desterrar a los que hacen la guerra de calumnias? ¿Qué país medianamente educado (no digo civilizado, porque la civilización no existe, más que en el centro Africano y en las selvas vírgenes de América) qué país, digo, admitirá (ni como desterrados) a esos calumniadores, aunque sean Lores y Vons y Rajás y de mil otros títulos grotescos o dignidades diplomáticas y religiosas? No hay ningún país que los pueda admitir en la tierra y la ley divina lo sabe y preparó con tiempo “otras moradas” donde se encontrarán los calumniadores de unos y otros beligerantes, porque como traidores, no se pueden escarmentar de la guerra y el decreto santo y omnímodo es que los hombres vomiten hastiados y hartos, la guerra. Los calumniadores guerreros, encienden más con sus mentiras e intrigas, el odio de sus fanatizados ignorantes soldados y los tiran engañados sobre sus enemigos, obligándolos a ser fieras, con lo que degeneró la guerra, convirtiéndose en un libertinaje degradante y los luchadores, en jaurías locas y beodas; en manadas de hienas, con tres semanas de ayuno. Sonroja hasta el cutis de los negros, las bajezas de que se sirven los prepotentes de nombre, pero impotentes en nobleza y valor caballeresco, para sembrar en el mundo el odio contra un enemigo que los vence, por estrategia, previsión, o mayor civilización y al cual no pueden sacarlo del terreno que les tomó en lucha abierta y le acumulan hechos que todos cometen, porque son y van aparejados a la guerra; pero que para esos prepotentes, sus hechos, son pajas y los de sus enemigos son vigas y las quieren quemar con la calumnia vil. Mas si es punible y horripilante, que los llamados o tenidos por Ases del infame juego sucio de la guerra, empleen la calumnia, la intriga y la excomunión contra sus enemigos y bloqueen por hambre a los civiles, sin importarles nada de la mujer, del niño, del anciano y del enfermo, es incalificable el delito de los que sirven de claque, con la agravante de una hipocresía sin nombre y contra todo pudor y sin sentimiento humano, sirven, vendidos, elementos de guerra, dando armas a traición, mientras que quieren aparecer como los promotores de paz y concordia, pero que persiguen también imponiéndose, un premio, que Nobel instituyó para la paz, porque N.A. sólo conoce como filosofía, como ley, como honor y como sentimiento, el oro. Toda otra cosa que no sea dólares no tiene importancia. Para N.A. fuera del dólar, no hay salvación. Mas un adagio le dirá que “lo que es del humo, el humo se lo lleva”. ¿Quién puede dudar que si N.A. no hubiera cometido el terrible crimen de dar armas y municiones al bando aliado Inglés, faltando a todo deber de conciencia individual y colectiva, se hubieran visto precisados a pedir la paz a los seis meses de estallar la guerra? Ciego de voluntad había de ser, el que no quiera ver esto, porque en esos seis primeros meses, la guerra, era guerra de armas con todos sus errores y horrores, pero sin premeditaciones odiosas y en esa condición, la guerra, era humanizada: tenía aún la caballerosidad y nobleza que siempre tuvo la guerra (no siendo religiosa) y bajo esa faz, la guerra, no siempre es del más fuerte, sino del más estratega, del más previsor y la gloria de la guerra, del más humano. Pues bien: a los seis meses de estallar la guerra, Bélgica ya no era; Francia estaba desmembrada y lo sigue estando cuando escribo esta página, a pesar de las provisiones norteamericanas. De modo que, Francia y sus aliados no siendo por el favor de N.A. tenían que sucumbir o pedir la paz en aquellos momentos y el sacrificio humano habría sido insignificante y el malestar mundial que hoy es imposible de ser mayor, no se hubiera dejado sentir; por lo que, Norte América hoy la única culpable de la existencia de la conflagración Europea, como lo es de la tragedia de México y de las revueltas de toda la América y la China, por su insaciable sed de oro. No sabe Norte América que el oro viste de amarillo como el verdugo. Un día, no lejano el oro la ejecutará. (34) Esto levantará protestas y se apoyarán en leyes que ellos sólo pueden comprender por su conveniencia; pero como por sobre todo lo que expongan en su favor, está el juicio popular; está el sufrimiento mundial; y aun por sobre esto está la razón justificada por los hechos, todas esas leyes de derecho y protestas, serán otras tantas acusaciones de sí mismos, de conciencias vendidas al dólar y vencidas por el egoísmo “sui generis”. Sí; N.A. ha manifestado al mundo que sabe comerciar con la guerra en contra de los intereses mundiales, sin que esto le quite la sonrisa peculiar y haga el sarcasmo de hablar de paz. Pero, ¿por quién habla de paz? ¿A qué fuentes acude a interrogar por la paz? ... A los causantes únicos de la guerra; a los que siempre en toda su existencia, sólo pudieron vivir sembrando, cultivando y llevando a todas partes la guerra con el dogma y con la espada y la cruz; al Vaticano: “inmenso buzón de crímenes” bendecidos por el pontífice, representante del dios de los ejércitos, del dios de las venganzas; del dios de las iras; del dios que necesita el sacrificio de sus hijos; para con su sangre darse por satisfecho de las ofensas; y ese dios, embotado en la concupiscencia, beodo, borracho de tanta sangre; incurable antropófago de vidas humanas, no es el dios que el trabajador, el pensador, el libre, el que ama a su hermano, presiente y busca; por lo que, el pleno plebiscito y cumplidos sus dos milenarios, pidió su expulsión de la tierra y sentenciado está y próximo al fatal desenlace de su caída para siempre y con él sus fieles servidores. N.A. que quiere encontrar eco en él para hacerse oír y ver, bajo la capa de paz con la cual quería cubrir su traje de verdugo de muchos millones de vidas y de la mayor parte de las miserias mundiales en estos momentos, por causa de haber hecho su comercio de la guerra, alargándola hasta no saber ahora cuando terminará, cae bajo el peso de la justicia divina, que entró en acción para hacer triunfar a los que presienten un dios que no sea ídolo antropófago y lo conocen con el nombre de Padre; y éste, ha dicho: “La paz será en la tierra y quitaré todo lo que estorbe”. Ya empezó a quitarlo. ¿Lo detendrá N.A.? ¿Verá la paz de la tierra N.A.? ¿Es digna, por sus hechos, de vivir, la nación que hace comercio con la muerte? Tendremos en cuenta estas preguntas para el juicio crítico que estableceré al final, de todos los beligerantes y comerciantes de la guerra. Hay otra nación también comerciante en la guerra; y que aunque parezca menos responsable, por haber tomado parte en los hechos bélicos, el Japón, no es menos responsable ante la ley divina, por su comercio; pero tiene muchas atenuantes como la otra, ya que sus tratados la obligan al auxilio de sus aliados, por lo que no es neutral; y la mayor atenuante que el mundo todo le dispensa es la de menos civilizado, hasta el punto de dictar N.A. leyes prohibitivas de asentarse aquella raza en los Estados Unidos. Pero un juicio nos dirá quién es civilizado. Mas lo que pone en tensión los nervios, es la gran patraña a que obliga la censura y el escandaloso abuso de la violación de la correspondencia; lo que los acusa a los más orgullosos de ser civilizados, de usurpadores de derechos sagrados, despechados, amenazadores de la conciencia, del sentimiento y del pensamiento universales. Esto, trátese por donde quiera; idéense cuantas leyes arbitrarias le venga en gana, son atentadores y violadores de la virginidad de los libres y piratas vestidos de frac y uniforme, felones y reyes de la mentira; agiotistas de la calumnia y mercaderes de la conciencia. Esto, no puede admitirlo ninguna conciencia, no digo recta y honrada, sino simplemente honesta. ¿Quién y por qué leyes, es autorizado nadie, a abrir una carta o documento que a mí me dé la gana cerrar, para que sólo aquélla persona con quien yo tenga mis tratos, mis querellas o mi amor? ¿Acaso esto no está bien penado por todos los Códigos del mundo, por abuso e inmoralidad? Es faltar a estos principios rudimentarios de civilización. ¿No es abolir todo lo hecho en tantos siglos de lucha, por el derecho de libertad? ¿Y qué pueden esperar esos violadores del fuero sagrado interno que respeta el mismo Padre Creador, sino la condena universal y su esclavización por la infalible ley del talión? En ese caso se encuentran irremediablemente todos los que mandan y los que cumplen esos mandatos, sean alemanes, franceses o ingleses; pero la mayor pena, recaerá en el iniciador de ese abuso; y en el segundo lugar, en el que más abusó y sobre todo, cuando es hecho en campos o aguas neutrales o universales. Ved si es cierto, que la guerra ha degenerado en la vileza. Sí, esos qué en plenas aguas universales, detienen la marcha de un barco que lleva en sus entrañas tantos suspiros, tantas nostalgias, tantas promesas, tantas sonrisas y tantas lágrimas, o páginas de instrucción o secretos científicos, o fórmulas de progreso, son bandas de ladrones de la libertad humana, del progreso común y del sentimiento de los pacíficos hijos del pueblo trabajador, que desengañados del mentido patriotismo de los gobernantes; divorciados de la farsa social; escarmentados de gobiernos anti-plebiscitarios y por lo tanto usurpadores por la fuerza de la conciencia pública; o bien escépticos de toda esperanza de regeneración del país donde naciera o perseguido por sus ideas emancipatorias; o también, siguiendo el sagrado impulso de su espíritu para el cumplimiento de una misión saludable o regeneradora que le fué mandada por los altos consejos del Creador, que los hay hoy extendidos por toda la tierra y en comunicación con aquellos altos espíritus que por orden suprema, disponen el resurgimiento de la nueva era, cuyo principio, es el fin de la mentira político-religioso-social que hasta hoy agobió a los hombres y ha llegado a un desastroso fin con esta guerra degenerada, en la que se emplea toda las malicia y refinamientos creados desde el principio de las religiones, causa única y primera de las guerras. Mas ... ¿Triunfará el despotismo? ... ¿Cuándo y por quién fué vencida jamás la ley que todo lo domina? ¿Y qué emperador o rey, ni nación, ni imperio, ni religión, ni pontífice, presentará patente de mandato universal y divino?... Todo el que dijera que él fué el mandado y en su historia aparezca un dogma, una represión al libre pensamiento, una persecución a una tendencia, una guerra a un pueblo, o un simple sacrificio humano, es un impostor, un mistificador, un traidor, un asesino de la especie humana; y con su ostentación provocativa; con su loca pretensión; con su error descubierto, se condena a sí mismo y se descubre por la fuerza de la ley dominadora, que toleró, (más no consintió) en el tiempo de la tregua. Y está probado que no consintió, en que en todos los tiempos hubo protestantes, en lo religioso, en lo civil, en lo político y social. Hoy, no es un misionero el profeta aislado; es todo el mundo trabajador el protestante hasta en las entrañas de las naciones en guerra; y es porque se han cumplido “el tiempo, los tiempos y la mitad del tiempo”; o lo que es lo mismo, los dos últimos milenarios señalados para reinar la segunda bestia y el dragón que en ella se sentó. Y para que todos la comprendan hoy sin tergiversaciones; sin interpretaciones; (a las que no hay lugar) se ha cumplido la última cláusula del Testamento Secreto de Abraham, comunicado por el que todo lo rige y ordena y allí se dice: “Y contaréis los tiempos por siglos de cien años y los siglos serán 36 desde que escribiré mi ley hasta que la tierra la sabrá y de este siglo mis hijos serán de luz, porque verán la luz de su Padre que les darán mis espíritus y será la Paz entre todos”. Ya lo saben los hombres de toda dignidad ficticia; de todo título grotesco y supremático; de todo color y tendencia. Esta sentencia; esta cláusula, sí es de origen divino y para cumplirla, promete el mismo por Isaías: “Y quitaré todo lo que te estorbe”; y lo promete a Jacob, que lo llama de nuevo y lo llama que se levante en el occidente de la tierra y le ordena ir a “aquellas islas apartadas que aun no oyeron de El”, es decir a una tierras que aun Europa no conocía y el occidente descubrió, en las cuales, nunca había sido aun escrita una ley universal y le ha pertenecido oír la décima y definitiva, recopilativa de todas, desde la Shética o primera y coronada por la ley única y suprema de Amor, por un Código de Régimen Comunal, sin parcelas, sin supremacías y sin propiedad (más que la sabiduría) y todo queda cumplido. Y desde este instante en que leéis, esto en la conciencia honrada todo queda terminado y sólo resta oír: “Et consumatum est” pronunciado en un ¡Ay!... terrible que la tierra dará en su parto. Todo esto es lo que violan; todo esto es a lo que locamente quieren oponerse en ese bandidaje y censura y, ya comprenderán, que aunque la ley divina no tenga en sí misma escrita la guerra; desde que los forajidos; los detractores; los negadores; se oponen a la ley que rige matemáticamente las evoluciones y revoluciones metafísicas y metamorfósicas, tiene que empujar, hacer caer, arrollar y aplastar, a todo lo que se oponga a su paso; y si no sois capaces de retener la carrera del sol ni de la mínima tierra, ¿cómo seréis capaces de detener el movimiento del universo y por lo tanto de vencer la ley que lo rige?... Pues todo eso nada menos representa un hombre, que con el lápiz azul o rojo, tiene ante sí montones de correspondencia epistolar o telegráfica. Calcular, qué grado de locura habrá que iguale a esa locura. Sí. La ley divina es amor y no está en ella escrita la guerra; pero tiene que vencer a la guerra que los que odian y están fuera del amor en todos los órdenes de la vida, oponen al cumplimiento de los infalibles decretos, del progreso universal. Hay aun un punto, que permite graduar el grado loco de locura que representa la censura del libre pensamiento y lo voy a decir secamente. Todo el universo se corresponde; y para que se conserve la eterna armonía sin la cual la vida no es posible y para que cada cosa ascienda un punto en el progreso, es preciso que el de adelante suba al punto inmediato, el otro al otro, hasta el infinito y los de atrás sigan lo mismo ascendiendo al punto correspondiente, porque no puede que haya dos puntos o grados iguales porque se anularían el uno al otro y la vida tendría fin y ésta es eterna y continuada. Pues para que la humanidad de la tierra, suba al grado que hoy le corresponde en ese progreso rigurosamente armónico, es porque los mundos que están en el grado ascendente que también les corresponden, suben y arrastran necesariamente a su inmediato que tira de los otros de grado inferior. Hoy dicen esos locos, que nosotros somos locos e ilusos porque tratamos de oponernos. ¿Seremos más omnipotentes que todos los de atrás y los de adelante? Contestad vosotros los que os empeñáis en detener esa marcha triunfal del progreso y daros así el grado de locura que os domina y comprended si tendréis una esperanza de triunfo, o si por el contrario, tenéis infaliblemente que ser vencidos. Pues en esos casos están los causantes y los censores y son arrollados, aplastados y deshechos y sacados por la misma ley de gravedad y afinidad, de donde estorban, bien que sean hombres, o naciones, o continentes, porque todo entra en la balanza inflexible de la ley, que no admite un error de un mil millonésimo de gramo, de espacio y de tiempo. Cualquiera otra matemática, es ficción. Ver cuántas ficciones tienen los hombres de la guerra de las armas, de la guerra de calumnias y de la guerra al pensamiento por la censura. Por tanto, la guerra ha degenerado y constituye una máxima vergüenza ante la conciencia universal, no sólo de la familia terrena, si no de todos los mundos del infinito que reclaman en ley, que la tierra cumpla la ley de solidaridad, ni ver tanto abandonado niño y mujeres prostituídas por la fuerza de las circunstancias, ocasionadas por la guerra degenerada. Voy a poner una prueba de este último punto. La miseria en los hogares y la prostitución como consecuencia de la desesperación de las madres y mujeres abandonadas, es realmente espantosa. Si espanta la carnicería de los campos de batalla y subleva la conciencia la degeneración de la guerra, por todas las causas apuntadas en el párrafo anterior, lo que ahora voy a estudiar, no puede menos que dar asco y levantar la protesta suprema y empuñar la escoba y barrer duro y sin compasión a los causantes de tanto baldón, sin mirar a púrpuras y mantos, ni insignias, ni ídolos, por bellos que parezcan y va a aplastarlos como víboras venenosas, bajo la vistosa y brillante piel que cubren su líquido mortífero, todos los tres parásitos que están unidos fielmente para conservar una supremacía criminal y premeditada. La religión, el militarismo (35) y los rentistas, todos los tres, autócratas y plutócratas y confederados con toda la malicia de las religiones, cualquiera que sean, han impuesto al pueblo la ignorancia y lo han fanatizado con la patraña religiosa, con el odio de patrias y el prejuicio de sociedad; y por cualquiera de estas tres causas, los trabajadores, son tenidos como borregos, esclavos viles y carne de cañón, al capricho de un loco cualquiera que empuñe el cetro religioso, el bastón de mando, o el látigo social. Los medios de que se hayan de valer, no importa: el caso es conseguir su fin. Al pueblo se le idiotiza, se le sitia por hambre y se le obliga a trabajar a todas horas; y, con hambre e ignorancia, no tendrá tiempo a pensar. Más a pesar de todo esto y por la fuerza de la ley de progreso, el hombre se rebela y es por que, el espíritu nunca muere y aprende y no olvida y vive muchas veces como hombre, en diferentes cuerpos y, hoy un escarmentado; mañana dos; al día siguiente cuatro y al fin, hoy, la gran mayoría unida y dirigida esa generación hecha hombres; y por otra parte los que en espíritu les inspiran y dirigen, dan al traste con tanta opresión preparando el día del usufructo común y son amparados por la justicia universal que todo lo iguala. A ese momento ha llegado la tierra y nada ni nadie puede detener esa acción del hombre y espíritus unidos. Más he aquí, que todo eso se profetiza como advertencia con muchos siglos de adelanto, para que los parásitos tengan tiempo de hacerse trabajadores, o que luego no tengan excusa ni digan que la ley cometió injusticia; y muchos de los militantes en el error religioso, político y social, se escarmentaron y fueron cuerdos, encendiendo su candil para que el rodillo terrible del progreso no los aplaste; pero otros, los más ciegos, los más furibundos locos, pegados a la materia llena de concupiscencias y deseando conservar odios, han establecido fronteras y empeñándose, en diferenciar la raza de ese territorio enaltecido ciega y locamente y obligando a los hombres, con juramentos bajo pena de muerte, han encendido el fanatismo y hecho nacer una prevención contra su vecino; con cuya prevención, a poco hostigado que sea, se convierte en odio que lleva a las dos naciones a una guerra, en la que sucumbirán, los borregos, criados y educados en ese fanatismo patrio que desconoce la fraternidad y quedan hijos huérfanos, viudas desamparadas y echadas al camino desesperado de una lucha imposible de ser honrada, porque ese camino, ya está lleno de abrojos, de piedras y serpientes, que si se sabe la mujer defender del abrojo, mientras mira donde pone la planta de un pie, tropieza con el otro en una piedra; y si es tan experta, que se libra del abrojo y de la piedra, entonces, la serpiente, o le clava un traidor mordisco (que aquí será la proposición de un sin conciencia vicioso) o le dará un fuerte coletazo, que será otro vicioso que le pone trabas en el camino, bien negándole un trabajo honrado, bien dándole mucho trabajo y poco sueldo y al fin, aquella mujer, no le queda más que esta solución, si es libre, o sucumbir por el cansancio y las privaciones, o suicidarse para conservar la honradez. Pero si es madre ... ¡Oh ... qué odisea angustiosa se le presenta! Lucha con su conciencia un tiempo; trabaja día y noche; se demacra; ve enfermarse a sus hijitos; no hay medios para el médico y medicina; empieza a odiar la guerra, blasfema de la patria y acaba por renegar del que prefirió la patria a su amor y el deber de Padre y, al fin cae vencida por el ... baboso y vil vicioso, que aprovechando circunstancias tan terribles, arrastra aquella dignidad de madre, que se rinde desesperada para dar pan y salud a sus hijos, en tanto que su mentido esposo y padre se tira el fusil a la cara, para asesinar de un balazo al padre de otros hijos y esposo de otra mujer, que como los suyos serán pasto de la desgracia y del vicio y, ved cuán terrible es el castigo impuesto por los fanatismos religiosos-político-patrio-social, en pago de ser un imbécil borrego y vil esclavo de esos fanatismos, propios sólo de hace 58 siglos, pero que no caben hoy en el obrero fraternizado. Este caso de prostitución abunda tanto, que es la más tremenda acusación a las religiones y patrias fanatizantes que ninguna puede poner a su juicio una sola atenuante. No pueden vivir más sobre la tierra, desde que acabara la guerra actual; pero que no acabará hasta que se haya quitado todo lo que estorba. ¡Ojalá que sea pronto, aunque sea por el terrible cataclismo, que espero y que es de ley! ... Pero ... Los dioses han de ver caer sus castillos piedra por piedra y ladrillo por ladrillo. Un caso fortuito, al parecer, (pero en realidad es que, los consejeros que están siempre cerca de mí, me lo pusieron en mi camino para que tomara buena nota y juzgase esta tremenda desgracia). Iba a mis deberes y en la calle me llamó la atención una mujer en toda la fuerza de su juventud y bella en formas, pero en su faz se leía la desesperación. Tenía hambre. Oí su lamento y la entré en un establecimiento donde pudiera saciar su necesidad. Observaba, que del pan, procuraba guardar y le dije: ¿por qué hace eso? ___ Tengo un hijito señor y he de llevarle algo. ___ ¿Usted está casada? ___ Sí señor, pero mi marido nos dejó y se fué a la guerra, (son italianos) ___ ¿De modo, que su marido ha preferido la patria a Ud. joven y bella y un hijo fruto de su unión? ___ Si señor y lo maldigo y maldigo a la patria; maldigo al rey y maldigo a todo: y si no fuera por ese hijito, yo habría acabado ... ___ ¡Vamos, cálmese señora! Su hijo necesita del cariño de su madre y es un deber vivir para él; lo hecho por su marido es censurable, pero ya no tiene remedio; es efecto de la causa patria mal entendida que les tiene a Uds. fanatizados; y si yo hablara mal de Italia ahora ya vería Ud. que aún en esta desesperación, se volvería contra mí. ___ No señor, la odio y quisiera que ya no existiera; pero antes quería yo obligar a la reina y a todas las madres de los que mandan, a pasar lo que me hacen pasar a mí y muchos miles de madres, que como yo, se ven precisadas a vender su cuerpo y su dignidad... ¿Maldita patria y los que son causa de nuestra deshonra! ... (Lloraba y reía y suspiraba por su hijito y pregunté): ¿Usted no sabe trabajar en algo? ___ Sí, señor, como oficio soy y siempre trabajé de pantalonera pero no hay nada de trabajo, aunque voy casi todos los días a la ropería de .... y siempre “no hay nada señora”. Si busco para servir, un poco que sé de cocina, no me quieren con mi hijito. Dejarlo en otras manos y pagar pieza, no gano tampoco para tanto, y ¿qué hacer señor? En esa desesperación, sale una a la calle y se expone a todo y, no hay remedio; una no puede ser honrada y con el corazón hecho pedazos, ha de entregarse a un hombre cualquiera ya que es muy raro encontrar uno que tenga lástima; y como el que compra una bestia, sacia su apetito y oye una tanta corrupción, que hace desear la muerte. Pero siempre, a la que es madre, se le pone delante el hijo; el pedazo de su corazón: ¡Qué sería de él, sin el cariño de la madre! ... (Seguía llorando y maldiciendo) ___ Dígame señora ¿y no tiene noticias de su marido? ___ No, desde que se fué, no sé de él. Me han dicho que las cartas las recoge la censura y ya no quiero saber nada, pues aunque llegara a volver, yo no lo admitiré ya en mi compañía, pues prefirió la patria a su mujer y a su hijo y me ha hecho deshonrarme. No tiene ningún derecho sobre nosotros. ¡Maldito sea él, la patria y la guerra! ... La socorrí con lo que podía y traté de que me contara de algunas otras, si conocía, en la misma situación y aquí me horrorizó. ¡Señor! ... No anda Ud. por las calles ya se ve; pero en mi situación conozco por miles; pero hay algunos casos tan terribles, que aun yo me resigno mucho con mi desgracia; entre ellas, sé de una madre modelo de madres, abandonada en el mismo día y por la misma causa, pero con seis hijos, la mayor de 11 años y el menor nacido después de ser abandonada; ella resistió hasta vender todo lo que tenía; pudo colocar a la niña y ella ... ¡Pobre! a los 8 días de dar a luz, ni pan, ni luz siquiera tenía y era desalojada de la pieza ¿y que haría? ¡Oh! Ni pensarlo se puede señor; salió a la calle, tendió su mano y ante palabras groseras e incitantes, antes de ser explotada en cualquier posada y porque no podía andar por la calle, vió la puerta de un prostíbulo y allí se entró. Más compasión ha tenido aquella mujer encargada, porque le procuró medio hasta que se repusiera y ... ¡Allá va la pobre mujer a ganar con su cuerpo lo necesario para criar sus hijos y le permiten volver a su casa a medianoche, hasta al otro día! Ya vé, señor a qué nos ha llevado la guerra. Como esa mujer hay muchas; pero donde puede Ud. ver y oír muchas historias como la mía, es en el taller de .... en el Bar de .... en la lechería de .... y en mil casas que tienen una larga lista de mujeres, que las llaman según el gusto del cliente; en fin, señor; cuente Ud. los miles de hombres de todas las naciones, que se han ido a la guerra y no se equivocará si calcula que la mitad de sus mujeres, no tienen más remedio que ganarse la vida con su cuerpo; y es cierto que uno encuentra muchas que lo hacen hasta por vicio ya, pero la mayoría las verá Ud. llorar si como a mí les pide el motivo de arrastrarse por el fango. ___ Bien señora, procure en todas formas buscar un modo de vida que le libre de su vergüenza y críe a su hijo, sin odio a nadie y en su amor de la patria común y enséñele que todo el mundo es una sola patria y que todos los hombres son hermanos; y si esto hacen todas las madres, ya verá como no habrá más guerras ni quien las promueva. Que el Padre común la remedie más de lo que puedo hacer yo ahora. Señor, gracias; no olvidaré nunca su caballerosidad, sus consejos y el consuelo que me ha dado; ojalá poseyera Ud. el mundo entero, es seguro que no habría estas verguenzas. Adiós señora y dele un beso a su hijito y viva para él. Gracias señor; Adiós ___ Y me alejé recordando el taller de ... el bar de ... y la lechería de ... ¡Era verdad todo eso! Aprovechando la triste ocasión del mayor castigo social que una nación puede tener, que es ver los hombres jóvenes y robustos acudir a la plaza pública, con la cabeza baja y una cazuela en la mano para recoger una cazada de comida, pude saber, que en Buenos Aires, había no menos de 80.000 mujeres que, empujadas por la miseria y otras por la necesidad de la materia (esto es ley) y muchas por despecho y como castigo y en odio a sus maridos que habían preferido la patria, al hogar, estando muy lejos de la patria, esas 80.000 mujeres, obran la ley de la naturaleza, pero es en oposición a la moral alcanzada y esto es forzoso que ocasione otros males mucho peores, como ser la frialdad en muchos hogares, ya que los hombres se ven acometidos en las calles por esa nube de mujeres, que algo roban del calor del marido, para su esposa. Mas he descubierto otro mal mucho mayor y que ocasiona los crímenes; el aborto. Es realmente escandaloso y aterrador este crimen, que revela a las claras la degeneración total de los sentimientos, por el anestesio causado por las necesidades constantes, en muchos casos; por el prejuicio social en la generalidad y por las modas introducidas por aquellas fábricas de aparatos higiénicos, descritas en el número 709 y siguientes, que hoy se usan sin conciencia, porque los sentimientos, repito, están anestesiados por las necesidades creadas por la guerra y sus sostenedores con la traición y la calumnia, que alargaron la guerra hasta donde no debía llegar, sino por causa de la calumnia y del engaño público por la censura epistolar y telegráfica. A causa de esa arbitrariedad y de esos canallas, tuvieron tiempo los impostores, los verdugos de todo el mundo, de llamar al patriotismo de los fanáticos prejuiciados con la patria y los arrancaron de sus hogares dejando en el mayor abandono y desesperación a sus mujeres madres, que tienen que ser prostitutas y desalmadas y buscan todos los medios de no concebir, y cuando la ley se impone y a pesar de las prevenciones hay concepción, por todas las dificultades de la vida descritas atrás. No miran a nada; se sobreponen al sentimiento de madres y, una, dos, tres veces y siempre que conciben, buscan el aborto, y es terrible oír la frescura con que dicen: “me hice pinchar”; como si se tratara de la cosa más natural y necesaria. Esto revela el estado moral de las conciencias, que las necesidades siempre crecientes, impuestas tan sólo por la existencia de la guerra, domina en todo el mundo, y no hay que discurrir ni registrar fisiologías, ni etnicismos para saber de dónde ha nacido ese cobarde asesinato; porque si no bastara el contenido en el No. 709 y siguientes, tenemos la frase recogida a una galante mademoiselle: “Eso es para las tontas, para nosotras no”. Escribo verdad y no dejo nada sin comprobar y se de mujeres que se han hecho “pinchar” hasta seis veces; y el caso es que, ésta tiene marido, lo que acusa aún más a los causantes de la guerra pues dice aquélla y todas las que buscaron el aborto; “Que para no poder mantenerlo, es mejor destruir los hijos antes de nacer”. Soy justo en mis juicios y fustigaciones y no tengo prejuicio ninguno que trabe mi pluma y he de confesar, que ese vicio criminal, se usa hoy por todas las clases sociales; y que hombres y mujeres diplomados en medicina y obstetricia operan y cobran por esa macabra industria, encargando grandísimo secreto a sus operadas; pero sería muy saludable detener a unas cuantas y encerrarlas en una jaula, exponiéndolas en el Jardín Zoológico y pronto confesarían acusando a los operadores; y veríamos que sólo en Buenos Aires, un año más tarde, habrían nacido 100,000 niños más, amenguando por fuerza la inmoralidad. ¿Pero quién mantendrá ese número de niños y a sus madres?... Oigo una voz que dice: ¿Para qué están las damas y las sociedades llamadas de caridad y beneficencia? También esta voz es prejuiciada y cómplice del mal mundial. La contesto. Desde que hay esas damas y sociedades y son regidas por célibes, hay más inmoralidad y el hambre crece. El hombre y la mujer que trabajan, no deben jamás llegar a necesitar de la caridad de los que no trabajan y de los que les está vedado tener hijos por el celibato. Todo eso es una injusticia; todo eso es un baldón y todo eso es hijo de la religión y eso estorba a la ley que viene a quitar todas esas miserias ocasionadas por todas las causas reasumidas en este libro. Ya, sólo “la comuna sin parcelas y sin propiedad” que está decretada en los altos consejos del Creador, para la tierra, es la que quitará todas las miserias, todos los dolores, todos los ayes de la tierra, porque mataría la guerra quitando la causa que la produce que es únicamente, la religión de todo color y Dios que sea, para lo cual, obrará presto la naturaleza, la orden que tiene de hacer el parto de la tierra, hundiendo continentes afectados por la concupiscencia y levantando otros, conforme a lo que indica un juicio matemático, que llena todos los requisitos de la justicia inexorable. A esto, se oponen los supremáticos; los que lo deben todo a la creación y achacan, “que es contra el libre albedrío”: pero no saben; no quieren saber que el libre albedrío es sólo en el hombre, para obrar dentro de la ley de las armonías; y no tiene un punto dudoso, porque dice el artículo de esa ley; no causes daño a otro, que Moisés y conforme había adelantado el progreso, dijo: Ama a tu prójimo como a tí mismo; y, hoy en la nueva ley y conforme al máximo progreso material, al descubrirse el espíritu porque llegó su reinado, se le dice al hombre: Ama a tu hermano. Y no ama a su hermano el que no trabaja y consume y para sostenerse necesita de todos los males que la concupiscencia necesita pero que los cifra todos en destruir la humanidad, por las guerras, por el celibato, por el aborto, por cuyas tres armas lucha contra la vida, la religión con sus dioses y corifeos; son culpables con ellos, todos los que cooperan en cualquier forma al sostenimiento de la guerra, en la que hoy se recopilan todos los desaciertos de la religión; por lo que, el pontífice, perdió hasta el respeto de los de dentro del Vaticano y han descubierto su falacia los beligerantes y son todos ellos cuernos caídos de la cabeza de la bestia y el Dragón; sin ellos no tiene ninguna fuerza; es un toro descornado que está en la agonía; pero hay que cuidar de sus arremetidas, que en la agonía, son más terribles que la cornadas. El pontífice, en su desesperación de que nadie le oye en el antiguo universo del Dogma, (desmentido cuando los consejos del Padre decretaron meter en el cuerpo de la religión católica, una solitaria que le ha comido la fuerza y el alimento) en su desesperación, repito, acude a N.A., (parte del nuevo mundo que desmintió el dogma apareciendo a la vida) y acude allí el pontífice, para que le siga Wilson, cantor de la paz, pero gran comerciante inmoral de la guerra, con lo que le ha llegado a N.A. el principio de su fin; porque ya sabéis que Isaías dijo: “Que los comerciantes llorarían la muerte de la ramera”, la que consumía sus productos y los comerciantes preguntan: ¿Y quién consumirá lo que aquélla consumía y nos enriquecía con sus bacanales? Mas también los que responden a su voz y los que la ayudan, son causantes y cómplices de los daños, culpas y errores y por lo tanto, les debe asistir la misma pena; y, hoy, la guerra aparece dentro de las aguas de N.A. apareciendo un pez, el U-53 que se ha comido 14 barcos enteritos y no puede protestar porque uno “llevaba 10,000 toneladas de municiones de guerra, para Inglaterra y sus aliados”, dice un cablegrama. Parece que haya querido la ley de justicia, justificar este epílogo terrible que estoy escribiendo en esos mismos momentos y cuya correspondencia, telegráfica, nos ilustra, de la cual, recorté algunos despachos y los agrego como principio probatorio, del juicio que paso a estudiar, para cerrar este libro que es el cañón de la justicia suprema para matar la guerra de las armas, con la luz y fuerza que aquí se harán, y tomarán las almas. ¿Me dará a mí, N.A., munición para este cañón de la paz verdadera?... No soñemos y vamos a juicio supremo. Nota al pie 34: Téngase presente esa profecía en la Premisa, pues la terrible catástrofe bursátil se acerca, en lo nominal, a 500.000.000.000 de pérdida. Nota al pie 35: Por militarismo no se entienda los soldados y militares. Estos son lo mismo que los sacerdotes, que existen porque existe la causa que los hace a los dos: La Religión. Anúlese ésta, y esos efectos no existirán.

LOS EXTREMOS SE TOCANCAPITULO 38
J U I C I O S U P R E M OANTECEDENTESTodo el libro está preñado de motivos de guerra; y en cuanto se analiza un motivo, para buscar su causa y su raíz, caemos, como por ley de gravedad caen los cuerpos, en las religiones. En cualquier religión que examinamos, aun sin microscopio, al tentón, encontramos la concupiscencia que las creó y las sostiene. Pero la causa originaria de las concupiscencias la encontramos en el antagonismo de los instintos, que todo hombre debe corregir y hacerlos conciencia propia, según es la ley del progreso. Mas el progreso, sólo puede ser por el trabajo. El trabajo es sacrificio y la materia, por el dolor que lleva consigo el sacrificio, huye por natural instinto, del dolor y por lo tanto del trabajo que lo ocasiona; pero sin ese dolor, sin ese sacrificio, sin ese trabajo, no puede llegar el progreso, por el que el hombre ha de demostrar ser superior inteligentemente, a los otros animales irracionales, que sólo tienen un instinto; el de conservación, que para ellos, es el progreso de su especie. El hombre es el conjunto en cuerpo y alma del reino animal, del reino vegetal y del reino mineral y es el índice de todos los instintos de esos tres reinos y la suma igual de su fuerza, de su belleza y de su vida y con más el espíritu (causa única de su inteligencia) cada hombre, viviendo en sus tres entidades de cuerpo, alma y espíritu, es el universo en pequeño pero completo y entero, sin que en él falte el Creador. Y no falta el Creador dentro de cada hombre, porque su espíritu, (por el que únicamente puede ser hombre) es una partícula del Creador su Padre y lleva en sí la omnipotencia sobre todo lo del mundo en que ejerce su oficio de creador secundario para demostrar la vida en formas, en las que imprime las maravillas que en su espíritu lleva impresas cuando es desprendido del todo su padre y va regido, sólo por la Ley de Amor. El amor es el polo positivo de la vida y tiene el espíritu, con ese polo, que vitalizar todo lo que la materia de los mundos tiene de negativo, para lo que, lo primero que fabrica el espíritu y por sí mismo es su traje, su periespíritu, su alma, la que tiene la misión de una resistencia, para evitar la segura irrupción, el cataclismo que originaría el choque del positivo y negativo. Al ser lanzado el espíritu al trabajo, en cualquier mundo, encuentra, a todos los tres reinos viviendo su ley natural y no hay desequilibrio en la creación, porque cada ser, sólo tiene su instinto. El sol, el viento y la lluvia bañan por igual todo el planeta y no se encuentra una línea divisoria que deslinde una parcela de tierra, ni marque una propiedad: es todo común, pero es vida animal; es vida natural y no lleva en sí esa vida, el progreso del espíritu, porque aun no es más que un mundo en formación, hasta que el hombre entra; y para dominarlo todo, toma los instintos de todos, con lo que ha de fabricar su alma y cuerpos. Los instintos, cada uno es diferente y por lo tanto, unidos, son antagónicos; pero está el espíritu que tiene mandato y dada potencia para dominarlos todos y sacarlos de la inconsciencia y hacer con ellos su conciencia. Sabe el espíritu la ley que rige al espíritu, que es dominar esos instintos y señala la guerra, es decir, la oposición entre los que vivían en libertad y ahora han de vivir cautivos en el alma y cuerpo del hombre, pero sin que les falte a cada uno el cumplimiento de su instinto y de esta unión, dar principio a la vida racional, la belleza y el progreso, hasta llegar a la civilización, que sólo puede ser, cuando el espíritu ha dominado todos los instintos; porque entonces, el espíritu se muestra para establecer su reinado, que es aquel reinado que encontró al entrar en su mundo, con el más relativo al trabajo y perfección realizados; este es el progreso universal. La ley, no niega a cada instinto su ley; lo suyo; lo que le pertenece; pero el instinto más fiero, por su inconsciencia, estorba muchas veces el saciamiento del instinto más dócil dentro del mismo cuerpo del individuo y nace el antagonismo, que es guerra: Pero como el instinto del mono, no es el mismo por ejemplo, que el del león, o del reptil: si el reptil, el mono o el león quieren saciarse con el instinto que no es el suyo, como no pueden disfrutar porque no les encuadra, no les llena, porque no es de su ley, en su empeño insaciable nace la concupiscencia. Todo se corresponde en ley de las armonías: pero esos antagonismos convertidos en concupiscencias, se atraen por su similitud y cada hombre, (de los que en ellos ya reina una concupiscencia) está en afinidad con los que tienen la misma concupiscencia: no importa el grado en que cada uno la tenga, pues lo mismo obra la misma ley, con los que han dominado sus instintos y se han puesto en el camino del progreso. Aquí ya tenemos dos, o más bandos que son antagónicos y cada uno establece una supremacía, ley o religión, contraria por su natural, a la del otro y queda la guerra también establecida. La guerra, lleva consigo todos los errores y horrores que conocemos, siendo el peor de todos los errores, el parasitismo, creado para el culto de la deidad elegida, porque precisa para su estabilidad, otra clase parásita que lleve la represión para su respeto entre los mismos del mismo bando, para cuando les convendrá, o cuando su Dios lo pedirá, o sean empujados por el otro bando que adelantó más que ellos, defiendan con las armas, sus concupiscencias, si son del bando retardado; o sus virtudes, si son del bando progresado y son atacados por los retardados, que no quieren seguir al progreso que los fuerza a seguir infaliblemente. En todos los casos, los hombres llegaron a las luchas, aun en la tribu; pero cuando el progreso se ha señalado para la tierra en la familia Adámica, con la primera ley que tal puede llamarse, la Shética o Sánscrita, había llegado ya la familia terrena, a una metamórfosis evolutiva, con la cual y con las leyes que se empezaban a dar, debía llegar y llegó la humanidad, a una absoluta mayoría de dominadores de sus instintos y por lo tanto conscientes trabajadores, que deben imponer la ley del trabajo. Como esta es la ley universal, esa mayoría, se atrajo la mirada y la ayuda de sus afines símiles del universo y dice: “Es la ley el trabajo y el usufructo común. Se impone un solo credo, una sola familia y un solo adorado: el que acate, diga y obre paz y cante amor”. Y así es decretado. El parasitismo contestó, como bruto, con una coz y con bramidos y reunió a los suyos, quiere defenderse y se armó lo que anunciado estaba; de lo que son responsables, culpables y cómplices, todos los que tienen las armas en la mano: los que desde los templos y fuera de ellos imploran al dios de las venganzas, de las iras y de las victorias; los que no observan la perfecta neutralidad; los que sin estar en guerra, dan elementos de guerra a uno u otro bando; los que siembran la calumnia y coartan la libertad del pensamiento por la censura, apropiándose del derecho individual de cada hombre; los que en cualquier país, hacen partidos en favor de uno u otro bando beligerante y todos ellos son un estorbo a la divina ley que se proclama y todos serán quitados y raídos de la faz de la tierra. Pero hay hipócritas, farsantes, falsos que quieran pasar por lo que no son, y socarronamente quieren engañar al mundo, engañado ya, por la censura, desde Londres u otro lugar y ese hipócrita y farsante mayor, es hoy, N. A. a la que se le puede aplicar el consabido proverbio: “El que a los suyos parece honra merece”. Inglaterra (no la Albión) surgió de la intriga y la historia lo anota. N. A., su hija, heredó sus mañas y que lo digan México, Santo Domingo, Panamá, todo Centro América, Cuba, Puerto Rico y Filipinas, recordándole su gran crimen del Maine, con cuya voladura, se sentenció ella misma a volar en pedazos por los aires y quedar sepultada en las aguas, como el caso de aquel barco y la ley justificará muy pronto esta sentencia. Ahora llególe el primer chispazo y tendría razón en esta ocasión, según las leyes escritas por los hombres; pero ya es tarde para tener razón; todo es ya obra de la ley inflexible de justicia; y como se lee en todo el cartapacio telegráfico, todo es amenazas vanas, disculpas de hipócrita y farsantes: y aunque digo que tendría razón, según las leyes internacionales, entre los barcos hundidos, hay uno con la acusación de “Mercaderes de la guerra”; pues dice el telegrama que “llevaba 10 mil toneladas de municiones”; lo que le quita toda razón. Aun más se confirma esto, en un lamento de Inglaterra, que ufanamente dice que, “esas pérdidas serán pronto sustituídas, por otros cargamentos”. En cambio, a Alemania no le dan ni el derecho de alentar; la calumnian, la vituperan, la presentan como “pordioseando la Paz”, con toda clase de patrañas; “están consumidos”; “mueren de hambre”; “hay sublevaciones”; “pierden batallas todos los días y se acerca el fin de Alemania, por que la aplasta Inglaterra”; y, sin embargo, Alemania ocupa lo que ocupó en sus primeros días de batalla: tiene Bélgica, desmembró a Francia, ocupa Servia y Montenegro, y llegó al minuto justo, para tirar al mar a escobazos a los que habían ocupado Gallípoli y hoy domina Rumania. Alemania, había terminado la guerra en los seis primeros meses, porque del empuje que dió, deshizo toda organización de Francia e Inglaterra y no tenían otro remedio que negociar la paz, que habría sido provechosa. Que es cierto esto, lo confirma que el gobierno de Francia, hubo de trasladarse a Burdeos, dejando París, hasta que por la ayuda de N. A. mandando material bélico, nació el compromiso de “no hacer la paz por separado”, dando así lugar a que Rusia, recibiera también ayuda de todas partes, hasta de su reciente enemigo y vencedor de Port Arthur: el Japón, Italia se repondría un tanto de la guerra de Libia y con prédicas, Francia e Inglaterra, harían despertar en el pueblo italiano, sus últimos odios con Austria su aliada y lo lanzarían a la guerra, faltando a sus deberes morales de aliado con Austria y Alemania, con cuya alianza había podido llevar la guerra a Trípoli, sin protestas de Francia, aunque era ponerle una valla entre Túnez y Turquía. Todo esto es debido a la incorrecta conducta de N. A. que vió oro en la sangre derramada en la guerra y el oro la cegó, recibiéndolo en cambio de pertrechos y municiones de guerra, de lo que no tiene atenuante en su culpabilidad, ante la ley divina de justicia, que muy pronto se le mostrará en todas formas. La acción de Alemania, está justificada en el círculo opresor comercial que le pusieron Francia e Inglaterra, que puede decirse en verdad y claramente, que no era noble: porque Alemania, llenaba el mundo de sus productos industriales, químicos, científicos, y profilácticos, abaratando la vida económico-industrial y dando facilidades al desenvolvimiento comercial y científico; y como esto, está probado con sólo pasar la vista por las universidades, centros industriales, agrícolas y de todos los ramos del saber, no es necesario argumentar, pues lo demuestran los enemigos de Alemania en sus calumnias; pero digo, si el día antes de la guerra, para todo el mundo era Alemania civilizada, no puede ser que al siguiente día, fueran “bárbaros”. Austria, es el punto de partida de la conflagración; no les ha ocurrido a los tres causantes de que la guerra exista hoy, zaherirla, como lo hacen con Alemania; y es que, Austria, no les hacía competencia comercial y Alemania les restaba cada día un mercado, e indiscutiblemente, por una competencia honrada, en pocos años más, ellos mismos tendrían que comprar a Alemania, porque producía mucho más barato que ellos. En cuanto a los enredos políticos, ninguno hay limpio, porque la política es hipocresía y ninguno que no sea hipócrita puede ser político y con esto, todos quedan culpados de ese mal; pero se comprenderá quien sea el más marrullero político, en que estará más alejado del pueblo; cuyo pueblo, sólo irá a la guerra, forzado; será necesario llamarlo marcialmente y todo el mundo sabe algo, de cómo ha tenido que valerse Inglaterra para reclutar algunos miles de hombres de todos los colores y razas heterogéneas; pero, en cambio, calumnia por todos. Declarada la guerra por Austria, a Servia, a raíz del asesinato de Sarajevo, Francia, por sus préstamos a Servia, protesta y ayuda a Servia. Austria llama a sus aliados y Alemania, que tenía los secretos de las intenciones y negociaciones de Francia, ve llegado el momento preparado y a cumplir sus compromisos de aliado se dispone, mostrándose con resolución firme, pero no exenta de caballerosidad y le dice a Bélgica: “Déjame paso y te respetaré”. Bélgica se niega, con lo que se descubre el secreto de compromisos con Francia; y como Francia los tiene con Rusia e Inglaterra, deja Alemania al descubierto, el terrible círculo de muerte que le han puesto y por su vida, debe querer romperlo, por lo que, Bélgica que está en su puerta, es invadida por su propia culpa. Bélgica es un suicida; y ante la verdad histórica, el rey Alberto, lejos de ser un mártir, será el asesino de la familia Belga, por sus pactos secretos con los enemigos de Alemania. Grecia, está en estos momentos haciendo esfuerzos supremos para no dejarse arrastrar. El rey Constantino es el mártir de la época y no cabe más en el hombre, para justificarlo ante la historia (si es traidor ya lo veremos luego) y sin deshonrar a la nación, cede hasta a los ultimátums de los berridos en Gallípoli, que tienen por corona al fracaso de los Dardanelos, cuya Puerta Sublime, no será abierta por el Cristo. Si Grecia es arrastrada por la fuerza brutal, es un acto inquisitorial que la ley tendrá muy en cuenta, como otra agravante sin remedio. A España la agitan por algunos hombres mediocres; pero allí hay algo que el mundo sabrá luego; a España le es deudor todo el mundo tierra; y aunque tiene manchas en su suelo, son manchas que limpian, porque no son de su idiosincracia, de su etnicismo; y Francia, Inglaterra, Austria, Rusia, Prusia y N. A., tienen que bajar avergonzados la cabeza de su séxtuple secreto, de atentar contra su grandeza, contra su vida, que no pudieron matar, porque no vivió del peligro Cristo; y aunque el Cristo, por la inquisición y otros absurdos le absorbió mucha sangre, aun vive. ¿Cuál será su misión en estos momentos? Sólo diré: que los comuneros de Castilla, viven hoy encarnados: que no prevaricó en su misión y que resistió las más furiosas tempestades; cuando el León vela, no lo hostiguéis. Pedro de Servia; éste está en las mismas condiciones que Alberto; pero tiene una terrible agravante, que es, el haber pactado con el Vaticano y 8 días más tarde de la firma, súbditos servios asesinan al príncipe heredero de Austria. ¿Habría esa condición en su contrato? Bastará saber la historia política de los papas y el tratado de la Santa Alianza contra España, para convertir la presunción en verdad histórica; pues las verdades, (cuando son ocultados los comprobantes firmados) se prueban por los hechos. Aquí los hechos son claros y por lo tanto, el Vaticano, es por definitiva y última vez, el promotor de la conflagración mundial y es, por lo que se dijo en el Apocalipsis: “Y movió la cabeza la bestia y se le cayó el último cuerno al mar y agitó todas las aguas”. Sí. El emperador de Austria, se había rebelado; el heredero, desoyó las amonestaciones del papado y se casó morganáticamente, con la mujer que amaba: y, si no siendo aun emperador se burlaba del papado, ¿qué podía esperar cuando sería emperador? “A la fosa con él”, es la política de los papas y sobre todo, dejó escrito Pío IX: “Conservad la Iglesia aunque sea a costa de la sangre de toda la humanidad”. Pero ya es tarde y se vuelve la pelota por rebote. La humanidad será salva a costa de la muerte de todas las religiones; pero la católica responde por todas las otras. ¡Emperadores, reyes y capitanes! Oído a la sentencia: “Aunque queráis, la paz no será hasta que se haya quitado todo lo que estorba a la implantación de la ley única de amor con el Régimen Comunal sin fronteras, sin parcelas, sin propiedad y sin dinero”. Todo lo que se oponga, individual o colectivamente, es reo de lesa humanidad y sobre él está pendiente la espada de la justicia divina que sustituye a la espada de la guerra. Ninguno de los beligerantes de esa conflagración vencerá ni cantará el triunfo sobre un vencido, porque sólo la ley anunciada triunfará porque es del verdadero pueblo. Quien se oponga, es populacho que no cabe con el pueblo. Que quiere ser y se le ha concedido ser y vivir en una sola familia en perfecta comuna, bajo un sólo credo que no es político ni religioso: es racional, es espiritual, elevando a la materia por el trabajo, a su máximum de perfección. Hay una tregua señalada, que no alcanza a lustros. Si queréis seguir en la guerra, seguir; mayor será el sufrimiento del pueblo; pero al llegar al último minuto, con guerra y sin guerra, el cataclismo llevará o envolverá todos los cetros y coronas religiosas y civiles, cuyos espíritus saldrán a mundos que el Dante describió. Podéis llegar, sí, a un armisticio que os dé lugar a pensar en los hechos y salvar vuestros espíritus de la expulsión decretada. Si dáis la voz de armisticio, habrá un hombre que hace tiempo tiene las bases para él y os las presentará (1) . Si no lo hacéis, no culpéis a la justicia divina de lo que os espera, pues seréis efecto de la causa que os empeñáis en sostener y esa causa no cabe en la tierra ya y se decretó quitarla y nadie ha vencido aún al Creador, en cuyo nombre os pide cordura el hombre. No preguntéis quién es, porque podéis oír de nuevo: “Yo soy el que soy” tenéis pruebas a millones de que; “los tiempo están cumplidos” y por lo tanto, esta voz que se da, es la del Angel del Apocalipsis que grita: “Caída, caída es la Babilonia la Grande, la madre de las fornicaciones”, y ya sabéis o debéis saber, que a esa voz responde la fuerza universal y “hace el gran terremoto cual nunca vieron los hombres desde que están sobre la tierra”, el cual “arrastrará la tercera parte de la tierra y las dos terceras partes de la humanidad”, y esto se cumple.
Joaquín Trincado. Buenos Aires, 15 de Octubre de 1916 era vulgar, corresponde al 27 del mes 1º. Del año VI nueva era. Fecha en que pasa este libro con este juicio al examen del consejo y tribunal superior de nuestro plano. Espero su resolución.
Noviembre 19 de 1916. Día 31 del 2 del año 6 N.E. “El Consejo Superior”: y vistos Autos y Sentencias del presente libro “Los Extremos se tocan”, confesados como lo han hecho el culpable y los responsables, previa copia de la confesión que hace testimonio y dice así: “La Prensa”, 12 de Noviembre de 1916.
LA AMISTAD DE LA SANTA SEDEParís, Noviembre 11.—Refiriéndose al nombramiento de tres cardenales franceses, “L´Echo de París”, dice: “Esta resolución, en las circunstancias actuales, constituye una ruidosa manifestación de la Santa Sede en favor de Francia, y tendrá gran resonancia en el mundo entero. “Le Fígaro” hace resaltar también la importancia del favor con que ha sido honrada Francia. “Le Gaulois” ve en ello una prueba patente de la constante e inalterable amistad del Papa con respecto a Francia. “Ocho grandes prelados franceses, dice, tendrán asiento en el Consejo Supremo de la iglesia romana”, “Este testimonio de la augusta amistad del pontífice por la hija mayor de la iglesia, alcanzará en el mundo entero su completo significado”. Por tanto, se tienen los Autos como justo fundamento de las sentencias y se ordena a los ejecutores de la ley de justicia cumplirlas.
Guárdese en archivo el texto de “Los Extremos se Tocan” hasta luego de haberse hecho sentir la acción de la justicia: por ella y el tribunal del Padre. Fecha ut supra. E.V.
En su nombre por la solidaridad y los trabajadores del mundo tierra. Joaquín Trincado. 14 años tuvieron que pasar para que “LOS EXTREMOS SE TOCAN” saliera a la luz pública. El Maestro Joaquín Trincado lo escribió entre los años 1914-1916 y fué hasta 1930 en que venciendo todas las trampas y obstáculos que los representantes del DIOS ORO le tendieron, que pudo llegar a las manos de los hermanos que urgían de su contenido. En Septiembre de 1999 (Era Vulgar) justo cuando nuestra Escuela cumple 88 años, surge otra vez este colosal guerrero, parte importantísima de la Biblioteca de nuestra doctrina. Nuevamente las fuerzas oscurantistas obstaculizaron su impresión, logrando únicamente retrasarla por un espacio muy breve, hasta que finalmente se impuso la Justicia y ... Aquí está, impecable, con su vestido nuevo y su moderna letra, fiel a su Autor.

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